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Otaku por Nothing

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Notas del capitulo:

Buenas días, tardes o noches. 

Estoy casi sana. Ahora ya sólo tengo tos. Gracias a aquellos que mandaron las buenas vibras. 

Cita citable de la chica que lanzó el reto:

"¿Porqué Naruto y Sasuke siempre se llevan de la patada? Enserio, me da la impresión de que son críos inmaduros, no encuentro la razón para no intentar llevarse bien. Sé que tienen sus peleas y disgustos pero, creo que intentan hacerse la vida imposible. Mi pedido es que ellos dos lleven una relación estable, si explosiva, pero estable."

Concuerdo con ella. Digo, ni Sasuke ni Naruto son unos bebés. Creo que como adultos al menos intentaran primero ir por la paz ¿no? ~

Ah, por cierto, ya me acorde de mi otra contraseña. Ya puse en el otro perfil que me mude y me llevé todo (?) 

Uh... ¿qué más iba a decir? ¡Ah sí! Nos leemos dentro de dos días para festejar el cumpleaños de Sasukin~

Enjoy.

Capítulo II

“Cenas”

Manual de cómo sobrevivir a un matrimonio con un otaku, recopilación de historias y consejos
Por Sasuke Uchiha

Tercer día de observación

Nota: Si la primera impresión apesta, espera a la segunda, la tercera… o la cuarta, alguna ha de convencerte.

Veintidós días antes de la boda y cinco días antes de la cena para el anuncio de su compromiso.

Sasuke Uchiha estaba haciendo otro intento (¿cuántos iban ya?), de tener una salida con su futuro esposo. Por eso estaba ahí, afuera de la casa de los Namikaze, haciendo uso de la única noche libre que iba a tener en la semana, otorgada dulce y gentilmente por su jefe, el cual casualmente, era su padre.

Naruto estaba enfrente de él, contemplándole con un gesto pensativo.

Sasuke notó por primera vez que el rubio no era feo, que de hecho era bastante guapo. Le miró con insistencia, a pesar de la visible incomodidad del otro. Ahora mismo podría afirmar que la primera impresión no siempre es la mejor, tampoco la segunda o la tercera pero la cuarta, la cuarta sí que era buena.

Naruto vestido y peinado apropiadamente era llamativo y atractivo. No se lo dijo pero probablemente el otro lo entendía.

—Entonces… ¿a dónde iremos? —preguntó Naruto.

—No lo sé, ¿qué propones? —respondió Sasuke, saliendo de su ensoñación.

Naruto levantó una ceja, él nunca había tenido citas. A menos de que las citas por chat contaran. Su vida siempre había estado plagada de una soledad tan profunda que ya ni siquiera se asustaba cuando se daba cuenta de que estaba siendo absorbido cada día un poco más a un abismo. Es verdad que tenía amigos pero… ¿no son a veces los amigos incapaces de acabar con aquella enemiga que siempre viene acompañada de nostalgia y tristeza?

Más aún, el tener una pareja siempre le aterro, eso de compartir tiempo, mucho tiempo y dedicación a alguien nunca le pareció algo encantador.

—¿Vamos al restaurante donde mi padre siempre nos lleva a cenar a mí y a mi madre? —cuestionó Naruto, después de un silencio prolongado.

Sasuke dijo que sí. Le señaló a Naruto el transporte que iban a utilizar esa tarde ynoche. Un ostentoso auto que su padre le había dado horas atrás por su “completo compromiso para llevarse bien con Naruto”.

Los ojos del menor se iluminaron cuando vio el auto. Sasuke discernió con facilidad que Naruto había experimentado el amor a primera vista.

—Un Pagani Huayra, sabía que eran hermosos pero verlos en vivo es otra cosa. Ese gris es tan perfecto, su compactibilidad y diseño futurista es simplemente sublime.

Sasuke no sabía porque tanto escándalo. En realidad, a él no le interesaban mucho los colores o modelos de los autos, mientras se pudiesen usar para transportarse le iban bien. Aunque, viendo el modelo que su padre le regalo, la idea de que el hombre intentaba guardar las apariencias y mostrar que su situación económica seguía siendo buena, rondo su cabeza. Ah, el orgullo Uchiha.

Naruto, por su parte, todavía enumeraba las maravillas del auto. Sasuke le dejo estar, fingiendo que oía. Mientras tanto se dedico a observarlo de nuevo.

El rubio vestía un traje de corte italiano de tres piezas, en color gris perla. Estaba usado el saco abierto por lo que era capaz de observar que el chaleco ceñido a su cuerpo favorecía su delgada figura. El pantalón un tanto holgado pero no lo suficiente como para que luciera desarreglado ayudaba también. Esta vez no traía puestos los lentes. Sasuke considero que, al parecer, Naruto sólo los utilizaba de vez en cuando para prevenir dañar su vista, probablemente por ello las últimas veces lo encontró usándolos, ¿habría estado viendo la televisión? Su cabello estaba ligeramente peinado. Sasuke había visto cómo Kushina siguió a Naruto hasta la puerta para pedirle que por favor la dejara intentar peinarlo, ella había estado cargando con una especie del gel y peine mientras suplicaba a su hijo. Naruto accedió con una mueca. La pelirroja hizo el último intento de la noche para que el cabello color oro se quedara en un solo lugar, obteniendo resultados nefastos. Con un gesto de resignación, Kushina se quito sus broches y se lo puso al fleco del otro, acomodándolo de lado y dejando la frente descubierta.

En aquel momento Sasuke llegó a la conclusión de que aunque Naruto tuviese el mismo color de ojos y cabello que Minato, la forma de su cara y su personalidad era más bien similar a la de su madre.

—Vamos, Naruto, es mejor ver el auto desde adentro.

El rubio asintió con una enorme sonrisa, parecía niño pequeño con un nuevo juguete. Se subió al asiento del copiloto y siguió hablando sobre lo que sabía del auto. Sasuke asintió y dio una corta opinión.

Tardaron unos cuantos minutos en llegar al restaurante gracias a las instrucciones de Naruto, que se encargo de guiarlo por los atajos que su padre tomaba con regularidad.

Cuando estuvieron frente al restaurante, Sasuke hizo una mueca, desde su perspectiva, el lugar daba la impresión de ser del tipo del en el que se tenía que hacer reservación con mucha anticipación. Iba a decírselo a Naruto pero el chico estaba más entretenido llamando la atención de un mesero. Basto que el rubio diera su nombre al empleado para que éste le dejara pasar sin hacer preguntas o poner excusas.

—Por favor por aquí Namikaze-sama.

—Sí, gracias. —Naruto, le hizo una seña a Sasuke para que caminara a su lado, les llevaron a un lugar apartado, la gente comenzó a quedar atrás, junto con el ruido.

Al parecer tal trato era por la influencia del apellido. El mesero se retiró, prometiendo volver con la carta.

—¡Naruto!

El chico al oír su nombre volteó, Sasuke hizo lo mismo. Un hombre de edad avanzada estaba ahí parado, vestía ropa tradicional japonesa, los miraba con una sonrisa en el rostro.

—Abuelo Jiraiya —saludó el menor.

—Parece que vienes a comer.

—Sí, estamos intentando tener una cita. Este es Sasuke Uchiha.

—Un placer —dijo Sasuke.

El mayor miro a Sasuke por unos minutos le dedico una expresión afable después de examinarlo por varios minutos.

—Lo mismo digo, chico. Como sea, pásenla bien, cualquier problema me avisan. Tengo que seguir revisando que todo ande bien, si no hago las cosas correctamente tu abuela me cortara el cuello. —El hombre se despidió con un leve movimiento de mano y salió caminando con lentitud mientras cantaba una canción enka.

Naruto asintió, convencido de que la amenaza de su abuela no era broma, sabía que ella tenía un carácter de los mil demonios.

—¿Ese es tu abuelo paterno?

—Sí, a diferencia de mi abuela él luce de su edad. Este restaurante es de él. Recuerdo que lo puso en un momento en el que buscaba como inspiración para su nuevo libro.

—Así que escribe.

Naruto se sonrojo y desvió la vista.

—Sí… escribe novelas eróticas, más de una vez me tocó leer una por error, son bastante aburridas a mi parecer pero tienen mucha popularidad.

Sasuke asintió. No preguntó más sobre el tema pues parecía que a Naruto le daba pena.

El mesero regresó con la carta prometida y enseguida pidieron de comer.

Después de unos cuantos minutos que pasaron entre pláticas triviales, les llevaron los alimentos. Fue una velada tranquila al menos al parecer de ambos, si podían mantenerse por más tiempo así tal vez las cosas en un futuro saldrían mejor.

—Sabes Sasuke —comenzó a hablar de la nada Naruto, con signos de nerviosismo—, hoy a las diez de la noche van a proyectar por primera vez una película que quería ir a ver, creo que probablemente no te guste, es de anime… pero… uh, tú sabes…

El otro suspiro. ¿Algún día Naruto se despegaría de sus aficiones?

—Vayamos a verla, no creo que sea tan malo. —Sasuke recordó aquella vez en la que acepto ir a un maid café pensando que no era tan malo pero ¿qué daño podría hacerle esta vez ir a ver una simple película?

El rubio asintió emocionado. Después de comer y pagar la cuenta salieron del lugar.

Se tardaron un poco en llegar al cine por el trafico nocturno, cuando llegaron aún faltaban unos cuantos minutos para la proyección así que se dedicaron a comer de los dulces que compraron junto con los boletos, a su alrededor todos los otakus que esperaban al igual que ellos observaban a la pareja con curiosidad y sorpresa, es decir, ellos llevaban sus camisas con un estampado de algún anime mientras que Naruto y Sasuke usaban un traje.

"Oye, ¿no crees que el rubio es bastante lindo y el otro es jodidamente sexy?".

"Sí~ además parecen gustar del anime".

"Es súper lindo ese rubio, ¿verdad?".

Sasuke oyó los murmullos a su alrededor. Naruto los ignoraba olímpicamente por estar devorando su algodón de azúcar. Era verdad que en ese preciso momento su acompañante no lucia como un fanático pero vaya que los demás días sí.

Naruto lo tomó de la mano para llamar su atención, ya estaban dejando que pasaran a la sala. Se sentaron en una de las filas de en medio ya que Naruto insistió en que era la mejor ubicación.

Esperaron a que empezara y justo cuando inició la proyección Sasuke quiso hundirse en su asiento, extrañamente lo primero que se veía en la escena era una canción con un karaoke que ninguno de los presentes dudo en cantar. Una canción bastante extraña como si fuera un himno, de hecho no era fea pero, ah, para él aquello no era precisamente algo muy normal. Observo a su acompañante que cantaba con bastante alegría, sin pena y ganas de detenerse.

—Como sea. —Sasuke cerró los ojos y se dedico a oír la voz  del otro.

Durante toda la película Sasuke se mantuvo en silencio y sólo reía por lo bajo cuando veía como Naruto se sobresaltaba y mostraba todo tipo de reacciones, gritando de vez en cuando a los protagonistas miles de cosas, era interesante. La historia tampoco era mala pero de alguna manera fue un poco cruda, no se esperaba ese tipo de cosas.

Un bello romance de dos estudiantes que, a pesar de darte la impresión de que ellos podrían superar todas las barreras que la vida les ponía para concretar su vida como pareja, al final no pueden. La película acababa con la chica muerta pues es atropellada. Y mientras lo hace, ella recuerda todas las promesas de amor no cumplidas, pide disculpas por ser tan mentirosa. Él le dice a la chica que a pesar de todo siempre la va a amar.

Enseguida se ve al joven, ahora hombre, ir por la carretera en un auto soltando una lágrima mientras recuerda su vida como adolescente. Una mujer a su lado le pregunta qué es lo que le pasa. Él le tranquiliza diciendo que recordó algo triste; ella asiente. En la mano del hombre un anillo se casado reposa.

Todos aplaudieron cuando los créditos aparecieron y las luces de la sala se encendieron, Naruto se limpiaba las lagrimas mientras susurraba cosas inentendibles.

—Vamos, Sasuke.

El otro se levanto, dándole una mano al chico. Caminaron hasta la salida en silencio.

—Fue bastante conmovedora, a pesar de todo no fue una mala película.

—Lo sé, fue buena, la quise ver desde que salieron los promocionales —dijo el chico con la voz aun entre cortada por su momento emocional.

—Tranquilo, calma. —Sasuke le palmeó la cabeza mientras en su cara una sonrisa de lado apareció.

—Será mejor que vayamos ya a casa. Creo que tus padres me mataran por la hora que es. — Observo la hora en su reloj. Las doce con cuarenta minutos.

—Está bien, les avise que llegaríamos tarde, además mi madre dijo que era normal que pasara tanto tiempo contigo ya que nos casaríamos.

El mayor levanto una ceja. A veces no podía evitar cuestionarse si a Naruto no le molestaba el hecho de que debía de casarse con un hombre mayor que no tenía nada en común con su persona. Armándose de valor formulo la pregunta en su mente para después repetirle sin algún tartamudeo.

—Naruto, ¿no te molesta casarte por un matrimonio concertado?

El rubio alzó la vista y contempló por unos minutos a Sasuke de forma indescifrable, hizo varias muecas y finalmente respondió:

—No lo sé. Tal vez sí, tal vez no. Todo ocurrió de forma rápida. Y de alguna manera, desde que era joven tenía la impresión de que probablemente yo terminaría casado por un matrimonio concertado. Mi madre me hablo de ello de vez en cuando, decía que en una familia como la nuestra era normal que las personas se casaran por interés, aunque me aseguro que ella se encargaría de que mi esposo fuera una buena persona puesto que después de todo, aunque no llegara a amar a esa persona, tal vez podríamos ser buenos amigos.

“Así que siempre tuve la esperanza de que la persona que estuviese destinada a estar a mi lado fuese tan amable como la persona que está al lado de mi madre.  Mis padres se casaron por un matrimonio arreglado pero igualmente son felices. Siempre que mi padre ve a mi madre lo hace como si no hubiese nadie más especial que ella. —Terminó Naruto.

Sasuke medito la respuesta, realmente tenía razón en ello. El fondo él también esperó que su pareja fuese escogida por sus padres o aprobada por ellos. Crecer en una familia donde el dinero nunca faltara, tenía sus pros y sus contras y ciertamente uno de sus contras es saber que te casaras con la persona que tu familia considere digna.

En su caso ya ni le molestaba tanto, tenía 28 años, casi 29. A esas alturas de su vida, le era indiferente el que su soltería se iría y que todos esperaban que comenzara a formar una familia. Pero Naruto era joven así que… ¿por qué? ¿Acaso no estaba enamorado de alguien más? Sasuke recordaba que en su adolescencia tuvo un desliz con una chica de su escuela  y recibió una gran bronca, pero insistió en el que le amaba. Claro que después de ver a la otra siéndole infiel no quiso saber nada más de enamorarse y decidió esperar a que sus padres le escogieran con quien casarse. 

Caminaron por los pasillos, Naruto había regresado a comer lo que quedaba de los dulces.

Llegaron al auto y el azabache abrió la puerta del auto para que Naruto entrara, luego subió él.

El camino fue silencioso pero agradable. El rubio cabeceaba probablemente por el sueño. Debía de admitirlo, él mismo también estaba cansado.

Tardaron menos de regreso, ya no había tanto tráfico como en momentos anteriores.

—¡Hey! Me has causado curiosidad, ¿a ti te molesta casarte con alguien que a penas y conoces? —preguntó Naruto de la nada, causando que Sasuke se asustara ligeramente.

El azabache miró por unos instantes a Naruto.

—No lo sé, estoy igual que tú. En realidad si mi padre no me hubiese dicho que me caso, ahora mismo estaría siguiendo mi rutina, tal vez el matrimonio nos saque de la monotonía.

—Tal vez. Puede ser…

Naruto se quedo en silencio. Después de un rato volvió a hablar:

—¿Me ves como un trofeo, Sasuke?

—¿Por qué lo preguntas? —Sasuke estaba desconcertado—. ¿A qué se debe tu pregunta?

—A que a menudo las personas que se casan con alguien de mi condición ven a sus parejas como trofeos. "Eres único por tenerlo", "es de esos pocos", "tienes algo que nadie más", "qué afortunado, conseguiste lo que otro en tu posición no, ya eres superior". Me he dado cuenta de ello cuando soy obligado a ir a fiestas. No me gustan mucho porque la gente que va casi siempre es de lo más hipócrita. Además me tratan como a una delicada mujer. Joder, no soy una, de cierta manera, a pesar de que soy un doncel fui educado como un hombre sabes; odio que no noten mi incomodidad.

—Entiendo, no, no eres un trofeo —respondió Sasuke de inmediato. Intento que la sinceridad impregnara sus palabras y se sintió un tanto culpable por ver anteriormente a Naruto como un simple aval del contrato que sus padres habían hecho.

—Gracias.

Sasuke dio una sonrisa de lado. Guardando silencio, a sabiendas de que en realidad no comprendía la situación por la que el otro pasaba pero no podría reconfórtale. Cuando llegaron a la casa del rubio le llevó hasta la puerta y se despidió de él. Bien, después de varios intentos las cosas le habían salido mucho mejor.

Consejo: “Muchas veces el silencio es mejor que todas las palabras que puedan salir de tu boca”, o eso decían los filósofos.

Cuarto día de observación

Nota: Los detalles más insignificantes le hacen feliz.

Diecisiete días antes de la boda y el día en el que anunciarían su compromiso. O en el que sus padres anunciarían la unión de sus primogénitos.

—Vamos Naruto, pon una pequeña sonrisa.

—No puedo poner una sonrisa, mamá. Me estoy perdiendo el concierto de mi amada.

Kushina se llevo una mano a su cara para pasarla por ella con desesperación, sabía de sobra que Naruto siendo Naruto, era el tipo de persona que decía las cosas con sinceridad. A veces lamentaba que hubiese heredado esa actitud suya.

—¡Animo!... ¡Hoy es el día en que anuncias que te casas con Sasuke!

El rubio miró con una ceja alzada a su progenitora y finalmente suspiro poniendo una ligera, casi imperceptible sonrisa.

La pelirroja asintió complacida.

Ambos iban en un auto que Minato había mandado para que fueran por ellos, pues él ya se encontraba en el salón donde se daría la fiesta y se anunciaría el compromiso de los jóvenes.

Cuando Kushina y Naruto llegaron ya estaban todos los involucrados en el lugar, incluyendo por supuesto a la familia Uchiha.

Sasuke observo a su prometido. Hoy también estaba perfectamente arreglado. Se acercó a Naruto con un ramo de rosas y se lo dio con el ceño fruncido y un ligero sonrojo en el rostro. El rubio lo tomo y leyó la nota que venía en el ramo:

“Tu padre me hablo previamente de que estabas desanimado por no poder ir a un concierto, he mandado a alguien para que lo grabe, es lo más que puedo hacer pero supongo que es algo.”

El menor, sintió una inmensa alegría y dejando caer el ramo de flores se abalanzo contra el otro para abrazarle. Claro que la prensa que estaba invitada aprovecho para tomar fotografía de la escena.

—Gracias Sasuke.

—Es poca cosa.

—Pero es la “poca cosa” que me ha alegrado mucho.

Sasuke se dejo abrazar, detalles insignificantes, en realidad ni siquiera creyó que el rubio le iba a tomar importancia. Pero de alguna manera se sentía bien. Tanto que tal vez la noche sería un poco más ligera de lo pensado.

Consejo: Todos los días un detalle, tan pequeño que no parezca rutina.

Notas finales:

*Esperé por favor la respuesta a sus reviews en las sig. horas. La autora ve todo brilloso, al parecer debe de quitarse de la computadora un rato.*


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