Transcurrieron tres semanas, tiempo durante el cual Hyde terminó por refugiarse en el sexo, Ken se había mantenido alejado de sus amigos para pensar alguna solución que le ayudara a superar sus problemas, y Tetsu había tenido numerosos encuentros con Gackt. Desde luego dichos encuentros no eran consentidos por él, pues era el solista quien le buscaba para seguir insistiendo en que debían estar juntos de nuevo; no podía negar que su corazón deseaba que cediera y se lanzara a sus brazos, pero su cabeza siempre le recordaba el dolor que seguía padeciendo por su culpa. Aunada a dichos pensamientos, su preocupación debido a la situación de su fragmentada banda no le dejaba tranquilo: parecía que de un momento a otro Yukihiro se había convertido en el único de los tres que se mostraba como un amigo de verdad… ¿Cuántas noches había pasado en vela pensando en eso? Ya había perdido la cuenta, pero de lo que sí estaba convencido era que enloquecería si seguía así; por ello salió de su hogar para despejarse, y por más extraño que pareciera no se dirigió al centro comercial como siempre. De alguna manera supo que la solución a su angustia no se encontraba entre las tiendas y los objetos que pudieran llamar su atención; en lugar de ello, le hacía falta visitar a uno de sus mejores amigos: el único que seguía sin ocultarle nada. Sin importar lo crítica que pudiera ser su situación, sabía que nunca tendría secretos para él… Eso era algo que realmente le agradecía y que devolvía con la misma alegría; Takanori siempre fue transparente para él, no sólo porque con sólo verle a los ojos podía adivinar si se sentía verdaderamente bien o cuando en realidad se sentía mal y trataba de mentirle, sino porque el solista siempre le había contado todo aquello que le sucediera. Las demostraciones de confianza entre ellos no se limitaban a palabras, sino que preferían recurrir a las acciones, lo cual había sido el cimiento para construir uno de los principales pilares de su amistad.
–Un momento –apenas había hecho sonar el timbre una vez y la inconfundible voz de su amigo se había hecho sonar al otro lado de la puerta, la cual tardó apenas un par de minutos en ser abierta por su decaído amigo, quien apenas hubo realizado dicha acción se recargó en el marco de la puerta en medio de un pesado suspiro– Tetsu…
–¡Taka! ¿Estás bien? Cielos te ves terrible –no pudo evitar la conmoción: era un hecho que su amigo había perdido algo de peso en esos días y su piel, anteriormente blanca como la porcelana, ahora presentaba un color amarillento que denotaba su decadente estado, sin mencionar la evidente falta de energía.
–Gracias por el dulce halago Tetsu… pasa…–ésa había sido su contestación, a modo de broma pero sin los ánimos ni la sonrisa que lo caracterizaban.
–No lo decía para ofenderte es sólo que… Rayos ahora me odio por no haber venido antes a verte… ¿Qué te ocurre Taka? En serio te ves muy mal –se había adentrado en la casa como el dueño de ésta le había indicado, pero de todas formas se quedó de pie a su lado para que una vez que cerrara la puerta pudiera guiarle a la sala, pues temía que su falta de energías le hiciera colapsar completamente hasta desmayarse.
–La verdad no… Pero no te culpes, no tenías cómo adivinar el estado tan deplorable en que estoy; bueno sabías sobre mis ánimos pero no sobre el estado físico –mientras hablaba se acomodó sentado sobre el sofá justo al lado de su amigo, cuyo hombro sirvió en seguida de soporte para su cabeza en un movimiento cargado de pesadez, como si el simple hecho de tenerla erguida representara un gran esfuerzo para él y no pudiera soportarlo.
–¿Estás enfermo? Por favor dime que la causa no es sólo una depresión por culpa de Kitamura porque te juro que voy corriendo a matarlo con mis propias manos…
–No…–Aquella simple palabra salió de sus labios casi por inercia al notar el estado tan alterado en que su amigo comenzaba a entrar; no le gustaba verle así, aunque no por ello no dejaba de enternecerse al darse cuenta de lo mucho que el bajista lo cuidaba y se preocupaba por él– bueno la causa es Ken, pero no del modo que tú crees.
–Creo que lo mejor será que me expliques porque no estoy entendiendo –ciertamente su rostro lo reflejó, pues su expresión intrigada y confusa, además expectante era todo lo que el más bajo recibía.
–Solamente si me prometes que no dirás absolutamente ninguna palabra de esto Ogawa, a nadie, ¿comprendes? –El menor lucía mucho más severo de lo usual y eso de alguna manera preocupaba a Tetsu, aunque éste estaba más ocupado tratando de pensar en por qué le pedía con tanta insistencia que no dijera nada cuando él sabía que le podía confiar cualquier secreto y nunca diría nada.
–Vamos Takanori, ¿cuándo te he fallado? Tú sabes que…
–No es que desconfíe de ti pero… tú sólo promételo, te aseguro que cuando sepas de qué se trata vas a comprender mi insistencia.
–Bueno… De acuerdo, te prometo que no le diré nada a nadie, sea lo que sea.
–Pues verás hace unos días tuve un concierto… Imagino que te enteraste al respecto verdad –antes de proseguir hizo una pequeña pausa para recibir cualquiera que fuera la respuesta de su amigo, siendo ésta un leve asentimiento de cabeza para darle a entender que sí, y que podía proseguir–. Bueno tú sabes lo mal que suelo ponerme después de las presentaciones, la mayoría de las veces al menos, pues se me baja la presión y me agito tanto que tienen que ayudarme a respirar…
–Pones demasiada energía, ya te lo he dicho, te has enfermado por eso varias veces ya y sigues sin entender que debes moderarte un poco.
–Ya lo sé Tetsu pero tú entiendes que una vez que pones un pie en el escenario es tan difícil contenerse, uno se transforma con sólo sentir la música… Pero ése no es el punto ahora.
–Tienes razón, creo que nos desvié mucho… Pero entonces, ¿debo suponer que te pasó de nuevo después de este concierto? –Esta vez le miró con preocupación, claro que no le iba a sorprender que su respuesta fuera afirmativa, pero por alguna razón, con ver la mirada perdida de su amigo se dio cuenta de que ocultaba algo más.
–Sí, pero hay algo más: yo nunca me había desmayado por más de un minuto, cuando me ha llegado a suceder solamente dura unos cuantos segundos. Sin embargo esta vez mi desmayo duró tres minutos; les fue difícil despertarme Tetsu, y una vez que lo hice mi mánager lucía mucho más preocupado que nunca, jamás lo vi así, así que me mandó al médico para que me hicieran algunos estudios con urgencia…
~FLASHBACK~
Habían pasado poco más de veinticuatro horas desde que se efectuó su cita para que tomaran sus muestras de sangre para los estudios que el médico requería, por lo que ahora se dirigía al consultorio del médico que siempre le atendía. Se detuvo frente a la puerta indicada dando un par de suaves golpes en ella, pidiendo de esta manera el permiso para entrar, el cual no tardó en serle concedido por lo que en seguida abrió y finalmente se adentró en aquella habitación. Lo siguiente fue saludar al médico con la misma familiaridad de siempre, y así dirigirse al escritorio de éste para tomar asiento frente a él; estaba sumamente nervioso, pero hizo acopio de toda su fuerza para poder mostrarse lo más sereno posible. Sin embargo, su tranquilidad le había comenzado a fallar en el momento que el galeno se dispuso a abrir el sobre con los resultados de sus análisis de sangre, por lo que sus manos comenzaron a temblar, incluso podía jurar que comenzó a sudar frío, pues en ese instante tuvo un presentimiento: algo muy grande estaba pasando y él sólo estaba a punto de confirmarlo.
–Bien Nishikawa-san, parece ser que está en buen estado de salud… Bueno excepto que aparentemente no se ha alimentado correctamente, pues sus niveles de vitaminas y hierro están muy bajos, pero a partir de ahora tiene que cuidarse el doble –explicó el médico al mismo tiempo que dejaba sobre su escritorio la hoja que anteriormente leía con atención, pues ya tenía un diagnóstico qué entregar.
–Bueno admito que no he comido adecuadamente últimamente… Pero doctor me ha dejado intrigado, ¿por qué dice que ahora debo cuidarme el doble? –De repente esas palabras comenzaron a hacer eco en su cabeza, una y otra vez, pues inevitablemente su presentimiento creció aceleradamente y ahora se sentía aún más ansioso de saber lo que ocurría, aunque debía admitir que en el fondo también tenía miedo de saber.
–Felicidades Nishikawa-san, tiene usted cuatro semanas de gravidez –mencionó por fin con una sonrisa cálida en los labios, suponiendo que aquélla era una buena noticia y que su interlocutor estaría feliz de recibirla.
–Ah bueno entonces sólo era… Momento… ¡¿qué está diciendo?! ¡¿Gravidez?! Eso significa que… que yo… estoy…–estaba mucho más nervioso de lo que pudo haber notado antes, por lo que su voz comenzó a titubear e inevitablemente tartamudeó, de manera leve pero bastante notable, hecho que el doctor le atribuyó simplemente a la sorpresa; después de todo un embarazo no resultaba una noticia simple para nadie.
–Así es, usted está embarazado así que nuevamente lo felicito, pero a partir de ahora su vida deberá cambiar en favor del desarrollo sano y sin complicaciones de ese bebé: nada de alcohol, tabaco, no esfuerzos pesados, ni agitarse, deberá alimentarse de una manera más adecuada y tomar diversos complementos alimenticios…
El médico seguía hablando, lo podía saber porque notaba la manera en que sus labios se movían; no obstante su cerebro se desconectó, provocando que no escuchara en realidad nada de lo que le estaba diciendo. Después de todo, su mente seguía dando una y mil vueltas al hecho de que ahora estaba embarazado… Iba a tener un hijo… un hijo del hombre que más quería en el mundo; pero eso no era suficiente, pues a pesar de ello sabía que ni siquiera con eso tendría a su lado a ese hombre que tanto había anhelado por años, hasta el punto de no haberse podido enamorar de nadie más en ese tiempo, sin importar que ahora supiera que su espera por él había sido en vano…
~FIN FLASHBACK~
–Taka…–Aquello fue lo único que el bajista fue capaz de pronunciar, estaba en medio de un shock debido a la conmoción que la noticia le había provocado; por más que quisiera reaccionar de un modo más sereno sus emociones lo traicionaron y ni siquiera pudo decir algo más decente– embarazado…
–Sí Tetsu… voy a tener un hijo de Ken… ¿Ves por qué es tan importante que no digas nada? Mucho menos a él directamente, él no debe enterarse ¿comprendes?
–¿Qué? ¡Pero Takanori! Sea como sea también es su hijo y él tiene derecho a saber esto… Más aún, debe hacerse responsable porque no importa nada de lo que según él esté pasando ahora, un hijo es una prioridad y ese niño necesitará de ambos.
–Puede que así sea… pero yo no quiero decirle ahora; Tetsu por favor entiéndeme, no quiero que me salga con la típica frase estúpida de que solamente estoy diciendo esto, o que me embaracé a propósito para amarrarlo. Eso sería lo peor del mundo… no lo podría soportar, por eso lo quiero hacer entrar en razón antes de que sepa de nuestro hijo. Tet prométeme que no le vas a decir nada, te lo suplico, nadie debe enterarse de mi estado, al menos no por ahora, por favor…–estaba bastante angustiado ante la sola idea de que el mayor no pudiera resistir decirlo, y no porque no confiara en él, sino porque la magnitud de aquella noticia podía provocar ansiedad en el bajista. Él era tan honesto que le sería sumamente complicado ocultar un secreto como ése; además sabía que él tenía razón, Ken tenía derecho a saber lo que ocurría, pero él sentía que aún no era tiempo de hacérselo saber.
–Bien…–en el titubeo de su voz se hacía claro que no estaba de acuerdo con aquella decisión que su amigo había tomado, sin embargo él la debía respetar y hacer lo que él le pedía, pues ese secreto no le pertenecía y él no tenía derecho a divulgar nada al respecto–. No diré nada, pero sabes que tendrás que hacerlo de todas formas verdad, es decir, no es algo que puedas ocultar por mucho tiempo.
–Lo sé, pero tendré el tiempo suficiente para pensar a ciencia cierta qué haré… o eso creo yo… Lamento ponerte en este predicamento, pero me siento demasiado perdido, además tú eres mi mejor amigo, el único al que le puedo contar todo sin reservas ni temores, pues siempre sé que me comprendes y apoyas.
–Eso siempre, y créeme que no cambiará… Pero bueno mientras tanto creo que hay algo importante que omití hacer –antes de que el intrigado solista pudiera preguntar al respecto, el bajista ya lo estaba rodeando con ambos brazos en un cálido y cariñoso abrazo que, aunque no dijera nada, al recibirlo se hizo evidente lo mucho que lo necesitaba– felicidades Taka-chan, yo sé que este bebé no llega en el momento más propicio pero sé que serás un gran papá, es algo que has deseado desde hace mucho tiempo ¿verdad?
–Sí… Aunque te confieso que me sentiría verdaderamente feliz y más tranquilo si Ken estuviera a mi lado mostrando el mismo entusiasmo ante la llegada de este bebé, que a final de cuentas es nuestro hijo aunque aún esté tan pequeño… Tetsu, ¿tú crees que él podría dudar de su paternidad? Es decir…
–Sé lo que quieres decir… y quiero pensar que no es tan idiota como para creer que eres ese tipo de persona, después de todo el que se mete casi con cualquiera que se le cruza en el camino es él.
–Así que casi con cualquiera… Gracias por lo que me toca Ogawa…
–No Taka, sabes que no me refería a eso pero conoces a Ken; él lleva un estilo de vida demasiado ligero, difícilmente deja de lado a los demás por estar con una sola persona. Pero francamente espero que cuando sepa que va a ser papá ponga los pies en la tierra de una buena vez y formalice algo contigo, eso es lo que te mereces… Sé que mi manera de pensar suena muy a la antigua pero tú de verdad lo quieres, y él siempre demostró que también te quiere mucho más que como a un amigo, así que tengo la esperanza de que entre en razón y te busque –a pesar de los problemas que recientemente había tenido con el guitarrista, él lo seguía queriendo como al hermano mayor que nunca tuvo, y deseaba aferrarse con todas sus fuerzas a las esperanzas que tenía de que la situación se arreglara para todos, pues lo único que deseaba era ver a sus amigos felices como tanto lo merecían.
–Gracias por tus palabras Tetsu, yo espero lo mismo, que una vez que Ken sepa que tendremos un hijo su mente se aclare lo suficiente para hacerle ver lo que es mejor para todos… que su silencio solamente nos está haciendo daño…
–Sabes estaba recordando lo que hablamos el día que vine a preguntarte lo que pasó entre ustedes, ¿recuerdas? Me dijiste que Ken no debería quejarse tanto de Hyde si él está al mismo nivel pero quiero pensar que no es así; que Ken solamente está muy confundido, pero es tan orgulloso y necio que no se atreve a pedir un consejo, quiere encontrar el camino correcto él solo y eso le está dañando.
–Pues es muy egoísta porque no se da cuenta de que con esto no sólo se lastima él mismo sino también a mí, y una vez que le diga sobre mi embarazo sabrá que esto también está afectando a su hijo…
–Sé que está siendo egoísta Taka pero ya lo conoces, él está acostumbrado a resolver sus problemas solo, no le gusta buscar ayuda, prefiere ahogarse él solo que jalar con él a quien sea que desee ayudarle.
–Así ha sido siempre… pero sabes mientras esperamos que él entre en razón y diga de una vez lo que lo aflige, saber que te tengo a mi lado me es de mucha ayuda, no sabes lo agradecido que estoy por tener un amigo como tú…
–Yo también me siento sumamente afortunado de tener un amigo como tú Taka, eres el único que no me guarda secretos y no sabes cuánto aprecio eso; por eso quiero que recuerdes que no sólo cuentas conmigo como amigo, pues convertiré en un tío modelo y voy a comenzar por mudarme aquí. Conste que no acepto un no como respuesta, no pienso dejarte solo en este momento tan trascendente de tu vida en que más apoyo y cuidados necesitas.
Después de aquellas palabras ninguno dijo más y sólo se dedicaron a abrazarse con fuerza, con ese cariño de hermanos que había surgido desde hacía tantos años, pero que seguía vigente, y lejos de disminuir aumentaba cada día que pasaba. Era un hecho, la compañía del otro siempre les hacía mucho bien, era como una medicina para el alma que era capaz de devolverles la sonrisa aún en los momentos más duros. Por ello, para distraerse un poco de todos los problemas por los que ambos estaban atravesando decidieron salir del departamento del solista y así dedicarse todo el día a comprar diversas cosas, después de todo tenían apenas ocho meses para preparar todo lo necesario para la llegada del bebé que cambiaría por completo la vida de todos aquellos a su alrededor.