Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez minutos en el cielo por mistdowner

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Al final si hice la segunda parte de esta pareja. Espero les guste :'D 

El amanecer. El odiado amanecer. Los rayos del sol amenazaban con entrar en su habitación, volviendo a la realidad al pequeño castaño. Gruñó mientras se tapaba con las cobijas, y sentía que el mundo le daba vueltas. ¿Tenía resaca? Tadashi de seguro lo molestaría por eso. ¿Debería decirle a Baymax que tratara de curarle el dolor? No. Ni soñando. El robot de seguro armaría un gran escándalo, alertando al mayor. Hablando de ello, estaría aun en casa? ¿Cómo podía soportar el alcohol como si nada en su cuerpo? Se levantó con pereza digna de un mamut, y bostezó sonoramente, sintiendo que todo le daba vueltas. Intentó recordar algo del día pasado, pero ningún recuerdo se le subió a la cabeza... Exceptuando uno, que más que un recuerdo, le parecía un sueño. ¿Habría sido real? Bueno, no había manera de saberlo, ni mucho menos preguntarlo. Suspiró, mandando su vista a donde se suponía, estaría su hermano. No estaba. ¡Era domingo, y  de seguro ese nerd estaría con Honey y los demás, en la universidad!

-Banda de nerds.- comentó algo molesto, más por el hecho de no estar enterado que por otra cosa. Sus pies tocaron el frío suelo, se calzó unas pantuflas, y bajó con mucha parsimonia hasta la primera planta, encontrando a su tía muy ocupada atendiendo la cafetería.

-Oh, Hiro, despertaste.- comentó sin mirarlo, puesto que servía con cuidado el líquido en una de las tazas, y buscaba el postre que le habían solicitado de acompañamiento. – Tadashi salió temprano en la mañana, y me dijo que no te despertara.- tan rápida como sus palabras, la mujer volvió al trabajo, dejando a Hiro con algunos pensamientos erráticos. No tenía muchas ganas de ir a molestar a su hermano, así que se la pasaría el día entero diseñando algún robot, u  otra cosa divertida. Tomó algunas pastillas y agua del lugar, y subió de nuevo a su cuarto, dispuesto a darse un baño.

*************

-Amiiigos, que onda?- con su actitud relajada, como siempre, Fred saludó a todos los presentes en la sala, pronto tomando asiento en un sillón, y haciéndose de unos cuantos comics.

-¿Sólo vienes a leer comics?- cuestionó con una ceja en alto Go Go, cruzándose de brazos mientras la rubia más alta sonreía y volvía su atención a sus proyectos.

-Acompañado es mejor.- respondió el muchacho, dando vuelta la página como si nada. La pelinegra solo blanqueó los ojos, y volvió a su trabajo, ignorando el hecho de que Tadashi hubiera estado todo el tiempo callado y con una notable sonrisa. Quien no dejó pasar este detalle fue Wasabi, que dejando de lado sus cuchillas, se acercó a Hamada, con claras intenciones de enterarse el motivo de su incesante sonrisa.

-Vamos, dime.- fue directo, sin rodeos ni indirectas.

-Bueno, digamos que ayer hice de cupido.- encogiéndose de brazos, como si lo que acababa de decir era poca cosa, soltó esa simple oración, que dejó mucho en los pensamientos del de rastas, que luego de unos segundos de reflexión, volvió a sonreír.

-¿El chico hielo y el de pecas?

-Bingo.

-Espero no hayas sacado de sus casillas al pobre de Frost.

-No mucho… Bueno, sí, un poco. No había otra manera de hacerlo entrar en razón.

-Nunca cambias, eh?

-¿Qué? ¿Funcionó o no?

-Jajaja, si, como digas. Por cierto, cuando vas a hacer algo por ti mismo?- esa pregunta paralizó al pelinegro, que recordando el beso de la otra noche, se sonrojó levemente. Wasabi sonrió victorioso, sabiendo que había dado en el blanco.

-No sé de qué hablas.

-Vamos… Es obvio que estás loco por alguien. Hace algún tiempo lo hemos notado. Suspiras mucho, te desconcentras con facilidad, tropiezas seguido…

-¡Bueno, ya entendí!

-¿Entonces? ¿Quién es la afortunada? – Hamada eligió con lentitud sus palabras, dejando de construir y armar todo lo que tenía entre manos. Suspiró de nuevo, dando la señal al contrario de que no era un tema fácil de tratar.

-Es… Alguien.

-Bueno, supongo que lo soltaras con el tiempo- Sin muchas más ganas de molestar, Wasabi se retiró de nuevo a su puesto, dejando al pelinegro sumido en sus pensamientos. Amaba ser el hermano mayor de Hiro, ese pequeño genio con ojos tan hermosos e inocentes. Pero en ocasiones como esas, hubiera pedido ser solo un amigo, sin ningún lazo de sangre con tan lindo muchacho. Porque lo quería, tenía un gran cariño por su hermano, que excedía los límites de lo establecido. Como envidiaba a los demás. Mérida junto con Rapunzel disfrutaban de su relación abiertamente, aun cuando la madre de la pelirroja pusiera el grito en el cielo miles de veces. Y no tenía que ser adivino para saber que ahora Jack e Hipo  actuarían de un modo similar, tal vez un poco menos meloso, pero si cercanos. En cambio él… Nunca podría tomar de la mano a Hiro en público, ni darle un beso en plena consciencia del menor. Porque además de ser hombres, eran hermanos. Se odiaba a sí mismo por sentir aquello. Había perdido la cuenta de las veces que había tratado de enamorarse de Honey o Go Go… Pero nunca resultaba. Siempre terminaba frustrado, recordando la sonrisa de su pequeño pelinegro. ¿Era que iba a pasar el resto de su vida con ese amor imposible? Viendo como alguna chica conquistaba el corazón de Hiro, y se lo llevaba lejos de él…

-Dashi…

Y no podía permitirlo…

-Ta…Dashi…

Pero no era quien para privar la felicidad de aquella persona a quien más quería…

-¡Tadashi!- Un sobre saltó inundó el cuerpo del nombrado, que dejando caer las piezas al duelo, se encontró con que ahora Go Go lo miraba con ganas de matarlo.- ¿¡Piensas matarnos!?- en un primer momento Hamada no entendió, pero al llevar su mirada a los componentes entre sus manos, que trataba de unir infructuosamente, se dio cuenta de que realmente, hubiera creado una gran explosión si seguía fusionando tales objetos.

-A-ah, no…Yo…- con bochorno, el muchacho soltó las herramientas y se disculpó, escuchando una risita proveniente de Honey, y un “enamorado, enamorado…” de Fred.- Será mejor que me marche, no estoy… Concentrado.

Y sin esperar palabras, tomó sus cosas junto con su casco, y se fue, dejando a su grupo de amigos mirándolo seriamente.

-¿Cuándo crees que se lo diga?- susurró la rubia alta a su amiga de mechones morados, quien mascaba un chicle sin el mayor cuidado.

-Es un tonto.

-Es solo que…Es complicado.- Agregó Wasabi, mirando con algo de pena la espalda de su amigo alejarse en su motocicleta.

-Ah…El amor entre hermanos… ¡Eso me recuerda a un comic que leí en donde…! ¿Eh? ¿Chicos? ¿Me están escuchando?

*******************

-Ya llegué

-Tadashi, cariño…Llegas temprano.

-Ah, no había mucho que hacer en la universidad. ¿Has visto a Hiro?

-Sí, bajo con un aspecto terrible, le dije algunas cosas y volvió a subir a su cuarto. Creo que Mochi le hace compañía.

-Ah…Es bueno saber eso.- sin entender mucho la mención del gato, el hermano mayor subió las escaleras, buscando con la vista a Hiro. Miró su cama, y notó un leve bulto en ella. Sonrió malicioso, y con la sutileza del mundo, se abalanzó a la cama, atrapando a ese pequeño ser que se movió frenético. Para su sorpresa, no recibió más que arañazos.-¿¡Mochi!?- sorprendido y algo adolorido por los zarpazos del animal, lo sacó de la cama, pronto para darse media vuelta y ver los pies de su hermano, en su propia cama. Caminó hacia ella, y lo que encontró, le revolvió lo más interno de su ser, poniendo en marcha su madura mente, ya no tan sana como antes. Porque ahí, delante de sus ojos, su hermanito descansaba entre las sábanas adormecido, con la playera arriba, dejando ver su delicada piel. Fue difícil contenerse, no iba a negarlo.- Hiro, que haces en mi cama?- Tratando de esconder su sonrojo detrás de la sombra que proyectaba su gorra, hablo con mucho esfuerzo para sonar calmado. Notó como el menor se removía con pereza, y cual niño pequeño se quejaba, somnoliento.

-Tenía sueño.- contestó con simpleza.

-Tienes una cama propia.

-Pero me gusta como huele la tuya.

-¿Y…A qué huele?

-A ti.-Diablos. El pelinegro mayor tuvo que sacar fuerzas de quien sabe donde para no abochornarse y sonreír como tonto. ¿Eso quería decir que a Hiro le gustaba su olor? ¿Debía alegrarse por eso?

-Como sea, vuelve a tu cama, ya saqué al gato… Además, pronto será hora de almorzar y…

-Nh.- dándose media vuelta y acurrucándose aun más en las sábanas, el menor no hizo más que ignorar a su hermano, que molesto frunció el ceño. ¿Por qué se empeñaba tanto en ponérsela difícil?

-Hiro…- lo llamó en forma de advertencia. Pero este ni se inmutó.- llamaré a Baymax.- con eso logró medianamente que el muchacho pusiera sus bellos orbes en él, cosa que le hizo sentirse un poco apenado, pero no flaqueó- hablo en serio.

-¿Cuánto falta para que esté listo?

-¿Ah?

-El almuerzo

-A-ah, tal vez unas horas, no lo sé… ¿Pero eso que tiene que…?

-Entonces acuéstate conmigo hasta la hora.

-¿¡Ah!?

-Antes lo hacíamos, que tiene de raro que lo hagamos ahora?- con esas palabras el mayor se sonrojó, ya no había vuelta atrás. Tragó en secó, dejó sus cosas de lado, y suspiro tratando de calmarse, todo ante la mirada divertida de su hermano, que aun somnoliento dejaba ver parte de su piel.

-Pero luego bajamos rápido.

-Como digas.- y corriéndose un poco para dar espacio al mayor, esperó pacientemente a que este se acomodara. Así se llevó acabo, y a pesar de que la cama era pequeña, ambos entraron, bien acurrucados. – Pon tu brazo así.- se dignó a decir el menor de los Hamada, poniendo la parte nombrada de su hermano alrededor de su cuello, para usarlo como almohada. Tadashi no dijo nada. No tenía voz para decir ni siquiera un monosílabo.  Su cuerpo estaba tenso, y su corazón no dejaba de bombear sangre a sus mejillas.  Pronto sintió como Hiro se abrazaba a él, y una descarga de alegría le instó a sonreír bobamente.- Extrañaba esto.- comentó el pequeño, en un tono demasiado dulce, que removió las entrañas de su mayor en una gran oleada de cariño. Como amaba a su hermano.

-Tal vez podamos hacerlo más seguido.

-Ya quisieras.- escuchó una risita ahogada del pelinegro menor, y un suspiro llegó. Con ello, pensó que realmente estaría durmiendo de nuevo. Su propio pecho bajaba y subía tratando de calmarse,  luego de unos minutos en completo silencio, deleitándose con la hermosa y reconfortante cercanía, se dio por fin un tiempo para adorar su suerte. Estaba más calmado, y con unas tremendas ganas de acariciar esa suave piel. ¿Por qué habían tenido que elegir esa pose para dormir? Ambos de costados, enfrentados, y Hiro descansando en su brazo… La vista era hermosa. Casi le parecía ver a un ángel durmiendo.

-Hiro…-susurró, en un tono tan bajo, que cualquiera pensaría que solo había sido el viento golpeando una ventana levemente. No podía resistir más. Con una sonrisa tierna, su mano libre recorrió una de las mejillas de su hermano, regocijándose al notar que esta se ponía adorablemente roja al tacto, que simplemente había constado de una delicada unión entre piel y piel, casi imperceptible. Ahora con más confianza, se atrevió a tomarla completamente, pasando su palma con entrega por la zona, con cuidado de no interrumpir el sueño de su angelito. Sus inquietos ojos buscaban grabar el momento, hacerse de toda la información, para luego repetirla mil y un veces, y seguir sintiendo la felicidad que ahora lo cegaba. Estaba tan concentrado en esta acción, que simplemente sintió que su cuerpo se paralizaba al notar como las delgadas piernas de Hiro se colaban entre las suyas, para luego aferrarse a la unión como un berrinche. El mayor tragó en seco, más no dijo ni hizo nada para detener lo que sucedía. Prácticamente, podía morir feliz en ese momento.- Yo en serio…- de nuevo usó ese tono de voz tan bajo, que ni él mismo entendía bien que decía.- En serio…- ¿Qué estaba haciendo? ¿Se iba a declarar a su hermano mientras estaba dormido? Bueno, no era muy extraño…Ya que se había aprovechado otras veces de ese tipo de situaciones para mostrarle afecto a su hermano pero… ¡Eso era diferente! Ahora Hiro no estaba alcoholizado, ni profundamente dormido. Quería detenerse. No declarar nada sobre aquellos  burbujeantes sentimientos que yacían dentro suyo, pero no podía dejar de abrir la boca.- Te…¡Auch!- el grito de dolor fue lo suficientemente sonoro como para que el menor abriera los ojos, y mirara confundido a su hermano, que sostenía uno de sus costados con una mueca de dolor.

-¿Tadashi?- usando sus dos manos para levantarse a medias del colchón, pudo ver como Mochi estaba aferrado a las prendas del pelinegro mayor, clavándole las uñas. Comenzó a reír sonoramente, y luego escuchó el sonido del aire fluyendo, cosa que significaba que Baymax estaba activándose.

-He detectado un sonido de dolor.- dijo el robot, y el menor de los Hamada apuntó aun entre risas a su hermano, que ahora en pie a un lado de la cama, seguía tratando de sacarse el gato de encima

-Mochi malo! ¡Suéltame!- al fin se deshizo del gato, que feliz con una hilacha que había sustraído de la ropa del mayor, se marchó escaleras abajo.

-Hola, Tadashi, voy a escanearte para saber el origen de tu dolor.

-N-no Baymax, deja eso, yo no necesito de tus servicios.-comentó el joven, pero ya era tarde, puesto que el escáner lo recorría de arriba abajo. Suspiró vencido, y llevó su mirada a su hermanito que seguía riendo con una mano en su boca.- ¿De qué te ríes?

-De nada, bobo. Ya debe estar la comida- sin esperar nada más, el chico bajó de la cama, se desperezó, y se calzó unas pantuflas, bajando rápidamente la escalera.

-Origen, encontrado: dolor abdominal, y leve depresión. Cura: desinfectante inhibidor del dolor, y más comunicación con los seres queridos.- Con esas palabras de tono robótico, Tadashi se dejó tratar levantando sus prendas para darle espacio al robot a hacer su trabajo. Suspiró y luego negó con cierto deje de molestia. ¿Qué tipo de estupidez había estado a punto de hacer? Menos mal que se había roto el momento, o quién sabe hasta donde habría llegado.

-El tratamiento ha terminado.- concluyó el robot, alejándose mientras esperaba respuestas.

-Gracias grandote, estoy satisfecho con tu trabajo.- al fin el gran robot blanco asintió, y fue a encogerse en su sitio, dejando paso libre a que su creador bajara las escaleras. Encontró a su tía y hermano comiendo, riendo por algunos chistes que la mayor contaba. No esperó más, y se sentó a comer, puesto que su plato ya estaba servido.

-¡Te has pasado toda la mañana durmiendo, Hiro!-la mujer regañó al menor, consiguiendo que Tadashi sonriera victorioso.- ¿En donde han estado anoche? Díganme que no en una pelea de robots.

-Oh, no. Solo fuimos a la casa de Jack a ver unas películas.- contestó con simpleza el pelinegro mayor, cogiendo la cuchara y comenzando a comer sin mayor preocupación.

-¿El chico de pelo blanco? ¡Es muy apuesto! De seguro la pasaron bien. ¿Estaba acompañado del pequeño…? ¿Cómo se llamaba? No soy muy buena con los nombres.

-Hipo.

-¡Sí! ¡El es totalmente adorable! De seguro alguna de las dos chicas con las que siempre habla debe estar enamorada de él.

-Jajaja, tienes razón. Lástima que Hiro no recuerde mucho.

-¿Ah?

-Se quedó dormido, no es así?- el aludido clavó la mirada en el plato, maldiciendo por lo bajo mientras asentía de mala gana.

-La…Película estaba aburrida.

-¡Ya veo! Pobre Hiro, sigue siendo todo un niño.- bromeó la adulta mujer, pronto levantándose para depositar su plato vacío en el fregadero. – Saldré a hacer unas compras, volveré pronto.- ambos hermanos asintieron, y siguieron con su labor de terminar los alimentos en silencio. Al fin cuando sintieron la puerta cerrarse, el menor lanzó una patada por debajo de la mesa a Tadashi.

-Auch! ¿Qué te pasa?

-¿Por qué mencionas eso?

-¿Qué? ¿Qué te quedaste dormido? ¿Qué tiene de malo?

-¡Podría sospechar!

-Es tía Cass.

-Bueno, sí… pero Igual. Me haces quedar mal.

-Pero es verdad, te dormiste justo cuando empezaba la acción. Jack e Hipo al fin aceptaron sus sentimientos.

-¿¡Qué!? ¿¡Qué hiciste!?

-Nada, solo le di celos a Jack y…

-¿¡Cómo!?

-Abracé a Hipo y…

-¡Eres imposible! No debiste haberte metido.- Tadashi no entendía del todo el actuar de su hermano, así que simplemente lo dejó pasar, sonriendo al ver como éste se cruzaba de brazos y se negaba a comer más.

-Tenía que hacerlo. Me sacaba de mis casillas verlos así, sin poder decir nada de lo que sentían.- con esa declaración algo de tristeza nació en el, puesto que era cierto. Esos dos orgullosos de alguna manera le recordaban a él, que sin posibilidad alguna de expresar sus sentimientos, los mantenía ocultos con bromas y amor “fraternal”.

-Da igual. No tengo hambre.- y tan rápido como había cambiado de humor, se alejó de la sala, dejando a su hermano mayor confundido. ¿Había dicho algo malo? Terminó de comer, alimentó al gato, y subió a su cuarto, encontrándose con que Hiro se sumergía en algunas páginas de internet, ignorándolo en todo su esplendor. Suspiró sonriente, negando por el comportamiento infantil del menor, y se dedicó a observar a Baymax, para anotar algunas ideas de mejoras y demás. Así pasó toda la tarde, y pronto la noche comenzó a caer sobre la ciudad. Tadashi fue el primero en darse cuenta, y algo preocupado por la falta de su tía en la casa, la llamó.

-¿Hola? ¿Tía? ¿Ya vuelves?

-¡Cariño! Lo siento, ha habido algunas confusiones con las compras y debo resolverlo, no te preocupes, volveré un poco más tarde y--

El mayor quiso seguir haciendo preguntas, pero la señal se cortó de repente. Alzó la mirada por una de las ventanas, y notó que además de que iba siendo hora de que la noche llegara, unas oscuras nubes anunciaban una tormenta. Eso explicaba las fallas.

-Bueno muchachote, será mejor que te apague.- le habló al gran robot blanco, que siguiendo las órdenes, se dirigió a su lugar de descanso.  Con todo eso, el pelinegro mayor se levantó, y fue directo a hacerle cosquillas a su hermano, tomándolo por sorpresa.

-¿Sigues enojado? – le preguntó, mientras el menor se retorcía queriendo escapar.

-¡Mucho! Jajaja ¡Suéltame, idiota! Jajaja

-No hasta que me digas porqué.

-Jajaja…¡E-es obvio!

-Soy un idiota, no es obvio para mí.

-Jajajajaja…¡QUE ME SUELTES!- con un súbito movimiento brusco, Hiro logró zafarse de su hermano, que aun sonriente lo observaba.

-Vamos, no te enojes…

-¡No estoy enojado!

-Bueno, no te alteres. Si es por haberme metido entre esos dos…

-¡No es por eso!

-¿Ent--?

-¡LO ABRAZASTE! ¡ABRAZASTE A HIPO! ¡Y NO A MÍ!-  como si hubiera sido una explosiva carrera contra el orgullo, Hiro dejó salir esas palabras, sonrojándose luego, para rápidamente recuperar su semblante molesto e indignado. Por su lado el mayor había perdido su sonrisa, y observaba algo grave al chico delante.

-No pensé que te molestaría…

-Pues lo hizo. ¿Qué son esas palabras que me dices y luego contradices? ¡Agh! No quiero actuar como una novia celosa ni nada, pero me desesperan tus jueguitos, Tadashi.- el nombrado no atinaba a procesar todas la palabras a la vez, no por la rapidez ni nada por el estilo, sino porque el significado de estas cobraba mucho peso en sus dormidos pensamientos sorprendidos. ¿Palabras? ¡Palabras! ¿¡Las había escuchado!? La sorpresa se reflejó en su rostro, y algo abatido se sentó a los pies de la cama de Hiro, analizando lo sucedido.

-Y-yo… ¿Lo siento?

-¡No lo preguntes!- ofendido, el menor se dio media vuelta y bufó, para rápidamente cruzar los brazos sobre su pecho. Realmente no le  gustaba hacer ese tipo de escenas, y menos a su hermano, pero ya lo tenía cansado. Como ya había dicho, no era un niño.- ¿Hasta cuando me harás esperar?- ahora el tono que se había mantenido alto, bajó dramáticamente, sonando penoso y adorable. El mayor elevó la mirada, y se encontró con que ahora Hiro estaba completamente sonrojado, medio temblando pero haciendo un esfuerzo notable por mantenerse firme con esa actitud enojada.

-Y-yo no…

-¡No te hagas el tonto, o te golpeo!

-P-pero…

-¿O dirás que el beso de anoche fue un sueño?

-¿¡…!?- esa declaración fue lo suficiente como para que Tadashi se quedara sin aire, noqueado por las palabras. ¿Cómo? Su cerebro ahora parecía estar hueco, víctima de las miles de palabras que rondaban por su cabeza repitiendo esa frase una y otra vez.

-¡Tadashi!- el grito lo hizo reaccionar, sonrojándose furiosamente.

-¿T-tú lo…?

-¡Sí! N-no estaba tan… Borracho.- un silencio se instaló en la habitación, como si fuera una gran muralla. El menor jugó con sus dedos, nervioso, mientras desviaba la mirada, esperando  una reacción de su hermano. Pronto un movimiento rápido lo sorprendió, y para cuando se dio cuenta, se vía atrapado entre los brazos fuertes de Tadashi, que lo mecía de un lado a otro riendo alegre.

-¿¡Eso quiere decir que no te molesta!?

-¡Bájame, tonto! Jajaja…- la felicidad inundó a ambos hermanos, que empujándose y riendo, cayeron a la cama entre júbilo y alegría. 

-No sabes cuan feliz me haces, Hiro…- comentó el mayor, uniendo su tierna mirada con la de Hiro.

-Oh…S-sólo…Pasemos a lo importante.- se animó a contestar, pronto cerrando los ojos fuertemente, todo rojo y tenso. Tadashi observó aquel cuadro por unos segundos, y luego se decidió por hacerlo. Por al fin poder besar al ser que más amaba en la tierra. Habría sido lindo que ese momento fuera tierno e inocente, pero el mayor de los Hamada no podía dejar pasar tal situación. Lamió aquellos labios con hambre, arrancando quejidos de Hiro, pronto adentrando su húmeda lengua en esa inexperta cavidad. El menor se removió nervioso, tratando de seguir el ritmo con todas sus fuerzas, pero Tadashi no le dejaba muchas posibilidades. El baile entre aquellas dos bocas fue excitante, causando que ambos perdieran el aliento. El mayor se separó sonriendo, mientras Hiro daba una bocanada de aire con los ojos llorosos, y golpeaba levemente al muchacho encima de él.- ¡C-casi me matas! ¡Era mi primer beso!

-Corrección, el segundo.

-¡Da igual, sé un poco más gentil!

-¿No que eras un chico maduro?

-…- con eso el pelinegro menor no comentó nada, y suspiró resignado ante sus propias declaraciones. El mayor sonrió, y pegó un juguetón beso en el cuello de su amado, causándole cosquillas. Pronto ambos notaron como la lluvia se hacía testigo de su inocente juegos de cariño, acompañando el momento. Siguieron experimentando las sensaciones, uniendo sus labios; a veces tiernamente y sin mucha codicia, y otras con toda la intención del mundo de ganar una lucha muda de besos. Fue así que ambos quedaron agitados, con la temperatura de sus cuerpos al tope. El menor dejó salir un leve gemido, sorprendiendo a ambos.

-¿Qué sucede? ¿Ya estas “así” por unos besos? –bromeó Tadashi, aunque estaba realmente consciente de que su estado no era muy distinto.

-C-cállate. E-es obvio que me pondré así si tu… Haces esas cosas.

-¿Quieres que te ayude, pequeño?- Hiro no tuvo mucho tiempo a siquiera pensar en una respuesta, puesto que una leve presión se meció sobre su entre pierna, arrancándole un respingo  seguido de un jadeo.  Se mordió los labios apenado, notando como su hermano mayor sonreía de lado. ¡Ese tonto!...

Los toques siguieron, como descubriendo a su paso toda la cercanía que podían llegan a tener, y tanteando cual era el límite. Tadashi se sentía al borde de la locura, por lo cual se enderezó, posicionando ambas piernas a los costados del menor. No comentó nada más, y con una de sus manos levantó de a poco la prenda roja, dejando ver esa exquisita piel que siempre soñó tocar. Mandó una mirada de advertencia sonriente al menor, que sólo lo ignoró, sujetando fuertemente las sábanas. Esa era la señal que necesitaba para continuar. Sus amplias palmas viajaron encerrando el frágil torso de su hermano, sintiendo cada espasmo y temblor que generaba a media que la piel del más chico se erizaba. Aprisionó un botón rosado entre sus dedos, y comenzó a jalarlo y juguetear con él sin mucho apuro, mientras que con su mano libre se apoyaba encima del chico, para propiciarle besos apasionados a esa boca que lo llamaba. Pronto la zona estuvo erecta, y contento, el viaje de su traviesa mano recorrió los costados del chico, hasta aferrarse a su cintura, colando algunos dedos por entre la ropa. Hiro gemía lastimeramente, en un tono bajo que excitaba de sobre manera a su hermano. No queriendo prolongar más aquella escena, Tadashi comenzó a bajar las prendas, llevando su mano de la cadera hasta la entrepierna.

-E-estas muy duro, eh?...- comentó, comenzando el lento vaivén, provocando que la espalda de su amado se arqueara de placer, estrangulando las sábanas. Tal vez era demasiado para alguien tan joven, pero ahora no tenía cabeza para pensar en los pros y contras de la situación. Su propio cuerpo comenzaba a morirse entre tanta ropa. Masturbó el miembro a un ritmo acelerado por un tiempo, para luego parar, y con desesperación, quitarse la ropa como si quemara. Ya con su torso desnudo, ayudó al menor a quedar en las mismas condiciones. Hiro miró extasiado el cuerpo bien trabajado del mayor, sonrojándose al saber que pronto sus pieles danzarían en una. Por su lado, Tadashi se embobó por un instante al ver a su hermano menor así, tan indefenso y tierno, sonrojado y completamente a su merced. Tomo la mejilla del chico, y unió sus labios a los de este con felicidad, intensamente, comenzando con su mano libre nuevamente el proceso de placer. Nuevos gemidos bañaron la habitación, mientras Tadashi marcaba la piel blanquecina de su hermanito con fogosos besos, y hasta en ocasiones, mordidas leves.

-T-Tadashi… Ngh… Ah!...

No había otros sonidos más que esos gloriosos cantos satisfactorios de Hiro. El mayor se separó un poco, notando como el pre semen manchaba sus manos. De seguro faltaba poco para que su pequeño se corriera. Sonrió orgulloso por la situación, y luego de unos segundos esa sonrisa desapareció, siendo reemplazada por una mueca de placer. Se había descuidado, por lo cual Hiro aprovechó para incorporarse, y morder sin mucho cuidado el pecho del mayor.

-A-ah!! ¡Hiro!- Lo llamó, sosteniendo la cabellera negra del chico, mientras este ahora jugueteaba con la boca, moviendo su infantil y delicada lengua por la zona, haciendo que el receptor sintiera escalofríos y corrientes eléctricas de pies a cabeza. Las ansiosas manos del genio buscaron el comienzo de los pantalones del mayor, cosa que lo alertó.- N-no…Espera… Qué…Ah!! – recibió una nueva mordida por parte del chico, que obstinado se negó a dejar pasar la oportunidad. Bajó el cierre con maestría, se escabulló por la tela del bóxer, y sacó aquel miembro despierto y caliente, de buen tamaño.  Lo llenó de caricias y secos movimientos de arriba abajo por unos segundos, para luego desprenderse de la boca que apresaba con su boca, y bajar a atender esa intimidad. Por su puesto, su hermano sobre saltado y abochornado, captó en seguida que es lo que trataba de hacer Hiro.- ¡No, Hiro! Te digo que…Par…¡Ah! ¡Ngh…Ahh…!- su impulsivo hermano poco y nada lo escuchó al momento de engullir esa carne candente. A pesar de que no podía adentrar toda la extensión en su pequeña boca, realizaba los suficientes movimientos como para hacer temblar todo el ser de Tadashi, quien se tapaba la boca una de sus manos. El sonido de la saliva escurriéndose y empapando las sábanas acompañaba la danza de gotas que se libraba afuera. Con su mano libre, el mayor tomó los cabellos ajenos, disfrutando como nunca en su vida. Luego de unos instantes, Hiro se separó, agitado mientras aparataba su propio miembro sumamente avergonzado. Al parecer, ya estaba en su límite. Tadashi, todo sudado y fuera de sí producto del placer, abrazó aquella frágil figura, respirando pesadamente.- Me…toca…- Comentó, rápidamente, poniéndolo de espaldas, y obligándolo a levantar las caderas, mientras su torso bajaba.

-¡Tadashi! Ngh…Ah!!!- lo llamó Hiro con necesidad, al sentir la punta del miembro del mayor rozar su entrada. Pronto sintió el calor del cuerpo más grande sobre el suyo, aprisionándolo y dándole seguridad.

-Lámelos…Hiro…- le pidió con una voz tan seductora, que pensó que en ese mismo instante se derretiría entre sus brazos. Lamió los dedos que su hermano le ofreció, con suma entrega, hasta dejarlos lubricados y repletos de su salvia.  Tadashi dejó un leve  beso en su oreja como premio, y se enderezó para comenzar a prepararlo. Al principio fue incómodo, tenía que admitirlo. El salir y entrar de ese dígito, buscando establecerse con holgura no era muy satisfactorio. Luego vino el segundo, y una diferencia se marcó cuando ambos rozaron cierto punto que lo hicieron retraerse de placer, y tomar las sábanas con fuerza.- Es aquí…- escuchó susurrar a su hermano, pronto sintiendo como éste no hacía más que estimular ese punto, sacándole de quicio, tanto como para nublarle la vista. Sus caderas se movían en contra de esa mano, y pronto el tercero entro. Fue entonces que el mayor simuló penetraciones, sacándole gemidos limpios a su hermanito, mientras mecía sus caderas con algo de fuerza. Los dedos salieron, dejando un vació en Hiro.- Te amo…- escuchó en su oído, antes de ser invadido por aquel vínculo, fundiéndose en uno con la persona que más quería. Escuchó los gemidos roncos de placer a sus espaldas, y sintió esas grandes manos alrededor de su cintura, llenándolo de caricias. Pasaron unos segundo donde se acostumbró a la intromisión, y pronto las embestidas dieron comienzo a una locura de placer que lo dejó sin voz. Su cadera iba y venía golpeándose contra ese miembro, sacándole algunas lágrimas y varios gemidos altos junto con espasmos. Pronto ambos llegaron al clímax, Hiro corriéndose entre las sábanas, y Tadashi en su interior. Ambos cayeron presos del cansancio, abrazándose tiernamente.

-También te amo.- susurró el menor, antes de caer en profundos sueños.

*************

-¡Hiro, llegarás tarde!- Escuchó a su tía entre brumas de cansancio. Se dio media vuelta a seguir durmiendo, sin embargo no llegó a hacer tal cosa, cuando los recuerdos de la noche pasada lo asaltaron. Se despertó rápidamente, y como un resorte se sentó en la cama. ¿Cómo? ¿Estaba vestido? Se miró con extrañeza, notando que tenía una remera y unos bóxers. ¿Había…sido un sueño? ¡No podía ser! Se levantó corriendo a ver a su hermano, pero este ya no estaba. Bajó corriendo las escaleras, con la esperanzas de encontrarlo y constatar que estaba equivocado, y que en realidad todo había sucedido. Y ahí lo encontró. Sonriente mientras charlaba con alguno de los clientes, listo para marcharse.

-¡Hiro! ¿¡Qué haces en ropa interior!?- le gritó su tía. Mas el menor no hizo caso. Se perdió en los orbes de su hermano, que sonriente le guiñó un ojo, para luego abrir la puerta y perderse entra las calles, que curiosamente estaban mojadas. Por la lluvia de anoche.- ¡Hiro! ¡Ve a ponerte algo, llegarás tarde a la universidad!- con ese gritó asintió entusiasmado, y subió las escaleras rápidamente. Ni loco se perdería ni un segundo al lado de su amado hermano Tadashi.

Notas finales:

Ahora a hacer la tercera y última parte de Merizel :'D Nos leemos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).