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Mi pequeño Ciel. por CheekyMint21

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

¡GUAPURAS! ♥ ¡OMG! Realmente no puedo deciros lo feliz qué estoy de ver qué ya me leyeron… ¡Más de cien personitas! ¡KYAAAAAAAAA! Realmente estoy qué muero de la emoción y más porqué me dejaron 3 hermosos y sensuales reviews qué dispararon mi imaginación y pues… ¡BUM! Aquí estoy de nuevo actualizando ésta historia tan bizarra y retorcida:33 No sabéis lo feliz qué me siento por el recibimiento tan flipante qué me habéis dado a pesar de ser nueva y de qué la historia está bastante rarosa… ¡GRACIAS! Os Advierto qué el cap de hoy está un poquis más largo así qué paciencia plis:33 Os presento a las musas de mi inspiración:

+raizel

+ciel-sakura

+desi

+Ackie-chan

¡LAS AMO RICURAS! En serio me dispararon la inspiración y pues sin entrenaros más… ¡Aquí el cap!

Capítulo Dos.

OPV’s Sebastián:

-¡Sebastián! ¡Sebastián, hermanito despierta por favor!-sentía una leves sacudidas en mi hombro.

“Qué… ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy?” pensé, sintiendo mi cabeza doliéndome con furia y todo mi cuerpo dolorido. Traté de recordar…y el pánico trepó por mi garganta.

-¡Vincent!-rugí, saliendo de aquella oscuridad al fin-¡Maldita sea!-grité al sentir algo desgarrarse a mi costado.

-¡Hermanito! ¡No te moriste!-dijo una vocecita a mí lado, y luego sentí unos brazos colgarse a mi cuello.

-¿Vas a dignarte a decirnos qué pasó, Sebastián?-dijo una voz más profunda, haciendo un estremecimiento recorrer toda mi espina dorsal. Suspiré.

-¿Dónde está Vincent?-pregunté. No estaba de humor para discutir con mi padre.

-¿Vincent? Te he hecho una pregunta ¿Y tú por lo único que vas a preguntar es por un mocoso deshonroso?-dijo mi padre, poniéndose de pie de la silla en la que estaba con aquel aire elegante que tanto odiaba. Apreté los puños y contuve una mueca de dolor: Tenía todos los nudillos abiertos y cubiertos de sangre.

-¿Esperas algo más, padre?-le dije con burla y sin siquiera terminar de esbozar una sonrisa, el dorso de su mano impactó contra mi cara hinchada.

-¡Papi, no!-gritó Finnian, rodeándome aún más con sus brazos y sus lágrimas cayendo sobre mi pecho.

-¡Tú no te metas!-gritó aquel imponente hombre, tomando al pequeño del brazo y arrojándolo a un lado. Otro abusivo, otro Claude. Y lo peor del caso: Era mi padre.

-¡Eres un cobarde!-le grité. Si iba a apalearme de nuevo, que valiera la pena-¿Crees que golpear a alguien herido te hace más hombre? ¡No eres nada! ¡Sólo una basura!

¡Slam! Esta vez un puñetazo que me desencajó la mandíbula más de lo que ya estaba. Escuché el chillido de Finnie y escupí la sangre un lado. “Maldito…si supieras cuánto te odio” pensé, sintiendo mis ojos llenarse de agua y reprimiendo las malditas lágrimas con toda mi fuerza. No iba a darle el placer de que me viera débil, nunca.

-¡Estúpido necio e insolente! ¡¿Te atreves a hablarle así a tu padre?! ¡Ahora verás quién soy yo!-escuché el sonido tintineante de la hebilla de la correa y no pude evitar estremecerme: Mi espalda sufriría.

-¡Papi, no! ¡Por favor no! ¡No le pegues a mi hermanito!-gritaba Finnie, entre correazo y correazo que caía sobre mi espalda con furia.

Apreté los dientes y aguanté el dolor en silencio, como pude…pero las lágrimas amenazaban con desbordar mis ojos de un momento a otro. El sonido de los azotes era tan fuerte que era lo único que se escuchaba. Bueno, eso y los gritos de mi padre.

-¡Vas a respetarme! ¡Respétame Sebastián! ¡Soy tu padre!-gritaba entre golpe y golpe.

No sé cuánto tiempo me golpeó, daba lo mismo si habían sido cinco minutos o una hora…el dolor de al final siempre era el mismo: Insoportable, punzante y ardiente. Todo mi cuerpo se sacudía con violencia pero intenté mantener mi dignidad, mi orgullo. Era lo único que me quedaba después de todo. Escuché un portazo y supe que el moustro se había ido. Suspiré e hice un esfuerzo por incorporarme y recibí ayuda de un pequeño de cabellos rubios y ojos esmeraldas, llenos de lágrimas. Le sonreí.

-Hermanito…lo siento mucho.  No pude defenderte, soy un torpe…-dijo hipando, bajando su carita.

-Hey, no pasa nada ¿Lo ves?-me senté nuevamente, con todo mi cuerpo doliéndome más de lo que podía soportar. Apreté bien los labios para no dejar escapar ni un quejido y menos frente a Finnian.

-Estás todo sangrado…-dijo y señaló el costado de mi camisa, que estaba lleno de sangre. Tomé airé y levanté la camisa. Al pequeño se le escapó un grito de horror.

De seguro mi padre había llamado al médico, porque tenía puntos. El problema era que gracias a su golpiza, la herida donde Claude me había apuñalado había vuelto a abrirse…y ahora se veía asquerosa. La típica herida que ves en las películas de Saw.

-¿Te duele? Todo es culpa de papi. Papi es un hombre malo, hermanito… ¡Malo!-dijo el pequeño, furioso y cruzándose de brazos.

-No te preocupes, fue mi culpa. Yo le dije cosas que no debía…-lo justifiqué. Odiaba defender a un perro como mi padre, pero…no iba a dejar que Finnian creciera con rencores. No cuándo yo sabía cuán dañinos eran para la gente.

-¡No es cierto! ¡Ya deja de defenderlo! ¡Él es malo y lo odio!-dijo y suspiré. Lo tomé entre mis brazos acomodándolo en mis piernas.

-Escucha Finnie, tú no debes odiar a tu padre. Es tu padre después de todo y aunque no lo creas, él te quiere mucho.-le mentí, sintiendo las palabras amargas en la boca.

-Pero es que…me enoja tanto que te golpeé. Y me golpeé a mí por tratar de ayudarte. No lo quiero Sebastián, es una horrible persona.

-No lo es. Sólo dale una oportunidad, o dime, ¿Fue horrible contigo cuando te llevó a Disneylandia?-le pregunté, usando el chantaje sucio. Mi espalda ardía con fuerza y no pude evitar una mueca.

-Bueno, no. Pero…

-Pero eso quiere decir que es un hombre bueno. Sólo tienes que aprender a verlo siempre por ése lado.-le dije, revolviéndole el cabello.

Él suspiró.

-Está bien hermanito, te haré caso. ¿Ya estás mejor?-preguntó, limpiándose las lágrimas.

-Sí.-le mentí de nuevo, cuando la verdad sentía la espalda en carne viva y el costado dolerme como mil demonios.-Ahora vete a…tu cuarto.

-No quiero dejarte solito, ¿Y si papi vuelve a pegarte?

-No lo hará, te lo aseguro.-le dije firme, sabiendo perfectamente qué después de una golpiza diaria el moustro Michaelis no me hacía nada más.

-De acuerdo. ¿Quieres que te traiga algo? ¿Qué llamé a alguien?-dijo, brincando de mi regazo con aquella sonrisa.

-Sólo a…Tanaka por favor.-le dije, devolviéndosela lo mejor que pude.

-Bueno.-dijo y corrió fuera mi cuarto.

-Maldición…-susurré, entregándome al dolor una vez que hubo desaparecido.

Dejé escapar un par de lágrimas…odiaba tanto sentirme tan débil, pero por más que quisiera aparentar ser de hierro, seguía siendo de carne y grueso y endemoniadamente vulnerable a los golpes de mi padre. Apreté la mandíbula con rabia, estaba harto de que me tratara como basura y luego tener que defenderlo ante los ojos de Finnian. “Pero, ¿Cómo no hacerlo? El pobre niño no tiene la culpa” pensé, agarrándome con fuerza el costado. Si bien al principio había odiado a Finnie, ahora no lo hacía. Se había convertido en mi apoyo y en mi único amigo en ésta casa, él no tenía la culpa de que al nacer su madre hubiera muerto y eso hubiera convertido a nuestro padre en un moustro. Suspiré. “Está de más revolver el pasado” me recordé, dándome cuenta de que no tenía caso volver a recordar la infidelidad de mi padre que había terminado en la concepción de Finnian y el divorcio de mi madre.

-Por Dios…-un susurro me sacó de mi trance, y me topé a mi mayordomo con la boca cubierta y lágrimas rodando por sus mejillas. Sonreí.

-Sabes que no me gusta la lástima, Tanaka. Esto no es nada y…-traté de hacerme el fuerte, pero un quejido se me escapó en el peor momento. Maldije en mi fuero interno.

-¿No es nada? ¿Has visto en un espejo la pinta qué tienes?-me dijo molesto, corriendo a mi lado y tomándome por los hombros.

-Sé que sigo condenadamente guapo, aún con la cara reventada y la espalda hecha carne molida…-le dije con un guiñó y él suspiró.

-Siempre he admirado ésa habilidad que tienen ustedes los Michaelis de actuar como si nada cuando en realidad es todo.-se quejó, ayudándome a acostarme de lado mientras examinaba mi maltrecha espalda.

-Tanaka… ¿Tú sabes algo acerca de Vincent?-dije, sintiendo mi corazón encogerse al recordar como las manos de Claude en su cuello. Iría a buscarla en cuánto pudiera, no me importaba lo demás.

Otro suspiro y sentí el alcohol quemarme. Solté un quejido.

-Lo siento, pero es necesario…limpiar la herida. Y respecto al joven, no: No sé nada de él, sólo que su novio alcohólico fue quién te hizo esto. ¿Es qué ustedes no pueden alejarse de los problemas? Pareciera que se rebuscan por conseguirlos y entre más grandes sean, mejor.-volvió a quejarse él, haciendo diligentemente el trabajo que desde hacía dos años repetía con mucha frecuencia.

-Vincent jamás sería un problema. Yo…yo lo amo Tanaka. Y quiero hacer mi vida con él.-le dije, sin evitar sonrojarme un poco: Siempre había confiado plenamente en mi mayordomo.

-Ay mi niño, no puedo decirte que me siento mal de que lo ames…pero él no es para ti. Y está embarazado de otro.-me recordó, como si no tuviera la imagen de él hinchada perfectamente grabada en mi subconsciente.

-Lo sé Tanaka, pero yo…le he dicho que quiero compartir mi vida con él. Me haré cargo de su hijo y… ¡Carajo!-grité, al sentir como socaba demasiado las vendas.

-Lo siento, pero…-me tomó de los hombros y vi que no le importaba mi mueca ante el dolor-Creo que no puedes hacer eso. No es sensato.

-¿Y cómo por qué?-le dije, apartando su agarre y mirándole molesto ¿Acaso no había sido él quien me había dicho que necesitaba ser más compasivo? ¿Usar mi corazón?

-Sabastián, mi niño…sabes que siempre te he apoyado y he tratado de que tu corazón no se torne tan negro. Pero no puedo apoyar la idea de que cargues con el bebé de otro y encima de un muchacho que está confundido. Estoy seguro de que si Claude es el padre de la creatura que Vincent espera es por una buena razón y no se deja de amar a una persona para amar a otra de la noche a la mañana. Necesito que entiendas eso.-me dijo, mirándome directamente por entre sus gafas.

-Eso no importa. Además, ¿No has sido tú el que me ha dicho que con el tiempo el corazón es capaz de volver a amar? Y no me refiero a la porquería que tengo por padre.-le dije con rabia, sintiendo mi mundo desmoronarse. Si él ya no era capaz de entenderme, entonces estaba perdido.

-No quiero que salgas lastimado, Sebastián. Eso es todo. Sé que…aunque no quieras aceptarlo, tu corazón es muy frágil.-me dijo y sólo consiguió enfurecerme más.

Lo hice a un lado y bajé de la cama. Quería largarme de ahí y buscar a Vincent, para escapar de una buena vez de todo ése maldito infierno. Por alguna extraña razón, la cabeza me dolía y sentía que no lo estaba recordando todo…y eso me daba un mal presentimiento. Escuché a Tanaka llamarme pero lo ignoré: Ya me había dicho lo que necesitaba decirme. Me paré en seco.

-Dile a Finnian que lo quiero mucho. Cuídalo y…no vayas a permitir qué ése imbécil le haga el mismo daño que a mí. Adiós Tanaka.-le dije pasando de largo y lo escuché llamarme más a gritos, pero la puerta de la entrada se los llevaron.

Suspiré, no podía evitar sentirme como un moustro…al abandonar a la única persona que me había apoyado y que de alguna manera me dio alegría en medio de éste infierno junto con Vincent. Sacudí la cabeza y me subí al auto pero justo cuando iba a arrancar…

-¿Hola?-dije confuso, contestando mi móvil a un número desconocido, pero dada la situación con Vincent era un hábito ahora.

-Sebastián…por favor ven a ayudarme, tengo mucho miedo…-decía una voz llena de histeria al otro lado, haciendo mi corazón retorcerse.

-¿Vincent? Por  Dios Vincent, ¡¿Dónde estás?! ¿Qué pasa? ¡Respóndeme!-le dije alterado y mi cabeza me ardía con fuerza.

-Yo… ¡No sé dónde estoy! ¡No sé dónde me trajo! Por favor, ven… ¡Espera! ¡No! ¡Claude, no lo hagas!-gritó y la llamada se cortó.

-¡¿Vincent?! ¡Vincent! ¡Mierda!-rugí, arrojando el teléfono hasta que se hizo añicos. Aferré el volante con fuerza y sentía que la cabeza me iba a estallar.

“Maldito Claude, ¿A dónde te lo llevaste?” pensé, con mi cuerpo sacudiéndose con fuerza. Y los recuerdos volvieron: La pelea, su puño contra mi nariz rota y…el muy cabrón llevándose a Vincent a rastras. Lejos de mí. ‹‹Jamás tendrás a Vincent. Jamás›› me había dicho. El pánico estalló en mis venas y supe que Vincent estaba en más peligro que nunca antes, no sabía de lo que era capaz un Claude borracho y sádico pero sabía que si no me daba prisa era cuestión de tiempo para que en lugar de amar a un joven hermoso y sonriente, amara a un cadáver. La idea me hizo estremecer. Me bajé del auto y a pesar de mis heridas corrí a la casa: Necesitaba llamar a alguien. Abrí la puerta bruscamente ante la mirada aterrada de  Tanaka y corrí hacia el primer teléfono que encontré.

-¿Qué fue eso? ¿Qué está pasando? ¿Hermanito…?-escuché la voz de Finnian, pero no tenía tiempo para hacerme cargo de él.

-¡Tanaka!-rugí, mientras intentaba marcar el número pero mis manos temblaban demasiado. Mi mayordomo apareció totalmente pálido y tembloroso en el umbral de la puerta-¡Llévate a Finnian de aquí! ¡AHORA!

-¡No! ¡Hermanito dime qué pasa!-gritó el niño, destrozándome más los nervios de forma inconsciente.

-¡Tanaka!-volví a exigir, logrando marcar el número a mi cuarto intento. Estaba demasiado alterado y debía parecer un loco.

-Sebastián, ¿Qué tienes? Por Dios, ¡¿Por qué estás así?!-dijo él nervioso, pero al menos ya había tomado a Finnian en brazos.

La ignoré porque justo en ése instante atendieron mi llamada. Ni siquiera me esforcé en fingir.

-Agni, escúchame…necesito que llames a la policía y les informes del secuestro de Vincent Phantomhive. Diles que se dirijan al apartamento de Claude lo más pronto posible y con todos los refuerzos que sean capaces de conseguir: El sujeto es peligroso y posiblemente demente.-le solté.

Vi como Tanaka abría los ojos como platos y palidecía más si cabe, mientras Finnian hacia berrinche entre sus brazos.

-¿Qué demonios? ¡¿De qué estás hablando Sebastián?! Ay mierda, no me digas qué de nuevo andas detrás de Vincent… ¡Me prometiste que ibas a alejarte de él!-me reprendió al otro lado mi mejor amigo.

-¡Sólo hazlo, maldita sea! ¡Y qué sea rápido!-le dije y colgué sin darle tiempo a decir nada más.

-Sebastián, no quiero que hagas una locura…-empezó Tanaka, pero tampoco lo dejé terminar: Tenía tanto por hacer y muy poco tiempo-¡Sebastián!-rugió, tomándome del brazo pero me aparté bruscamente.

-¡Suéltame! ¡No tengo tiempo!-le dije, dejando salir toda mi frustración.

-¡No voy a permitir que te vuelvan a hacer daño! ¡Ése hombre casi te mata! ¡Ya deja de meter las narices en dónde no te llaman!-dijo y vi que aparte de ira, también había preocupación.

-Hermanito, ¿Qué pasa? ¿Por qué haces llorar a Tanaka-san?-preguntó Finnian, mirándome con desaprobación. Suspiré.

-Tanaka, lo siento pero… el hombre al que amo está en peligro. Y no puedo quedarme a esperar a que la policía inútil haga algo.-le dije, sintiendo un nudo en la garganta al ver como sus ojos se cristalizaban.

-No quiero perderte, Sebastián…soy tu mayordomo y te quiero y me preocupo por ti.-dijo él, y alzó la mirada-Por eso haré lo posible por mantenerte a salvo. Incluso si eso significa traicionarte y que me odies.

Lo miré confuso y comprendí: Iba a llamar a la persona que más detestaba en el mundo. Christopher Michaelis. Asentí.

-Fuiste un buen amigo, Tanaka. Adiós.-me despedí de nuevo y salí corriendo, escuchando como gritaba al moustro que tantas veces me había apaleado.

Tal y como dice la frase, Troya ardió en el instante en que Christopher se apareció…pero yo ya estaba montado en una camioneta alejándome de ahí y yendo quizá a mi posible muerte. “No me interesa, si con eso consigo mantenerte vivo a ti” pensé firme, preparándome para cualquier cosa. Si Claude fue capaz de apuñalarme quería decir que estaba muy enfermo…se me revolvió el estómago de sólo imaginar qué estaría haciéndole a Vincent, qué estaría pasando en éste preciso segundo y qué pasaría si no me daba prisa. “No puedo permitirme pensar así” sacudí la cabeza intentando no ponerme más nervioso de lo que ya estaba “Necesito conservar la esperanza, aún si al final…sea lo que quizá me maté más que encontrar a Vincent…mierda” mi cuerpo rechazaba siquiera el pensamiento de él tendido en un ataúd pálido y frío, sin moverse. Sin sonreírme con ésa calidez que sólo él poseía, sin mirarme con ésos preciosos ojos zafiros que alteraban hasta la última fibra de mi ser, sin ser Vincent. No lo resistiría. Aceleré a lo más que me daba la camioneta, ganándome los bocinazos, insultos y un par de dedos anulares de los conductores. Rogaba al cielo que tuviera razón y el enfermo de Claude hubiese llevado a Vincent a su apartamento. Cuando llegué, ni siquiera me molesté en apagar la camioneta. Sólo salté y enfilé hacia aquel edificio de apariencia tranquila pero que quizá estaba siendo testigo de la peor de las barbaridades. Mi boca se resecó de sólo imaginar qué me esperaba, pero necesitaba ser fuerte por Vincent y por el futuro que tal vez con suerte pudiese rescatar de las manos de ése maldito.

-Buenas noches, Señor… ¡Hey! ¡Espere! ¡No puede subir sin ser anunciado! ¡Llamaré a la policía!-gritaba el chico de la recepción, mientras me precipitaba por las escaleras: No tenía tiempo de esperar el elevador.

“Si mal no recuerdo, Vincent me dijo que vivía en el 221B” traté de hacer memoria, porque sino…estaría perdido y todo habría acabado. Todo mi cuerpo ardía por el esfuerzo y el dolor que me provocaba el sudor en mis heridas era indescriptible, pero no estaba dispuesto a parar por una estupidez así. No cuando lo que más amaba estaba en peligro y yo era el único al que parecía importarle. El recepcionista venía tras de mí gritando aún, pero no iba a detenerme. Fueron los ocho niveles más desesperantes de mi vida, pero cuando por fin llegué al que correspondía me lancé como una bala por el pasillo y sin pensarlo dos veces tiré la puerta de una patada que me costó un buen gemido...aparentemente todo en calma. Hasta que un grito me erizó todos los vellos del cuerpo.

-¡No, por favor! ¡Ya no, Claude! ¡Nos vas a matar!-decía una voz. Su voz.

-¡Vincent! ¡Aquí estoy, Vincent!-le grité, para que al menos tuviera un rayo de esperanza en cualquiera que fuera su calvario.

Corrí hacia dentro y en la habitación, estaba él sobre una cama, amordazado y…con un gran charco de sangre entre sus piernas. La imagen me dejó duro justo dónde estaba.

-¡Sebastián, no!-gritó, pero cuando me volví sólo alcancé a ver un jarrón que se estrelló con fuerza contra mi cabeza.

-¿Qué pensaste, mariquita? ¿Qué podías venir y quitarme lo que es mío por qué sí? Te voy a matar, junto con ésta puta…y me voy a divertir mucho.-dijo riendo junto a mi oreja.

“Por favor, no quiero caer inconsciente. No ahora” pensé, aferrándome con todas mis fuerzas al rostro de Vincent que parecía gritar pero el pitido de mis oídos no me dejaba escuchar nada. Aquellos puntos negros ya opacaban mi visión, pero ésta vez iba a luchar. Vi como Claude avanzaba hacia él y le propinaba una gran bofetada…y me aferré a eso. Me aferre al dolor que le causaba para sacar fuerzas, a las ganas que tenía de matarlo. Sentía la cabeza pesada y algo caliente bajaba por mi costado derecho, seguramente sangre como si necesitara perder más. “No me importa, voy a luchar. Aún si mi cuerpo está destrozado y no puedo levantarme. Lucharé hasta el final por ti Vincent” pensé con firmeza, reuniendo todas mis fuerzas y consiguiendo ponerme de pie. El pitido aún seguía en mis oídos pero al menos para hacer algo iba a ser útil. Tiré a Claude del cabello y volvió a asestarme otro golpe, que me tiró al suelo e hizo que todo empezara a moverse. Lo vi ponerse sobre mí de nuevo y no tuve que ser demasiado inteligente para saber lo que seguía. Cerré los ojos, me despedí en silencio de Vincent sintiéndome una mierda por no haber podido ayudarla y me preparé para el impacto. Pero nunca llegó. En lugar de eso, sentí dos garras clavarse en mis hombros y que me sacudían con violencia. Abrí los ojos y algo borroso se estaba delante de mí, lo que sabía era que no era Claude.

-Sál…valo…por…favor…-susurré con mi último aliento, antes de dejarme caer de nuevo en las garras de la oscuridad.

Notas finales:

¡YAY! Y cómo si ya no os hubiese perturbado lo suficiente ¡BUM! Vengo y os pongo a Finnian y a Sebastián cómo hermanos… ¿Alguien alguna vez pensó eso? ¿O soy sólo yo la torcida? XD Y tal parece qué Claude seguirá de maloso:3 ¡MUAJAJAJAJAJA! Me encanta qué Claude sea el malote es tan askalasjaldjalsj *------------------------------* ¿Qué opináis del papá de Sabby? La verdad es qué fue dificilísimo escribir ésa parte, sobre todo porque ¡yo estoy absolutamente EN CONTRA del maltrato! *snif* Vale, sois bienvenidos a dejarme su opinión, ya qué sus reviews son el motor de mi inspiración ^^ ¡Os quiero! ¡Un besazo y de nuevo mis disculpas por ésas perturbaciones mentales! XD


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