Apenas podía creer todos los sucesos que habían ocurrido el día anterior, de no haber sido porque él estaba ahí presente, quizás no se los hubiera creído a quien fuera que se los contara, y eso aumentaba su confusión. Pero al pensar en que su amigo estaría diez veces más adolorido su pesar aumentaba, pues no estaba seguro de qué podría hacer para ayudarlo a sentirse mejor y eso le dolía demasiado. Toda la noche había estado consolándolo, tratando de hacerlo dormir, hasta que lo consiguió a altas horas de la madrugada, razón por la cual él también había dormido muy poco y descansado mucho menos. Desde que se puso de pie de la cama de su amigo, el cual también fue su lecho por esa ocasión, dejando a éste abrazado a una almohada para poder huir del desesperado agarre que éste había ejercido sobre él toda la noche, no pudo dejar de pensar en cómo podía enfrentarse a Ken sin que sus siniestros deseos homicidas se apoderaran irremediablemente de sus actos. Estaba seguro de que ése sería el tema de la conversación con él en cuanto se vieran; no sabía cómo, pero estaba más que convencido de que lo primero que éste haría iba a ser tratar de explicarle lo que había presenciado en el centro comercial, para así dejar de lado la mirada cargada de desprecio que le había dedicado antes de irse. Se sentía bastante adolorido debido al odio que le había demostrado con su mirada a quien por años había considerado un hermano, pero fue algo que no pudo evitar, pues la situación que había presenciado fue demasiado como para mantenerse muy tranquilo. Desafortunadamente para él no se le pudo ocurrir una manera adecuada para enfrentarse al guitarrista y buscar una explicación aún tras haber reflexionado toda la noche acerca de aquel tema. Empero, lo peor fue que apenas se había dado a la tarea de pensar más al respecto cuando la puerta de la sala se abrió de lleno, dejándole ver a su alto compañero de cuerdas. Al parecer lo había hecho de manera intencional, deseaba llegar más temprano que los demás para poder conversar con él a solas y eso era algo que realmente agradecía, aunque al mismo no se sentía listo para llevar a cabo aquella conversación.
–Tetsu, tenemos que hablar –fue lo primero que pronunció el mayor de los dos, pues sentía que, debido a las circunstancias, los saludos sobraban, y lo corroboró en cuanto los ojos severos y fríos de su amigo y líder le miraron fijamente.
–Qué bueno que estés consciente de ello… Me ahorras tener que insistirte una y otra vez para que aceptes explicar lo que ha pasado –al mismo tiempo que hablaba tomó asiento en el sillón individual que se encontraba a su lado, hecho que le dio un toque de autoridad.
–Primero dime con exactitud lo que viste… es decir no sé desde cuándo estabas ahí…
–¿Crees que esa pregunta te va a servir de algo? No me subestimes Kitamura, que mi mirada debió habértelo dicho todo, ¿no? Lo vi todo, tú abrazando cariñosamente a esa chica evidentemente embarazada, luego tocaste su vientre y finalmente recibiste ese beso sin ninguna reserva y le correspondiste plenamente. Sabes al principio de verdad quise creer que era algún malentendido, que ella era tu amiga o algo así, pero con ese beso lo dejaste muy claro… Ella es la razón por la que dejaste a Takanori solo aquella mañana y no quisiste explicarle nada… Es eso verdad.
–Sí…–qué más podía decirle, mentir en ese momento habría sido la peor idea, pues al bajista no lo podía engañar; frente a él era bastante evidente para muchas cosas, ésa era una de ellas, por eso supuso que admitirlo era lo más conveniente– sin embargo las cosas no son como seguramente imaginas.
–¿Ah no? Bueno Kitamura qué es lo que crees que pienso, si estás tan seguro de ello cuéntame y explícame por qué me equivoco.
–Sé que piensas que esa chica era mi novia desde mucho tiempo atrás, y claro, crees que lo único que hice fue jugar con Takanori, satisfacer una fantasía que llevaba años en mi cabeza y como ya lo hice pues no me importó lo que ocurriera con él, ¿es así o me equivoco…?
–No te equivocas, y qué bueno que tengas presente lo que ahora opino de ti; Ken de verdad no puedo creer esta situación, juro que ha sido muy difícil para mí asimilarlo pero lo que vi no deja espacio a dudas. Lo de Takanori ocurrió hace tres meses, pero ella tiene mucho más tiempo de embarazo, me atrevería a decir que seis meses…
–Sí, tiene seis meses…
–Entonces no queda más qué decir al respecto; gracias Ken, ahora tengo muy clara toda la situación: jamás debí confiar en ti con respecto a Takanori. Siempre he sabido cómo eres, pero tenía la esperanza de que con él fuera distinto, por eso te di un voto de confianza pensando que ibas a hacerlo feliz… Ahora veo con todo el dolor de mi corazón que me equivoqué, nunca vas a madurar Kitamura, y tampoco vas a sentar cabeza como se debe.
–¿Me reclamas porque tú ya lo has hecho acaso…?
–¿Yo? Pero de qué rayos hablas…
–No finjas –antes de que su compañero continuara hablando le interrumpió de golpe acercándose un par de pasos al sitio donde éste se hallaba sentado– no olvido que un tiempo atrás te molestaste conmigo y con Hyde porque es obvio que te escondemos muchas cosas… Pero yo no soy el único que guarda secretos, porque no puedes creer que no me he dado cuenta, ¿verdad? Tus salidas completamente apresuradas apenas terminamos el ensayo o la junta, tus llamadas misteriosas… Ya sospechaba que algo nos ocultabas, pero ayer me di cuenta… Vas a ser padre.
–¡¿Qué estás diciendo?! –Aquello definitivamente le pilló por sorpresa, no esperaba una aseveración semejante, pues se suponía que el guitarrista era el único que iba a convertirse en padre y doblemente aunque éste no lo supiera.
–Eso… Te vi salir de esa tienda de bebés con varias bolsas, y después contemplar su contenido con una sonrisa tan ilusionada que no puede significar otra cosa… Además eso explicaría la razón por la que no has vuelto a mencionar a Ayana, sin embargo no comprendo por qué si ahora tienen una relación tan estable prefieres ocultarlo como si se tratara de algo malo.
–No Ken, estás malinterpretando todo, entre Ayana y yo no ha pasado nada.
–¿Ah sí? Pues entonces tendrás ese hijo con alguien más… Ogawa nadie entra a una tienda de bebés sólo para ver qué se encuentra y comprar lo que llame su atención para después ver sus compras con esa expresión tan ilusionada como la que tenías en ese momento, no soy ningún estúpido.
–Quizás no seas estúpido, pero sí estás juzgando mal la situación… Lamentablemente yo tampoco puedo aclarar la situación ahora pero te recuerdo que yo siempre he sido cien por ciento honesto, no sé ocultar mis emociones ni nada de lo que me sucede; al menos no frente a ustedes, y deberías saberlo porque eres quien me ha conocido por más tiempo… Por eso es lamentable ver que no es así.
–Tetsuya no adoptes esta actitud, si te he ocultado esta situación ha sido porque aún tengo mucho que resolver, así que deja de ejercer presión sobre mí; probablemente más adelante te lo cuente todo pero éste no es el momento.
–Ah pues yo puedo decir lo mismo; hay muchas cosas que no sabes pero éste no es el momento adecuado para decirte nada, así que vas a tener que dejar de lado tus absurdas teorías. Y más te vale no mencionar nada de ellas porque provocarás que a Yukkie también se le meta esa idea a la cabeza.
Tras terminar de hablar salió de la sala dejando solo al alto guitarrista, quien tan sólo lo observó con completa curiosidad y recelo, pues a pesar de las palabras recibidas no estaba convencido de que el bajista fuera sincero. Sin embargo sabía que no podría averiguar nada ahora y tendría que limitarse con observar un poco más a su líder en busca de más señales que comprobaran o descartaran su teoría. A pesar de ello, en el fondo comprendería si al final descubría que todo era cierto y que él sólo lo trataba de ocultar; después de todo estaba consciente de que él mismo se había dedicado a ocultar muchas cosas, ocasionando la desconfianza de su amigo. Pensando en eso se dirigió a la puerta para poder salir de la sala y buscar a su amigo nuevamente, aunque lo que vio fue algo que no se esperaba y que le llenó de aún más dudas.
–…y dime cómo te has sentido, esta mañana tenías náuseas de nuevo y durante la noche escuché que te levantabas mucho al baño…–El bajista hablaba por teléfono con una expresión completamente preocupada y evidentemente cuidando que nadie se le acercara. Aunque eso no le permitió notar la presencia de su compañero de cuerdas, quien con mantenerse detrás de la pared se ocultó lo suficiente para oír la parte de la conversación telefónica que le pertenecía al líder–. Bueno me alegra que los consejos de mis hermanas hayan funcionado, así que ahora come algo y no olvides tomar las vitaminas prenatales, están en el cajón de siempre… Aún no comenzamos el ensayo, no han llegado todos así que aproveché para llamarte y saber cómo estaban tú y el bebé… Tranquilo voy a llegar temprano a casa, estaré ahí para cenar con ustedes…
Luego de aquello Ken definitivamente no pudo escuchar más y con todo el sigilo que le fue posible se retiró de aquel sitio, dejando que su compañero terminara su llamada a solas, como él creyó haber estado todo el tiempo. Su rostro no pudo haber mostrado más sorpresa y desconcierto, además de intriga; después de todo, con esa llamada sintió que sus sospechas sobre la posible futura paternidad de su amigo comenzaban a confirmarse justo cuando estaba pensando en buscar más explicaciones al modo tan inusual en que éste se comportaba… …l había mencionado algo acerca consejos de sus hermanas acerca del embarazo, por lo que la posibilidad de que fuera a tener otro sobrino se descartaba. Le era difícil, no tenía idea de cómo sentirse: si ofendido por la insistencia en que éste le negaba todo o de alguna manera feliz por él… Empero, otro repentino pensamiento comenzó a hacer eco en su mente como si su cerebro lo gritara para que se diera cuenta de ese detalle que hasta entonces no tomó en cuenta con la debida atención. Durante la llamada telefónica Tetsu había dicho “tranquilo”, lo cual sólo podía significar que hablaba con un hombre, y si ése era el caso no podía tratarse de Ayana; además otras frases le hacían confirmar que uno de ellos se había estado quedando en casa del otro. Pero entonces ¿quién podía estar esperando el hijo del bajista? Ahora al menos tenía el indicio de cuál sería su primera pista: debía averiguar con quien se estaba quedando Tetsu o quién era su huésped, esa persona tenía que ser el embarazado…
–¿Ken? ¿Te ocurre algo? –Tan sumido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta del momento en que entró a la sala de ensayos, donde el baterista ya estaba esperando la llegada del resto de los miembros de la banda con evidente inquietud, pues ya era de comenzar con el trabajo y nadie había llegado todavía. Por un instante consideró la idea de dirigirse a buscarlos por los pasillos para cerciorarse de que todo estaba en orden. Pero antes de decidirse a hacerlo el guitarrista se adentró en el lugar con la expresión dubitativa más honda que jamás había visto– Ken te estoy hablando, respóndeme Ken… ¡Ken! –Terminó por exclamar ya que no recibía ninguna respuesta ni reacción del aludido, ocasionando que éste diera un respingo.
–¿Eh? Hola Yukkie, lo siento mucho pero no me di cuenta de dónde estaba ni de que ya estabas aquí… Estaba muy pensativo…
–Me di cuenta ya que te hablé varias veces y no respondías… Pero hombre pareciera que entraste en coma mental, ¿ha pasado algo? ¿Tetsu y tú están bien?
–Estamos bien, tranquilo…─Mentía, por lo menos en lo que respectaba a él, pues su estado distaba de lo que podía considerar como “bueno”; pero si en algo estaba de acuerdo con su líder era en no decirle nada al respecto al baterista, pues no deseaba meterle ideas en la cabeza que pudieran preocuparlo. Así supo que lo primero que debía hacer era averiguar acerca de la reciente residencia de Ogawa─ oye Yukkie tengo una duda, ¿tú sabes si Tetsu ha estado quedándose en su casa estos días?
─Según sé, no; hace poco más de un mes estuve llamándole por teléfono a su casa y no me respondió. Al día siguiente le pregunté qué ocurrió; me dijo que estaría fuera de ahí porque están haciendo algunos arreglos con respecto a unas tuberías y no sé qué más, pero que por cualquier cosa estaría muy pendiente de su celular.
─Ah ya veo, es que me pasó lo mismo, pero como últimamente la situación con él está un poco tensa no quise preguntarle para que no se molestara conmigo o algo así. Pero me alegra que todo haya sucedido por algo así y no porque algo le pasó a él… ¿Te dijo dónde se está quedando? Creo que es necesario saberlo, nunca se sabe cuándo hay una emergencia.
─No me lo dijo, es que en ese entonces se estaba quedando en un hotel pero me dijo que se iría a otro… Le ofrecí mi casa pero me comentó que un poco de soledad le ha hecho mucho bien así que no insistí. Hay que darle algo de espacio Ken así que ya no le hagas preguntas por favor, no lo abrumemos.
─Lo sé Yukkie, es por eso que te lo estoy preguntando a ti, no quiero abrumarlo… En fin gracias, has sido de mucha ayuda, en verdad me había preocupado por él… Por cierto, ¿te parece si fingimos que esta conversación nunca pasó? Creo que será mejor que no se entere de que te hice preguntas sobre él, no quiero que se moleste más.
─Claro no te preocupes por eso que no diré nada… Como si no me conocieras; y por cierto hablando de su situación tensa, cuándo te vas a dignar a explicarnos qué pasó con Takanori. Tetsu no es el único que desea saber qué pasó… Anda que yo sé bien lo importante que era tu cita con él; me tuviste una hora entera mirándote desfilar por tu habitación con distintos cambios de ropa diciendo que ninguno te satisfacía ya que la cita de esa noche era demasiado importante como para lucir común, ¿qué cambió?
─Yukkie te suplico que no me preguntes al respecto, es un asunto complejo que debo resolver; no quiero involucrarlos en algo así, temo mucho su reacción y por eso estoy manejándolo con mucha discreción… Pero no estés tan preocupado, no se los voy a ocultar por siempre, si de hecho me parece que muy pronto se los diré…
Antes de que cualquiera de los dos dijera más el bajista se hizo presente en la sala de nuevo, acallando cualquier conversación que estuviera teniendo lugar; por ese motivo Yukihiro, quien fue el último en llegar de los tres, se limitó a saludarle para así seguir conversando hasta que el cuarto integrante de la banda se les uniera. El ensayo transcurrió de manera normal y cotidiana, sin algún otro suceso inesperado, por lo que al finalizar se despidieron como siempre, cada quien tomó sus cosas y se retiraron uno por uno. Cabe mencionar que, como se había vuelto costumbre durante el último par de meses, el primero en irse fue Tetsu, quien prácticamente salió corriendo de la sala; sin embargo, en esa ocasión Ken fue el segundo, procurando dejar un espacio de tiempo prudente para que éste no le viera seguirlo. Así, en el instante que el auto del bajista comenzaba a salir de su espacio en el estacionamiento él encendía el suyo y se disponía a seguirle, pues estaba decidido a averiguar ese mismo día en dónde se estaba quedado el bajista.
Le fue extraño, pues conforme avanzaban la dirección que tomaban le pareció familiar, como si ya la hubiera recorrido muchas veces antes, pero no se pudo dar cuenta de inmediato. De algún modo estaba tan concentrado en no perder aquel auto frente a él, que no notó las calles por las que pasaba, hasta que el trayecto finalizó… Mientras el bajista se adentraba en el estacionamiento de un edificio, él se detuvo en la acera del otro lado para que así él no alcanzara a notar su presencia y pudiese quedarse a salvo. …l mostraba toda la seguridad del mundo mientras tomó sus cosas y se adentró en el lugar, confiado como quien llega a su hogar de toda la vida; pero se detuvo en el vestíbulo y fue entonces que, como si una flecha le atravesara la cabeza, la respuesta llegó a su cerebro. Por fin notaba dónde estaba, pues distinguió ese edificio, el mismo que tres meses atrás, abandonó furtiva y silenciosamente, sabiendo que desde ese día no iba a poder regresar. Se dio cuenta gracias a que en ese instante les vio: Tetsu, su mejor amigo caminando mientras rodeaba afectuosamente ambos hombros de Takanori Nishikawa, el hombre que había ocasionado un muy especial despertar en su corazón. …sa era la casa del solista y ahora salían de ahí abrazados mientras que Ogawa sonreía ilusionado, acariciando con delicadeza el vientre aparentemente plano de Takanori… No quiso creerlo, pero la respuesta le pareció tan evidente, que no pudo impedir que un par de lágrimas surcaran sus mejillas… Se sintió adolorido, confundido, y traicionado.
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