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Vamos a ser algo difícil de superar por Niji_Takagawa

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Notas del capitulo:

Buenas noches a mis estimados lectores~ bueno primero que nada debo decir que lamento este gran retraso en la actualización del fic, pero la verdad es que estuve muy ocupada...y como muchas veces me sucede, recordaba que debía subirlo cuando no me era posible hacerlo, y al tener la oportunidad, se me olvidaba por completo. Pero bueno, no les quito más su tiempo, les dejo leer de una vez, disfruten:

Habían transcurrido un par de semanas desde la conversación que sostuvo con sus compañeros en aquel bar del centro de Ginza, cuando tomó la firme decisión de seguir el consejo de estos y llamar por fin a Ayana invitándola a salir, para sorpresa de ella, aunque no tardó en aceptarle, para su propia sorpresa. Planearon algo sencillo, típico en realidad: salir a comer a algún restaurante tranquilo donde tuvieran la oportunidad de conversar en paz, sin el peligro de que alguien le reconociera, para así conocerse más. Después de ello irían al cine, plan que para el bajista resultaba perfecto, pues siempre había tenido preferencia por las citas de clásicas y sin lujos innecesarios. En diversas ocasiones, durante su relación con Gackt, sus diferencias de personalidad y gustos se habían reflejado con claridad en las citas que cada uno planeaba, pues cuando él elegía sus planes resultaban sencillos como el de ese día, mientras que si debía elegir el excéntrico solista una simple cita podía convertirse en un fugaz viaje a Sri Lanka, Hong Kong o Seúl para cenar en uno de los restaurantes más elegantes y exóticos del lugar. En el instante que aquel pensamiento cruzó su mente no pudo evitar auto reprocharse mentalmente, después de todo ése era el momento menos propicio para recordar las citas que solía tener con su ex pareja, ya que se encontraba rumbo a su primera cita en años, con una dulce chica que le había dejado una primer impresión tan positiva que había sido capaz de dejar de lado sus dudas al respecto.

Requirió de apenas unos minutos más para arribar al restaurante en que había citado a su acompañante, por lo que tuvo diez minutos de anticipación, haciendo gala de la impecable puntualidad que siempre había presumido. Una vez que estacionó su auto, con toda la calma que el tiempo de sobra otorga, se adentró en el local para preguntar si la mesa que había reservado estaba lista, y aunque la respuesta fue positiva decidió esperar en el vestíbulo; como el caballero que era prefería tomar la mesa una vez que su cita llegara también, por cuestiones de cortesía que él siempre otorgaba a cualquier persona con quien se reunía. Para su fortuna, dicho suceso no se hizo esperar mucho más ya que, como pudo descubrir ese día, ella también poseía el buen hábito de la puntualidad, y se hizo presente justamente a la hora acordada. Debía de admitir que eso le sorprendía un tanto, aunque de manera muy grata, puesto que se trataba de una mujer y a pesar de desear dejar de lado cualquier clase de estereotipo al respecto, sabía que en la mayoría de los casos las mujeres se tomaban demasiado tiempo en arreglarse. Ese hecho en ocasiones conllevaba a un retraso de su parte, y por ende le dejaban esperando; sin embargo, en ese día se sintió bastante complacido y no pudo evitar pensar en sumarle puntos a aquella chica de sonrisa encantadora.

–Buenas tardes Tetsuya-san, espero no haberle hecho esperar demasiado –cuando se hubo encontrado justo frente al bajista le saludó con una sonrisa siempre presente en sus labios, además de una reverencia que realizó inmediatamente, aún antes de ver al mayor a los ojos.

–Gusto en verla de nuevo Ayana-san. No se angustie, que apenas le esperé por diez minutos, pero eso ha sido a causa de que yo llegué con esos minutos de anticipación. Me gusta llegar antes, prefiero esperar a hacer esperar, así que qué le parece si ya pasamos a nuestra mesa; cuando llegué pregunté si estaba lista y me dijeron que sí, pero decidí esperarla aquí, me pareció descortés ocupar la mesa antes que usted.

–Oh Tetsuya-san usted es todo un caballero, no cabe duda –inevitablemente un tenue rubor tiñó inmediatamente sus mejillas, provocando una sonrisa nerviosa de parte del músico, tras lo cual éste le ofreció un brazo que no tardó en aceptar para dirigirse juntos a su mesa.

–Espero que el lugar sea de su agrado, he leído tantos comentarios positivos sobre la comida que preparan que no pude evitar invitarla aquí a pesar de que no había tenido la oportunidad de venir con anterioridad –conforme hablaba llegaron a la mesa, donde ayudó a su acompañante a quitarse su saco; tras colgarlo en el perchero colocado al lado de la mesa, se acercó a una silla, la cual abrió para ofrecérsela.

–Hasta el momento parece ser un hermoso lugar así que estoy segura de que me va a encantar… Muchas gracias por sus atenciones –agregó en el momento que el asiento le fue ofrecido, para así acomodarse en ese lugar. Después llevó su mirada a seguir cada uno de los movimientos de su mayor, quien igualmente acababa de acomodar en la percha su larga chaqueta de color rojo, antes de tomar asiento frente a ella.

–Todo un placer, no necesita agradecerme por todo Ayana-san, usted ya debe estar acostumbrada a recibir ese tipo de atenciones además –simultáneamente se dispuso a llamar a uno de los meseros para que éste les entregara la carta–. Sabe, también leí que en este lugar todos los platillos que incluyan pollo o mariscos son su especialidad, se lo digo como recomendación.

–Tomaré en cuenta su amable recomendación Tetsuya-san… Pero entonces ¿estuvo leyendo reseñas de restaurantes para decidir a dónde invitarme? –Cuestionó la chica de cabellos castaños, demostrando una expresión un tanto sorprendida debido a la declaración pronunciada por el mayor, pues en cierta medida no lo podía creer; desde el principio supuso que aquélla debía ser una cita intrascendente para el mayor, pero él se tomaba tantas molestias por ella.

–Por supuesto, me gusta prevenir este tipo de detalles antes de probar un lugar nuevo, más aún si llevaré compañía; me parece que sería muy poco atento de mi parte invitar a alguien a un restaurante cuya comida resulte ser un desastre. Además de ello reviso fotografías porque siempre he pensado que un buen restaurante requiere, además de preparar comida suculenta, poseer un ambiente adecuado para el sagrado ritual del consumo de alimentos… Aunque en general creo que la atmósfera que crea cualquier sitio es vital, soy muy exigente en ese tipo de cuestiones.

–Me doy cuenta, pero es algo que tenemos en común al parecer; suelo ser bastante perfeccionista hasta con el más mínimo detalle, comenzando por lo estético. Si el lugar no posee la armonía que necesito y un orden agradable a la vista, siento ansiedad, no me siento cómoda.

–Vaya, honestamente me siento tranquilo al escucharla decir eso porque tengo fama de neurótico en muchos aspectos, pero veo que comparte parte de mi pensar.

–No tiene nada de malo ser ordenado y buscar que los lugares que lo rodean tengan ese mismo orden y armonía; el orden que tenga un lugar influye en su energía, y ésta a su vez, influye en la nuestra. Por eso nuestro estado de ánimo recibe estimulantes externos de diversos tipos, y siempre están cambiando aún durante el día… Imagino que ése debería ser uno de los principios vitales del feng-shui.

–En alguna ocasión leí que el flujo de energía es incluso influenciado por los sonidos que estén alrededor, sean naturales o artificiales, provocan cambios en nosotros. Es a través de ese principio que, por ejemplo, la música de Mozart beneficia tanto para estudiar. Pero es curioso, nunca había tocado este tipo de temas con nadie –apenas terminó de hablar, el mesero a quien había llamado se hizo presente para entregarles a cada uno una carta con el menú en medio de los agradecimientos de parte de los dos, y ahora sólo debía disponerse a esperar por la orden de ambos comensales, a una distancia prudente para no influir de manera negativa en su conversación.

–Es el tipo de creencia que no todos tienen Tetsuya-san, creo que debe ser eso, y es que resulta incómodo hablarlo con alguien que no lo comprende; o al menos así me ha pasado antes a mí, se dará cuenta conforme me conozca más que no soy el tipo de mujer que la mayoría clasificaría como normal. Pero eso me es divertido porque si sólo somos un patrón más de lo que otras siguen no habría nada nuevo qué conocer.

–Le doy la razón… Aunque le confieso que también pueden haber sorpresas un tanto desagradables a veces, lo he experimentado en otras ocasiones, por lo que le puedo con toda la certeza del mundo que hay personas cuya naturaleza parece trastornarse. Seguidamente nos demuestran facetas que nunca imaginamos llegar a ver a pesar de haber creído que se les conocía como la propia palma de la mano, por eso no todas las sorpresas son buenas, eso depende de su naturaleza.

–¿Eso lo dice por alguna persona en especial? –Por ningún motivo deseaba parecer entrometida en asuntos que no le incumbían, sin embargo el semblante que mostró el mayor en el momento que pronunciaba aquellas palabras no le pareció nada bueno. Parecía bastante perturbado por pensamientos que evidentemente ella no percibió, y sintió la imperiosa necesidad de indagar al respecto, buscando así alguna manera de ayudarle por lo menos siendo un paño de lágrimas que contuviera sus desahogos.

–Sí, pero francamente prefiero no hablar de esa persona porque temo que si lo hago esta velada que promete ser tan encantadora, sería empañada por diversos recuerdos que no merecen ser desenterrados de donde están –había captado las intenciones de la chica desde el principio, y por supuesto que lo agradecía de sobremanera; pero era completamente sincero al decir que prefería no hablar de ello para así no arruinar la velada que les esperaba. Notó la casi decepción que aquellos ojos demostraron tras sus palabras, por lo que en seguido se atrevió a tomarle una mano para así besar el dorso, consiguiendo satisfactoriamente una tímida sonrisa de su parte– por favor no malinterprete mi silencio como una manera de decirle que no se meta en mi vida. Lo que pasa es que es algo tan doloroso que la cita terminaría en una terapia para mí; esos ojos dulces me dicen lo mucho que anhela ayudarme y se lo agradezco mucho, pero no es el momento adecuado de hablar de ello.

–No se disculpe usted… Creo que he sido sumamente imprudente al preguntarle por algo tan personal, me sentiría terriblemente mal si hubiera provocado una indiscreción, así que si le parece podemos dejar de lado esos temas tristes. A mí no me gustaría verle mal por mi causa, así que a partir de este momento, procuremos hablar de algo más alegre, yo le prometo esforzarme por hacerlo sonreír.

De alguna manera la dulzura tan extrema que esa mujer irradiaba se convirtió en una especie de aliciente para su alma herida, se dio cuenta cuando lo siguiente que recibió fue una amable sonrisa de parte de su acompañante, quien inmediatamente siguió incitándole a olvidarse de todos aquellos pensamientos tristes para así enfocarse en la selección de su comida; dicha tarea parecía dificultarse un poco en realidad, debido a que cada platillo que se incluía en el menú, aparentaba ser sumamente apetitoso. No obstante, una vez que se decidieron, se limitaron a hacer el pedido de la comida, al igual que una buena botella de vino y un postre; hecho aquello tuvieron la oportunidad de seguir conversando del mismo modo que antes de haber sido interrumpidos. Pero esperaron a quedarse solos de nuevo, pues apenas fue escrita la orden de ambos, el mesero hizo una corta reverencia para volver a retirarse con dirección a la cocina. Por suerte para los dos, cualquier otro tema triste se quedó en el olvido, de manera que los sentimientos de aflicción y nostalgia no volvieron a hacerse presentes durante toda la conversación, y por el contrario, ésta se tornó aún más agradable, pues poco a poco fueron descubriendo que tenían más en común de lo que se podrían haber imaginado. Ese hecho en realidad alegraba de forma genuina al bajista, pues para él era poco común el encontrar a una persona tan compatible; entre las similitudes que pudieron encontrar lograron percibir desde el impecable gusto para vestir, siguiendo las últimas tendencias de la moda, el gusto por las compras, la delicadeza para captar la armonía de un lugar según los elementos que lo conformaban, hasta el mismo tipo de comida favorita, las películas, los libros… Quizás la idea pareciera un tanto descabellada, pero no podía evitar pensar en ella como una versión femenina de sí mismo.

Finalmente la comida transcurrió en su totalidad sin ningún tipo de inconveniente, de forma tranquila pero animada al mismo tiempo, gracias a que estaban descubriendo la gran afinidad que poseían. Por ello después del postre se retiraron del restaurante con suma satisfacción por la agradable velada que, por fortuna, aún le faltaba un tanto para concluir. Ya habían acordado que la siguiente parada en esa primera cita sería el cine, donde no tardaron en ponerse de acuerdo en qué película verían: una comedia romántica sin duda alguna… ¿Ideal para una primera cita? Probablemente la habían elegido de forma inconsciente, después de todo el músico poseía una sensibilidad muy especial para ese tipo de situaciones, por lo que la decisión fue bastante obvia desde que comenzaron a observar la cartelera en busca de opciones y descartar aquellas que definitivamente no verían.

Apenas un par de horas después la sensación de congoja llegó irremediablemente, ya que la película había concluido; y mientras salían de la sala, caminando cada uno al lado del otro, les pareció casi una lástima que la cita se terminara. No obstante, debido a lo vergonzoso que podía resultar semejante pensamiento ninguno de los dos dijo nada al respecto y tan sólo se dedicaron a salir completamente del cine, manteniendo una sonrisa en el rostro, que a pesar de sus pensamientos no era forzada en ningún sentido. El mayor de los dos había decidido acompañar a su cita caminando con ella hasta su casa, aprovechando que ella había llegado en taxi; después de todo, ésa era una oportunidad perfecta para seguir conversando como lo habían hecho hasta entonces… Y es que quién podía culparlo por querer disfrutar hasta el último segundo de una compañía tan agradable como había resultad aquella chica. En ese momento fue que Tetsu se dio cuenta de la verdad que acarreaban las palabras de sus amigos cuando estos le dijeron que estando con Ayana su sonrisa de antes regresaba… Esa sonrisa cálida que creyó haber perdido por completo después de la traición de Gackt, pero ahora un poco de paz había vuelto a su alma a pesar de que no comprendía la razón de ello.

–Entonces ¿cómo se siente desfilar por una pasarela? He pisado miles de escenarios durante toda mi carrera de músico pero no creo que sea lo mismo –preguntaba el líder de L’Arc~en~Ciel a su joven acompañante mirándola de reojo de vez en cuando, pues debía mantener la mirada en el camino que seguían.

–Pues sí debe ser bastante diferente, sin embargo para mí que estoy acostumbrada a las pasarelas no veo nada difícil en caminar a través de ellas. Es decir, eso es lo único que debo hacer durante los desfiles, sólo correr a ponerme vestuarios diferentes para después regresar a recorrerla otra vez, es bastante repetitivo.

–¿Se lo parece? Cualquiera diría que es lo mismo durante los conciertos, salimos a tocar algunas canciones que ya nos sabemos de memoria hasta dormidos, después corremos a cambiarnos el vestuario, volvemos al escenario, tocamos un poco más y eso se repite según la duración del concierto. Sin embargo para nosotros, a pesar de la rutina que parecemos seguir, nunca es igual: empezando por el lugar, la gente y los ánimos que transmiten, el orden de las canciones, la manera en que son influenciadas nuestros propios ánimos, según nos sintamos el día del concierto. Es algo bastante difícil de expresar, pero todo cambia a nuestro alrededor en cada concierto, por eso es que ninguno es igual.

–…sa ha sido una manera hermosa de plantearlo Tetsuya-san…–Respondió finalmente la menor con una sonrisa emocionada en los labios.

–Oh por favor llámeme sólo Tetsu, creo que puedo decir que me sentiré más cómodo de esa manera –nuevamente sus labios se curvaron en una sonrisa que para nada pasó desapercibida por su acompañante, pues en seguida un sonrojo tiñó sus mejillas.

–Me parece bien, Tetsu, con la condición de que me llame Ayana, pues me siento un poco mayor cuando me llama Ayana-san –dejó escapar una suave risa tras decir aquello, al mismo tiempo que se detenían en la puerta del edificio en que ella vivía.

–Pero si tiene casi veinte años menos que yo, es un crimen que alguien tan joven me diga que se siente mayor por eso; pero está bien, no tengo inconveniente en llamarle solamente Ayana, resulta incluso más cómodo.

–Así es… Y por cierto me he divertido mucho, gracias por invitarme, la comida estuvo deliciosa y la película fue excelente… Por eso es que, si no es un gran atrevimiento de mi parte decirlo, me encantaría que pudiésemos repetir un día como éste –era más que evidente lo avergonzada que se sentía al decir eso, pero el siempre amable líder de L’Arc le sonrió demostrando que aquel “atrevimiento” no le había molestado.

–Por supuesto que sí, para mí también ha sido un verdadero placer salir, yo tengo el fin de semana libre así que tenga por seguro que le llamaré de nuevo para acordar los detalles… Así que hasta entonces.

Hasta el momento las acciones del siempre caballero bajista habían ocasionado muy frecuentes sonrojos y expresiones de pena de parte de quien hasta entonces había sido su cita. Pero el instante de su despedida no iba a ser la excepción, pues las mejillas de la menor se tornaron rosadas una vez más justo cuando el mayor le tomó la mano para besar el dorso de ésta; acto seguido le abrió la puerta del edificio para que se adentrara en él. Fue hasta que la vio hacerlo que el músico se retiró, después de todo no iba a poder irse tranquilo sin saber que su acompañante había vuelto completamente segura a su hogar. Por ello, una vez que lo hizo se dedicó a caminar hacia el estacionamiento del cine donde había dejado estacionado su auto, y mientras lo hacía repasó los hechos de esa noche, con una sonrisa satisfecha en el rostro, y por qué no, abrazando la idea de que esa cita se repitiera pronto.
Notas finales:

Y qué les pareció~ primero que nada quiero decir que éste y los siguientes tres capítulos se situarán exactamente en el mismo día, sin embargo, cada uno de nuestros larukus tiene una historia distinta qué contar, así que ya verán lo que sucede. Por lo pronto con el siguiente capítulo no hay comentarios al respecto, no diré nada simplemente, creo que no necesito recalcar nada. Así que sólo les recuerdo acerca de mi página en facebook, den like y tendrán noticias mías que considere importantes y demás~ eso es todo por ahora, espero sus reviews, y ustedes esperen por el próximo capítulo, hasta entonces les mando muchos saludos y mi cariño, dulces lunas ♥

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