Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

X-Milagros. por samuesselmo

[Reviews - 45]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 Holaa a todos! Espero que estén bien bien! ^^

 Me costó un montón escribir este capítulo porque creí que lo que ya tenía pensado iba a entrar en 6 hojas, y al final me quedé cortísima u.u

 En fin... 

 Espero les guste esta parte :) 

 En el próximo capítulo habrá nuevo personaje.... Era raro que nadie me comentara de él, digo... es uno de los protagonistas del anime xD

 Saludos a todos! 

 Quiero darle las gracias a quienes dejaron RW! Me ayudan mucho a escribir ^^ Ahora voy a responderlos :D

                —Kotaro, ya no tienes hambre. Deja de jugar… -Suspiró cansado Reo separando al niño de su pecho. Sabía lo inquieto y travieso que era su bebé, y cuándo éste se llenaba la pancita y se aburrida no podía evitar morder con las encías a su madre. Con paciencia, Mibuchi dejó a Kotaro en brazos de Eikichi, para así limpiarse y acomodarse la camisa.

—Come tú ahora –Ordenó suavemente Nebuya. En ese momento el pequeño rubio soltó al aire un ruidoso pero divertido eructo que tomó a Reo por sorpresa. Eikichi se echó a reír y el niño, tomando la risa como festejo, aplaudió con una sonrisa en la cara.

—Esas cosas las aprende de ti – Lo regaño al instante Reo, mirando con el ceño levemente fruncido a su pareja.

 Mientras que Kiyoshi miraba divertido la escena, los hermanos no sabían cómo reaccionar. Aomine intentaba desviar su atención a la comida.

—Reo-san, usted no es mujer –Comentó Tetsuya quien observaba a todos con detenimiento. Y ante esas palabras, Daiki a punto de ahogarse miró horrorizado a su hermano menor.

—¡Tetsu! ¡Eso fue irrespetuoso! –Exclamó enseguida para después agachar la cabeza –Perdónenlo, él no quería ofenderlo…

 Reo estalló a carcajadas con un deje de pena -¡Está bien! –Dijo, restándole importancia al asunto –Soy hombre, Tetsu-chan. Mezclaron con mi genética ADN de anfibio y… algunas ranas pueden adaptar su cuerpo cuando faltan hembras o machos en su ambiente y…

—Se podría decir que es hombre y mujer al mismo tiempo –Interrumpió Teppei al ver que a Mibuchi se le dificultaba explicar su milagro.

—Da igual qué sea –Chistó molesto Nebuya sintiéndose impotente –Reo es Reo y es hermoso tal y como es. Si quiere ser hombre, está bien. Si quiere ser mujer, está bien. Si quiere ser ambos, está bien, porque Reo seguirá siendo Reo en el interior –Agregó molesto Eikichi, y provocándole una pequeña sonrisa a su pareja.

—Y puedes tener hijos propios –Dijo el mayor de los hermanos señalando a Kotaro que comenzaba a cerrar los ojos.

—Sí, Kota-chan fue una gran sorpresa –Respondió acariciando los cabellos rubios de su hijo. De más estaba aclarar que Kotaro había sido producto de una violación cuando terminaron las pruebas en aquel horrible laboratorio. Sin embargo, Eikichi se había decidido a adoptarlo como propio, puesto que provenía de Reo y eso era más que suficiente para amarlo –Lo curioso es que no heredó mi milagro.

—Es probable que el milagro de Reo haga que los hijos que tenga nazcan con un milagro al azar –Agregó Teppei, levantándose para limpiar los cuencos ahora vacíos. Un instante después Kotaro soltó un pequeño estornudo, provocando cierta estática que puso sus pelos de punta, ante eso el niño rió divertido.

—Se parece un poco a Aomine… -Pensó con una sonrisa Tetsuya.

—Otra curiosidad del milagro de Reo es que puede producir leche –Comentó sin pudor Teppei con una sonrisa en el rostro. Mientras que Aomine se sonrojó hasta los orejas evitando mirar el pecho de Reo.

—Eso nos salvó cuando llegamos aquí –Suspiró Eikichi suspirando.

—No teníamos comida suficiente y…

—No lo digas.. ¡Qué vergüenza! –Chilló cubriéndose el rostro Mibuchi con pena.

—Hay algo que no entiendo… ¿Por qué no están viviendo en la ciudad? –Preguntó Daiki.

 Los tres adultos se miraron entre ellos con la cabeza gacha –Porque… porque nos da miedo –Respondió con inseguridad el castaño.

—No queremos que nadie nos lastime…

 

+Flashback+

 

 Alrededor de Teppei se estaba creando el caos absoluto. Fuera podía ver que médicos y guardias corrían de un rincón a otro, intentando detener a los demás milagros que deseaban la libertad.

 Volteó para ver la vitrina que apresaba a Hanamiya, llena de una extraña red que le impedía observar su cuerpo. Los doctores que le administraban toxinas y que al parecer habían “confirmado” su muerte seguía en el mismo lugar, paralizados al ver el desastre de rededor y pidiendo apoyo a través de un wockie tockie. Y Kiyoshi también estaba paralizado y sin saber qué hacer.

 De un momento a otro Teppei salió de sus pensamientos, debido a un gran grito de dolor de parte de uno de los médicos que atendía a Makoto. Hanamiya estaba vivo para alegría del castaño, pero no parecía ser él mismo. El azabache estaba mordiendo el cuello de uno de los doctores, haciéndolo convulsionar al instante. Luego prosiguió a morder de la misma forma al otro médico.

 El suelo de su celda temblaba y el cemento bajo sus pies comenzaba a partirse con un fuerte rugido. Miró por unos segundos a Nebuya, y cómo éste rompía sus cadenas gracias a su gran fuerza, mientras que el terremoto también provenía de él. El moreno tenía una fuerza sobre humana, sorprendiendo a Kiyoshi al ver que salía de la jaula sin problemas para aproximarse a Reo.

 Mibuchi tiritaba del frío, de la vergüenza y el asco, abrazándose a sí mismo y cubriendo su rostro. Pero pese a aquella suciedad que cubría su blanco cuerpo, Eikichi no dudó en tomarlo entre sus fuertes brazos. Pero su vista volvió a Hanamiya, quien se encontraba agitado.

—¡Hana-chan! – Exclamó entre contento y asustado Kiyoshi, saliendo de su jaula gracias a su milagro. Sus brazos y su torso se convirtieron en acero con apenas pensarlo.

 El cuerpo de Makoto temblaba y su mirada estaba perdida, pero llena de un rencor venenoso. Sus colmillos eran mucho más finos, filosos, como agujas. Sus uñas estaban largas, igualmente filosas y se habían tornado color negras. Tantas pruebas y tantas toxinas de diversos arácnidos habían afectado en sus glándulas salivales. Su cuerpo ahora podía crear un mortal veneno, capaz de matar a cualquier persona de una sola gota.

—¿Estás bien, Hana-chan? –Preguntó Teppei acercándose a paso lento hasta el azabache.

—¡No te me acerques! –Exclamó hecho una furia, dejando que la toxina que liberaba su boca cayera por la comisura de sus labios.

—¡Kiyoshi! –Nebuya se acercó con Reo en brazos hasta la otra pareja, mirando preocupado que el laboratorio cada vez estaba más vacío, pero escuchando que se acercaban muchos guardias armados –Tenemos que irnos.

 Teppei asintió de inmediato y se acercó hasta Hanamiya, ganándose una mirada retadora de su parte –Vamos, Hana-chan –Le habló suavemente tomando el delgado brazo del azabache.

—¡No me toques! –Volvió a gritar, para luego atacar el brazo del más alto con una mordida. Sin embargo éste ya estaba cubierto por un fuerte acero, impidiéndole traspasar su piel con el par de colmillos –Te odio…. –Sollozó poco después, perdiendo la conciencia y cayendo dormido sobre Teppei.

 Eran los únicos en aquella gran pradera y la nieve parecía empezar a caer sobre ellos, amenazante y fría. Antes de que la noche los atrapara entre las sombras divisaron una pequeña choza a lo lejos. Y sin siquiera dudarlo corrieron hasta ella, ya cansados y con hambre.

 Habían ingresado a la casita por las escaleras que daban a una puerta, ya que la que parecía ser la principal estaba cellada con ladrillos y cementos. Ahí se encontraron con un lugar bastante sucioy lleno de alimañas. Pero no les quedaba otro lugar para huir, pues la tormenta empeoraba con el pasar de las horas. Allí se instalaron y limpiaron. Y explorando el lugar descubrieron diversas rutas de ingreso y escape, y el cómo uno de los túneles conectaba con una pequeña ciudad.

 Pero aunque se encontraban no tan lejos de aquel pueblo, tenían problemas para trasladarse. Reo había comenzado a tener los síntomas de su embarazo y Hanamiya no ayudaba para nada. Siempre se recluía y se mantenía lejos del grupo, encerrándose en su propio mundo, en aquella estrecha habitación.

 

+Fin del Flashback+

 

—Hana-chan no quiere salir de aquí –Habló pausadamente Reo.

—¿No tienen nada más interesante que hablar de mi? –Chistó molesto la voz proveniente del cuarto continuo, atrayendo la mirada de todos.

 En el umbral apareció Hanamiya Makoto con cara de pocos amigos. Llevaba puesto un kimono color verde olivo que le llegaba muy por arriba de las rodillas, exponiendo sus blancas piernas lampiñas. Ambos brazos estaban cubiertos por moretones y mordeduras propias de él, que resaltaban como si se tratasen de exóticos tatuajes.

—Ellos son Daiki y Tetsuya –Los presentó con una sonrisa Teppei –Él es Hanamiya Makoto.

—Milagros puros… -Volvió a gruñir el azabache –Por su culpa es que nosotros terminamos así.

—¡No seas grosero, ellos son sólo niños! –Los defendió Mibuchi alzando el mentón enfrentando con la mirada a Hanamiya.

—¡¿Niños?! ¡¿Te estás escuchando?! –Exclamó Hanamiya haciendo temblar al menor de los hermanos -¡Son monstruos! ¡Son destructivos! ¡Y por esos monstruos es que te convirtieron en un fenómeno!

—¡Cierra la boca, Hanamiya! ¡El único monstruo aquí eres tú! –Lo atacó Nebuya, pero éste se vio obligado a retroceder al ver la toxina que corría por las comisuras de Makoto.

—¡Pues bien! ¡Pueden irse todos a la mierda! No los necesito…

 Diciendo aquello Makoto volvió a su cuarto tapando la entrada con una gruesa tela araña.

—Disculpen eso –Habló Kiyoshi después de un largo silencio.

—¿Él no quiere ir al pueblo? –Preguntó Daiki abrazando a su hermano contra su pecho.

—Hana-chan odia su milagro –Dijo Mibuchi bajando la cabeza para arropar a su bebé.

—Él y su veneno son muy peligrosos –Agregó Eikichi.

 .

.

.

.

 

Habían logrado encontrado un antiguo granero en el camino, y lo aprovecharon al máximo al ver que allí tan sólo había unos pocos animales. Se escabulleron para llegar a lo más alto, donde un montón de paja atada descansaba. Atsushi se había acostado enseguida sobre la cama que habían improvisado de heno, retirando sus prendas para armar algo similar a una almohada. Como la paja picada colocaron una cálida manta sobre ella. Y Akashi no tardó en hacer de las suyas, aprovechando la desnudez de ambos.

 El pelirrojo no esperó ni en segundo para darle la espalda a Atsushi y así poder devorar el enorme falo del mayor, lubricándolo bien con su saliva. Y Murasakibara no se quedaba atrás, suspirando ante las caricias de Akashi. Tomó entre sus manos gigantes el blanco trasero de Akashi, iniciando pequeñas mordidas y lamidas hasta llegar a su entrada y sus testículos, masajeándolos con su lengua.

—¡Atsushi! –Jadeó el pelirrojo al sentir el dedo mayor de su amante que entraba perfectamente en él, rozando su próstata y volviéndolo loco del placer.

 De un rápido movimiento, Murasakibara dio vuelta el pequeño cuerpo de Seijuro para poder penetrarlo y mirar su rostro acalorado y sudado. El mayor era rudo, salvaje y Akashi amaba esa parte de él. Murasakibara era un animal con todas las letras cuando tomaba su cuerpo, cuando lo marcaba y lo hacía tocar el cielo.

 Akashi se dejaba besar de manera brusca, sintiendo como lo dominaba la lengua y saliva de su pareja. Sentía cómo el calor llenaba su vientre, cómo aquel oso tocaba su próstata, haciéndolo sentir diminuto a su lado. Sus caderas subían y bajaban con fuerza, obligándolo a gemir alto y claro. Ni siquiera lo dejaba jadear algo coherente.

 Y Atsushi disfrutaba del calor que desprendía el pelirrojo. Y aunque su miembro no era cubierto por completo él sentía y suspiraba con cada estocada, con cada embestía que hacía temblar al menor.

 Cuando el climax llegó a ellos casi al mismo tiempo jadearon del calor y del placer que desprendía el cuerpo de cada uno. Terminando abrazados y compartiendo el cálido ambiente que se había formado sobre ellos. Y sin separarse ni un centímetro cerraron los ojos, intentando dormir junto con la tormenta que azotaba fuera.

 

.

.

.

.

 

—Tengo hambre~ -Se quejó Takao abrazando su estómago con ambas manos. Había estado horas en aquella biblioteca y ahora tenía un gran apetito. Volvió su vista hasta el libro que había terminado de leer. Se sorprendió de que algo así pudiese existir en la vida real… ¿Milagros? Sonaba como algo sacado de un libro, una película o alguna fantasía. Ahora entendía por qué Midorima lo tenía tan atontado.

 Buscó a su alrededor algo que le fuese de ayuda, encontrando una lupa que estaba entre la librería. Según libro, Shintarou era una víbora, y éstas podían realizar una hipnosis perfecta mientras no hubiese cualquier tipo de material de por medio. La lupa le iba a servir mucho, no era pesada y podía ver a través de ella, a diferencia de cualquier otro libro que sería molesto de cargar.

 El momento que estuvo decidido a abrir la puerta, ésta fue golpeada por el mayor, provocándole un fuerte escalfrío al azabache —Takao, ábreme ahora mismo.

—¡Vete de aquí!

—¿Qué pasa? ¿Quieres morir de hambre? –Lo retó el peliverde  haciendo rabiar al menor.

 Armándose de valor y sosteniendo firme la lupa abrió la puerta chocándose con el cuerpo del médico. Tenía el ceño fruncido y los lentes puestos. Se sentía un poco aliviado -¡No quiero más hipnosis ni más de esas tonterías! –Exclamó rápidamente Takao, ganándose una expresión de sorpresa de parte de Midorima.

—¡¿Por qué?!

—¿”Por qué”? Es obvio que no me divierte que me laven el cerebro –Respondió casi corriendo hasta la sala para tomar su par de pantalones –No sé dónde estamos pero quiero irme a casa.

—No te dejaré ir –Habló cruzado de brazos el peliverde.

—¡¿Por qué me tienes así?! ¡Quiero irme a casa! ¡Ver a mi familia!

—¡No! –Volvió a exclamar Shintarou como si se tratase del capricho de un niño.

—No le diré a nadie lo que pasó, inventaré algo… pero por favor, déjame ir –Suplicó Kazunari sin atreverse a realizar cualquier movimiento.

—No quiero volver a estar solo… -Suspiró derrotado Midorima –Quédate conmigo…

 Shintarou se sentía patético al confesarse de esa manera ante Takao y éste lo miró con sorpresa, algo sonrojado y divisando cualquier forma de escapar -¿Por… por eso me hipnotizabas?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).