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¿Eres tú mi héroe? por Fullbuster

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Cloud Strife


Oscuridad… es lo único que había y traté de abrir los ojos, me sentía cansado pero a la vez… quería despertar, era como si hubiera estado durmiendo durante una eternidad y no entendía el motivo de sentirme tan agotado como me encontraba. Traté de abrir los ojos pero desvié la vista en un movimiento algo brusco tratando de evitar la intensidad de la luz que entraba, no podía abrir los ojos y me quejé levemente. Mi cuerpo ni siquiera respondía con la fluidez de siempre. No entendía nada ¿Qué ocurría?


Escuchaba voces, alguien estaba a mi lado diciendo mi nombre pero no reconocía la voz, la que sí reconocí fue la de mi madre, me llamaba mientras mi padre avisaba a un enfermero ¿Un enfermero? ¿Por qué llamarle a él? Cuando conseguí abrir los ojos había un chico moreno con unos increíbles ojos azules a mi lado cogiéndome la mano pero yo no lo conocía, no sabía quién era ese chico, nunca lo había visto. Alejé mi mano con suavidad deslizándola entre las suyas y la alejé un poco mirándole con algo de miedo y confusión, no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando.


- ¿Quién es? – pregunté a mi madre.


- Dice que es un amigo tuyo – me respondió y vi al chico hablarme en inglés.


- ¿Estás bien, Cloud? Que alegría que estés de vuelta.


- ¿De vuelta? – pregunté mirando las paredes del hospital - ¿Quién eres? – le pregunté en inglés.


- Soy… Noctis – me dijo – tú me llamaste, me pediste ayuda.


- Yo… no te conozco – le aclaré.


El chico se quedó algo sorprendido y paralizado, no sabía qué hacer y al final con un “Disculpa, no debí haber venido” salió de la habitación alejándose por el pasillo. Quise detenerle y decirle que esperase unos segundos pero… la voz no me salió, mejor dicho, las palabras se quedaron atascadas en mi garganta. Me sentó muy mal todo aquello, me dio un poco de lástima pero es que yo no sabía quien era, no lo conocía de nada.


Mi madre se lanzó a mi cuello abrazándome con cuidado y aunque sonreí y me alegré de verla, no podía dejar de mirar hacia la puerta por donde había salido ese chico. La curiosidad de quién era o qué hacía aquí me invadía, supongo que mi vena de reportero seguía intacta. Deseaba saber quién era y cuál era su motivo o excusa para haber venido desde a saber donde sólo para ahora decirme un simple “no debí haber venido”.


Tardaron dos días en darme el alta médica, supongo que los médicos aún no se explicaban el motivo por el que había despertado, yo tampoco. Empecé a recordar cosas del accidente muy lentamente, había vuelto de Afganistán y estaba feliz de estar en casa después de las cosas que había visto y documentado. Había trabajado toda la noche para acabar de revisar todos los informes que debía entregar en mi empresa y me acosté prácticamente cuando el sol iba a salir. Me desperté allá a las diez y salí corriendo para llegar a la reunión de las once en punto. Por suerte la oficina donde trabajaba no quedaba muy lejos de mi apartamento.


Había quedado para la hora de comer con mi familia, apenas los había visto unas pocas horas cuando mi vuelo aterrizó en el aeropuerto. Ese vuelo fue uno de los mejores y a la vez de los más estresantes, por fin estaba fuera de aquella tierra inhóspita pero los nervios que sentía por dentro movidos por el reencuentro con mi familia… me tenían al borde de los nervios. Decirles finalmente que estaba bien, que me vieran en vez de hablar por web cam que a veces se cortaba la imagen y el sonido… era la hora de volver a tocar suelo y abrazarles, estar con ellos. Volvía a casa pero estaba ansioso de salir corriendo y abrazarles.


No había tenido mucho tiempo de estar con mi familia cuando llegué, apenas pude cenar con ellos por la cantidad de faena que me faltaba hacer. Decidí coger un taxi para llegar antes a la oficina y cuando iba caminando por la acera, justo al cruzar el paso de peatones fue cuando vi el coche que se dirigía hacia mí. Me quedé paralizado en el lugar y a partir de ahí… me desperté en el hospital.


Mis padres me comentaron que había estado cuatro meses en coma. No podía creerme que hubiera pasado ese tiempo en la camilla, para mí todo eso había sido como un sueño, había estado durmiendo y no recordaba absolutamente nada de esos meses, no había visto nada, era como si me despertase un día después de haber dormido.


Al llegar a casa me sentí segura y feliz, estaba de nuevo en mi hogar. Mi hermana decidió quedarse conmigo un tiempo mientras me ayudaba a ordenar un poco el desastre que tenía montado, todo lleno de papeles. Mis padres quisieron irse a casa a descansar pero quedamos para comer al día siguiente.


- Oye Tifa ¿Quién era ese chico que vino al hospital?


- Era un estadounidense, dijo que era marine y que había servido en Afganistán.


- ¿Y por qué había venido?


- Dijo que te conocía, que te había visto en sueños o algo así. Los papás pensaron que estaba loco pero él insistía en que le pedías ayuda y que querías despertar aunque no sabías cómo. Vino hasta aquí buscándote. Sabía cosas de ti que no debería saber, cosas íntimas.


- ¿Cómo cuales?


- Como que tienes una marca de nacimiento en el muslo derecho, una pequeña marca blanquecina apenas visible.


- No lo entiendo, nadie se percata de ella.


- Dijo que tú se lo contaste.


Seguí recogiendo las cosas hasta que al coger el informe que tenía que haber entregado apareció una foto traspapelada que cayó al suelo. La cogí entre mis manos y la miré, sonreí al recordarla porque la había tomado unos días antes de volver a casa. Me sorprendí cuando al fondo vi un batallón de combate de los estados unidos. Tuve que fijarme más en detalle y coger una lupa para darme cuenta que allí entre aquellos hombres vestidos de marines estaba el chico que había venido al hospital a verme. Me conocía… quizá no de Afganistán y no entendía cómo podíamos conocernos pero… no podía dejar que se marchase, algo nos había unido desde aquella tierra, desde hacía meses estábamos conectados y no sabía si mi conciencia había buscado un refugio tras el accidente encontrándole precisamente a él. Algunos científicos tenían la teoría de que existía la energía cuántica y quizá… podía haberme pasado algo así, sólo un quizá… pero no podía arriesgarme a perderle tras saber esto.


Salí corriendo de casa y mi hermana me preguntó dónde iba, le contesté que tenía algo importante que hacer pero que estaría a la hora de comer en la casa de nuestros padres. Llamé al periódico donde trabajaba, esperaba aún trabajar allí pero por el momento, lo más importante era encontrar a ese chico y lo haría. Llamé directamente a la expansión de una amiga y le pedí que localizase a ese chico. Le di datos que tenía de él y menos mal que era una gran investigadora, porque me informó del hotel en el que se había quedado, claro que su vuelo salía en apenas veinte minutos, seguramente estaría allí ya.


Cogí un taxi y le pagué el doble con tal de que llegase a tiempo. Llegué cuando faltaban cinco minutos para el despegue y corrí por toda la terminal, debía estar ya dentro del avión. La azafata no me dejó entrar y le dije que era una emergencia, que mi hijo se había colado por error en el avión y que tenía que encontrarlo. Pareció funcionar porque informó de un reciente error y me dejó subir a comprobarlo.


Supongo que luego tendría que ocuparme de todos los problemas legales por hacer esto pero tenía que hacerlo o le perdía para siempre. Subí al avión corriendo y caminé por el pasillo seguido de la azafata de vuelo. Vi su cabello al fondo en uno de los asientos, tenía unos cascos de música puestos en sus oídos y cuando levantó la vista y me vio se sorprendió quitándose los cascos y levantándose.


- ¿Qué estás haciendo aquí? – me preguntó sorprendido pero yo me lancé para besarle con suavidad uniendo mis labios a los suyos en un dulce roce.


- Quédate un poco más, por favor – le pedí.


- ¿Te acuerdas de mí?


- No, lo siento pero dame la oportunidad de conocerte, explícame todo lo que ha pasado estos meses, explícame cómo fuiste capaz de encontrarme – le pedí.


- De acuerdo – me dijo – me quedaré unos días y te lo contaré todo.


- Gracias, muchas gracias. Vamos… mis padres nos esperan para comer – le dije sonriendo.


- ¿Tus padres? – me preguntó - ¿Ya tan rápido? ¿No querías tiempo para conocerme?


- Y lo tendremos – le dije sonriendo mientras salíamos del avión.


Creo que por fin había encontrado al hombre de mis sueños y aunque quería conocerle despacio y comprobar qué clase de hombre era en la realidad, algo dentro de mí me decía que ya nos conocíamos, que teníamos una historia juntos y que podíamos hacerla realidad, teníamos una oportunidad y es que… una guerra… una tierra hostil y dos trabajos tan opuestos… nos habían unido mediante un sistema completamente desconocido. No entendía cómo mi conciencia pudo llegar a la suya pero había ocurrido y hasta que todo esto lo estudiasen los científicos… yo estaba agradecido de que hubiera ocurrido.


Fin


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