—Papá, te he traído flores. —Luhan entró a aquella habitación con demasiado ánimo.
—¿Flores?. Estoy en un hospital, no en un cementerio. —Sin embargo, sonrió al verlo con aquellas flores en la mano.
Era una manera única de decirle a su hijo que le agradaba el gesto.
—Vale, la próxima te traigo un libro. ¿Cuál es tu género? ¿Te van los libros de superación personal? ¿O del tipo documental? ¿Estaría bien una novela romántica? No me digas que quieres un ejemplar de Cincuenta sombras de Grey.
—Olvídalo. Las flores me gustan.
Los dos sonrieron. Este padre e hijo eran muy buenos amigos.
Luego de ser interrumpidos por una enfermera que cambiaba los medicamentos que le suministraban por vía intravenosa, Luhan retomó la conversación.
—¿Ya te han dado algo de comer? Podría comprarte algo afuera. La comida de hospital nunca será buena.
—Estoy bien, no te preocupes. —intentó sentarse en la camilla donde estaba acostado, pero se sentía tan débil que tuvo que ser ayudado por su hijo. Luhan subió la cabecera de la camilla con un control remoto—. Mucho mejor, gracias.
—Luces mejor que ayer. Si sigues así pronto podremos irnos.
El señor Xiao sonrió amplio en respuesta y luego cambió de tema.
—La última vez que estuviste aquí, me dijiste que ibas a una entrevista de trabajo. ¿Cómo te fue?
—Pues… no era para mí. —no quiso dar más detalles.
Su padre lo comprendió y no comentó más al respecto.
—Luhan, tu madre quiere ofrecerte un trabajo en su empresa… deberías…
¿Cómo lo supo? Luhan no le había contado sobre eso. De hecho era algo que había sucedido a penas ayer, ¿Cómo lo supo?
—¿Cómo…?
—Su asistente estuvo aquí hoy, justo antes de que llegaras. —Debía de estar refiriéndose a Minseok—. Me contó todo porque piensa que yo podría convencerte de aceptar…
—¡NO! —Luhan lo interrumpió—. No vayas a terminar esa frase porque no lo voy a aceptar.
—Pero al menos considéralo antes de decir que no.
—¿Qué es lo que tengo que considerar?, ¡Papá, ella nos abandonó! Y, ¿Cree que por darme dinero y ofrecerme un trabajo, va a solucionar todos los años en que no tuve una madre a mi lado?
—No se trata de eso.
—¿No?, ¿Entonces de qué se trata? —Luhan estaba subiendo su tono de voz y tuvo que respirar profundo para calmarse un poco. Esta conversación lo estaba enfadando demasiado.
—La cuenta del hospital sube cada día y lo sabes. Entre más días pasen, será peor. Tu sin trabajo será difícil conseguir dinero para pagarla.
—Si lo que te preocupa es la cuenta, entonces tranquilízate. Yo me encargo de eso.
—¿Qué has pensado hacer?
Luhan no respondió inmediatamente.
Nada. Luhan no sabía cómo solucionar eso. No había dinero, pero recurrir a su madre sería lo último que pensaba hacer. No tenía ni idea sobre cómo pagar esa cuenta, pero seguramente podría encontrar la manera de hacerlo sin que su madre interviniera en eso.
—Ya te dije que me encargaría de eso. —al final respondió, pero su padre no terminó de creerle.
—Podrías aceptar lo que te ofrece tu madre. Aun sin hablar sobre la cuenta del hospital, sabes que en ninguna otra parte te pagarían lo que ella te ofrece. —insistió el señor Xiao.
Luhan lo miró en silencio por otro largo momento.
—No quiero.
—Luhan, escúchame. Estoy tan enfermo que pueda que me queden pocos meses de vida. No quiero pasar mis últimos días en un hospital. Quiero hacerlo en mi casa, en mi cama, con mi hijo. Acéptalo y paga la cuenta para podernos ir a casa.
—Vamos a encontrar otra manera de pagar esa cuenta. —¿En qué momento había empezado a llorar? Luhan se secó las lágrimas con el dorso de la manga de su saco.
—Luhan, por favor. No es sólo por la cuenta del hospital, quiero verte en un buen trabajo.
—No. No me digas que lo acepte. No me lo digas tú.
—Por favor, quiero que lo hagas por mí.
¿Por qué entre todas las personas, tenía que ser justamente su padre el que le pidiera aceptar algo de su madre?
Luego de otro largo silencio y unas cuantas lágrimas más, Luhan bajó la cabeza en derrota.
—Bien, llamaré a su asistente.
—Gracias.