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Vamos a ser algo difícil de superar por Niji_Takagawa

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Notas del capitulo:

Buenas noches a mis queridos lectores~ esta noche les traigo el capítulo número 17 ya~ ¿saben? Siento que este fic ha tenido menos éxito del que esperaba, por eso he decidido que le daré fin lo más pronto posible. No lo dejo así porque odio dejar proyectos a medias, pero será lo mejor, y es una lástima porque tenía muchas ideas. Sin embargo me desanima cuando un fic no es tan bien recibido; siento que ésa es una muestra de que no gusta demasiado.

En fin, eso es todo para las notas del inicio, sin más por el momento les dejo leer, que lo disfruten:

Un auto de color amarillo se paseaba por entre las calles de Tokio, adentrándose en la zona de Shibuya, sitio al que uno de sus pasajeros había indicado que se dirigiera lo más rápido posible; y así lo hizo el conductor, tratando de evadir el tráfico en la medida de lo posible, aunque siendo lo suficientemente prudente como para no ocasionar un aparatoso incidente. Dicho vehículo no parecía distinguirse por nada en particular ya que lucía exactamente igual que cualquier otro taxi del país, empero, el pasajero que transportaba en la parte trasera era lo interesante; después de todo, cuántas veces un taxista podía presumir de estarle prestando sus servicios a todo un ícono de la música contemporánea como lo era aquel hombre que, a tan sólo un metro de distancia, se encontraba acomodado en el cómodo asiento trasero, mirando por la ventanilla del automóvil en movimiento. El hombre tras el volante de ese auto en específico solía disfrutar de entablar una conversación amena con sus clientes, como hacían muchos de sus colegas siempre que veían la oportunidad; empero, por más que deseara hacer lo mismo con el músico, se vio obligado a contenerse debido al aura asesina que éste emanaba… Era como si se viera envuelto por una especie de neblina oscura, lo cual simplemente no podía ser ningún buen presagio en lo absoluto.

Por ello el camino transcurrió en absoluto silencio, interrumpido únicamente por los ocasionales cláxones de los otros autos a su alrededor mientras el famoso vocalista se sumía de lleno en sus miles de pensamientos, desconectándose por completo del resto del mundo, siendo acompañado únicamente de esporádicos murmullos bastante leves, pues iban dirigidos sólo a sí mismo, pero que denotaban la furia que estaba presente en su mirada. Era un tanto extraño, en la tarde cuando se dirigía al sitio donde tendría su “cita” parecía estar de un humor inmejorable, el cual perduró cuando llegó al lugar, cuando su acompañante arribó, y aún un par de horas más; pero ahora parecía estar a punto de explotar, su rostro rojizo contrastando con los nudillos blancos de sus muy apretados puños eran claros signos de un enojo descomunal, muy propio de él, aunque no por eso dejaba de intimidar a quien lo observara con atención a dichos detalles. Sin importar lo mucho que ese suceso le molestara de sobremanera, su cerebro no podía dejar de recordárselo una y otra vez, como si éste estuviera volviendo a ocurrir y eso sin lugar a dudas le provocaba más rabia.

~FLASHBACK~

–Así que se encuentra completamente soltero Morrie-san… Debo decir que de alguna manera eso me sorprende mucho, deben lloverle montones de pretendientes todo el tiempo ¿no es así? –Los pretendientes que el mayor pudiera tener en ese o en otro momento cualquiera era lo que menos le importaba, sin embargo si deseaba tomar las riendas de la conversación para guiarla por el camino adecuado a sus intenciones debía comenzar con sutilezas. Al mismo tiempo que esperaba por su respuesta tomó de nuevo su copa de vino, probando apenas un sorbo de aquel licor sin permitir que sus ojos, ávidos de escuchar más a su acompañante, dejaran de mirarle.

–Sí, estoy soltero, sin embargo no tengo ni la más remota idea de si en este momento le intereso a alguien, francamente mi vida profesional me es suficiente ahora ─una vez más le respondió con ese tono de voz tan tranquilo, que casi podía interpretarse como indiferente. Aunque lo que el menor de los vocalistas no sabía era que efectivamente ese tema no le importaba demasiado a su interlocutor, por lo que él también trataría de no darle ninguna respuesta demasiado concreta.

–¿Y si descubriera que le interesa a alguien? –Hasta ese entonces la conversación se había llevado bastante amena, fluida, pero habían tocado demasiados temas que se relacionaban con el trabajo y ese aspecto le tenía sin cuidado. No obstante, desde que se había decidido a desviarla por un terreno más personal las respuestas que recibía de parte del vocalista de Dead End eran poco satisfactorias; la extensión del discurso que pronunciaba cada vez parecía ser el mismo, pero sus palabras, quizás la elección de ellas y dicho tono de voz eran lo que le inquietaba.

–Supongo que mi reacción tendría que ver con la persona de que se trate, si veo una posibilidad de que me guste del mismo modo, por mínima que sea, no tengo por qué rechazarle abruptamente. Pero si no estoy interesado no soy un hombre muy fácil de convencer –apenas se quedó en silencio de nuevo imitó la acción anterior del menor, para así tomar su copa y beber un poco más de vino.

–Así que no es un hombre fácil de convencer… ¿nunca ha sido usted el primero en fijar su atención en alguien para ser quien tenga que convencerle? –Al mismo tiempo que hablaba, y haciendo acopio de toda la gracia natural que desde siempre le había caracterizado, su cuerpo se inclinó despacio en dirección a Morrie en un cauto intento por buscar más cercanía con él.

–Una vez, pero ocurrió hace tanto tiempo que prefiero dejar ese suceso en el pasado donde pertenece; yo era un joven sumamente inmaduro que en realidad no tenía suficiente sabiduría ni experiencia para saber a ciencia cierta lo que debía buscar en una pareja, y sólo procedí motivado por un físico hermoso y un par de coqueteos que yo interpreté como una invitación… ¿Y qué hay de usted Hyde-san?

–Mi pasado en ese aspecto es muy turbio, nunca hablo de él… De hecho Morrie-san, yo soy el tipo de hombre que prefiere enfocarse en el hoy, ni siquiera el mañana pinta demasiado en mi concepción de disfrutar de la vida sabe. ─En el fondo temía que esa pregunta pudiese ser dirigida a él mismo, pues su vida amorosa únicamente se podía relacionar con una persona cuyo nombre era suficiente para inquietarle.

–Así que un hombre que prefiere disfrutar del hoy… ¿se puede saber cómo es que hace eso? –Muy en el fondo sentía genuina curiosidad, aunque realmente en ningún momento lo demostrara debido a su expresión aparentemente indiferente, después de todo le resultaba sumamente incómodo ser expresivo. Hyde por otro lado encontró en esa pregunta tan conveniente la mayor oportunidad para comenzar con insinuaciones un poco más directas, pues se estaba comenzando a hartar de tener que ser tan sutil, algo que no solía requerir con frecuencia… Aunque la respuesta que estaba a punto de pronunciar era la que su interlocutor menos habría deseado escuchar.

–En realidad es bastante simple… Es que he descubierto que es mucho más sencillo entregarse únicamente a los placeres que no conllevan sentimientos, de esa manera no hay ningún tipo de atadura que nos reprima y en cambio causa cierta sensación de mayor libertad… ¿Nunca lo ha intentado Morrie-san?

–¿Qué cosa? ¿El acostarme con alguien sólo por el placer físico sin involucrar ningún tipo de sentimiento verdadero? No –respondió de forma seca y directa sin necesidad de pensar dos veces su respuesta, hecho que irremediablemente descolocó al menor, quien definitivamente no se lo esperaba y su expresión tan sorprendida lo delató. Por ello el mayor de los dos observó a su acompañante, permitiéndose sonreír de forma ladina, pero de un modo tan sutil que no fue percibida por él, e incluso tan fugaz, con el preciso propósito de no ser descubierto– ¿le sorprende mucho que yo no sea como usted Hyde-san? O lo que le sorprende es el rechazo tan tajante.

–N-no… Morrie-san yo…–estaba nervioso, hecho que le dejó casi helado; era algo que prácticamente no ocurría, y estar experimentando aquello le hacía sentir tan extraño, tan fuera de sí que no sabía cómo responder o qué hacer para que su sentir no fuera tan obvio por lo menos. Por más que odiara esa sensación, se sintió perdido, había tartamudeado y eso hacía obvio lo alterado que lo había dejado.

–Pues sí, lamento mucho decepcionarlo Hyde-san pero es así, yo no suelo irme a la cama con quien se me ponga al frente sólo porque tengo esa oportunidad, ese tipo de excesos no me van y me decepciona saber que para usted eso es algo muy normal.

–Eso cómo se supone que debo tomarlo…–a pesar de lo sorprendido que se hallaba no pudo evitar que su rostro reflejara un dejo de molestia debido a esas insinuaciones, haciéndole fruncir el ceño mientras apretaba la copa que aún sostenía en su mano con bastante fuerza.

–Simple, solamente quiero decir que pensé que usted era una persona mucho más sensible, que valoraba más los sentimientos y lo que estos conllevan, pero ahora veo con la mayor decepción del mundo que me he equivocado –dicho aquello sentía que no había necesidad de decir más, por lo que simplemente se puso de pie dispuesto a salir de ahí, hasta que una de las manos del más bajo se posó en su brazo, logrando sujetarlo lo suficiente para hacerle detener sus pasos y girarse sobre sus talones para poder encararlo como aparentemente deseaba.

–¿Esto es en serio Morrie? ¿Me estás rechazando así sin más? –Trataba por todos los medios de mantenerse tranquilo; no deseaba explotar, no en un lugar público y menos frente a él, aquel hombre que parecía no demostrar ningún tipo de emociones, hecho por el cual le enfadaba aún más el haber recibido esa respuesta que hacía referencia a sus sentimientos como si él fuera un experto en el tema–. Cómo te atreves a decir que me rechazas porque pensaste que era una persona más sensible y que tomaba más en cuenta sus emociones cuando tú no haces más que sentarte a escuchar con esa expresión de indiferencia absoluta, y ahora me dices esto… esto no lo tolero…

–¿Y qué vas a hacer al respecto? ¿Debo recordarte que no nos es conveniente el involucrarnos en un escándalo de este tipo? Así que hazme el favor de soltar mi brazo que no tengo tiempo para esta absurda discusión, solamente debes saber que yo no soy del tipo de amantes que tras un par de noches de placer carnal se desaparecen sin más, como si nada hubiera sucedido. Eso es lo que deseabas, ¿o me equivoco? Pero no señor… conmigo sólo funcionan las relaciones más trascendentes, eso es lo que a mí me mueve: emociones verdaderas, el corazón.

–Por favor… ¿en serio piensas que me voy a creer lo de las relaciones trascendentes cuando ni siquiera parece que supieras sentir? Nadie podría estar junto a una persona que parece hecha de hielo y si fueras una persona de ese tipo te mostrarías más sensible como me has dicho…

–No sabes nada de mi vida Hyde, así que no puedes opinar al respecto; la manera en que yo maneje mis sentimientos y mis relaciones no te incumbe, y a mí tampoco la tuya, tú has sido quien sacó ese tema y ahora me queda claro por qué. Pero no, ya te lo dije, ese tipo de cosas no van conmigo, así que será mejor que te busques a alguien que sí sepa darte lo que esperas, tan efímero y vacío –y sin más el más alto se zafó sin demasiado esfuerzo del agarre que el menor sostenía, para así dirigirse a la salida, pero siempre con esa expresión inmutable que su rostro mantenía, como si justamente fuera incapaz de sentir, aunque él supiera que no era así.

–¡Maldito! –Exclamó completamente furioso, después de todo era la primera vez que recibía un rechazo de esa naturaleza y la impresión era tal, que aquel golpe directo a su ego le dolía hasta lo más profundo, por lo que, en un muy desesperado intento por dejar escapar un poco de su ira, apretó su copa de manera exagerada hasta que se hizo pedazos en su mano, sin importarle que el rojo del líquido que empapaba su mano y caía gota a gota al suelo, fuera algo más que el vino tinto que hasta entonces había bebido– a mí nadie me rechaza, ni siquiera tú Morrie…

~FIN FLASHBACK~

Y aquella decisión en la mirada le acompañó hasta la salida del bar, donde abordó el primer taxi libre que pasara por las calles prácticamente desiertas, después de todo no muchas personas acostumbraban encontrarse fuera de casa a esas altas horas de la madrugada. Una vez más su mente le hacía la mala jugada de hacerle recordar una escena que para él era tan desagradable, ocasionando que la ira que hasta entonces se había mantenido a raya volviera a alborotarle, calentando su sangre al punto de una peligrosa ebullición que, si no calmaba por cualquier método posible, no podría evitar explotar por completo contra el primer inocente que tuviera la desgracia de cruzarse en su camino. Por ello se sintió sumamente agradecido cuando el automóvil por fin se detuvo frente a aquel edificio que para él era tan familiar, permitiéndole bajar del vehículo en cuanto hubo liquidado su deuda con el conductor, y a continuación se adentró en el lugar sin detener sus pasos ni un segundo para saludar al encargado del edificio siquiera, hecho que a éste no le ofendió, no era la primera vez que Hideto Takarai pisaba ese lugar con la misma expresión de rabia en su mirada, por lo que supo de inmediato que era mejor idea no decir ni indagar nada. El vocalista se limitó a continuar con su camino hasta el elevador, a donde se adentró para que lo llevara al piso que deseaba, pues a pesar de que con las escaleras no tenía que esperar a que llegaran, se conocía, y estaba tan furioso que podía haber caído rodando a la mitad del camino. Dentro de la cabina metálica color plateado se recargó en una de sus paredes con los brazos cruzados, los ojos cerrados y una expresión que denotaba el esfuerzo sobrehumano que estaba haciendo para tratar de calmarse al menos un poco, antes de que las puertas se abrieran de nuevo.

Y cuando menos se lo esperaba así sucedió, el ascensor detuvo su marcha abriendo las puertas tras unos segundos, dejando el paso libre a su ocupante, quien a pesar de los sentimientos que lo embargaban en ese instante no dejó de lado la elegancia y la gracia de sus movimientos al caminar en dirección a la puerta que tanto necesitaba atravesar, haciendo sonar el timbre un par de veces para que el dueño de la casa se despertara, si es que estaba dormido, aunque conociendo tanto al hombre que vivía en ese lugar…

–¿Hyde? –Una vez más su intuición hacía gala de su infalible poder de deducción, lo supo cuando la puerta se abrió tan sólo unos segundos después, mostrándole a un alto hombre de tatuajes y cabello largo color avellana, quien le miraba con completa sorpresa y con un rostro lleno de rastros del efecto que muchas copas de vino podían provocar, algo que a él no le sorprendió, pues se esperaba verle así.

–Sí soy yo, no soy un holograma ni nada parecido –a pesar de su enojo su humor tan sarcástico no le abandonaba, y era algo que de alguna manera agradecía, pues no deseaba proyectar demasiado las emociones que le embargaban en ese instante. Por esa razón sin decir más, se adentró en aquel departamento con toda la confianza del mundo, llevando consigo al castaño, tomándole de la camisa para jalarle de nuevo al interior de su residencia, sólo permitiéndole cerrar la puerta.

–Y qué haces aquí, hace mucho no venías a mi casa; usualmente soy yo el que, como todos a tu alrededor, obedece tus caprichos y va a tu casa –comentó el más alto con una sonrisa divertida mientras acorralaba a su visitante de manera que la espalda de éste chocara contra la pared más cercana, mirándole muy de cerca, directamente a los ojos con una sonrisa completamente ladina, y las manos apoyadas a cada lado de la cabeza contraria.

–Vas a querer que nos sentemos a charlar bebiendo té como dos señoritas o prefieres simplemente pasar a la acción Kiyoharu –el vocalista de L’Arc~en~Ciel miró igual de fijamente los ojos de su amigo de la adolescencia con la misma sonrisa que él le mostraba, antes de subir los brazos para rodear su cuello.

–Tienes razón, ya cuando se te pase lo que sea que te ocurre me cuentas, no quiero salir golpeado sólo por mi gran curiosidad.

Tras aquellas palabras ninguno de los dos dijo nada más y en su lugar dedicaron sus labios a otra labor más práctica al mismo tiempo que las largas manos del mayor de los dos bajaron por los costados de su visitante, llegando así hasta sus piernas, las cuales no dudó en tomar para alzarlas, elevando a su dueño en el aire hasta poderlas enredar alrededor de su cadera, para así buscar más cercanía entre sus cuerpos. No era la primera vez que el bajo vocalista aliviaba su enojo con ese método, y su querido Kiyoharu tampoco era el único que le ayudaba con ello, pero en esa ocasión, prefería que fuera él quien apaciguara ese fuego interno que parecía querer consumirlo por completo, para así reemplazarlo con un fuego mucho más placentero y menos destructivo. Así, poco a poco, la ropa de los dos fue abandonando los cuerpos de sus inquietos dueños durante el camino a la habitación principal del departamento, la cual era muy conocida no solamente por el dueño de ésta. En momentos como ése la mente de Hyde no solía distinguirse por su lucidez y calma, pero eso era lo de menos importancia en ese instante, realmente necesitaba un poco de ese consuelo físico que sólo el sexo era capaz de proporcionarle por más críticas que hubiera recibido de parte de quien más temprano le estuviera acompañando a beber unas copas; era así como su vida funcionaba y de algún modo, eso estaba bien para él, o al menos por ahora era de esa manera.
Notas finales:

¿Se imaginaron la escena entre Hyde y Morrie? Debo decir que yo sí y fue bastante genial la idea~ pero bueno en caso de que se pregunten qué pasará entre estos dos, la respuesta llegará paulatinamente en los siguientes capítulos. Gracias por haber leído, espero sus reviews~ y ustedes esperen actualización pronto; nos leemos en la próxima ocasión, hasta entonces, dulces lunas ♥


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