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Perdido por cho-chan

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Notas del capitulo:

 

¡Hola! Lamento mucho la enorme demora, el capitulo se encontraba a medio terminar hace meses pero no me convenció y termine por borrarlo todo, además tuve demasiado trabajo a lo largo de los meses junto a la pérdida de un ser querido que aún no puedo superar…..

En fin, espero aún exista alguien que lea esto.

Me disculpo por las faltas de ortografia que pudiera tener.

Sin más….los personajes no me pertenecen, hago esto sin fin de lucro y sólo como mero entretenimiento.

 

 

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-¡Cuidado!- el gritó repentino de su segundo hermano le alertó seguido de una fuerte explosión ocurrida en las cercanías. Se acercó a la joven que le acompañaba y la protegió rodeándole con sus brazos, la protegería de lo que fuese que les atacara aunque no estuviese en condiciones de pelear y no poseyera una espada consigo.

El rugido de un animal causo un estremecimiento en su cuerpo. Alzó su mirada cuando Conrart se acercó a ellos, le vio mover los labios y decir algo pero no prestó atención, toda se desvió al enorme animal detrás de él.

Un lobo, el mismo que años atrás apareció y le devoró.

 Su cuerpo permaneció estático, con la mirada fija en la enorme bestia que se encontraba frente a ellos. Quería moverse, correr, gritar, atacarle. Sin embargo, no podía, había algo en su interior que le impedía realizar cualquier acción. Tragó saliva con nerviosismo y sin perder de vista cualquier movimiento ajeno, si lo hacía, sentía que el animal le volvería a devorar o aún peor atacaría a Greta. Apretó sus puños con impotencia, sus propios miedos le impedían realizar acto alguno. No podía protegerla de esa forma aunque eso quisiera.

-Wólfram- le llamó la castaña con voz temblorosa, tenía miedo, el rubio podía sentirlo a través de su toque en su manga, Greta le sujetaba con fuerza el brazo detrás de él. Wólfram la observo por el rabillo del ojo.

Quería decirle que todo estaría bien. Que a pesar de su miedo él la protegería de alguna manera. No dejaría que nada malo le pasara ni permitiría que ella experimentara el horror que el mismo vivió tiempo atrás gracias a la grotesca bestia que se presentó ante ellos.

Sintió un aliento fétido emanar de la boca del animal; estaba demasiado cerca de él. Su aroma en general era tan nauseabundo que le dieron unas repentinas ganas de devolver el estomago. Contuvo el aliento esperando, tan sólo eso. Era posible que esa cosa tan grotesca volviera a comerle pero la sola idea de ello aumentó sus nauseas.

Un repentino ataque de agua arremetió contra ese ser en un instante.

Wólfram giro su vista a un costado buscando la fuente de ello encontrándose con el gobernante de los demonios. Un aura azul emanaba de este mientras permanecía con una expresión de clara molestia.

-No te dejaré- dijo en un tono de voz moderado mientras se acercaba a pasos lentos -¡No dejaré que lo hagas de nuevo!- gritó esta vez con rabia mientras un par de dragones creados de agua aparecían frente al pelinegro -¡No dañarás a mi hija ni esposo! ¡No volverás a llevarte a quien amo!- los entes que había creado atacaron al lobo lanzándolo lejos de nuevo. Los ataques que Yuuri lograba contra el animal siguieron uno tras otro hasta que el repugnante ser desapareció dejando sólo un esqueleto en los jardines del palacio.

El rubio observó la escena sin prestar atención a ella; las palabras del pelinegro se repetían en su mente una y otra vez “¡No dañarás a mi hija ni esposo!”.

¿Acaso escuchó bien? ¿Por qué dijo aquello? ¿Él era el esposo del maoh?

Wólfram busco en su memoria, debía encontrar esos recuerdos, no podían haber desaparecido de la nada. Si era su esposo debía recordarlo, cualquier cosa.

Un dolor punzante de cabeza le atacó repentinamente; al parecer su mente se negaba a recordar cualquier cosa que implicase una relación con el gobernante. El único recuerdo que podía evocar después de su accidental compromiso era aquel. Ese dónde Yuuri parecía otra persona y decía cosas hirientes.

Después de eso….nada.

Se quejó quedamente del dolor que le atacaba sin prestar atención a las personas que se encontraban cerca. Se puso en cuclillas sosteniendo su cabeza con fuerza mientras apretaba los ojos.

Había algo más, un recuerdo que parecía a punto de manifestarse. Abrió un ojo y observo al hombre de cabello azabache arrodillado frente a él con un semblante puro de preocupación. Fue entonces que lo recordó, uno de los días más importantes de su vida. En el templo de Shinou hace años, de pie frente a Ulrike estaba él mismo junto  al pelinegro. Algunas palabras fueron dichas mientras se miraban uno al otro con cariño, con amor. Alrededor sus seres queridos les acompañaban observándoles con alegría. Después de todo, era su boda con el maoh.

El recuerdo se desvaneció tan rápido como llegó. Abrió sus labios y con ellos susurró el nombre de quien fue en algún tiempo su más grande amor –Yuuri…- cerró sus ojos y se dejó llevar por la oscuridad.

Todo se volvió negro, no había nada más que él mismo de pie en medio de la negrura. De repente, un enorme espejo de oro sólido y de cuerpo completo apareció frente a él. Pudo verse a sí mismo reflejado a través de este, lucía pálido, ojeroso y un poco desaliñado, vestía la ropa que Greta le había proporcionado para salir ese día al jardín. Dio un paso al frente para quedar más cerca del objeto y alzó su mano para tocar su reflejo sin dejar de observarse. Su yo del espejo realizó la misma acción, como se supone que hace cuando uno se mira en dicho objeto. Wólfram se preguntó el porqué se veía solo en ese lugar con tan peculiar espejo; aunque le causaba igual de curiosidad el decorado con grabados de oso abejas y algunas flores que se asemejaban a la flor que su madre cultivó; hermoso Wólfram.

-No debes perdonarlo- escuchó repentinamente logrando que diese un salto atrás alejándose algunos centímetros del espejo –debes odiarlo ¿Acaso olvidas lo que hizo?- volvió a escuchar una voz similar a la suya provenir de su reflejo; este le miraba con una expresión de evidente molestia –él fue el causante de que lo perdiéramos ¿No lo recuerdas?- bajó su vista, llevó sus manos a su propio vientre y lo acarició con tristeza –perdimos al fruto de nuestro unilateral amor debido a su causa ¿No es suficiente para odiarle?- volvió a encararle con la mirada y se apoyó en el cristal con ambas manos –Debes matarlo, debe sufrir tanto como nosotros; incluso más- continuó hablando con rencor –él nos exilio a ese lugar, nos hizo creer mentiras con sus palabras y al final nos traicionó causándonos la más grande miseria- el reflejo sacó una de sus manos estirándola para tocar el rostro del rubio que se encontraba fuera –si no puedes hacerlo, yo lo haré- aseguró acariciando su mejilla –lo mataré si tú me dejas- sacó su otra mano para sujetar la otra mejilla –sólo dame tu cuerpo- esbozo una pequeña sonrisa –déjame poseerte completamente- comenzó a liberar sus pies de la prisión que le suponía el espejo, primero uno y luego el otro –lo único que tienes que hacer es aceptarme y yo….- su voz cambió a una más gruesa, el que antes era su reflejo se convirtió en un hombre de cabello castaño ondulado, con largo hasta los hombros y ojos rosáceos –cumpliré tu venganza-

Wólfram observó con verdadero pánico a la persona que le sujetaba, le había visto antes; en ese lugar dónde se mantuvo durante un par de años.

-no…- dijo apenas en un susurro intentando alejarse de aquella persona -…s…suéltame… aléjate…- quiso apartarse, necesitaba hacerlo; sin embargo su cuerpo no le respondía. La desesperación comenzó a apoderarse de él -¡Aléjate de mí!- gritó con lágrimas brotando de sus ojos mientras miraba al castaño ampliar su sonrisa. La negrura le rodeo a  sus pies, impidiendo que se moviera un solo centímetro, avanzó a sus piernas, su torso, sus manos y brazos. Le cubriría entero y estaría completamente a merced de aquel ser que le llevaría a la total perdición.

Comenzó a sentir la falta de aire y su visión nublarse, perdería lo poco que le quedaba a manos de ese hombre. No podía hacer nada aún si peleara por ello. Cerró sus ojos y rogó por la ayuda de alguien, cualquiera que pudiera salvarle aún sabiendo que era inútil hacerlo. Pero; como hace años cuando se encontraba en ese horrible calabozo, no había nadie. Nadie le salvaría, ni en ese entonces ni ahora.

Estaba sólo.

Abrió sus ojos abruptamente y se incorporó quedando sentado en la cama con la respiración agitada. Giro su cabeza a todos lados observando el lugar dónde se encontraba y se tranquilizó un poco al saberse en aquella habitación que conocía tan bien. Se encontraba en la alcoba real.

-has despertado- había cierto tinte de alegría en sus palabras, de inmediato recibió un abrazo protector que rodeó su cuerpo –estaba tan preocupado….pensé que te perdería de nuevo…- escuchó leves sollozos –estaba muy preocupado…si llegaras a morir otra vez yo….- los sollozos fueron acompañados de pequeños temblores provenientes del cuerpo ajeno –estoy feliz, muy feliz de saber que estas bien, que nada te sucedió- lo apartó a una distancia prudente y le observó con ternura mientras llevaba una de sus manos al rostro del rubio, sus ojos estaban húmedos debido al llanto que amenazaba con continuar brotando de esos orbes oscuros –te amo Wólfram- soltó acariciando su rostro con cuidado y cariño temiendo romperle cono si de un fino cristal se tratase –te amo- repitió mientras pegaba su frente a la suya y esbozaba una amplia sonrisa. No había mentira en esas palabras.

 Wólfram lo sabía. Su corazón, muy en el fondo le decía que aquello que el otro manifestaba era la verdad pura. Yuuri le amaba con una gran intensidad.

Su corazón latió con fuerza y su pulso se aceleró llenando su interior de una gran emoción. Se sintió como hace años, como cuando comenzaba a enamorarse de esta persona. Wólfram le observó a los ojos; con duda levantó sus brazos para colocarlos en el cuello del pelinegro y le envolvió con ellos cuidadosamente. Durante ese instante se dejaría llevar, se dedicaría a sentir de nuevo y confiaría ciegamente en el amor del otro. Si, solamente por ese momento. Después pensaría y analizaría las cosas. Resolvería todo en otra ocasión. Quizá en otro día.

Por su parte Yuuri no se negó al abrazo a pesar de la sorpresa inicial que este le causó. Al contrario, una enorme euforia invadió su ser; pero debía ser cuidadoso y no asustarlo con ello.  Volvió a acercarlo a su cuerpo y abrazarle como lo que era, lo más preciado que tenía en el mundo.

Ambos permanecieron en silencio, abrazados y con el corazón latiendo aceleradamente.

Disfrutarían ese efímero momento en compañía de la persona que se convirtió en su mayor amor.

 

 

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Notas finales:

 

Bueno es todo por ahora, espero les gustara un poco y muchas gracias si has llegado hasta aquí.

Como dije en capítulos pasados no dejare el fic, aunque puede tomarme cierto tiempo en actualizar procurare que no sea demasiado de nuevo.

Gracias de nuevo por darle una oportunidad.

¡Hasta la próxima!


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