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Vamos a ser algo difícil de superar por Niji_Takagawa

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Notas del capitulo:

Buenas tardes mis queridos lectores~ Quiero aprovechar este momento para recordarles que mi trabajo suele absorber mucho de mi tiempo, es por eso que me tardo un poco en actualizar. No obstante, las vacaciones se acercan y tengo la esperanza de que durante ese tiempo tendré más oportunidades de escribir y adelantar capítulos. Por lo tanto agradezco que sigan teniendo paciencia y no dejen de seguir el fic, pues les aseguro que se pondrá cada vez más emocionante. Sin más por el momento, les dejo leer, disfruten:

Habían llegado a las altas horas de la tarde de ese cálido día del mes de junio en que el querido guitarrista de L’Arc~en~Ciel, Ken Kitamura, sintió un conjunto de emociones diversas que nunca antes pensó que podrían ocurrir simultáneamente. Los nervios que aparecieron en el instante que se encontró frente a frente con ese hombre que seguía amando fueron sólo el inicio de su huracán emocional; ahora se encontraba en medio de la sala de espera principal del hospital al que lo había llevado, caminando de lado a lado, pues la sola idea de quedarse inmóvil en una silla incrementaba sustancialmente su ansiedad y desesperación. Todo en su interior era una contradicción, pues también estaba experimentando angustia, exaltación, alegría, dolor y tristeza en intervalos de tiempo que no rebasaban un segundo… quien le hubo dicho que era un ser insensible e incapaz de ahogarse entre emociones mentía terriblemente, ahora lo comprobaba. A pesar de este hecho no podía olvidarse de quien tenía más derecho de encontrarse en ese sitio, por ello había tratado de comunicarse con su líder en numerosas ocasiones, pero en ninguna de ellas obtuvo resultados favorables; lamentablemente eso causaba que la impotencia se sumara a sus torbellino de sentimientos, pues estaba convencido de que el bebé que estaba naciendo en esos momentos era hijo del bajista, ¿y era él quien estaba presente en semejante acontecimiento? Definitivamente no podía evitar que cierta sensación de culpa se sumara igualmente… aunque otro pensamiento daba vueltas en su cabeza sin detenerse: si se suponía que ese bebé no llevaba su sangre, ¿por qué se sentía igual, o quizás más emocionado que el día en que nació su hijo…?

─¿Familiares del señor Nishikawa? ─Finalmente el doctor aparecía por el pasillo que conectaba con el quirófano, por lo cual el músico de elevada estatura se acercó a él de inmediato, con la esperanza de obtener un poco de alivio para su inquietante angustia.

─Yo soy su…─¿qué descripción podría utilizar para referirse a sí mismo en relación a Takanori Nishikawa? La que más habría deseado decir era totalmente falsa y la menos inadecuada también la había convertido en mentira desde hacía tiempo─. Yo lo traje, dígame ¿cómo están? ¿El bebé está bien?

─Todo está perfectamente bien; parece ser que el alumbramiento se adelantó un poco debido a la delgada complexión del padre. Su cuerpo no habría podido tolerar mucho tiempo más cargando con el peso extra que implica un embarazo, así que no hay por qué alarmarse, es algo muy frecuente ─explicó el médico con parsimonia, dedicándole una cálida sonrisa de amabilidad a su interlocutor.

─Qué alivio… ¿Puedo verlos? Ya que dice que están bien…─no estaba seguro de si era lo más conveniente, empero, sintió que era necesario hacerle saber el solista que no le había dejado solo ni por un instante… ni a él, ni a su bebé.

─El señor Nishikawa sigue dormido debido a los efectos de la anestesia y al cansancio pero puede ver a la pequeña, se encuentra en los cuneros.

─¿La pequeña? ¿Entonces fue niña…? ─Ken Kitamura nunca había sido un hombre de sentimientos paternales, por lo tanto tener hijos no era una de sus prioridades. No obstante, alguna vez se planteó la idea de que si estaba destinado a la paternidad, su mayor anhelo sería tener una hija a la cual proteger y consentir como a nadie. Desde luego este deseo no significaba que no adorara a su hijo por el hecho de ser un varón; no obstante, sentía cierta inclinación hacia la ternura natural de las niñas.

─Así es, y para serle franco es una niña especialmente hermosa; si decide ir a verla, llegará a los cuneros yendo por el pasillo que se encuentra al otro lado de recepción. Al fondo a la izquierda; yo me retiro porque debo supervisar a otros pacientes, así que con permiso ─prácticamente al mismo tiempo que hablaba realizó una reverencia para el afamado guitarrista y después se retiró por otro pasillo.

Así, ahora que volvía a estar solo, Ken comenzó a cuestionarse qué debería hacer; no dudaba que la bebé fuera particularmente hermosa, después de todo su padre poseía una belleza irrepetible y única… Por ese motivo la tentación de conocerla era grande en demasía, y más aún, el deseo de saber si la recién nacida se parecía a Takanori, lo cual era lo que realmente quería. Con dicha motivación, y tras algunos minutos más de reflexionar qué debía hacer, tomó una decisión; sin dudas que lo pararan, sus pies le guiaron en la dirección que el doctor había dicho. Estaba nervioso nuevamente, y eso no lo podía negar; no obstante la alegría superaba cualquier otro sentimiento, como en quien está a punto de ver el rostro de su propio bebé por primera vez… y vaya que conocía bien esa sensación. No se hubo dado cuenta, pero se había sumido tanto en sus pensamientos que ya había llegado al sitio cuando salió de su momentáneo sopor.

─Por favor… que se parezca a Takanori y no a Tetsu…

Aquellas palabras fueron pronunciadas en un susurro audible apenas para sí mismo, y al mismo tiempo que hablaba dedicó su atención en buscar el lugar en donde la hija de su amado debía estar descansando. No tardó demasiado tiempo, ya que el número de bebés detrás del cristal se reducía a ocho; así sus ojos únicamente se enfocaron en visualizar el nombre bajo el que la pequeña debía estar registrada, por lo cual detuvo su mirada en cuanto pudo leerlo al pie del cunero indicado. Cuando finalmente la ubicó sus ojos se movieron muy despacio para enfocar su dulce rostro en medio de la manta color blanco que la envolvía: la sorpresa fue tal, que contuvo la respiración durante un par de segundos antes de sonreír de manera amplia e ilusionada. El doctor tuvo toda la razón al decir que la recién nacida era particularmente hermosa: su piel, tan suave y delicada a la vista, se coloreaba de un tono rosáceo, especialmente en sus abultadas mejillas; su cabello lucía un bonito castaño igual al de Takanori en su color natural, su pequeña boca era indudablemente la de él también, igual que esa nariz en el centro de su carita. No obstante, hubo un rasgo que tenía muy claro que no pertenecía al solista: sus ojos; el cantante poseía unos ojos cafés, los cuales no eran rasgados como los de la mayoría de las personas nacidas en Asia. Tetsu por otro lado tenía ojos marrones, un tanto claros, y sus ojos tampoco tenían la forma de los del asiático promedio… pero los de la bebé sí, y además eran de color casi negro…

─Es muy hermosa ─Debido a que el guitarrista no esperaba que alguien más llegara a ese sitio no pudo evitar dar un respingo en el momento que esa voz se dejó escuchar detrás de él; al mismo tiempo su propia reacción le hizo recibir una expresión culpable de parte del hombre que ahora le dirigía más palabras─ ¡oh! ¿Lo asusté? Discúlpeme por favor, no era mi intención.

─No importa, está bien ─fue la escasa respuesta de parte de Ken, quien apenas miro de reojo al recién llegado y después siguió contemplando a la bebé─. Pero sí, es muy hermosa… creo que nunca había visto a una niña tan linda…

─Comprendo perfectamente cómo se siente; no es que le esté restando belleza a esa pequeña, sin embargo para un padre no hay bebé más bello que el propio.

─Sí…─durante un momento no fue plenamente consciente de las palabras que le eran dirigidas, tampoco las que él mismo pronunciaba; no obstante, no tardó demasiado en darse cuenta, por lo cual alzó las cejas y observó finalmente a su interlocutor─. Un momento, ¿qué fue lo que dijo? Y además cómo sabe a cuál bebé estoy observando.

─Hoy no hay demasiados bebés aquí, sólo basta con seguir la dirección de su mirada; y disculpe mi intromisión, es que su rostro lucía tan lleno de ilusión que no pude evitar decir algo. Por otro lado, basta con ver cómo la mira para saber que…

─¿Así que intuye que es mi hija solamente por mi mirada? ─Tuvo que interrumpirlo, ya que escuchar semejantes fantasías le lastimaba más; por supuesto que sentía un gran deseo de ser el padre de esa criatura tan hermosa… empero, debido a las ideas que tenía respecto a Takanori y Tetsu, su presencia en ese cuadro familiar era imposible.

─No precisamente; también me refería a sus ojos y los de la niña, son iguales ─si bien el integrante de L’Arc~en~Ciel ya había experimentado una gran sorpresa causada por las indagaciones de aquel extraño, dicha sensación aumentó tras escuchar semejante afirmación. No obstante, su impacto fue demasiado evidente en esa ocasión, pues no pasó desapercibida por su acompañante─ ¿qué le ocurre? ¿Se siente bien?

Ni siquiera era capaz de responderle con coherencia, pues su cerebro estaba ocupado tratando de asimilar las palabras recibidas, dándoles vueltas una y otra vez; requirió de un par de minutos para superar su coma mental y volver al mundo terrenal como quien ha quedado inconsciente por horas. Así pudo mirar a su interlocutor una vez más, y en lugar de poner objeciones a sus aseveraciones se disculpó con él para poder salir del hospital completamente; tenía la idea de regresar después para que Takanori y su hija no se quedaran solos, teniendo en cuenta que Tetsu seguía sin comunicarse. Empero, si el primero seguía bajo los efectos de la anestesia, él podía aprovechar ese tiempo para reflexionar a solas, y hundirse en un mar de pensamientos que parecían ser los más cuerdos que su mente había maquinado desde hacía mucho tiempo.

Al mismo tiempo que aquel primer encuentro de un padre con su hija sucedía, aunque sin que el susodicho tuviera conocimiento de ello, sucedía un reencuentro. Todos los presentes alrededor, todo aquello que componía el lugar donde se encontraba Hideto Takarai había desaparecido en el instante que sus ojos pardos se cruzaron con esos otros de color negro que lo observaban desde la acera al otro lado de la calle. Aún su acompañante que tanto había insistido para hacerlo volver a la realidad se quedó en el olvido prácticamente; no escuchó ni uno solo de sus llamados y todos los movimientos que éste aplicaba sobre su hombro pasaron desapercibidos. No obstante, no pudo seguir en ese mismo estado inanimado por mucho tiempo más, y por inercia se puso de pie bajo la preocupada mirada de Gackt; después de todo, aunque el vocalista de L’Arc~en~Ciel comenzó a moverse, lo hacía como si fuera un robot que simplemente estuviera siguiendo las órdenes de un control remoto y no un deseo propio de hacerlo. Por ese motivo quiso detenerlo tomándole de la mano, pero aquello no fue suficiente y Hyde inició una caminata en dirección a ese hombre que aparentemente le esperaba.

─Qué será lo que estás buscando de Hyde ─esas palabras no se quedaron solamente dentro de la mente del solista, pero las pronunció con cuidado para que nadie le oyera, y al mismo tiempo se dedicó a observar a su viejo amigo acercándose al hombre que se había convertido en su salvación y su perdición al mismo tiempo…

Hyde nunca se había caracterizado por el miedo, aunque debía admitir que éste era su reacción más lógica debido a las circunstancias; por años el trabajo había sido el único motivo para que se acercara a ese hombre de quien por tanto tiempo no soportó ni su recuerdo. No obstante, los motivos por los cuales el destino buscaba reunirlos esta vez parecían tan desconocidos que la incertidumbre le estaba matando. Aunque se debía reconocer sus méritos, pues a pesar de ello estaba avanzando hacia él, sin escapar; así, finalmente se detuvo a tan solo un par de metros de aquella imponente figura. Por unos minutos ninguno de los dos dijo nada, hasta que…

─Hyde… ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos ─el recién llegado fue quien decidió romper el silencio. Por supuesto que aquello no era necesario, pues el mencionado lo sabía perfectamente; sin embargo ésa era una clara muestra de que él tampoco tenía idea de cómo iniciar la conversación.

─Qué buscas aquí… Sakura… Bueno es obvio que a mí pero ¿para qué? ─Ni siquiera se sentía capaz de mirarle a los ojos, aunque ya había logrado hacer un esfuerzo casi sobrehumano para acercársele y pronunciar su nombre.

─Podría decir que nada en particular; ¿te molesta que haya venido a verte?

─Lo dices como si no supieras lo mal que me siento cada vez que estás cerca de mí; ¿ya olvidaste lo que le pedí a Ken que te dijera cuando me invitó a participar en aquel evento realizado por la banda en la que te incluyó? Sólo podías hablarme para temas meramente de trabajo, yo no quiero tener ningún asunto personal contigo.

─Desde luego que no olvido que dijiste eso, pero tus peticiones de niño mimado no me son suficiente para agachar la cabeza y hacer lo que tú quieras… siempre has sido de ese modo: no toleras que los demás no hagan lo que desees.

─Y tú siempre has sido así de cínico… ¡no voltees las cosas a tu favor! Recuerda que yo fui tu víctima, no viceversa; deberías tener eso muy presente para que no olvides el motivo por el cual no te quiero cerca de mí. No es un capricho o un berrinche… ¡tú me lastimaste en serio! ─No podía comprender el motivo de esa actitud del baterista, pues actuaba como si hubiese olvidado la dolorosa historia en que él los había envuelto a los dos.

─A pesar de ello te levantaste de tu mesa y viniste a encararme, así que mi pregunta es… ¿por qué? ¿Sólo para repetirme todos tus reproches?

─¿Sabes algo? Por un momento pensé que vendrías en paz, que buscarías aliviar un poco del dolor que me causaste, pero ahora veo que fui ingenuo al pensar tan bien de alguien que no se merece todas las lágrimas que he derramado por él.

─¿Lo dices como si fueras un santo que solamente ha buscado merecer la felicidad? Y dices que el cínico soy yo… vamos Hyde, que estoy enterado de lo que le hiciste a Ogawa hace años; le quitaste a su novio, y aun así vienes frente a mí a darte golpes de pecho ─mencionó con una sonrisa ladina en los labios mientras se terminaba de acercar hasta el vocalista que tenía enfrente. …ste por otro lado no dijo nada, pues su estupefacción se hizo evidente al escucharle mencionar esa historia que, se suponía, él no debía conocer─ ¿qué ocurre? ¡Ah! Te sorprende que lo sepa.

─Escúchame muy bien Sakurazawa, yo no tengo por qué darte explicaciones de mis decisiones ni nada relacionado con mi vida así que si ya terminaste de atormentarme, hazme el gran favor de retirarte antes de que pierda la razón por tu causa…

─Tú perdiste la razón hace muchos años Hyde ─conforme hablaba, una de sus manos se dirigió con lentitud a tomarle despacio del mentón para alzarle la cabeza, buscando que sus miradas se encontraran, muy a pesar de la renuencia del vocal─. Tú lo dijiste cuando me confesaste tu amor por mí: mientras te lanzabas a mis brazos diciendo que querías estar conmigo, me susurraste al oído que te habías vuelto loco de amor por mí pero que eso no te importaba porque nuestro amor valía mucho más que tu cordura. Si me dices que lo olvidaste, me sentiré decepcionado.

─¡Eres un sádico! ─Apenas podía creer que semejantes palabras estuvieran brotando precisamente de los labios del hombre que más daño le había hecho, por lo tanto su expresión no pudo mostrar más enfado y repugnancia en el momento que logró zafar su rostro del agarre que el baterista mantenía, dedicándole una mirada asesina─. No puedo creer que sólo hayas venido a revivir los dolorosos recuerdos de un amor que no significó nada para ti… ¡cómo puedes no darte cuenta de cuánto me lastimas! Pero ¿sabes qué? No pienso caer en tus juegos mentales; si tu propósito es torturarme, no voy a darte la satisfacción. Hace mucho tiempo me hice inmune al amor y a todos sus efectos, así que te voy a pedir que no te me acerques más… confórmate con lo mucho que ya me has destruido.

─Nuevamente te escudas en un papel de santo que no te va Hyde, así que deja este estúpido juego que…─estaba a punto de proseguir con su discurso cuando el más bajo le interrumpió de manera un tanto brusca, provocándole un dejo de sorpresa.

─¡No! Escúchame muy bien; quizás mi amor no valía nada para ti, quizás yo sólo fui tu objeto de deseo carnal… pero para mí, nuestro supuesto amor lo era todo… ¡todo! Tú sabes que odio las cursilerías que todas las parejas se repiten, sin embargo a tu lado yo me sentía dispuesto a dar la vida por ti… y ahora, has provocado que mi alma y mi corazón se pudran en mi interior. Gracias por matarme en vida Sakurazawa…

Por un momento no hubo ninguna palabra, de parte de ninguno de los dos, pues sólo se dedicaron a mirarse fijamente; en la superficie podía apreciarse cierto desdén por parte del vocalista e indiferencia de parte del baterista. Sin embargo no estaban siendo sinceros, pues en el fondo los dos sabían que era otro sentimiento el que despertó de repente en cuanto estuvieron frente a frente una vez más. Lamentablemente los dos eran tan orgullosos que resultaba complicado dar el primer paso, el cual llegó hasta que Hyde se dio media vuelta para darle la espalda a su ex compañero de banda. …ste por otro lado, reaccionó cuando se dio cuenta de que estaba a punto de marcharse, y tras agachar la cabeza para mirar al suelo, susurró de forma apenas audible.

─Te mentí… yo sí te amaba…
Notas finales:

Vamos en el capítulo número veintidos~ así que es el momento de que la trama termine de complicarse para dirigirse lentamente hacia el final definitivo. Les agradeceré que sigan al pendiente, ya saben que sin ustedes, las escritoras no somos nada; también les recuerdo que pueden visitar mi página de facebook para enterarse de las actualizaciones y nuevas historias a través de ella~ Muchas gracias por leer, hasta la próxima ocasión, dulces lunas~

http://www.facebook.com/Niji.Takagawa92


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