Levantarse de la cama aquel día había sido una tortura para el talentoso bajista de L’Arc~en~Ciel, pues una vez que su cabeza se asomó de entre las sábanas de color naranja pálido que cubrían su cabeza, alcanzó a observar el despertador digital que había colocado sobre el buró a su lado, dándose cuenta de qué día era… Hecho que no le hizo gracia alguna. Sin embargo, como el gran profesional que era, no dudó en ponerse de pie al mismo tiempo que trataba de aplacar un poco su cabello con los dedos, para después colocarse pantuflas de color café oscuro, las cuales hacían juego con la camiseta de mangas cortas que llevaba y su pantalón holgado de tela fresca color beige. Una vez más despejado caminó hacia la cocina para tomar algo ligero de desayunar, quizás solamente café, algo de fruta y cereal con leche, pues no deseaba sentir pesado su estómago en un día que por sí solo ya prometía ser bastante largo, difícil y agotador para su alma. En eso pensaba, una y otra vez, al mismo tiempo que comía tranquilamente su desayuno sin el más mínimo ápice de prisa; por suerte para él todavía tenía tiempo, para ello y para disfrutar de un relajante baño de tina, el cual le proveyó de una tranquilidad inmensa. Se sintió agradecido de sobremanera con ese repentino acceso de paz, pues le sería de ayuda para lidiar con toda la tensión que le esperaba. Desde la noche anterior había elegido su atuendo con todo el cuidado del mundo, pues deseaba dejar a más de uno con la boca abierta, demostrando a través de su radiante apariencia que nada de aquella situación le afectaba, de manera que de inmediato descartó cualquier cosa que le diera esa imagen aniñada que muchas otras veces le había caracterizado: nada de faldas ni prendas demasiado coloridas, pues lo importante ese día era el glamour, no los colores.
El atuendo seleccionado para ese día era claramente diferente al estilo que el bajista acostumbraba; pero aquello era precisamente lo que le motivó a elegirlo, y razón por la cual sonrió satisfecho al observar la imagen que le devolvía el espejo de cuerpo entero localizado entre su ventana y su vestidor. Observó detenidamente todo su vestuario: desde los ajustados pantalones de cuero negro, las botas con cintas que llegaban a la altura de sus rodillas, hasta la camisa de seda un tanto larga y que quedaba un tanto abierta sobre su pecho; empero, para contrastar con sus ropas puramente negras, agregó encima un saco con la bandera de Inglaterra en la tela. Repasó la imagen que el espejo le devolvía una y otra vez; después de todo si algo le caracterizaba, entre otras cosas muy propias de él, era su perfecto sentido de la moda y el muy evidente esmero con que elegía su vestimenta de cada día. En cuanto se sintió completamente satisfecho de la manera en que lucía solamente acomodó su cabello ligeramente con sus dedos. A su parecer una de las ventajas de ser el famoso músico en que se había convertido era que no tenía que preocuparse demasiado por su cabello, puesto que las maquillistas que estuvieran asignadas para arreglar a su banda se encargarían de peinarlo y maquillarlo adecuadamente. Deseaba lucir aún mejor que nunca, porque si bien la situación en la que se encontraba le agobiaba excesivamente, lo que menos deseaba era demostrar la preocupación que sentía; debía lucir sereno, impecable, lo suficientemente radiante para que quienes él consideraba sus verdugos no notaran su verdadero estado.
Inmediatamente tomó sus cosas tras colocarse unas gafas oscuras para completar su atuendo, y posteriormente salió totalmente de su habitación; dirigió sus pasos hacia la puerta principal de su hogar, tras lo cual se dirigió directamente hasta su auto con la tranquilidad que le confería el hecho de tener suficiente tiempo para llegar a su destino, gracias a la impecable puntualidad que siempre le había caracterizado. Fue así que tras unos minutos, justamente los que había previsto, arribó hasta el estudio televisivo en que la entrevista que habían programado para L’Arc~en~Ciel se llevaría a cabo. Una vez en el estacionamiento se quedó unos minutos extra en su coche en un momento muy propio de reflexión y relajación; tenía que calmar completamente sus nervios antes de enfrentarse a la dolorosa y difícil situación que le esperaba dentro del estudio en que le estaban esperando. Gracias a su espejo retrovisor observó la parte superior de su rostro, especialmente sus ojos: lucían angustiados y cansados, luego de una noche de angustioso insomnio… pero debía lucir fuerte, y fue cuando todas las palabras de apoyo de parte de los amigos que le quedaban volvieron a agolparse en su mente para volver a llenarle del valor que tanto necesitaba, después de todo no tenía verdaderas razones para preocuparse. Sí, era un hecho que estaría dentro de la misma habitación con esas dos personas que prácticamente le habían arruinado la vida, pero al mismo tiempo estaría al lado de dos de sus amigos: aquellos que le habían demostrado que de verdad podía confiar en ellos. Con ese fugaz pensamiento aún en mente salió de su coche observando que los autos del resto de los invitados ya se encontraban ahí, por lo que con pasos decididos entró al estudio televisivo. Ya con anterioridad le habían notificado cuál iba a ser el camerino de los invitados, de manera que dirigió sus pasos hasta el lugar correspondiente sin la necesidad de detenerse a preguntar a dónde debía ir. Aquello le produjo una especie de inexplicable seguridad repentina, ya que al saber que todos los demás se encontraban ya ahí, podía realizar una entrada triunfal; así lo hizo, de manera que al encontrarse de pie frente a la puerta indicada dejó escapar un suspiro profundo y prolongado, y terminó con acomodarse de nuevo las ropas. En el momento que se sintió listo abrió de par en par las puertas que mantenían cerrado el camerino, de una forma que buscaba atraer toda la atención de los presentes; evidentemente la obtuvo de inmediato, pues apenas abrió la habitación todos los ocupantes de ésta voltearon a verle. No pasó desapercibido por sus sentidos el hecho de que todos lucieron sumamente sorprendidos al verle, reacción que ya se esperaba y que le satisfacía mucho, pues le decía que había conseguido su objetivo. Las dos personas a quienes más les temía, pero que al mismo tiempo más buscaba impresionar, casi se quedaron con la boca abierta cuando notaron el estilo que portaba ese día, tan diferente a lo usual pero que le sentaba de maravilla.
–Wow… ¡Tetsu! Te ves increíble –el primero en hablar, con genuina sorpresa, fue el alto guitarrista luego de girarse por completo en su silla para ver mejor a su amigo, al igual que habían hecho los demás con la misma intención.
–Cierto Tet te ves aún más joven y guapo –lo secundó el baterista que evidentemente compartía aquel sentimiento de sorpresa, aunque con una gran sonrisa en los labios. Después de todo, cómo no alegrarse del cambio de imagen de su amigo si con ello lucía tan radiante.
–Gracias chicos, ayer fui a ver a mi estilista y la verdad es que sentía que necesitaba un cambio luego de tantos años de cabello castaño. Dijo que el negro me sentaría bien y me hizo un corte nuevo, también fui de compras –al mismo tiempo que hablaba se dirigía a tomar el lugar que le correspondía, justo en medio de los dos músicos con quienes se encontraba charlando. Sin embargo, ellos no fueron los únicos en poner especial atención en la imagen renovada y radiante que el bajista tenía.
–Si no cierras la boca te entrarán moscas ahí –comentó Hyde en voz no muy alta, para que solamente el solista que se encontraba a su lado le escuchara, pues desde que su compañero había hecho aquella entrada triunfal éste no le había quitado los ojos de encima.
–No lo puedo evitar… Tetsu se ve simplemente hermoso…–comentó el alto cantante sin dejar de mirar al aludido. En el fondo se sentía un tanto estúpido contemplándolo de ese modo furtivo, casi como una colegiala que a lo lejos contempla al chico más popular y que sabe que está fuera de su alcance; pero como lo había dicho no podía evitarlo, pues a pesar de los años transcurridos le seguía amando con locura.
–Sólo se cortó el cabello y se tiñó de negro, qué tiene eso de extraordinario, si tú y yo cambiamos de estilo muy constantemente.
–No es sólo el cabello… Se ve tan sexy con esa ropa, jamás en la vida lo vi vistiendo pantalones de cuero aunque siempre supe que se vería perfecto¬…
–Pues sí se ve bien, pero no te hará ningún bien contemplarlo de esa manera cuando sabes que no te le puedes ni acercar en lo más mínimo.
–Y los dos sabemos muy bien por qué…
Ambas conversaciones continuaron siempre aparte, al mismo tiempo que las estilistas se encargaban de terminar de peinarlos y maquillarlos como era siempre su trabajo con los invitados del programa en que los músicos estaban a punto de aparecer. Cinco minutos después de que los músicos estuvieron preparados, recibieron el llamado para salir de su camerino y salir al foro, con lo cual el bajista se puso de pie casi de un salto para caminar con pasos firmes y sonoros a la puerta. Buscaba ser el primero en salir de ahí, pues para sorpresa del bajo cantante, su líder deseaba ser el primero en entrar en el foro; era un hecho inusual, pues comúnmente ocupaba el segundo lugar, justo detrás de él. Sin embargo, teniendo en cuenta el aura oscura que rodeaba al susodicho cada vez que él se le acercaba decidió no decirle nada… Hecho igualmente inusual, ya que siempre que algo no le parecía no dudaba en hacerlo saber a la persona que provocaba tal disgusto. Pero había decidido mantener la serenidad en el ambiente, y por ello permitió que justo detrás del ahora pelinegro Tetsu siguiera Ken, después Yukihiro y por último él mismo para completar la banda; por último salió Gackt, quien igual que el más bajo de los cinco se mantuvo en un constante silencio, a sabiendas de que nadie más aceptaba realmente su presencia, especialmente el hombre que se encontraba al inicio de la fila. Tras sólo unos metros llegaron al sitio en que se llevaba a cabo la transmisión, donde se adentraron completamente; una vez allí, y en el mismo orden en el que habían entrado, tomaron asiento sobre el sofá que les tenían reservado. Quedaron justo al lado de los conductores, quienes los habían presentado previamente y ahora se unían al público en los aplausos para recibirlos; lo primero que fue pronunciado por cada una de las celebridades ahí presentes fue una serie de saludos corteses, la cual fue solamente la apertura del conjunto de preguntas que se habían preparado. La mayoría de éstas estaban relacionadas con sus carreras y proyectos a futuro, con las cuales ninguno de los invitados tuvo problema alguno en responder abiertamente; empero, no todo podía ser fácil, y ellos lo sabían, pues sus años de experiencia en el medio les había provisto de experiencia suficiente para saber que los conductores de programas como aquél invariablemente buscarían la manera de causar, por lo menos, un pequeño conflicto, haciendo como mínimo un par de preguntas muy personales.
–Bueno creo que es momento de dejar de lado el terreno de lo profesional, ya que sus fans realmente desean saber un poco más allá; por eso nos gustaría que nos cuenten un poco sobre su vida personal, ya que… –Comenzó a hablar una de las conductoras del programa, aparentemente bastante animada con el tema; sin embargo, de repente se vio interrumpida por uno de los invitados, quien mostraba una expresión mucho más seria de lo que acostumbraba.
–Una disculpa por la terrible interrupción tan repentina Momo-san, no suelo hacer este tipo de cosas, y de hecho usualmente no suelo mostrar inconvenientes con ningún tipo de pregunta… No obstante, en esta ocasión me veo obligado a mostrar mi desacuerdo en tocar ese tema, ya que nosotros fuimos invitados para hablar acerca de nuestros proyectos musicales específicamente, y si ya se terminaron las preguntas relacionadas con ese tema preferiría que continuáramos con nuestra participación musical.
A pesar de que aquellas palabras habían sido pronunciadas con el fin de demostrar inconformidad de parte de la persona que las había pronunciado, estuvieron cargadas de la amabilidad y el respeto que desde siempre habían caracterizado al bajista, sin importar la expresión tan seria que éste demostraba. Fue esa expresión la que terminó de convencer a los conductores de la gravedad que denotaba aquel argumento, por lo que, a pesar de la sorpresa que les había provocado aquella negativa para abordar un tema personal, decidieron rápidamente que lo mejor era omitirlo para no hacer sentir incómodo a uno de sus invitados ni de provocar tensión en el ambiente. Por lo tanto, habiendo terminado la entrevista, los artistas debían disponerse a deleitar al público con un par de canciones, las cuales previamente habían sido seleccionadas. Primero fue el turno de L’Arc~en~Ciel por aparente decisión del líder, quien en el momento en que preguntaron quién iría primero se puso de pie de un salto, seguido de inmediato por sus compañeros para dirigirse juntos hasta el espacio que habían preparado para ellos. Una vez ahí tomaron sus lugares, cada uno con su instrumento correspondiente, para así interpretar “Umibe” y “Daybreak’s Bell”… Indiscutiblemente Tetsu fue quien más destacó en la interpretación a pesar de ser siempre tan metódico al tocar el bajo, pues esa presentación fue distinta: parecía imprimir muchos más sentimientos al dejar a sus dedos deslizarse por las cuerdas. El público intuyó que el motivo debía ser la melancolía de las canciones que habían elegido… pero sus compañeros sabían que se debía a esa presencia que formaba parte del público, que deseaba que no hubiera sido incluido y frente al cual trataba de mostrar una fortaleza que realmente no sentía.
Mientras que el público prorrumpía en aplausos desde el instante que terminaron con su presentación, el solista, que seguía en su lugar junto a los presentadores, secó de manera discreta un par de lágrimas que estaban a punto de correr por sus mejillas; a pesar de que la relación con el bajista había terminado mucho tiempo atrás, él nunca dejó de sentir cierta chispa cada vez que lo miraba, y en esa ocasión en que lo había visto tocar con más sentimiento que nunca, se había conmovido de sobremanera. Le fue inevitable recordar las veces en que el mayor había interpretado algo para él: una suave melodía acompañada por su voz que, aunque muchos no consideraban apta para cantar de modo profesional, a él le fascinaba debido a la dulzura que poseía y que siempre le transmitía. Desde la primera vez en que habían conversado sólo ellos dos, sintió una especie de vínculo especial que nunca había sentido con nadie más, que crecía con cada día que pasaba a su lado, y que nunca iba a romperse a pesar de que su relación hubo terminado. No obstante, no podía seguir pensando al respecto por mucho tiempo más, pues su turno de subir al escenario y cantar había llegado, por lo que no perdió más tiempo y se puso de pie; en el camino se cruzó con la banda que lo había antecedido, y a pesar de que su mirada se cruzó con la del líder durante un instante, ninguno dijo nada, por lo que luego de la aparente eternidad que duró la conexión de sus ojos los dos retomaron su camino como si nunca se hubieran visto.
Las canciones que fueron seleccionadas por el solista para la presentación de esa tarde fueron pensadas con suma anticipación, para elegir aquéllas que representaran mejor su estado actual y todos los sentimientos que lo habían estado invadiendo por mucho tiempo, específicamente, desde el momento en que las consecuencias de su traición le pesaron de lleno en sus hombros. No fue únicamente una traición al amor y a la persona que finalmente le había hecho experimentarlo de forma sincera, sino también a sí mismo por haber traicionado sus ideales, lo que él siempre supo que era lo que más deseaba, muy por encima de un momento de placer con cualquier persona que se le acercara. En el pasado había sentido una irrefrenable atracción por Hyde debido a su belleza y sensualidad, pero Tetsu tenía eso y más: era lo que él siempre había deseado, pues no le ofrecía momentos, sino una eternidad. Fue por eso que en cuanto sus manos tocaron el micrófono que le habían dispuesto, hizo una inigualable interpretación de “Love Letter” y “Mizerable”. La segunda ya era una canción un poco vieja, de los inicios de su carrera como solista, pero no podía dejarla de lado en ese momento en que tenía como propósito demostrar cómo se sentía en ese instante, más aún al volver a ver al hombre que le seguía robando el sueño. Por mucho tiempo sus pensamientos se enfocaron en su amado de una manera muy poco alentadora, como si nunca más le pudiera volver a ver… pero después, de forma repentina recibió la invitación para un programa de televisión junto con L’Arc~en~Ciel. No estaba seguro de si debía tomar ese hecho como una señal del destino; empero, estando encima del escenario mientras cantaba lastimosamente “Mizerable”, sus ojos disfrazados de azul se encontraron con los marrones del bajista de nuevo, durante un fragmento esencial de aquella canción con que principalmente se identificaba. Intentó decirle con a través de su mirada que esa canción era para él, exclusivamente para él, y de alguna manera supo que él había captado el mensaje cuando, al mismo tiempo que él, derramó una lágrima sinceramente adolorida, justo cuando la música terminaba.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español