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Sin habilidades de acosador por Tentaculo_Terapeuta

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El jueves por la mañana recibí un mensaje de Sarukui. Había abortado la misión “esconde los comics de Etsuko”. No era que hubiera decidido mostrarse tal cual era él verdaderamente delante de su novia, sino que había tomado la determinación de convertirse definitivamente en la persona que Etsuko creía que él era. Como consecuencia directa tenía que deshacerse de todo el material, pero no se veía capaz de hacerlo él mismo. Aquello desembocaba en la necesidad directa de que yo me deshiciera de todo.

Imagino que yo tirando los comics al rio Arakawa debe ser lo primero que os ha venido a la mente al leerlo, pero dentro de lo que cabe y a pesar de que no tenga muchas posibilidades de reciclar en un piso tan pequeño… Soy pseudo-ecologista y no podía permitirme hacerlo.

Komi Haruki iba a la misma universidad que yo, y de hecho continuábamos juntos en el equipo de voleibol. He mencionado anteriormente que su familia estaba forrada de pasta, y de hecho es así, pero su padre consideraba que un verdadero hombre debía hacerse a sí mismo. Por aquel motivo, a pesar de que le pagara la universidad, no le daba ni un centavo, y Komi tenía que trabajar a tiempo parcial como los demás mortales que no tenían una casa enorme en el centro de Tokio. El trabajo de mi estimado libero, no os penséis que me rio aunque sí lo hago y además bastante, es en un maid coffee.  Este es un rollo importante, porque cuando se enteró de que tenía toda la colección de Sarukui en tres cajas apiladas en mi cuarto y que su destino era la basura más cercana, me habló de que en el negocio aceptaban donaciones de mangas, animes y figuritas. 

Estábamos en la cafetería de la facultad. Me sentía muy abrumado, porque al parecer Komi también había recibido un email de Akaashi diciéndole a grandes rasgos lo mismo que a mí. No era que estuviera mal que Keiji mantuviera el contacto con los colegas, pero me hacía sentir menos especial que nunca. Supongo que en ese punto mi mentalidad simple no me dejaba verlo con claridad, pero si, inconsciente ya empezaba a procesar que Akaashi y yo solo éramos amigos.

Komi había pedido un especial desayuno América; basado en tostadas, dos huevos fritos y una cantidad sobrehumana de bacon. Cuando llegó a la mesa con la bandeja entre las manos casi sentí asco. No era porque la comida en cuestión me desagradase, las cantidades sobrehumanas de bacon pueden hacer feliz a un hombre, pero lo cierto era que estaba tan decaído que yo solo quería  tomarme mi café e incluso era capaz de desprestigiar el sándwich de atún de la facultad de Historia y Geografía. Eran los mejores de nuestra uni.

—Me sorprende que tú sepas que Sarukui sale con alguien y que a mí no me lo haya contado — dijo Haruki llevándose un trozo de tostada mojada en la yema de huevo a la boca.— ¿Se supone que es un secreto?

—No tengo ni la más mínima idea — arqueé los hombros. La verdad era que sí, era extraño que el mensaje no hubiera llegado primero a Komi antes que a los demás. Ambos junto con Konoha eran como un pack indivisible de zumos. Zumos de naranja, uva y melocotón supongo.

 Miré el reloj, me estaba perdiendo la clase de Etnología regional II. No era que tuviera la más mínima importancia, pero siempre que evadía responsabilidades estas me machacaban paseándose por mis pensamientos y recordándome que hacía las cosas mal. Era habitual saltarse Etnología regional, porque el profe era uno de esos hombres que lee monótonamente el powerpoint, mientras se seca el sudor de la frente como si estuviera en medio de un partido y te invita a abrazar a Morfeo. Su apodo entre los alumnos era “Valium” y más a las ocho y treinta de la mañana.

—Bueno, el asunto es que casi me siento ofendido con que no me lo contara, da igual si es un secreto o no— dijo dejando la servilleta de papel sobre la mesa. La pura verdad era que le daba igual, pero le gustaba hacer el papelillo de “¡Oh! Yo creía que era importante para ti, Sarukui”. La teoría de Kuroo era que estaban enamorados el uno del otro. Pero el asunto era que Komi tampoco había hablado con nadie de la chica del día anterior, la cual en aquel momento yo no recordaba porque solo podía pensar en mi miserable existencia.— ¿Qué defecto tendrá esa chica para que no hable de ella?

Etsuko era en realidad un alienígena con tentáculos. Etsuko era un kitsune furry. Etsuko era un robot maligno. Etsuko era una sirena del mar de china. Etsuko podía ser mil cosas raras que a simple vista no se veían, pero ¿Por qué iba a avergonzarse?  Aunque era cierto que no se atrevía a mostrarse tal cual era realmente delante de ella, así que quizá…

— No, pero no lo entiendo — Yo solía hablar por los descosidos. Komi más. — Si Konoha puede salir con una vieja, ¿Por qué él no puede hablar con normalidad de su novia?

—Hui An tiene como mucho treinta, no es que sea tan mayor como para que la llames vieja.

—No, no, la china ya es historia — dijo como si fuéramos marujas es la peluquería hablando de la telenovela. Aquello no era común entre nosotros, pero el caso de Konoha era excepcional. —Ahora sale con una madre soltera, imagina la de años que tiene  si tiene una hija dos años menor que tú y que yo. Yachi-chan se llama, creo.

Y cuando digo que el caso de Konoha era excepcional, quiero decir que tenía una costumbre patológica con las mujeres mayores.  Un verano, el primero de la escuela preparatoria, se me ocurrió invitarle a él a pasar una semana en casa de mis padres. Tengo una hermana mayor bastante guapa, no sé decir si es un diez, un doce o un mil, pero tenía problemas en la secundaría por tipos que la acosaban. Ojos ambarinos, pelo teñido de negro porque originalmente es igual al mío, laceo, delegada y bastante alta.  A pesar de eso, Akinori acosaba a mi madre, hasta delante de mi padre. Es un asunto que aún me hace sentir un tanto incómodo, más si poníamos el caso que mi hermana se enfadaba y hacía cosas de lo más extrañas para tratar de llamar la atención de Konoha. A veces me pregunto si el hecho de que él esté interesado en mujeres adultas está intrínsecamente en la poca relación que tiene con su madre, una actriz popular a la que apenas ve desde que sus padres se divorciaron.

—Por cierto que tengo que verle esta tarde — añadió metiéndose un trozo de bacon en la boca. Debía estar crujiente porque podía oír como se partía mientras lo masticaba. Era un sonido parecido al que hacía mi corazón si pensaba en Akaashi. Me apetecía trasplantarme una patata asada, seguramente así podría dejar atrás tanto sentimentalismo y convertirme en el tipo sexy que me gustaba creer que era.— Podría traer él las cosas de Sarukui en su coche.

Y así acabé cargando las cajas de comics en el coche Toyota de antes de la guerra de Manchuria que tenía Konoha. Tres pisos arriba, tres pisos abajo y caja en el maletero. Tres pisos arriba y tres pisos abajo y caja en el maletero. Iba a repetir aquella acción para recoger la tercera caja cuando decidí que fuera lo que fuera que hubiera en aquella caja se había convertido en mío. No era que me apeteciera atesorar lo que fuera que Sarukui tuviera, pero me daba pereza. Y en el fondo yo tenía la intuición de que Yamato iba a cambiar de opinión antes de ponerse a estudiar en serio. Así que fuera lo que fuera, serviría como alimento del brasero que en realidad yo no tenía y que no necesitaba porque estábamos a finales de Mayo.

Sentado en el asiento del copiloto le contaba a Konoha las cuatro tonterías básicas de mi existencia, olvidando a la lechuza de más allá del  océano Pacífico. Que me pregunto por qué lo bautizaron así, al océano, ya que tiene varias corrientes turbulentas, tiburones y si lo miras desde la costa de Japón no tiene nada de pacífico.  Pero volviendo al tema de Konoha…

—Ah, sí, he dejado la universidad — le oí decir con total indiferencia. Iba conduciendo, centrado en el tráfico y hablando despreocupado al nivel habitual. — Construir aviones está sobrevalorado, y ganas pasta, pero hay formas más divertidas de pasar la vida que buscando un material más adecuado para la pieza X del motor X y al final conocer todos esos detalles hacen que termines teniendo ligera aerofobia, porque solo con que una pieza falle ¡bum! El avión se va al suelo y es una lotería de uno entre un millón sobrevivir.

Se había pasado el último año de curso en el Furukodani apretando en los estudiando al máximo para conseguir entrar en ingeniería aeronáutica y de golpe lo había dejado. Podría buscar una lógica, pero lo cierto era que no lo acaba de entender del todo. Se podía decir que estudiar tanto nunca le había pegado, pero cuando uno tiene un sueño va por delante de las cosas que normalmente todos creen que te pegan.

— ¿Y qué vas a hacer ahora? — pregunté sin pensar demasiado en la magnitud de una pregunta como aquella para alguien que acaba de darse cuenta de que todo lo que había pensado que quería, no era exactamente lo que quería.

Konoha inhaló profundamente, hizo un cambio de marchas y cuando empezaba a creer que lo había asesinado moral y emocionalmente empezó a hablar de nuevo.

—Tengo un negocio entre manos que es la hostia — su voz indicaba que un poco más emocionado y se le salían los ojos de la cara. — ¿Te acuerdas de Hui An?

Asentí, aquella chica china con la que había salido me había parecido muy simpática a pesar de que fumaba más que una chimenea y bebía más que un pirata.

—Pues lo dejamos y todo parecía más dramático que el hundimiento del Titanic — dijo. Era divertido verle explicar aquello con la mirada fija en la carretera y con las caras que ponía. — Pero se ve que su padre tiene un negocio de productos de imitación, pero imitaciones perfectas, que se pueden vender como originales y nadie lo notaría.

—¿No es eso ilegal? — aquella era una pregunta absurda. Claro que era ilegal, pero yo tenía que preguntar porque debí golpearme la cabeza al nacer.

—Ssss… Bueno, eso no es algo en lo que pensar — dijo asustándome un poco.— El asunto es que Hui An y yo nos hemos partido las ventas en Japón y nos estamos haciendo de oro.

Y entonces me alegré de que Sarukui estuviera estudiando derecho y hubiera decidido tomarse mil veces más en serio su carrera profesional. Porque si Hui An acaba en la cárcel me, a ver me sabría un poco mal, pero me daría igual. Si Konoha acabara en la cárcel sería triste. Podía imaginarme a mi hermana hiendo a visítale hasta que admitiera que ella era preciosa y arruinando la salud mental de mi padre. Porque sí, a día de hoy Bokuto Kotoko sigue preguntando por Akinori cuando llama por teléfono antes que preguntar por mí.

—Lo malo es que Yachi se toma un poco mal eso de que trabaje con mi ex-novia — continuó relatando. Al parecer su nueva novia era una mujer muy independiente, fuerte e inteligente, casi perfecta. Aunque claro, supongo que cuando te gusta alguien tampoco es que le veas los defectos así a la primera.

Cuando llegamos al maid Coffee, Konoha tuvo la decencia de cargar una de las cajas, lo cual fue algo muy amable ya que yo las había tenido que cargar solo en el coche. Me pregunto cómo Sarukui subió tres de aquellas cosas hasta mi casa, pero no viene al tema discutir si alquiló una grúa o tiene súper fuerza como capitán América.

Quitando la parte de lo extraño que era que una camarera espere en la puerta solo para decir “Hola, amo” a todo ser viviente que entrara con una cartera en el bar, era un lugar bonito. Decorado con cortinas, lazos y una parafernalia quizá excesiva, parecía un lugar limpio. Había estanterías con libros, cómics y otros detalles. Sin reparar demasiado en el contexto,  dejamos las cajas sobre el mostrador central. Yo quería ver a Komi vestido de doncella francesa, hacerle una foto y enmarcarla para mi futuro despacho, pero… Ni falda, ni delantal, ni cofia, ni medias…  Aunque si llevaba guantes, iba vestido de mayordomo.

El asunto que Akinori y Haruki tenían entre manos era un bolso azul y verde de firma italiana, esa que se escribe con “B” y “V” a la vez, pero que la “V” sustituye a… Bueno una marca de diseño que no sé pronunciar. Y entonces, al ver ese bolo de imitación hortera, que me recordaba a una especie de bote estrambótico, me acordé de la chica.

— ¿Es que sales con alguien? —pregunté sin pensar, sin poner un contexto a aquella frase. Solo estaba allí apoyado contra el mostrador central del café, con la cabeza vacía. ¿Tendría que haber sido más claro? Haber hablado de que le había visto con aquella chica, pero siempre igual, soy de mente simple.

El acusado negó con la cabeza. Así que respiré un poco más tranquilo. Si aquella chica era la tal Etsuko, por lo menos no estaba jugando a dos bandas. Otra vez en que debería haber mencionado el tema más a fondo pero estaba demasiado distraído.

—Que va a salir este con alguien — puntualizó Konoha. Como he dicho antes, eran un pack de zumos. Supongo que él también suponía que Komi contaría algo así…  Aquellos tres se estaban comportando raro, y no era del raro habitual. El raro habitual solo incluía movimientos de karate encima de un taburete, y altas probabilidades de lesiones craneoencefálicas para las que ya estaba preparado.

Siempre he sido de esas personas que se acongojan por todos esos “por qués” y “cómo” de las situaciones, por lo que sé que en la mayoría de casos la única respuesta es dejar que pase el tiempo. Pero que engorroso llegaba a ser dejar pasar el tiempo. Así que empecé a preguntarme por qué estaban Komi, Sarukui y Konoha comportándose de un modo pasivo-agresivo entre ellos.

Y así, pensando, me quedé absorto mirando un punto abstracto. Seguro que os ha pasado alguna vez, que te quedas mirando un punto fijo, pero tu vista se vuelve borrosa y entonces o hay nada, pierdes la noción del tiempo y es como si el flujo de pensamientos se parara de golpe.

—Vaya, así que era verdad eso de que eras un pervertido — ¿Estaba mi cerebro tan apagado que soñaba con Oikawa? Era su voz, pero… ¿Qué sentido tenía aquello?

Pegué un salto, girándome en dirección al mostrador y ahí estaba. El chico guapo con el que había dormido, el no homosexual, el que hacía que jugar al vóley fuera una especie de danza ritual. Él, Oikawa Tooru, colocado frente a mi ojeaba un comic de los de Sarukui mientras negaba con la cabeza. Me fijé en la portada de aquel comic con una chica semi-desnuda enrollada en tentáculos.

Bueno, si Etsuko era una alienígena a Sakurui le haría muy feliz. No tenía muchas cosas seguras en la vida, pero después de aquella portada, aquello si me había quedado claro.

— N-eh-n-no no es mío — dije, si es que a aquello podía llamarle hablar. 

Hay personas que tienen el don de hacerte sentir brillante, hay personas que te hacen sentir integrado y otras que simplemente pueden hacerte feliz. Oikawa tenía la habilidad de hacerme sentir… ¿Torpe? ¿Incomodo? ¿Mal? Nunca en la vida me había pasado algo así, y en aquel momento no podía pensar en por qué me pasaba aquello. Los efectos negativos siempre solían ser fruto de mi autoestima relativa, pero nunca eran verdadera causa ajena. Creo que entonces pensé que indirectamente él me había recordado a Akaashi, aunque quizá era simplemente que me gustaba más de lo que yo era consciente y capaz de admitir.  

Observé como su rostro perfecto, prácticamente inmutable por mi frase, arqueaba una ceja.

—Eso es lo que diría un pervertido ¿no? — dijo Komi de golpe inmiscuyéndose en aquella “conversación”. Me hubiera gustado reírme, pero me sentía patético, mal, y debía notarse, porque Konoha golpeó con el codo a Haruki en las costillas y este cambió su discurso.— Pero en este caso es verdad, Boku-kun no es un pervertido, estos comics no son suyos.

Y entonces un grupo de zombies tipo los de Guerra mundial Z se metieron en el maid coffe y nos devoraron a todos. Traté de correr, pero en realidad no pasó nada de eso. Oikawa simplemente sonrió con su cara de actor de dorama y mencionó que sentía tener que trabajar cuando la visita era tan grata.

Le miré alejarse, acercándose a una mesa de chicas, mientras pensaba que quería arrancarme la cara. Aquel chico era, es, y seguramente será siempre demasiado genial. Y supongo que me hubiera gustado que los zombies me comieran, porque me sentía estúpidamente atraído hacía él y ni siquiera le conocía como para que aquello tuviera sentido. Era más fácil idealizar a Akaashi hasta el fin del mundo, que asumir que volvía a confundir mi “radar gay” con mi “Radar podrías ser gay por mí?”.

 

 

 

 

 

 


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