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Sin rumbo - RAG2 por CrystalPM

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Notas del capitulo:

Bueeeenoooo! Aquí está el nuevo capítulo. Un poco corto tal vez, pero es lo que tenía pensado para este capítulo y es lo que ha salido XDD Hay mucha gente que me estaba pidiendo actualizar un poquito más rápido así que me esforcé por hacer trabajar a la mente un poquito jeje A ver si puedo alejarme de "Una actualización al mes" durante las vacaciones. 

 

En fin, espero que disfrutéis al menos un poquito del capítulo y feliz Nochebuena/Navidad :) 

Karen observó en silencio como la chica entraba en su despacho. Elena, oculta bajo una gruesa capa azul recorrió la sala con ritmo pausado, sin levantar la mirada, y se sentó en una de las sillas de había justo al otro lado de la gran mesa de trabajo del rey. Una vez ahí se bajó la capucha que dejaba su rostro en las sombras, dejando ver su cabello negro como el carbón y sus ojos azules, extremadamente serios. Ninguno de los dos parecía querer ser el primero en iniciar la conversación y Karen se sorprendió al ver que la que dio el primer paso fue la muchacha.

 

—Quiero que sepas —Su tono de voz demostraba calma y serenidad, aunque había un deje de frialdad en aquellas palabras —, que no tenía ni idea de los planes de mi hermano. Si los hubiese sabido lo habría dicho, para evitar su propia desgracia —Karen estaba completamente seguro de la sinceridad en las palabras de la chica, por eso no se sorprendió con lo que dijo a continuación—, pero también quiero que sepas, que si me pides que haga o diga algo en contra de él me negaré en rotundo. Es mi familia por encima de todas las cosas.

 

El muchacho asintió levemente, nunca se había planteado la posibilidad de usar a Elena para ningún tipo de plan contra Christian, esa no era la razón por la que había mandado llamar a la chica.

 

—Elena, me temo que vas a tener que dejar tu trabajo en el castillo durante un tiempo. No puedo dejar que la hermana de un terrorista esté paseándose por los pasillos, la gente no lo aceptaría.

 

En su tono de voz se podía escuchar perfectamente una disculpa por aquellas palabras. A veces un rey tenía que hacer lo que se pedía de él y no lo que él consideraba justo.

 

—Solo será por un tiempo, hasta que las cosas se calmen. Seguirás recibiendo una ayuda económica y todo lo que necesites para vivir —La chica asintió de manera mecánica. 

 

—Muchas gracias, su majestad —Karen tuvo que esforzarse por no fruncir el ceño, odiaba cuando la gente se dirigía a él de aquella manera. Mucho más si la persona era alguien conocido, alguien a quién consideraba un amigo. 

 

—Eso es todo por mi parte, puedes retirarte —La chica se levantó con cuidado y anduvo hasta la puerta con pasos rápidos, no fue hasta que posó una mano en el pomo de la puerta que se detuvo, dudó unos segundos, pero acabó por preguntar.

 

—James... ¿James está bien? —Aquella pregunta heló al castaño. la imagen de su amigo en el claro del bosque, cuando por fin le encontró después de haberle estado buscando por horas, volvió a su mente. No era una imagen que quisiese recordar. Carraspeó intentando quitar el nudo de su garganta.

 

—Todo lo bien que puede estar — Con esa respuesta la muchacha pareció darse por satisfecha, ya que Karen escuchó como esta abría la puerta y seguidamente la cerraba tras de si. 

 

 

 

 

 

A kilómetros de distancia de la capital una pequeña caravana llegaba a su destino después de dos largos días de viaje. Scapa, ocultó tras una enorme lona negra que cubría la carreta entera podía observar de reojo como pasaban de largo la entrada principal de la ciudad de su destino y el conductor tomaba un rodeo para entrar por la zona más desfavorecida. Desde su escondite podía ver las calles de la zona podrida de la ciudad. Casas destartaladas, gente durmiendo a la intemperie y niños corriendo por las plazas mugrientos y flacuchos, pero jugando ajenos a las penurias que pasaban en aquel sitio de mala muerte. Aquellas caras sonrientes le recordaban a la banda cuando apenas eran unos mocosos jugando al fútbol con un balón destrozado, pero que mientras pudiese servir para su cometido era lo más preciado para ellos. Recordar a Gray y Kyle le hizo sentirse culpable unos instantes, Nico solo había aceptados rescatarles de las celdas y sacarles de la ciudad, pero luego les había dejado a su suerte. Apartó la mirada del exterior para dirigirla a Christian que se ocultaba tumbado bajo la lona justo a su lado, también con la mirada fija en aquel grupo de chiquillos y se preguntó si su amigo estaba pensando en lo mismo que él, recordando aquellos días. 

 

La carreta llegó a su destino y se adentró en un viejo almacén, refugio contra miradas indeseadas. Una vez dentro la lona fue levantada y ambos chicos pudieron salir con rapidez. A su lado había otros dos carromatos, para salir de la ciudad habían decidido que separarse sería lo más seguro. Cuando Christian bajó de la vieja tartana unas manos le agarraron con fuerza del cuello de la camisa cortándole la respiración. Jorge, un chico alto y de cabellos negros que había saltado del carromato más cercano al de los dos ladrones le zarandeó con furia.

 

— ¡¿Ni siquiera eres capaz de tumbar a un simple soldado?! ¿Qué había pasado si por tu incompetencia nos hubiese seguido? ¡Ese chico saltó por la ventana a por nosotros!— Christian no dijo nada, se limitó a fulminar al hombre con la mirada y agarró las manos de su agresor intentando liberarse. Scapa corrió a la ayuda de su amigo y con mano de hierro agarró al hombre y de un fuerte tirón lo separó de su amigo. Jorge no parecía tener ningún problema porque otro más e sumase a la pelea, pero antes de poder abalanzarse contra el castaño con furia una mano se interpuso entre ambos, impidiendo la pelea. Nico observó a los tres con mirada grave.

 

—Justo lo dices tú, que por tu incompetencia no sabes ni cerrar una puerta —Aquella palabras tensaron al aludido que parecía querer replicar, pero la mirada del de ojos negros le achantó. Nico mantuvo el rostro serio unos instantes más, como queriendo asegurarse de que nadie iba a atacar a nadie, luego se giró hacia Christian y Scapa—. Venid, tenemos que informar a Axel. 

 

Christian prefería quedarse ahí peleando que tener que vérselas con Axel, pero no dijo nada y siguió a Nico junto con su amigo. 

 

Cuando entraron en la habitación del líder un fuerte olor a tabaco les golpeó haciendo a Scapa arrugar la nariz. La estancia se encontraba inundada de un denso humo que impedía ver con facilidad, pero aún así Christian llegó a distinguir la figura del cabecilla de aquel detestable grupo sentado en su amplía silla. Axel era un hombre robusto ya entrado en sus 40, las canas que se entremezclaban con sus largos cabellos oscuros le delataban. Vestía ropas extremadamente caras, nada acordes con la zona de la ciudad en la que se encontraban, pero todo lo que rodeaba a aquel hombre era ostentoso, la mesa de caoba, los candelabros de oro, cojines de telas extremadamente finas y coloridas, aquel hombre parecía disfrutar el poder manifestar su superioridad respecto a sus súbditos en todos los sentidos. Cuando les vio entrar alzó lo brazos a modo de bienvenida y mostró la sonrisa más repulsiva que Christian había visto en su vida, solo equiparable con la de Karrick. 

 

—¡Bienvenidos muchachos! Espero que el viaje se os hiciese ameno —Nico esbozó una sonrisa tensa y se acercó a la mesa para sentarse en una de las sillas. Afortunadamente para Scapa y Christian Nico siempre era el que hablaba en presencia de aquel hombre. 

 

—Todo lo ameno que se podía hacer. Conseguimos entregar tu mensaje con facilidad —Seguidamente se dedicó a informar a su jefe de todo lo sucedido en la capital. Christian sintió como un gran peso se le quitaba de encima cuando vio que el de cabellos plateados omitía muy convenientemente el detalle del intento frustrado de incendiar la armería y también el hecho de que habían atrapado a Scapa y se limitaba a contar los planeas que habían resultado en éxito. Ambos amigos permanecieron en completo silencio mientras Nico y Axel conversaban sobre lo sucedido. Axel pareció más que satisfecho con las noticias porqué volvió a dejar asomar aquella sonrisa repulsiva. Golpeó la meza con euforia y soltó un par de carcajadas cuando el muchacho le contó como habían hecho llegar la declaración de guerra al rey.

 

—¡Cassandra, trae más vino! Esto merece ser celebrado, nos llevaremos una buena cantidad de dinero por haber hecho este trabajo bien. 

 

"Querrás decir que tú te llevarás una buena cantidad de dinero" Pensó Christian apretando la mandíbula. Una mujer de cabello nacarado y completamente rizado se acercó desde la esquina en la que se ocultaba para llenar de nuevo la copa del jefe con aquella bebida roja como la sangre. Christian la siguió con la mirada en todo momento, notando como esta evitaba la suya a cualquier coste, pero, de nuevo, no dijo nada. 

 

Nico observó a Axel beber sin quitar aquella sonrisa falsa de sus labios. Con movimientos elegantes descruzó las piernas y se levantó del asiento.

 

—Bueno, eso es todo lo que tenemos que informar por hoy. Si no le importa nos gustaría descansar un poco. Ha sido un largo viaje —Axel asintió mientras aún tenía la copa entre sus labios, causando que parte del líquido se vertiese en su barba, ensuciándola. 

 

—Estad preparados para después de la comida. Tenéis otro trabajo por hacer a esa hora —Nico hizo un leve inclinamiento de cabeza y se volvió. En cuando le dio la espaldas a su jefe la expresión de devoción desapareció de su rostro. Los salieron de la sala fingiendo calma, aunque Christian escuchó un suspiro de alivio escaparse de los labios de Scapa cuando pusieron un pie fuera e la estancia. Nico les observó unos instantes. 

 

—Con eso bastará por hoy. Ya os podéis largar —Scapa asintió más que satisfecho y se dirigió hacia la que era su habitación en aquella horrible casa. En cambio Christian no se movió del sitio y siguió mirando al muchacho de ojos plateados. Este pretendió ignorarle unos instantes, pero al final acabó por volverse hacía él con un a expresión de hastío.

 

—¿Y tú que quieres ahora? — El tono de Nico no mostraba nada de la amabilidad que hace unos segundos había empleado con Axel.

 

—Gracias — El muchacho alzó una ceja confundido y Christian pensó que necesitaba explicarse —. Gracias por no haber delatado a Scapa, ni haberle dicho que no quise participar en la misión de la armería. 

 

Una pequeña carcajada se escapó de los labios de Nico. 

 

—No te creas tanto Law. Solo lo he hecho porque si no me traería problemas también a mi... Aunque hay que reconocer que a veces me das pena —Nico adoptó de nuevo ese tono meloso que le caraterizaba — Sacrificarte tanto por algo imposible. Realmente eres ingenuo. 

 

La expresión de Christian se aceró. 

 

—No es imposible —Nico negó con la cabeza sin quitar aquella sonrisa de su rostro.

 

—Hazme caso por una vez en tu vida Christian. No eres el primero que lo intenta —El pelinegro le fulminó con la mirada.

 

—Que tu no pudieses salvar a tu familia no significa que yo no vaya a poder salvar a la mía —Aquellas palabras surgieron un efecto sorprendente en el muchacho, borrando por completo aquella expresión fanfarrona de su rostro y mostrando una que le hizo pensar a Christian que tal vez se había pasado, pero Nico consiguió recuperarse con facilidad. 

 

—¿Salvar a tu familia? ¿Igual que infestaste salvar a tu amiguito aquella noche en la habitación del rey? — El chico esbozó una sonrisa despiadada — Le deberías haber dejado inconsciente. Así habría sufrido menos al no poder verte ahí, pero claro... —Nico consiguió esquivar con facilidad el puñetazo que soltó Christian dirigido hacia su cara y se echó a reír mientras se alejaba del chico—, eres solo un débil que habla demasiado. 

 

James observaba como Jenna y Karen discutían, llevaban horas de esa guisa. Tras que un grupo no identificado se colase en la habitación real la muchacha había redoblado la seguridad y quería que el rey viaje al interior del reino, a un sitio más seguro donde estuviese libre de cualquier posible ataque terrorista. En cambio Karen quería hacer justo lo contrario, viajar a la frontera del reino, donde pudiese estar en primera fila para poder solucionar todo el tema de la guerra cuando antes. Jenna había entrado en cólera al escucharlo, asegurando que no le dejaría hacer algo tan temerario y así habían pasado la tarde, discutiendo estrategias que permitiesen combinar la seguridad del rey con la posibilidad de este para comunicarse con el reino enemigo. James no había formado parte en el asunto, aunque no podía evitar sentir cierta curiosidad por saber como acabaría aquella disputa. Karen era el que tenía más probabilidades de ceder ante la personalidad férrea de Jenna, pero cuando se trataba de sus responsabilidades como monarca del reino el chico parecía desarrollar una doble personalidad mostrando su parte más agresiva y cabezota. Tras dos horas de discusión acalorada tanto James como Jenna parecieron comprender que esta vez el monarca no estaba dispuesto a ceder. Karen golpeó la mesa con furia.

 

—¡Está decidido! ¡Viajaremos a Dines! —James, sentado en el extremos más alejado de la mesa con la cabeza oculta entre sus brazos abrió los ojos impactado. Dines, una de las ciudades más prosperas del reino, no solo por ser la principal conexión con el reino vecino, Kraig , sino también por poseer uno de los puertos más grandes e importantes del momento, hasta hace apenas unos meses había sido la ciudad de la que Karrick estaba a cargo. El castaño recordó la conversación con el ojiazul en el campanario antes de que todo se desatase. Era como si su mente hubiese despertado de un largo letargo y por fin lo viese todo claro, "Está ahí, Christian tiene que estar ahí"

 

 

Notas finales:

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