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Vamos a ser algo difícil de superar por Niji_Takagawa

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Notas del capitulo:

Buenas noches mis queridos lectores~ ya que decidí que finalmente era el momento de traerles el nuevo capítulo, pues aquí lo tienen. Yo estoy segura de que muchos se quedaron con la intriga de "¿qué pasó con Ken?" Bueno, pues aunque todavía no sea momento de que lo sepan en su totalidad, les he traído un capítulo interesante. Asi que sin más por el momento les dejo leer, disfruten:

Tantos años de conocer al hombre a quien se dirigía a visitar le proporcionaron una rápida respuesta ante el dilema de qué comida podía comprar para llevarle; claro, era sólo una excusa que desviaba la atención del tema principal de su visita, pero algo le decía que ésa era la mejor idea. Parecía estar todo a su favor, pues no sólo consiguió rápidamente los alimentos, sino que todas las calles por las que debía pasar estaban bastante despejadas y eso lo agradecía infinitamente, pues lo que menos le apetecía en esos momentos, casi de crisis, era quedar atrapado en el interior de uno de esos embotellamientos infernales, propios de una ciudad tan grande y poblada como lo era Tokio. Cuando se dio cuenta ya se encontraba frente a la puerta del departamento de su amigo, a la cual llamó un par de veces, antes de quedarse inmóvil esperando que éste le atendiera; y claro, la posibilidad de que no deseara ver a nadie, y que por lo tanto no quisiera abrirle, se hizo presente cuando se dio cuenta de que se estaba tardando un poco en abrir, pero aquella sospecha se volvió a despejar en cuando la perilla de la puerta se giró, permitiendo que ésta se abriera, dejándole ver a su amigo. Su corazón casi se detuvo al verle en el estado que se hallaba, no sólo por cuánto le conocía, pero le era evidente la profunda depresión en que éste se encontraba; su expresión tan triste y adolorida, sus ojos apagados, aunque rojos de tanto llorar, y la palidez aún mayor de su piel, llegando a lo excesivo, lo hacían tan evidente aún para quien no le conociera desde la juventud como él lo hacía. Pero no se dio tiempo de seguirlo observando, pues de inmediato terminó de acercársele para poder abrazarlo con fuerza, aunque teniendo cuidado con su frágil cuerpo.

–Taka… ¿estás bien? Qué ha ocurrido, por qué estás así…–preguntarle si estaba bien le resultó tan ilógico y casi estúpido, pero aquella pregunta salió de sus labios por la costumbre meramente, no había otra razón para decirla sabiendo la respuesta.

–No…–esta vez pudo notarlo, hasta la voz del agotado solista igualmente reflejó su estado anímico y su profundo cansancio, no sólo físico sino también emocional.

–Ven, vamos adentro para que me cuentes lo que ha ocurrido –por el momento no dijo más y sólo comenzó a avanzar hacia el interior de la residencia, sin soltar a su amigo, por lo cual a él le hizo retroceder despacio hasta encontrarse en la sala, por lo que de inmediato tomaron asiento sobre el mullido sofá de color negro–. Yo no sé si te sientas con ánimos de hacerlo pero… ¿me quieres contar qué pasó?

–Tet-chan…–tras pronunciar esa única palabra se separó del pecho del bajista, que hasta entonces había refugiado su cabeza, para poder mirarle a los ojos, esta vez con lágrimas surcando nuevamente sus mejillas; después de todo, ver a una persona que estaba tan relacionada con quien le tenía en ese estado irremediablemente removió en su interior demasiadas cosas–, soy tan estúpido…

–¿Qué? Pero por qué dices eso, qué ha pasado… Cielos Takanori no me asustes de ese modo…–esta vez la preocupación reflejada en sus ojos fue tan intensa que sintió que en cualquier momento lloraría con su amigo al sentir que no podía hacer nada.

–Yo… cuando me insinuaste que Ken también estaba interesado en mí me sentí tan feliz y afortunado que me decidí a confesarle mis sentimientos por él, y creo que de alguna forma así lo hice… Después de tomar un poco de vino en el bar donde me citó lo invité aquí para tener un poco de privacidad y así confesarle mis sentimientos, sin nadie que nos interrumpiera pero…

–¿Pero? –En el momento que el más bajo de los dos hizo aquella pausa Tetsu no pudo evitar hacer esa pregunta, tratando de motivarle a continuar.

–En lugar de decirle mis sentimientos con palabras yo me decidí a besarlo, y una vez más mi felicidad regresó cuando él me correspondió, incluso… debido a sus besos y caricias me sentí motivado a llegar a más, suponiendo que había captado el mensaje que quise transmitirle, así que…

–¿Te acostaste con él? –No pudo evitarlo, habría deseado usar un término mucho más sutil para hacer referencia a aquel acto, pero la sorpresa de lo que acababa de oír fue mucho mayor que su sutileza en ese instante.

–Sí… yo no lo habría definido de ese modo si las circunstancias hubieran ocurrido de otro modo… ¡pero esa noche que pasamos juntos no significó nada para él! –Por fin explotó, todos los sentimientos que le atormentaban internamente finalmente debían salir, dejando de lado la tristeza para darle paso al enojo.

–¡¿Qué dices?! Espera por qué dices eso, si estar contigo siempre fue el deseo más grande de Ken… Te juro que desde que los presenté se enamoró de ti, estoy más que seguro de lo que digo, porque de haber pensado que no iba a tomarte en serio nunca le habría permitido ilusionarte… ¿Qué hizo para que pensaras eso…?

–Yo no te echo la culpa de nada Tet, ésa la tengo yo por ser tan ingenuo y creer que, a sabiendas de su reputación de gigoló consumado, conmigo sería distinto; fui un iluso y muy tarde me di cuenta, porque el domingo por la mañana, cuando abrí los ojos él ya no estaba. Lo busqué por todo el departamento pero se había ido sin dejarme siquiera una nota, tampoco respondió mis mensajes ni llamadas… Creo que le mandé el último hace un rato… porque no le ha pasado nada verdad, es decir… ¿fue al trabajo?

–No sabes cómo me gustaría poder decirte algo que te haga sentir mejor pero… sí fue, tuvimos una junta hoy y ahí estaba él, con esa misma sonrisa de siempre…

–Lo sabía… yo sólo fui uno más de su larga lista de conquistas; no sé si alguna vez en verdad estuvo enamorado de mí pero al parecer eso pasó a la historia y después de eso sólo me tuvo ganas. Yo mismo me le puse en bandeja de plata y él solamente no desaprovechó la oportunidad que yo mismo le di… Ves por qué dije que soy todo un estúpido, conociéndolo tan bien creí que sería distinto sólo por ser yo… agh ¡no sé por qué se queja tanto de Hyde si él es una basura del mismo nivel que él! –Exclamó con todas las fuerzas que a sus pulmones le quedaban para después cubrir sus ojos llorosos con ambas manos, siendo confortado de inmediato por su amigo, quien a pesar de seguirse sintiendo impotente al no poder hacer nada más, le abrazó una vez más, acurrucándolo contra su pecho para buscar transmitirle un poco de calma.

–Tranquilo Taka… sé que no puedo arreglar mucho pero te prometo que hablaré con él, y si es necesario le saco la verdad a golpes.

–No es necesario que hagas eso, no quiero más problemas; tampoco quiero que haya alguna pelea entre ustedes por mi causa… yo mismo me metí en esto Tetsu y…

–Y nada Takanori, yo le hice jurar a ese idiota que no iba a lastimarte y eso fue lo primero que hizo… Tú me defendiste el día que descubrimos que Gackt me engañaba con Hyde al no permitirle que se me acercara; ahora me toca a mí, por eso averiguaré qué ocurrió y entonces haré que te pida perdón de rodillas.

–¿Desde cuándo eres tan maquiavélico? –Cuestionó, finalmente con un leve ápice de gracia en sus palabras, provocando una sonrisa en los labios de su amigo.

–Desde que un guitarrista estúpido prometió cuidar de mi pequeño hermano y no lo cumplió, así que ahora deberá pagar por ello.

–Gracias Tet-chan, te juro que no sé qué sería de mí si no te tuviera a mi lado…

–Yo sí sé, pero ésa igualmente sería mi situación si no te tuviera a ti, así que qué te parece si comemos algo; te ves aún más pálido de lo usual, incluso amarillo, y yo no puedo permitir que te enfermes. Por eso traje okonomiyaki.

–¿Okonomiyaki? ¡…se es mi favorito! Cielos a veces creo que secretamente me espías y por eso es que siempre sabes qué hacer, qué decir y esas cosas.

–Por favor, nos conocimos mucho antes de que L’Arc~en~Ciel naciera, ¿crees que en estos veinte años me he estado ocupando de espiarte en mi tiempo libre? Pues sí, así que en lugar de reclamar agradéceme el detalle y come.

Tras decir aquello con evidente tono de broma los dos se dispusieron a comer por fin el contenido de los contenedores térmicos cuadrados que se encontraban en el interior de la bolsa de plástico que el bajista de cabellos castaños llevaba consigo desde su llegada al departamento, acompañados de un poco de té. Comieron en medio de una conversación bastante amena y animada, como siempre lo hacían, hecho que alegró profundamente al líder de L’Arc~en~Ciel, pues aparentemente se encontraba de mejor humor que cuando llegó, y eso a su vez mejoraba el propio. Transcurrieron de ese modo muchas horas más, pues cuando se dieron cuenta ya casi era medianoche y ambos debían trabajar al día siguiente; Tetsu jamás faltaba al trabajo, a menos que se sintiera demasiado enfermo como para sostenerse en pie, y Takanori ya había sido suficientemente irresponsable faltando un día, por lo que estando en la puerta una vez más, se abrazaron de forma estrecha y cariñosa, de esa manera cálida en que sólo los hermanos de cariño de tantos años pueden, tratando de transmitirse de esa forma el mayor cariño, comprensión y apoyo posibles.

Después de eso el mayor de los dos se dirigió finalmente a su auto nuevamente para esta vez conducir tranquilamente y sin demasiada prisa en dirección a su propia casa, donde algunos papeles esperaban por ser revisados, antes de permitirle retirarse a su cama a descansar. Afortunadamente no le tomarían más de unos cuantos minutos, ésa no sería demasiada distracción para su suerte, pues luego de tantas emociones en un solo día se sentía sumamente cansado, y la única idea que rondaba su mente era tirarse en su cama; ya tendría tiempo al día siguiente de resolver los conflictos que se habían creado entre sus amigos, y sabía que no le correspondía, pero su instinto de amigo leal y preocupado le impedía no entrometerse. En eso pensaba cuando arribó por fin al edificio en que se encontraba su propia residencia, de modo que, a pesar de haber detenido el auto, y bajado de éste, no detendría su andar hasta que se hallara frente a su puerta. Sin embargo, a tan sólo metros de ella, se detuvo de golpe al notar una presencia más en aquel pasillo, con exactitud justo enfrente de la misma puerta a la que él se dirigía, y con evidentes intenciones de esperarle.

–¿G-Gackt…? –Nuevamente con sus preguntas ilógicas que no podía evitar, pero la brusca sorpresa que experimentó fue demasiada.

–Quién más podría ser –no quería que pareciera que se burlaba del bajista, pero para su fortuna, su tono de voz tan natural dejaba de lado esa posibilidad, por lo que sólo terminó de acercársele con toda la elegancia de la que su porte le proveía, al mismo tiempo que le extendía una rosa de color amarillo envuelta con papel celofán– para ti.

–Qué es lo que buscas Gackt, a qué has venido –más por cortesía que por verdadero gusto tomó la flor con su diestra, y terminó de acercarse a su puerta, tratando así de alejarse de nuevo, al mismo tiempo que su mano izquierda buscaba sus llaves para abrirse paso por su departamento; sin decirle nada a su visita dejó la puerta abierta en un mensaje mudo que le indicaba que podía pasar, ya que, sumado a su perpetua amabilidad y cortesía, de pronto se hizo consciente de que si se quedaban a hablar en el pasillo alguien les podría escuchar.

–¿En verdad vas a escucharme? –Aquello le había sorprendido definitivamente, pero trató de mantener una expresión neutral mientras avanzaba hacia el departamento para alcanzar al bajista, cerrando la puerta detrás de sí mismo– hace tantos años que no entraba a este lugar…

–Lo sé, pero no es un tema que quiera tocar en este momento… Probablemente en ningún otro de hecho; mejor siéntate, ¿quieres algo de tomar? Tal vez tu visita no sea la más agradable del mundo para mí pero no por eso comenzaré a ser grosero.

–Eres demasiado amable y dulce como para ser grosero, sin importar las cosas tan horribles que te hice; la verdad así estoy bien gracias, prefiero que te sientes a mi lado y me escuches –conforme hablaba llevó su diestra a dar un par de suaves palmadas sobre el sofá justo a su lado, aunque el bajista sólo le miró por un segundo, con un dejo de desconfianza, para después sentarse en el sillón individual frente a él.

–Estoy mejor aquí… Así que habla de una vez, te escucho –habiéndose recargado de lleno en su asiento cruzó una de sus piernas sobre la otra, del mismo modo que sus brazos se entrelazaban sobre su pecho, observando al solista, en espera de oírle.

–Comprendo bien que no te es nada agradable tenerme en tu casa… pero me parece que, a pesar de tu incomodidad, hablar es necesario, ya que no lo hicimos en ningún momento antes, luego de que pasara lo que pasó.

–¿En verdad crees que es necesario? Porque para mí todo estuvo muy claro: nunca me amaste lo suficiente, del modo en que tanto me lo juraste… Después de todo, de haber sido así no habrías caído en las redes de Hyde por más que te sedujera.

–Ya sé que hice mal y jamás me arrepentiré lo suficiente de haber cometido ese error fatal… Pero te juro, en nombre de nuestro amor que sigue vivo en mí, que ésa fue la única, vez que eso sucedió; posiblemente el vino me hizo efecto, quizás te extrañaba demasiado, no lo sé… Pero no me acosté con Hyde porque lo amara o por no amarte a ti lo suficiente… ¿crees que si no te amara, estaría aquí ahora?

–¿Y tú no te das cuenta de lo absurdo que suenan tus palabras? Además si tanto te importara el recuperarme habrías venido a tener esta charla hace años… ¿acaso no lo notas? Ya pasaron tres años Gackt, ¡tres años!

–Sé que ha pasado demasiado tiempo… Pero nunca es tarde si se ama de verdad, y yo te amo, te amo como un loco…

–No digas más, ya basta, por más bonitas que puedan sonar tus palabras no te creo en absoluto, dejé de creerte cuando te vi en la cama… ¡nuestra cama! Follando con quien creía uno de mis mejores amigos; nada te justifica, a ninguno de los dos. Quizás un día los pueda perdonar en nombre de lo que tuvimos alguna vez, pero te aseguro que eso no sería suficiente para volver a ser lo de antes.

–Justo ahora dices eso por lo dolido que estás, pero yo sé que en el fondo de tu alma y de tu corazón tu amor por mí sigue vivo –al mismo tiempo que hablaba se puso de pie para acercarse al bajista y arrodillarse frente a él. Luego tomó una de las manos de éste, bajo su expresión de sorpresa, para así apresarla entre las dos propias– y a ese amor apelaré una y otra vez para acercarme a ti, y convencerte de que lo mejor es que vuelvas a mi lado, porque nadie te va a hacer más feliz que yo.

–¿Por qué estás tan seguro de eso? Cómo sabes que en ningún momento he tratado de salir con alguien más si han sido tres años ya, y si entre nosotros ya no hay nada yo puedo rehacer mi vida en cualquier momento.

–Podrías intentarlo, pero jamás va a funcionar porque nunca vas a dejar de amarme a mí; yo soy el amor de tu vida, me lo dijiste muchas veces y aunque esas palabras parezcan ya no tener significado para ti, sé que eran, son y serán verdaderas. Siempre seré el amor de tu vida y tú de la mía, así que cualquier relación que quieras intentar con otra persona está destinada al fracaso.

–No estés tan seguro de tus palabras Gackt –mientras hablaba retiró su mano de entre las ajenas para así volver a cruzarse de brazos, desviando en seguida la mirada y fijándola en cualquier otro punto de la habitación que no fuera su visitante, pues sabía que lo que estaba a punto de decirle le causaría una reacción violenta y él no deseaba contemplarla– ya he comenzado a salir con alguien.

Aquellas palabras, pronunciadas casi en un susurro, cayeron sobre el solista como la más peligrosa y mortal de las bombas, con demasiada fuerza a pesar de la suavidad con que fueron pronunciadas, pues además de ser algo que jamás en su vida hubiera esperado escuchar, eran demasiado dolorosas como para poder creerlas sin importar la convicción en el rostro del bajista; éste, a pesar de su mirada desviada y de su voz tan tranquila, mostraba una expresión de pura seguridad de lo que decía. El cantante no estaba seguro de cómo debía reaccionar, las ganas de salir corriendo a la torre de Tokio y subir a la punta de ésta para tirarse de ahí fue la más fuerte en ese instante, pero por otro lado sabía que debía mostrar firmeza ante lo que había dicho, pues él sabía que a pesar de su separación Tetsu seguía amándole como el primer día en que decidieron iniciar su relación; por lo tanto haría todo cuanto fuera posible para recuperar su amor y su confianza… recuperarlo a él, pues sabía que sin él jamás iba a volver a ser feliz.
Notas finales:

Lo confieso, el día de hoy no me encuentro muy bien de salud así que no me siento capaz de decir mucho. Por eso sólo les pido que me dejen sus reviews, saben que siempr los aprecio, y por cualquier cosa que deseen decirme, sabe dónde contactarme. Nos leemos en la próxima ocación, hasta entonces, dulces lunas ♥

http://www.facebook.com/Niji.Takagawa92


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