Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Matrimonio Indiscreto por Mizuki_sama

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bonjour para todos los que lean mi historia

me alegra que haya gistado, recibi dos reviens *-*

 

me hicieron feliz, me mato de risa la cita de aquita la del barrio: animal rastrero, escoria de la vida cuanto daño me has hecho

 

creo que mis vecinos se desesperaron ayer y han terminado odiando las rancheras XD

 

en fin gracias por los comentario, gracias por el apoyo moral.

me senti inspirada y decidi escribir, al historia va lenta, lo siento, pero prometo que me sforzare por no hacerla aburrida.

Capítulo 2

Ambos esperaron sin hablar, hasta que oyeron las fuertes pisadas del "tutor" del muchacho que bajaba la escalera de madera.

Casi sin aliento, temblando de manera visible, el muchacho dijo:

—Gracias… ¿cómo podré… agradecérselo nunca? ¡Me ha… salvado! — en cualquier otra situación lo habría creído dramático, ahora Tatsuha solo podía adivinar el pánico que el muchacho debía sentir y temió cometer un error que pudiera hacerle daño.

—Todavía no —contestó entonces Tatsuha hablando en voz baja— si sale de la hostería, él lo estará esperando— miró al joven y comprendió que estaba temblando de frío y de miedo: debía haber sentido mucho frío detrás de las cortinas— acérquese al fuego —le dijo— cuando se haya calentado y se sienta mejor, podremos hacer planes—  decidió y caminó hacia una mesita y tomó el vaso de whisky que tenía en la mano cuando Akihito Uzumaki entró en la habitación — lamento que tenga que usar mi vaso —dijo con una débil sonrisa— pero ésta no es una hostería muy lujosa que digamos.

—No… necesito beber… nada… gracias —contestó el jovencito y Tatsuha comenzó a tener sospechas acerca de la probable juventud del muchacho, decidió no pensar en ello por el momento.

—El whisky lo hará entrar en calor —explico y añadió con firmeza— beba un poco.

El muchacho tomó el vaso y se lo llevó a los labios, después de beber un poco se dejó caer de rodillas frente a la chimenea, extendiendo las manos heladas hacia el fuego, Tatsuha miró su cabeza inclinada, y le parecía un animalito asustado.

—Será mejor que ponga a secar su ropa —dijo— aunque logre escapar de su tutor, en este momento está arriesgándose más a morir de una pulmonía— señalo y en atención a sus palabras el joven se quitó el pañuelo de la cabeza y lo extendió cerca del fuego, después se quitó la chaqueta de montar, estremeciéndose de dolor, Tatsuha comprendió que las heridas de la espalda debían dolerle de manera intolerable tomó la chaqueta de sus manos, la colocó en el respaldo de una silla y acercó ésta a la chimenea.

—Creo que será mejor que me quite la falda de montar —dijo el menor — es una media falda y me la puse sobre mi ropa de dormir… así que no es…— titubeo — incorrecto.

El mayor le sonrió.

— ¿Se preocupa de verdad por los convencionalismos? — preguntó— tengo la impresión de que ya hemos roto todas las reglas.

—Es cierto —contestó él— y le estoy más agradecido de lo que podría decirle nunca, me doy cuenta de la… situación tan difícil en que lo habría puesto, si Akihito Uzumaki — aunque era obvio el miedo de su voz, al pronunciar aquel nombre un nuevo tinte se hizo notar: odio — me hubiera… encontrado— se había levantado mientras hablaba, se quitó la falda de terciopelo y la colgó en otra silla, entonces volvió a acurrucarse cerca del fuego, su cabello, empapado también por la lluvia, le caía a los lados del rostro y descendía por su cuello hasta sus hombros Tatsuha le llevó una toalla limpia.

—Ahora, ¿qué tal si empezamos por el principio? — dijo mientras él empezaba a secar su cabello— ¿Cómo se llama usted?

—Me llamo Suguru, Suguru Fujisaki.

—Yo soy Tatsuha, Tatsuha Oeusegui… —se detuvo — Tatsuha es mi nombre de pila, perdone mi error al presentarme, fui educado en América, la mayor parte de mi vida y me quedaron algunas de sus costumbres.

—América—dijo el muchacho—supongo que su familia pertenece al grupo de modernistas que consideran que la educación occidental es mejor — comento suavemente.

— ¿Lo ha adivinado? — preguntó Tatsuha— ¿O ha oído hablar de mi familia?

—Nunca había oído hablar de su familia pero mi padre antes de morir solía hablar de… esas personas –murmuro, ligeramente afectado.

—Hablamos como si estuviéramos sentados en un salón elegante, tomando el té —dijo Tatsuha con una sonrisa, deseando alejar la — ¿Se da cuenta de que ambos estamos en una situación peligrosa?

— ¡Lo sé! — contestó el más joven — Pero tengo que contarle lo que sucede para que comprenda — movió un poco las manos— mi padre murió hace dos años, cuando yo tenía dieciséis. Me dejó una gran fortuna, que heredaré al cumplir los veintiuno o al casarme.

—Empiezo a comprender —dijo Tatsuha al ver que no seguía— el caballero que lo persigue quiere casarlo con alguien que él ha elegido.

—Quiere que me case con él —contestó el muchacho con un gesto de pánico.

— ¡Quiere casarse con usted! —exclamó ahora el mayor sorprendido— pero, cómo su tutor…

—No es mi tutor —dijo el doncel con ferocidad—. Mi padre me dejó al cuidado de mi parienta más cercana, una prima hermana suya Susako Uzumaki que se había casado con un hombre mucho más joven que ella.

De nuevo Fujisaki se detuvo antes de continuar diciendo:

—Odié a Uzumaki desde el momento en que lo… vi comprendí que era perverso y… cruel.

—     ¿Qué sucedió? —preguntó Tatsuha.

       —La tía Susako murió hace tres meses y en seguida, pude saber lo que Uzumaki quería de mí.

—     ¿Le pidió que se casara con él? —preguntó el mayor.

—Me dijo que tenía que hacerlo —corrigió Fujisaki— al principio no fue muy insistente y pensé que podría escapar de él, pero hace unos días me dijo que ya había esperado suficiente y que debía casarme con él en el acto ¡Creo que necesita dinero urgentemente

—¿No había nadie a quien usted pudiera recurrir?

—No, él no me permitía salir de la casa más que en compañía suya —explicó Fujisaki— es una casa aislada y, debido a la muerte de mi tía, nadie nos visita, entonces dijo…

El doncel se cubrió el rostro con las manos.

—No puedo… seguir —murmuró.

—Si voy a ayudarle —contestó Tatsuha— es mejor que sepa la verdad.

Suguru lanzó un profundo suspiro.

—él… él dijo que si yo no aceptaba me violaría —murmuró— lo habría hecho de no ser por mi vieja niñera, que lo impidió fue entonces que decidimos que nunca me dejara a solas con él pero... ayer me dijo que nos íbamos a casar esta noche.

—¿No hubiera podido apelar al sacerdote que iba a celebrar la boda?

—Pensé en eso —contestó el muchacho— pero el sacerdote es un hombre que bebe demasiado, a pesar de ser el que controla el santuario, por eso iba a realizarse la ceremonia de noche: para entonces el sacerdote estaría demasiado borracho para preocuparse por mis reacciones – movió las manos en un gesto de angustia – cuando desafié a…  mi… tutor  —continuó— le dije que jamás… me casaría con él, que la ceremonia sería una farsa, porque jamás diría yo las palabras que me harían… su consorte.

—Y entonces lo golpeó —termino Tatsuha al ver que el doncel callaba.

—Me golpeó anoche hasta dejarme inconsciente —dijo— mi niñera me acostó- un sollozo escapo de sus labios y se detuvo a respirar para calmarse — pero esta tarde me llamó y me dijo que si no me casaba con él esta noche, como había arreglado, volvería a golpearme— se cubrió la boca con la mano derecha para esconder un pequeño sollozo—me quedaban todavía fuerzas suficientes para decirle que lo odiaba y que preferiría morir en sus manos a convertirme en su esposo así que me pegó de nuevo, hasta que mi aya intervino— el muchacho cerro los ojos como si recordara— le dijo que ni siquiera él podría convencer a un sacerdote borracho de realizar un matrimonio cuando uno de los novios estaba sin sentido, me dejó entonces… para ir a buscar al sacerdote.

—Ese hombre está loco —declaró el mayor— ¿No puede usted recurrirá un juez?

—Si Akihito Uzumaki- una vez más pronuncio el nombre con asco y sin la propiedad debida — puede demostrar que, debido a la muerte de su esposa, es mi tutor natural —contestó Suguru—, entonces tiene derecho a castigar a su pupilo como él juzgue conveniente.

Tatsuha guardó silencio, porque sabía que eso era cierto.

—Así que decidió huir.

—Mi aya me ayudó porque comprendió que no podría soportar más su crueldad así que hizo ensillar mi caballo y lo tuvo preparado en la puerta de la cocina: pensaba que Uzumaki no notaría su ausencia, ya que si me llevaba un auto él lo sabría así que mientras él iba a buscar al sacerdote yo fui directo allí mi niñera ya me estaba esperando con mi traje de montar, me lo puse y luego escape, pero al parecer él noto más que rápido que yo no estaba.

—¿No tiene familiares más allá de Uzumaki-san? —preguntó Tatsuha.

—Sólo unos cuantos primos lejanos y no tengo idea de dónde viven— un suspiro escapo de sus labios — mi padre detestaba a casi todos sus familiares, solía decir que sólo lo buscaban para pedirle dinero.

—Parece extraño que un hombre tan rico, como dice que era su padre, tenga tan pocos amigos o conocidos que pudieran ayudarlo.

—Debí haberle explicado que mi padre pasó gran parte de su vida en el extranjero, le interesaba mucho la arqueología, así que viajamos mucho por Italia, Sicilia y Grecia así que cuando estábamos en Japón, él no visitaba a nadie.

—Comprendo —dijo el —. Pero ahora, ¿qué va a ser de usted?

—Si al menos pudiera apropiarme de mi propio dinero —suspiró Fujisaki— mis albaceas me darían, desde luego, una mensualidad como lo hacían cuando vivía mi tía pero estoy seguro de que me harían volver con Uzumaki, se ha hecho gran amigo suyo— un gesto de desdén acaricio sus frágiles rasgos — y yo prefiero morir antes que volver a su casa.

—Entonces debemos pensar en algo más —decidió Tatsuha, que no quería hablar de muertes — ¿No hay nadie con quién pudiera usted casarse?

— ¿Casarme? — la simple palabra pareció causar furia en el joven—   detesto a los hombres, los detesto a todos ¡Quisiera no tener que volver a ver a un hombre en mi vida! — lo dijo vehementemente y el mayor se echó a reír.

—Perdóneme —dijo él con suavidad— no me estoy burlando de usted, es que repitió con exactitud las palabras que yo me estaba diciendo cuando usted entró aquí, con la leve diferencia de que estaba hablando de las mujeres y donceles, como usted habla de los hombres.

— ¿Odia usted a los donceles? —preguntó él con incredulidad.

—He concebido una violenta aversión hacia todos ellos.

— ¿No es usted casado?

—No, hasta el momento.

Suguru se quedó silencioso un rato y entonces dijo:

—Tengo la impresión de que usted piensa que ha caído en una trampa de la que siente que no hay escapatoria ¿No la hay, de veras?

—¡Ninguna! —contestó Tatsuha con aire sombrío.

—Entonces estamos en la misma situación —murmuro pensativamente el joven— debe haber algo que podamos hacer — dijo mirando pensativamente el fuego.

—Lo dudo —murmuró el mayor— Usted es un doncel solo, sin dinero, sin amigos que se hagan responsables de usted, si Uzumaki-san lo encuentra, puede demostrar que legalmente sigue usted bajo su protección.

—Lo sé— asintió el jovencito —y de usted… ¿cuál es el futuro?

— ¡Un brillante y espectacular matrimonio social! —contesto agriamente Tatsuha.

—Debe haber algo que podamos hacer —repitió el muchacho casi suplicante.

Por unos minutos permanecieron en silencio, hundidos en sus pensamientos y de pronto, Suguru se incorporó en sus rodillas.

—Escuche —dijo— ¡He pensado en un plan!

—No creo que sirva de nada— contesto sombrio, pero Suguru le miraba fijamente así que agrego —pero hábleme de él, si eso le complace.

—Contésteme con sinceridad —dijo el doncel— ¿Me considera… atractivo? — Tatsuha se quedó en silencio por unos segundos, era difícil ver su rostro a la luz parpadeante de la chimenea, tenía una pequeña barbilla, una naricilla aristocrática, recta y pequeña; pero sus ojos estaban hinchados de llorar y sus mejillas tenían salpicaduras de lodo, era difícil decidir el color real de su cabello todavía húmedo y con rastros de lodo.

Parecía, de hecho, insignificante, de no ser por una voz suave, culta y musical que, pensó él, resultaba un tanto patética.

—Creo que en este momento la propia Afrodita no me parecería atractiva —dijo— pero si quiere saber la verdad, siempre he admirado a las mujeres morenas, sofisticadas y…

—…deliberadamente atractivas —completó Suguru— supongo que eso incluye también a los donceles.

—¿Cómo lo ha sabido? — por un momento Tatsuha.

—Lo adiviné —contestó— lo que voy a sugerirle puede parecerle absurdo— advirtió — sin embargo, tengo la íntima convicción de que es la única forma en que ambos podemos escapar de la red en que estamos atrapados.

—Para mí no hay escapatoria posible.

—Sí, la hay —insistió Suguru con una nueva fuerza en las palabras.

Se levantó y fue hacia su chaqueta, sacó algunos papeles de un bolsillo y empezó a extenderlos en el suelo.

—¿Qué es eso? —preguntó Tatsuha con curiosidad.

—¡Un certificado de matrimonio! —contestó el doncel— Los tomé de la biblioteca, antes de salir, pensando que si los destruía, le llevaría dos o tres días más a Uzumaki reemplazarlos.

—Bueno, eso le da tres días más de libertad— contesto Tatsuha y propuso — vamos échelos al fuego.

—No — negó el joven con la cabeza — ¡Podemos usarlos de manera inteligente! Sí: Los usaremos para decir que estamos casados.

—¿Qué está diciendo? —exclamó él con incredulidad.

Suguru levantó la licencia especial hacia la luz.

—Vea— señalo — a pesar de todo los nombres aún no están, Uzumaki planeaba torturarme al hacerme ver como nuestros nombres se escribían en este certificado, pues bien ahora su nombre jamás aparecerá en este papel — sonrió encantadoramente en la oscuridad

—Tal vez soy muy tonto —dijo Tatsuha— pero no le comprendo.

— ¡Oh, trate de entender! — suplicó el muchacho con impaciencia— pondremos su nombre en el certificado de matrimonio en el lugar el sacerdote pondremos alguna firma inventada, ¡y diremos que estamos casados! Con estos documentos, y dada la importancia del nombre de mi padre, adjuntándola a la probable importancia de su familia, podré convencer a mis albaceas de que entreguen mi dinero a mi esposo, ósea usted — explicaba — y si todos creen que está casado conmigo, no podrán obligarlo a casarse con ese moreno y seductor doncel que lo tiene en sus garras…

—Es la sugerencia más ridícula que he oído en… —empezó a decir pero mientras hablaba su cerebro empezó a asimilar la idea.

Si anunciaba que se había casado y podía presentar un esposo de carne y hueso para demostrarlo, ni Taki ni Anthea podrían ya insistir.

Suguru lo estaba observando.

—¿Se da cuenta? — dijo con suavidad— después, cuando ya no haya peligro, podremos deshacernos el uno del otro, podemos decir que nos presentamos en el templo de una aldea y un hombre, que creíamos el sacerdote realizó la ceremonia y nos cobró sus honorarios ¡Fue una pena que descubriéramos después que era, en realidad, un vulgar ladrón!

—¿Piensa, en serio, que nos creerán? —preguntó Tatsuha.

—¡Nadie pondrá en tela de juicio la validez de nuestro matrimonio! Usted mostró mucha firmeza de carácter cuando Uzumaki quiso registrar el cuarto…

— ¡Eso fue diferente! Pero, tratar de engañar a todo el mundo…

—¿Cree usted que alguien se molestaría en recorrer los pueblos para buscar en sus registros la partida de nuestro matrimonio? Por favor — suplico con un tono suave y asustado y Tatsuha se aguantó de decir que sus familiares eran muy capaces de hacerlo —si no estamos disponibles no pueden casarnos — se detuvo y respiro profundamente antes de terminar —cásese conmigo— Tatsuha se inclinó y levantó los papeles del suelo.

—¿Podría alterar esto con tanta habilidad que nadie sospechara nada? —preguntó.

—Le prometo que, una vez que disponga ya de los complementos necesarios, nadie sospechará, ni por un momento, que el documento es falso, luego solo tendremos que agregarlo — hizo unas comillas con los dedos — a los registros de un templo, supongo que si sobornamos lo suficientemente bien a uno de los cuidantes funcionara.

—Estaríamos corriendo un inmenso riesgo —dijo el Tatsuha con lentitud.

—¿Qué otra alternativa tenemos? —preguntó el doncel.

— ¡Caramba, claro que lo haremos! — exclamó el moreno— ¡Las cosas no pueden ser peores de lo que son ya! ¿Está usted seguro de ser capaz?

—Soy capaz de cualquier cosa con tal de salvarme de Uzumaki  y del resto de los hombres— contesto apasionadamente el muchacho — únicamente confiaría en usted.

—¿Por qué? —preguntó él.

—Tengo un gran instinto en lo que a las personas se refiere y nunca me equivoco — aseguro— supe en cuanto entré a esta habitación, que usted me ayudaría— cerro los ojos un segundo y luego continuo — no tengo miedo de estar a solas con usted, como lo tendría de estar con cualquiera de los que he conocido desde que llegué a vivir con mi tía— pareció estremecerse—veía la lujuria en sus ojos y cuando se enteraban de que heredaría toda la fortuna de mi padre a la lujuria se sumaba la codicia — hablaba con tanta amargura que Tatsuha exclamó:

—Comprendo que has sufrido mucho, Suguru… pero no dejes que eso te amargue.

—Ya estoy amargado —contestó él— jamás podré confiar en un hombre… ni mucho menos amarlo ¡Nunca me casaré!

—Algún día cambiará de opinión —dijo el mayor— y cuando eso suceda, usaremos su historia del ladrón que dijo ser sacerdote.

—Usted puede librarse de mí mucho antes de que eso suceda.

—Ya veremos— sonrio Tatsuha, sintiendo una emoción más cálida en su cuerpo: se sentía salvado— pero, por ahora, seamos sensatos, antes de realizar ese atrevido plan sugerido por usted, tenemos que hacer que salgas sin problemas de aquí.

— ¡Me había olvidado de eso! —dijo el doncel mirándole asustado.

—Yo no —contestó Tatsuha con aire sombrío— me parece que en esta posada hay muy pocos cuartos y lo más probable es que su supuesto tutor esté descansando abajo, en el vestíbulo, en cuanto amanezca, sus sirvientes lo registrarán todo y si encuentran su caballo, lo reconocerán.

—Sí, es cierto… —el terror volvió al rostro del muchacho— por favor… piense en algo… ¡no debe dejar que él se apodere de mí! Le juro que todo lo que le he contado es cierto.

—¡Encontraremos la manera de salvarte… aunque tenga que matar a ese cerdo! —dijo irguiéndose en la silla y se dirigió hacia la ventana, retiró las cortinas, la abrió con lentitud y se asomó.

Había esperado una ráfaga de viento y de lluvia, pero mientras hablaban, el tiempo había cambiado, ya no hacía viento y una pálida luna había surgido de entre las nubes, permitiendo ver una delgada capa de nieve en los pequeños edificios, adyacentes a la posada.

Tatsuha  miró hacia abajo.

La posada era un edificio pequeño y ruinoso: no había una gran distancia entre el primer piso y el suelo y debajo de la ventana por la que se asomaba, estaba el techo de una adición hecha al edificio principal, de la ventana a ese techo había poco más de un metro y de ahí al suelo otro tanto.

Tatsuha hizo una señal a Suguru para que se acercara.

—No hable —le susurró— alguien podría oírnos, pero mire y dígame si podría bajar de aquí a ese techo y después al suelo.

El doncel se asomó y después de mirar un momento se retiró, Tatsuha cerro la ventana.

—Creo que puedo hacerlo— suspiro y ambos se acercaron a la chimenea, Tatsuha consulto la hora

—En un lugar como éste, me imagino que se levantan como a las cinco y media así que si usted se marcha a las cinco, no creo que nadie lo vea.

— ¿Y a dónde debo ir? —preguntó.

—A la aldea de Nosaka—dijo él— a la hostería La joya del Emperador, donde me esperan, yo me iré de aquí como a las ocho, me iría con usted, pero eso despertaría las sospechas de su tutor, si es que sigue todavía en la posada.

—Entiendo— asintió lentamente el muchacho — debemos convencerlo de que no había nadie aquí.

Tatsuha le miro a conciencia e aquel momento, parecía muy frágil y muy pequeño en su averiado pijama de muselina blanca.

¿Puede usted ensillar solo su caballo? —preguntó.

—Lo he hecho a menudo —contestó sonriendo— tenía que hacer solo la mayor parte de mis cosas, cuando fui a vivir con mi tia— su mirada se humedeció — creo que mi presencia le producía celos, más que una antipatía directa, supongo que adivinó que su esposo  se interesaba por mí, y como era mucho mayor que él, era muy celosa, Uzumaki se había casado con ella por interés y yo comprendí en seguida que ella lo fastidiaba mucho.

—Un hogar muy desventurado, por lo que veo.

—Supongo que debí haberme sentido agradecido —reflexionó el joven— pero después de la vida que había llevado con mi padre, de haberme relacionado con personas cultas e inteligentes, haber sido tratado como un ser humano, no puede imaginar lo terrible que fue el contraste…— había un sollozo ahogado en su voz y Tatsuha se preguntó si debía consolarlo pero entonces, de pronto, irguió los hombros y levantó la barbilla— todo eso ha pasado ya —dijo— creo que ni siquiera el infierno puede durar para siempre… ¡sólo sé que preferiría morir a volver!

—Usted ha descubierto un camino para poder sobrevivir y tal vez encontrar un futuro más tolerable —contesto Tatsuha con tacto levantó los documentos matrimoniales y dijo—Y ahora, Suguru-chan, si antes del amanecer tiene que bajar por el muro de la casa, ensillar el caballo y dirigirse a toda prisa a la aldea de Nosaka, será mejor que descanse.

—¿Y usted? —preguntó el doncel mirando hacia la cama.

—Dormiré en la silla —contestó Tatsuha—. Tengo que mantener el fuego ardiendo, si no quiero que nos congelemos.

—Siento… que estoy… abusando de usted —dijo con inquietud.

—Al contrario, llegó usted a mí como el dios de la esperanza, si es que existe, estoy dispuesto a aceptar su plan… y me siento muy agradecido.

—Yo estoy seguro… completamente seguro… de que ambos escaparemos de los peligros que nos amenazan. ¿Me permite darle las gracias, señor, por creer en mí?

—Es demasiado pronto para darme las gracias— sonrió el mayor—hora, acuéstese y duerma si puede, yo le despertaré a tiempo, mientras tanto, estaré en guardia, nadie caerá sobre nosotros por sorpresa.

—Gracias —murmuró el muchacho con suavidad.

—¿Le duele mucho la espalda? —preguntó Tatsuha.

—Bastante —admitió él— pero no es nada comparado con la agonía mental que había estado sufriendo.

—Entonces, duerma —dijo él con voz bondadosa—, y sueñe con un futuro exento de ogros.

Suguru le sonrió y obedeció, se dirigió a la cama, retiró la ropa y se tendió vestido, cubriéndose después con las mantas.

Tatsuha se acercó a la mesita de noche y apagó las velas, arrojó algunos troncos más al fuego, acercó una silla para apoyar los pies y se instaló con cierta comodidad en el sillón.

Sabía que no podía dormir, pero eso no importaba: dedicaría el tiempo a pensar en lo que iban a hacer, a mantenerse vigilante y a estar listo para despertar en su momento a Suguru.

 

                Al mismo tiempo en que Tatsuha observaba las brillantes llamas de la chimenea, otra persona a muchas millas de donde se encontraba miraba en fuego con insistente ansiedad.

—Hiro— llamo una voz suave y musical detrás del muchacho que miraba las llamas de fuego — es tarde, vamos, tienes que descansar — la voz, más allá de su belleza era suplicante, su dueño, era un muchacho de brillantes ojos amatistas, atractivo como un beso, le hablaba a otro jovencito, uno de cabellos rojos como el fuego y profundos y oscuros  ojos azules — Hiro por favor, te enfermaras y ya sabes lo que han dicho los médicos — agrego afectadamente, el pelirrojo se volvió a verle con lentitud.

—ve a dormir tú Suichi, yo no tengo ganas — su voz clara y serena, parecía apagada, y su expresión, siempre suave, parecía en aquel momento al borde de la desesperación— iré, si eso te complace, más tarde Suichi, ve tú — le sonrió suavemente y extendió una mano a su dulce amigo— necesito pensar — explico y Suichi tras dudar unos segundos sintió retirándose de su lado.

Nakano Hiroshi, era joven, era atractivo, era inteligente y era requerido, tenía 19 años y era un doncel, sus padres pertenecían a un antigua linaje que retrocedía hasta los tiempos shogunato de Tokugawa y estaban orgullosos de ello, Hiro amaba a sus padres pero también detestaba sus normas, eran tradicionalistas, y eso lo sabía y aun así, aun así…

Sus manos se aferraron la una a la otra y sintió que se ahogaba, la carta de hace diez días, seguía ahogándole, había sido clara, pero la acción era imperdonable y horrorosa.

Cuando Hiro una vez terminada la preparatoria, habia logrado logrado una vacante en la universidad de  Tokio, se habia sentido loco de contento,  había estado estudiando durante dos años completos y ahora, sus dientes rechinaron de furia y quiso destrozarlo todo, miro el fuego de la chimenea artificial que los Shindou mantenían en su hogar y sus ojos se perdieron en él, quiso morir.

La carta había sido clara

El mensaje obvio.

No podría continuar estudiando

Debía atenerse a las órdenes paternas

Sus cabellos cayeron contra su rostro y apretó los dientes para no gritar.

No era tristeza era frustración

No era tristeza era odio

No era tristeza era rabia de saber que no podía desobedecer

Amaba a sus padres

Jamás se atrevería a deshonrarlos.

Su furia era demasiado grande, no podía evitarlo.

Quizas por ello no noto la ansiosa mirada que le observaba desde una de las puertas.

Suichi apretó la madera de la puerta y se alejó en dirección a sus habitaciones, sabía que Hiro no soportaba ser espiado, aun así, amaba a Hiro como a un hermano, como al mejor amigo que se ha tenido, lo adoraba y lamentaba profundamente que este no le confiara su sufrimiento, se preguntó que podía hacer.

Hiro apretó las manos pensando con fuerza, había dado su palabra a Yukio, su dulce y encantadora prima, y sabía que está le ayudaría en su actual problema, , pero si… si los atrapaban, estaría metido en un buen lio.

Cerro los ojos pensativo

Nakano Yukio era el prototipo de mujer japonesa, al menos en apariencia, hermosa, de oscuros cabellos y rasgos pequeños, Hiroshi y ella eran primos en segundo grado, aunque hacia tiempo que no se veian, por eso cuando recibió su visita se quedo sorprendido y aun asi la recibió con afecto, habían pasado un buen tiempo juntos, antes de que ella le dijera lo que la ocupaba.

—Ahora, escúchame, Hiroshi-kun —dijo— estoy desesperada y deseo que me ayudes, como nadie más podría hacerlo

—    Sabes que te ayudare si puedo hacerlo, pero espero que no se trate de ninguna locura

—    Quizás se trate de algo semejante a una locura — sonrio su prima —pero si te dijera que puedo convencer a tus padres de retirar su decisión y permitirte estudiar medicina hasta conseguir tu titulo? — la sonrisa de la mujer era perfecta, del tipo que te hace saber uqe controla la situación.

—    Te diría — titubeo el joven— que por supuesto que te ayudare, pero, ¿por qué estás tan desesperada?

—Es lo que voy a contarte— Yukio se levantó del sofá y caminó hacia la chimenea, donde empezó a quitar los largos alfileres de su sombrero, Hiroshi la observaba con curiosidad ¿Qué podía querer Yukio de él?.

Al mismo tiempo recordaba que la habia querido como una hermana, eran primos, y habían jugado juntos cuando niños a pesar de de que ella  era tres años mayor que Hiroshi, habían sido muy buenos amigos.

Eso habia durado hasta que Yukio se caso, con un hombre detestable y sin demasiada importancia, además de extranjero. Realmente no tenía la importancia suficiente para ser yerno de Touya Nakano, esté había  protestado, al igual que varios de sus familiares, pero Yukio se había salido con la suya, al casarse con el hombre que había elegido.

 

Antony Forest era un hombre vulgar, y nunca llegó a cuajar su carácter con el de su esposa, de hecho deslumbrado por su matrimonio y la considerable fortuna propia de su esposa, insistió en construir los sueños que no había podido cumplir antes por sus limitaciones económicas.

Se había empeñado en participar en carreras de autos, y, como no era un buen piloto, habia terminado muriendo un año despues de  casarse con Yukio en un lamentable accidente de coches.

Hiroshi, para ser sinceros habia considerado una suerte que se muriera, y tenía la ligera impresión de que Yukio pensaba igual, aun asi y para proteger su reputación Yukio pasó el tiempo de un luto respetable.

Entonces, una vez pasado ese tiempo habia viajado con su padre y  se convirtió en una de las más aclamadas bellezas de Turquia, donde su padre fungía como embajador.

Habían pasado dos años desde que ella viajara al extranjero, pero había terminado volviendo, hiro se pregunto, si su prima habia sido sincera al decir que era el primero a quien visitaba, habían sido muy apegados, pero no tanto ….

Yukio le hablaba, se habia levantado del sofá y se habia parado frente a hiroshi en una pose de escultura griega.

—Mírame, ¿crees que algún hombre desearía casarse conmigo por mi belleza?

Era una pregunta curiosa y Hiroshi sonrió antes de responder:

—Creo que sería ciego si no lo hiciera, eres muy hermosa, Yukio, como lo has sido siempre.

—Sé que lo soy —afirmó ella—, pero por desgracia la única persona a quien deseo escuchárselo decir, nunca lo ha hecho.

—¿Quién es? —preguntó Hiroshi, dispuesto a darle una oportunidad a su prima, era tan bella y el a pesar de todo la quería, sospechaba que sus padres no tomarían en cuenta a Yukio si esta cumplia su ofrecimiento, consideraban escandaloso que un doncel no planeara casarse jamas, como pensaba hacerlo hiroshi, pero apreciaba su intento.

Vio qué su prima aspiraba hondo antes de decir:

—Claude K Winchester.

—¿Claude k Winchester? —repitió Hiro confundido, nunca había oído de aquel nombre.

—Supuse que habrías oído hablar de él —señaló— fue embajador americano en Turquia y ahora  esta aquí en Japón como apoyo extraoficial, si lo vieras Hiro, no hay hombre más atractivo.

Hiroshi sonrió amablemente.

—¿Vas a casarte con él? —preguntó.

Se hizo una breve pausa antes de que Yukio contestara, con lo que a su primo le pareció dureza en la voz:

—Sí, voy a casarme con él, pero no será fácil.

— ¿Por qué? —preguntó el pelirrojo elevando una ceja.

—Porque, querido el embajador está decidido a permanecer soltero y aun cuando lo divierto, se rehúsa a reconocer que me ama— suspiro —  han pasado cuatro años desde que quedo viudo y dos desde que me conocio es detestable que no se olvide de su mujer muerta.

Hiro miró a su prima con sorpresa.

—Si así es como siente, ¿por qué deseas casarte con él?

—Porque es todo lo que deseo —respondió Yukio— y el marido que siempre he soñado tener — hizo una pausa y continuó—Sus casas son magníficas, tiene los últimos modelos en autos, su yate, en el que estuve una vez, es lo mas chic que he llegado a disfrutar.

Contuvo el aliento antes de proseguir:

—Es el mejor amante que he tenido, y como lo encuentro irresistible, quiero ser su esposa.

—¿Y no crees que él te lo pedirá? —preguntó hiro ignoranod la ultima revelación que le habia hecho su prima con respecto a sus relaciones con el extranjero..

—Tengo que obligarlo a hacerlo —contestó Yukio con voz firme.

—¿Qué puedes hacer? Imposible que te le declares.

—Ya lo hice— se encogio de hombros y Hiro la miro escandalizado— pero me respondió que desea permanecer soltero hasta que sea viejo, que ya ha tenido suficiente con su primer matrimonio, y que su hijo no aceptaría una madrastra de buen grado.

—Entiendo cómo te sientes —repuso su primo— pero hay tantos hombres que desearían casarse contigo por tu belleza, que ¿por qué tienes que elegir al único difícil?

—Porque es el mejor y después de tener lo peor en mi primer matrimonio, no voy a cometer un error por segunda vez. Deseo lo mejor y es lo que voy a conseguir—hiroshi suspiro y la miro con preocupación.

—Pero… supón —dijo titubeante— que nunca… te lo  propone.

—Tengo que obligarlo, de una u otra manera —insistió Yukio— lo quiero y deseo ser su esposa, pero te aseguro que hay cientos de otras mujeres que también lo desean- “supongo que donceles también” pensó Hiro pero decidio callar.

—¿Qué puedes hacer?

—Es lo que voy a contarte.

La hermosa morena se inclinó hacia Hiroshi y dijo, en tono de voz muy diferente.

—Escúchame bien. Allí es donde tienes que ayudarme— hiroshi se mantuvo en silencio dispuesto a escucharla—Ahora mismo él está en casa de un amigo cercano suyo, Tohma Seguchi, y no hay hombre más desagradable que ese tipo, pero ya me encargue de él, aun así y obviamente porque estoy dispuesta a todo por conseguir que me proponga matrimonio antes del festival de Sakura es que ire a ese tete con los seguchi, la familia de la mujer de este, y sus amistades.

—¿Por qué? —preguntó

—Dice —respondió su prima— que desea unas vacaciones porque está fastidiado de las interminables diversiones de Turquia, pero creo que hay otra razón para que el este aquí y más aun en la casa de seguchi.

—¿Cuál puede ser?

Yukio bajo la voz.

—Creo, aun cuando el jamás lo admitiría, que su gobierno le ha pedido que vea como van las cosas aqui en japon, y los alrededores de tokio, para ser exactos.

—aqui en tokio —repitió—. ¿Qué tiene que ver lo que pase aquí con él?

—¡Muchísimo! Como tu padre debe saber, los americanos están decididos a saber que ocurre en el resto del mundo, y el espionaje internacional no es nada nuevo— Yukio se encogio de hombros—Es sólo una idea mía, sólo porque Claude se muestra tan misterioso en este asunto. Por lo tanto, debemos aprovechar cuanto suceda.

—¿Y cómo entramos nosotros en eso?

—Es lo que voy a decirte, consegui que los Seguchi me invitaran a su casa, ya sabes lo encantadora que puedo ser cuanod me lo propongo, pero mis padres insistieron en que no podía ir por ahí sola y sin compañía respetable — apretó los labios— sabes que podrían arreglárselas para impedir que yo vaya allá, asi que les sugerí acompañarme por un tio o tia, ellos se comunican con los sirvientes, asi que sabrían que lo hago.    

Hiro la miró con profundo asombro.

—¡Una… acompañante! —repitió—. Pero si eres una viuda, no necesitas acompañante.

—Eso fue lo que pensé —respondió Yukio— Pero mis padres pueden ser muy autoritarios.

—No comprendo —contestó el más joven y se preguntó en qué forma podría ayudar el en eso.

—Te muestras muy tonto. No entiendes deseo, Hiroshi querido, que tú seas mi acompañante.

—¡Yo! —se echo a reir— ¿Cómo podría hacerlo cuando soy más joven que tú y soltero?

Yukio se movió más cerca de el.

—Escucha y trata de comprender lo que te pido que hagas. Puedes imaginar lo aburrida que sería cualquier acompañante de nuestros tios, me volverían loca, y por supuesto arruinarían todos mis intentos, la idea de otro extranjero las vovlria locas— hio se mantuvo en silencio, considerando que aquello era una locura—Si me acompaña alguna mujer casada más joven —continuó su prima— sin duda intentará quitarme a Claude, porque solo por el voy yo y hará cuanto le sea posible para seducirlo— hiro sonrio—Lo lamento, querido, pero no tienes idea de cómo se comportan las mujeres cuando desean a un hombre tan excepcional y encantador como él.

—Sigo sin comprender cómo podría ayudarte.

—¿Has olvidado con qué talento solíamos actuar en las representaciones navideñas? Tú eras especialmente notable, como decía papá, una y otra vez.

Hiroshi internamente admitió que era verdad, para divertir a los familiares que solían hospedarse con ellos en Navidad, el y Yukio solían preparar alguna pieza teatral. Habian Empezado con alguna obra navideña y después las hicieron más sofisticadas.

Hiro en especial había recibido nutridos aplausos.

Sin embargo, lo había tomado como generosidad del público. Disfrutaba actuar y su tio le había comentado que si alguna vez necesitaba trabajar para vivir, siempre podría encontrar un buen trabajo en el teatro, por supuesto, bromeaba, Hiroshi se había reído mientras pensaba en cómo se escandalizarían sus padres ante la sola idea.

Comprendió con exactitud lo que Yukio le pedía y negó con la cabeza.

—No puedo hacer tal locura —contestó— para empezar nadie creerá que soy tan viejo como podría serlo algún tio tuyo.

—¿Por qué iban a hacerlo? —la interrumpió Yukio antes que pudiera decir nada más—. Si actúas el papel con habilidad y estás vestido en forma apropiada, no habrá razón para dudar que tienes más de treinta años y, por supuesto, que eres un viudo, para así no tener que explicar por qué tu esposo no te acompaña.

—¿Cómo podría hacerlo? Lo lograba en el escenario tal vez durante media hora, pero no durante varios días o tal vez semanas.

—¡Puedes hacerlo! ¡Por supuesto que puedes! —insistió ella— y como estaba tan segura de que no te negarías a hacerme feliz el resto de mí vida, traje conmigo la ropa que necesitarás.

—La ropa que necesitaré —repitió el más joven—. ¿Cómo pudiste hacerlo?

—Habia pilas de ellas en casa, cuando volvi solo tuve que abrir armarios, pertenecieron a un tío que murió en fecha reciente. Me pidieron que me deshiciera de todas sus cosas y conservara las que quisiera.

Hizo una pausa y continuó:

—Iba a enviar toda su ropa a un asilo cuando mi padre me habló de la acompañante y comprendí cómo podría aprovecharla.

—¿Qué edad tenía tu tío?

—Más de cuarenta años y su ropa es elegante, pero por supuesto, nada que yo pueda usar.

—Por favor, Yukio, no puedo hacerlo —rogó él—. Sólo me pondría en vergüenza y te haría quedar mal. Entonces realmente estarías en un lío.

—No del todo, diría que simplemente era una broma, lo que tenemos que hacer es convencer a los sirvientes de que tengo un acompañante decente y de la familia, además la casa de los seguchi debe guardar millones de tesoros antiguos, ya sabes que proviene de una línea casi tan decente como la nuestra.

—aun asi, creo que estas cometiendo una imprudencia, porque no esperar a que el venga aquí a tokio? Entonces podras tratarlo.

—    Tratarlo? Habrá miles de mujeres lanzándose a sus brazos!

—    No creo que las cosas estén tan mal.

—Espera a conocerlo. Es tan apuesto que resulta imposible a todas las mujeres dejarlo en paz. Sólo necesitan verlo para arrojarse a sus brazos.

—No puedo imaginar algo peor que estar casada con un hombre así —repuso el muchacho— Yukio, sé sensata y enamórate de alguien diferente.

—Lo intenté. ¡Fue un total y absoluto fracaso! No tienes idea de lo desdichada que fui en mi primer matrimonio.

—Lo lamento mucho, querida —contestó hiro— pero sin duda comprendes que quizás, el no se lo mas adecuado para ti, tiene un hijo! Te imaginas algo peor que criar al hijo de otra mujer?

—    Siempre puedo enviar al mocoso lejos de su padre — contesto su prima con desagrado, hiro suspiro, Yukio lo miraba, esperando que le dijera que la ayudaría.

Una vez más su prima se salió con la suya y Hiro comprendió que tendría que hacerlo, además si los descubrían siempre podía culpar a sus padres por quitarle sus estudios, deseaba vengarse de algún modo de su autoritaria actitud..

—¿No hay… nadie más… que pudiera ir… contigo… excepto yo? —preguntó desesperado, ennun ultimo intento de deternese..

Yukio negó con la cabeza

—En nadie más confiaría. ¿Puedes imaginar cuánto disfrutaría cualquier otra mujer al comentar después que pudo engañar al magestuoso Seguchi Tohma? — hiro pensó que también era porque en realidad su prima ahora no podría tener tantas amistades, habia pasado tres años en el extrangeo

—Sí… acepto —contestó— pero…. todavía… no lo decido, ¿cuándo partiríamos?

—Dentro de dos días— hiroshi se pregunto si no habría un error.

—¿Cómo podría hacerlo? ¿Cómo podría estar listo?

—Puedes hacerlo porque tienes toda la ropa lista. No tienes que hacer ningún equipaje, ya está todo guardado —indicó yukio.

—Como  mi tío eran delgado como tú, estoy segura de que toda su ropa te quedará, estoy segura que son de tu talla.

—Pareces tener respuesta para todo —señaló con voz ahogada Hiroshi y se pregunto como le explicaría a Suichi que se iria—Está bien, Yukio —convino—. Como de costumbre, te sales con la tuya e iré contigo. Pero si las cosas salen mal, no me culpes.

—No lo haré y si Claude se niega a casarse conmigo cuando volvamos a Turquia, me culpare a mi misma por ineficiente.

Lo dijo como si tal cosa fuera imposible.

Notas finales:

A que Suguru es un maestro de la intriga :)

jajaja

espero que os haya gustado la historia.

mil besos para ustedes.

 

hasta pronto.

 

pd: dejen algun comentario ;)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).