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Perdido por cho-chan

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Notas del capitulo:

Gracias a quienes se toman el tiempo de comentar y de leer; espero este siendo de su agrado la historia hasta ahora. Especial gracias a la persona que me deja sus comentarios tan constructivos en fanfiction.

Los personajes no me pertenecen así como la historia original, sólo hago uso de ellos como práctica y método de relajación. No soy una profesional, sólo soy una modista que le gusta escribir e intenta mejorar en cada capítulo. Me disculpo si hay faltas de ortografía y términos mal dichos.

Les recuerdo que esto son:
 -Diálogos-
“pensamientos”
 recuerdos en cursiva y centrados

Aclaración: Los acontecimientos de este capítulo se ubican antes de la última parte del capítulo 5. Está ubicado a partir de que fue apresado después del intento de homicidio al rey.

Sin más que decir, espero disfruten el capítulo.

                                                                        

 

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-lo siento- escuchó una leve voz, casi como un susurro dirigido a su persona, su mirar ubicó al soldado escaso de cabellera que se encontraba a su lado escoltándole a su nuevo destino –en verdad lo lamento su excelencia- expresó con pesar.

Wólfram enarcó una ceja con confusión ante el habla del hombre, no lograba comprender el motivo de sus disculpas; era un soldado, sólo cumplía con la orden expresada por el sujeto con la expresión de molestia permanente en el rostro; no necesitaba excusar sus acciones causadas por su labor de trabajo.

El silencio incomodo tomó lugar en los largos e interminables pasillos por los que era guiado; el individuo que anteriormente manifestó sus disculpas no volvió a expresar palabra alguna durante el resto del trayecto y él mismo no deseo mencionar o preguntar nada al respecto, ni siquiera la razón detrás de ese “excelencia”. Se enteraría posteriormente; por ahora, sólo se quedaría en su mente la impresión de pertenencia a la realeza por el título por el cual fue nombrado.

 Se dejó conducir sin oponer resistencia; caminando a paso lento ligeramente por detrás de los dos guardias.

El sitio donde era llevado no podría ser peor que ese otro lugar en el que permaneció por mucho tiempo; estas personas no podrían hacer con él algo peor que esos sujetos. Tenía una extraña sensación, él sabía que los habitantes de este sitio no tenían intención de dañarle (aún a pesar de haber atacado al que suponía era su líder) se dio cuenta de ello cuando; hace unos minutos, sus extremidades inferiores se debilitaron causando su caída al frio suelo de piedra. Ellos le ayudaron a ponerse de pie nuevamente e incluso, se ofrecieron a ayudarle el resto del camino. Él denegó esa asistencia; podía caminar por sí mismo a dónde fuera; en el pasado se encontró en condiciones peores a las actuales logrando escapar y luchar por su vida. Andar con calma por unos viejos pasillos de una zona extrañamente conocida era nada.

Examinó cada parte por la que era encaminado, prestando especial atención a la decoración; unas cuantas pinturas al parecer de los gobernantes anteriores, antorchas iluminando los pasillos más oscuros, alguna gotera; entre otras cosas. Observó además a las personas con las que ocasionalmente se encontraban, todas ellas llevaban un uniforme distintivo de su oficio realizado, supuso por este que, sólo se trataba de sirvientas o más guardias. Sintió cierto grado de incomodidad ante el mirar de todos ellos; varios con curiosidad, otros con sorpresa y algunos, como si se hubiesen topado con un ente paranormal.

Decidió no darle más importancia de la debida al asunto, era probable que le conocieran de igual forma que esos otros hombres en la habitación donde despertó.

Tarde o temprano todas sus dudas serían resueltas por esas mismas personas; quizá, su mente colaboraría y ayudaría a ello; sólo tenía que ser paciente y todo el misterio acerca de su vida pasada y el misterio que esta envolvía se aclararía más pronto de lo imaginado.

Después de un camino interminable los soldados que le acompañaban se detuvieron frente a una puerta de madera; uno de ellos, el hombre de cabeza reluciente y libre de toda hebra capilar la abrió con una de las muchas llaves que traía consigo en algún lugar de su vestimenta, le indicó entrar a la habitación y cuando lo hizo ambos sujetos permanecieron fuera del lugar. Giró su cuerpo al no escuchar más paso que los propios y los observó durante unos instantes; se dio cuenta entonces de que este era su destino. Volvió su mirar al lugar iluminado por los rayos del sol que se colaban por la pequeña y única ventana a una altura mayor a la de la estatura de cualquier persona promedio. A su derecha una cama de tamaño individual con una almohada con funda blanca igual que las sabanas que se asomaban por debajo de esta y una cobija delgada de color marrón encima. Al fondo podía observar una pequeña mesa de madera con un par de sillas del mismo material. El resto de la habitación no poseía nada; en las paredes no existía decoración alguna y no había algún otro objeto en la estancia.

Se preguntó qué clase de lugar era este dónde los prisioneros eran llevados a una habitación decente, ordenada y limpia y se les daba un trato tan humanitario y amable.

-la sargento vendrá a revisarle pronto- escuchó hablar de nuevo al soldado de antes y se giró a mirarle por el rabillo del ojo –nos retiramos ahora- el hombre hizo una reverencia junto al otro y cerraron la puerta. Escuchó pasos alejarse pero supuso que sólo uno de ellos se retiraba temporalmente, el otro podría estar de pie afuera haciendo guardia.

Soltó un gran suspiro y decidió acercarse calmadamente a la cama frente a él, se sentó en la orilla, levantó sus manos observándolas a la altura de sus piernas y fue cuando se percató de su vestimenta. Poseía un camisón de color rosa pálido descubierto de los hombros pero con mangas largas y holanes cerca de los puños y en la parte inferior de la prenda la cual llegaba por debajo de la altura de la rodilla.

Sujetó la manga izquierda de su camisón con su mano derecha y la observó fijamente cuestionándose la razón de traer algo tan femenino puesto. “Quizá esa persona lo hizo” pensó recordando al de cabello azabache “¿Es alguna forma de humillación?” se preguntó mas no pudo responder a su propia  cuestión. Tomó otro suspiro y se recostó sobre la cama cerrando los ojos al instante; quizá le daba muchas vueltas al asunto de su vestimenta y no era nada especial.

Se dejó llevar al mundo de los sueños, ese pequeño universo dentro de su cabeza que podía darle pequeñas y efímeras alegrías o brindarle las más horribles y crueles pesadillas de su vida hasta hoy.

Su entorno permanecía oscuro, el tenue sonido del andar de una persona era el único sonido que se escuchaba rompiendo el silencio sepulcral que inundaba el ambiente. El sonido se detuvo y una silueta apareció frente a él, era borrosa y translucida pero de alguna forma tan brillante que iluminaba una pequeña parte de toda la negrura que le rodeaba.

-quiero empezar una relación verdadera contigo- se escuchó una voz conocida -¿Quieres intentarlo?-

La figura frente a él comenzó a desprender un brillo mayor y cegador que logró llenar de luz la oscuridad existente en ese sitio. Cerró los ojos y se cubrió con el antebrazo derecho a la altura de estos.

-me siento feliz de que estés a mi lado- volvió a escucharse la misma voz, intentó observar de nueva cuenta a la silueta frente a él pero era inútil, ese resplandor era demasiado deslumbrante e intolerable a la vista. Cerró de nuevo los ojos esperando a que se desvaneciera enteramente.

-te amo- fue lo último que se escuchó antes de que un silencio sepulcral ocupara lugar, abrió lentamente los ojos sin retirar del todo su antebrazo de la altura de sus orbes asegurándose de que  pudiera enfocar el entorno sin tener que lastimar su mirada con el resplandor que escasos instantes atrás apareciera, bajó su brazo derecho para poder examinar el lugar. Un escenario familiar se materializaba lentamente, comenzaron a brotar del suelo pequeñas ramas creciendo en un proceso acelerado hasta volverse en frondosos árboles cuidadosamente distribuidos alrededor, algunas matas de hojas se tornaron arbustos,  el pasto creció a una altura normal y unas cuantas flores de diversos colores y formas se desarrollaron en un proceso similar al de la vegetación anterior.

Frente a él se materializó  una vez más esa silueta desconocida y a la vez tan familiar para él, esta vez su rostro y cuerpo podían visualizarse con total claridad; un hombre de complexión delgada, ligeramente más alto que él mismo, con una vestimenta de color negro, cabello con una altura por encima de los hombros, de un color oscuro al igual que sus ojos oscuros, con una piel tenuemente bronceada.

El hombre delante de él permaneció inmóvil durante unos instantes. Notó que este abrió su boca pronunciando algunas palabras que no emitieron sonido alguno, la expresión seria en su rostro cambió a una de desagrado conforme avanzaban los segundos y su boca se movía expresando ese vocabulario insonoro.

-es desagradable….- por primera vez logró entenderle –…el que dos hombres estén juntos- el pelinegro tomó aire antes de expresar lo siguiente –acepte el matrimonio porque sentí pena por ti-

-¿Qué estás diciendo?- preguntó por primera vez el de cabellera rubia, no lograba comprender la situación en la que se encontraban y mucho menos el propósito de sus palabras.

-Es justamente eso- continuó con ese rostro que denotaba un desagrado total –no me gustas de ninguna forma y dudo algún día lo hagas-

Su corazón se sintió apretujado ante la declaración; un férreo dolor se instauró en lo más profundo de su ser tan insoportable que no podía ser contenido dentro de su cuerpo. Levó una de sus manos a su pecho y apretó con fuerza la camisa blanca que poseía encima. Cerró los ojos deseando desapareciera esa sensación tan asfixiante; que el dolor que embargaba su interior se desvaneciera tan rápido como los fragmentos de recuerdo que su mente evocaba a capricho. Sus mejillas se sintieron húmedas producto de las gotas saladas que emanaban de sus orbes sin comprender la causa real que las alentaba a salir.

-yo… en realidad te detesto- fue lo último que logró escuchar antes de que sus piernas flaquearan y le hicieran caer al suelo de rodillas; el entorno comenzó a desmoronarse junto al ser que mencionó aquellas palabras. La oscuridad volvió a reinar en el lugar estando él en el medio de toda la negrura existente.

-basta…- dijo con dolor en su voz pretendiendo evitar en vano los sollozos cada vez más audibles -¿Por qué?- “¿Por qué tengo que recordar esto?” “¿Por qué dices eso?”  Preguntó a la nada y a si mismo sin esperar obtener una respuesta a ello –No quiero…. – “No quiero seguir recordando esto” “No quiero sentirme de esta manera” –que alguien….- “Que alguien me explique qué sucedió” “Qué alguien me diga quién soy realmente” “Qué alguien me ayude” –por favor…- “Por favor ayúdame….” –Yuu…..-

Sus ojos se abrieron repentinamente mostrándole un techo blanco y un lugar diferente al que momentos atrás visualizó. Permaneció impasible con la respiración agitada mientras asimilaba la nueva información que poseía; llevo una de sus manos a su mejilla la cual sintió húmeda y secó con sus dedos la piel de esta “Fue sólo un sueño” pensó “Una pesadilla”.

Giró su vista a un costado, en la pequeña mesa redonda se encontraba una charola con comida y un vaso de agua; alguien se lo llevó en algún momento; no se percató de ello, la persona debió ser demasiado silenciosa al ingresar. Se incorporó con lentitud y se acercó a la mesa, observó la comida con fijeza por un momento preguntándose si sería prudente comerlo o si contendría veneno; desconfió completamente del alimento que había sido traído ante él. Tras un debate mental acerca de comerlo o no decidió recorrer la silla y tomar asiento en esta, acercó su mano al plato con el guiso; tomo la cuchara y se dispuso a probarlo; si le mataba no tenía relevancia, el mundo no perdería nada importante; él dudaba acerca de tener algo significativo por el cual vivir tras los acontecimientos mostrados en las visiones de su trastornada mente. Estaba bien entonces si lo ingería. Abrió la boca y con parsimonia lo comió, sabía bien, era delicioso y lo mejor que hubiese probado en mucho tiempo. Probablemente, sería lo único bueno que habría comido desde que tenía memoria.

La puerta fue abierta momentos después dejando ver a una mujer de cabello verde trenzado y uniforme militar blanco que traía en manos un maletín en color marrón. Ella le mostró una sonrisa cálida al ingresar al lugar; él no intentó corresponderla; se limitó solamente a tomar aire, desviar la mirada hacia el lado contrario e intentar aplacar las emociones desbocadas que se alojaban en su ser tras ese lapso de sueños.

Cuando la mujer estuvo cerca y comenzó con su revisión emanando una luz extraña de su mano el pánico se apoderó de su cuerpo. Se alejó de ella inmediatamente incorporándose de la cama por el costado opuesto. Su expresión facial cambio a una de completo terror, él no había visto ese tipo de magia antes, no sabía lo que era y no podía fiarse de cualquier desconocido; se acercó al rincón de la habitación permaneciendo acorralado contra la pared. Ella lo notó, se percató de su miedo y  al instante intentó acercarse a él tranquilizándole en vano con sus palabras. El rubio se alteró sucumbiendo al pánico.

La mujer gritó por ayuda y al instante un par de personas entraron a la estancia, se trataban de los guardias que le escoltaron anteriormente, ambos le sujetaron con fuerza por ambos brazos impidiéndole la movilidad bajo las órdenes de la fémina; esta por su parte, buscó algo en su maletín. Wólfram cerró los ojos con fuerza y luchó por liberarse del agarre sin obtener éxito en ello. Una aguja se clavó en su brazo insertándole un líquido desconocido en sus venas. Su cuerpo se sintió débil después de ello, sus brazos perdieron fuerza al igual que sus piernas dejándole caer y siendo sujetado por esos dos hombres que le apresaban. Sus parpados pesaron, tanto que sentía no podía permanecer más tiempo despierto. Perdió el conocimiento dándole una última mirada a la joven que le expresaba una mirada cargada de preocupación.

Despertó al día siguiente, cuando escuchó voces del exterior gritando “mal augurio”. Se cuestionó acerca de ello, intuyendo que nada bueno sucedería durante el transcurso de las horas, podría ser lo que se llama intuición o simplemente una sensación de extraña familiaridad detrás de ese sonido emitido.

La única entrada fue abierta dejando ver a una mujer de baja estatura y cabellera en color siena y ojos verdes, traía puesto con un uniforme de sirvienta en color verde con un mandil en blanco; la observó sin moverse de su sitio, esperando por cualquier movimiento que esta hiciera; ella hizo una pequeña reverencia inclinando ligeramente su cuerpo mientras traía consigo una charola con alimento. Supuso que fue la misma persona silenciosa que el día anterior llevó la comida. La siguió con la mirada  a través de la habitación; dejó la charola en la mesa recogiendo la anterior que contenía los restos de del día anterior. Se giró a mirarle haciendo otra reverencia y retirándose tan rápido como llegó.

Se levantó un par de minutos después de la partida de la joven dirigiéndose a la mesa dispuesto a comer lo que sea que trajesen para él; no desconfiaba esta vez ya que el día pasado el alimento estaba limpio, libre de cualquier veneno; de lo contrario ya le hubiese matado horas atrás. Además, su estómago gruñía escandalosamente, era el momento indicado para alimentarse.

Transcurrió un lapso de tiempo antes de que la mujer del día anterior ingresara a la estancia. La vio acercarse con cautela, Wólfram permaneció sentado sobre la silla durante los momentos posteriores a su almuerzo (el cual consistió en leche, pan y algún otro platillo que no logró descifrar lo que era); ella se detuvo a un par de metros de distancia y le preguntó si podía acercarse más. Él la observó fijamente antes de desviar su mirada hacia otro punto en la habitación; aún temía de la cercanía de cualquiera que permaneciera a menos de dos metros de él; pero esta mujer pudo haberle matado antes y sin embargo, no lo hizo, pensó en que quizá, solo quizá ella quería ayudarlo. Pensó en la posibilidad de que fuese la responsable de que sus heridas sanasen con mayor velocidad a la normal. Debía darle una oportunidad y observar sus movimientos con cautela, nunca estaba de más la precaución. Si intentaba dañarle o herirle la mataría con sus propias manos.

Le escuchó hablarle; preguntarle sobre su estado físico y anímico, pero no respondió, aunque quisiera no podría hacerlo, se limitó a asentir a alguna pregunta y negar a otras cuantas siempre manteniendo un ojo sobre las acciones de la mujer. Ella revisó sus heridas, cambio vendajes y se retiró al terminar sin decir algo más. Él lo agradeció interiormente.

Poco después la puerta fue abierta de nuevo, se preguntó quién sería esta vez manteniendo alerta sus sentidos ante cualquier ataque de algún extraño. Una mujer se dejó ver; de cabellera rubia y rizada, de un largo por debajo de la cintura; con ojos en color esmeralda y pecho prominente mostrándose a través de un escote atrevido de un vestido en color negro y con abertura lateral en la pierna izquierda y adornando su cuello con una gema rubí colgando de un collar de oro blanco. Una verdadera belleza ante sus ojos. Una sensación de calidez se alojó en su pecho al observarla, ella era alguien especial, podía sentirlo. Más sin embargo, no podía confiarse, podría ser sólo una fachada que ocultase su verdadero ser aunque su corazón dijera lo contrario; pero no debía hacerle caso a este, debía escuchar a su mente que le gritaba “Precaución” con insistencia.

-¡Wólfram!- le llamó con una expresión que no supo descifrar mientras sus ojos se humedecían y apresuraba su paso acortando la distancia que les separaba.

 Ella extendió sus brazos, él se levantó de su asiento dejando caer la silla al suelo y retrocedió hasta que su espalda quedase pegada con la pared. La mujer se detuvo a un par de metros de distancia mirándole con confusión. Sus miradas se mantuvieron, una llena de intriga y la otra con recelo.

-Madre- escuchó una voz varonil detrás de la rubia, el hombre de cabello castaño y traje militar color caqui colocó su mano sobre el hombro de la nombrada; era el mismo que le inmovilizó días pasados; se encontraba en ese lugar acompañando a la desconocida que suspiró con resignación.

 Los observó a ambos y a la tercer persona que entró en la habitación; el hombre de cabellos grisáceos y uniforme verde botella que ordenó encerrarle en ese lugar.

Se mantuvo inmóvil en su sitio cercano a la pared mientras les observaba; el hombre castaño llamó madre a la mujer, escuchó que el otro individuo le nombró de la misma manera y entonces comprendió que, a pesar de la apariencia joven de esta, ambos eran sus hijos. “Qué extraño” se dijo mentalmente y se cuestionó acerca de las edades reales de estas tres personas, eran jóvenes pero podrían ser mucho más viejos de lo que parecían.

Había entendido eso, lo que aún no comprendía era el motivo de la visita actual de la familia frente a él. No lograba entender cuál era la relación entre ellos y él mismo.

Los escuchó hablar entre ellos sin prestarles demasiada atención; sólo fijó su mirar en la dama afligida que poseía rasgos similares a los suyos, como el color de cabello y los ojos. Ella se sintió observada y le brindo una pequeña y triste sonrisa.

“Podría ser que…” pensó en una idea rara pero con cierta lógica; considerando el parecido físico, el mirar de la mujer, su reacción al ingresar a la habitación y el posible motivo de haber venido a verle sólo podría significar una sólo cosa. Ella era su madre y, por lo tanto, los hombres que la acompañaban eran sus hermanos mayores. Esta era su posible familia.

La dama se acercó de nuevo a él después de escuchar a sus hijos mayores hablar sobre el estado de Wólfram a grandes rasgos y de preguntarle sobre lo sucedido sin obtener respuesta de su parte. El menor se alejó de la pared un par de paso hacia delante y permitió que la mujer tomase su mano, le haría caso a su corazón sólo esta ocasión.

-Wólfram- exclamó ella con una sonrisa de alivio en sus labios –menos mal…- dijo al borde del llanto, acortó su distancia aún más y le rodeo con sus brazos con tanto cuidado como si temiese romperlo al más mínimo apretón -….te extrañe tanto….- lagrimas comenzaron a emanar de sus ojos mientras él permanecía inmóvil -…mi amado hijo…- comenzó a sollozar humedeciendo sus hombros descubiertos.

El rubio alzó sus brazos con lentitud, los hombres detrás de la mujer se alertaron ante este movimiento, pensando en que tal vez, intentaría dañarla como lo hiciera días pasado con su gobernante. Sin embargo, los levantó a una altura adecuada y le correspondió el abrazo que ella le brindaba ante la sorpresa del otro par. La ex maoh apaciguó su llanto algunos minutos más tarde.

-todo estará bien- mencionó la rubia al apartarse a una corta distancia de su vástago, se secó el resto de lágrimas con su mano y le sonrió cálidamente –estas en casa ahora, nadie te lastimará de nuevo- aseguró con esa sonrisa que le brindaba. Wólfram no argumentó, se limitó a mirar y dar una afirmativa con la cabeza a la mujer. Confiaría y creería en sus palabras. Gwendal soltó un suspiro de alivio –Gisela mencionó que tu salud ha mejorado considerablemente- habló por primera vez dirigiéndose al menor de los hermanos sin moverse de su sitio temiendo asustarle, el menor de los hermanos le observó con fijeza–pero no deberías hacer mucho esfuerzo, deberías volver a la cama- -Gwendal tiene razón- fue el turno esta vez del castaño quien tampoco se alejó de su lugar –no vamos a hacerte daño, así que puedes estar tranquilo- le dedicó una pequeña sonrisa cariñosa -¿Necesitas ayuda para volver a la cama? ¿Te duele algo?- El rubio hizo una negativa con la cabeza, no tenía algún dolor insoportable y recientemente la mujer médico le revisó; se encontraba bien en comparación a su estado deplorable de semanas pasadas. Dio unos cuantos pasos acercándose a la cama ante la mirada atenta de los presentes, llegó a esta y se sentó volviendo su vista a ellos. No se recostaría, no se sentía tan agotado para hacerlo, les prestaría atención a lo que sea que dijesen y así podía obtener más información acerca de su persona. -¿Puedes hablar?- cuestionó el mayor con un tono de voz que denotaba preocupación observándole con interés y aguardando por una respuesta que intuía no vendría en forma de palabras. El príncipe consorte desvió su mirar a un costado de la habitación; no se percató de que se formó en el rostro de sus familiares una expresión cargada de tristeza. Él no podía hablar a pesar  de que lo desease. La mujer se acercó a la cama sentándose por un costado izquierdo de su tercer hijo -Está bien, no tienes que forzarte- dijo tranquilizadoramente mientras tomaba la mano izquierda de este sonriéndole con cariño y comprensión. Su descendiente agradeció interiormente aquel gesto, era lo único que podía hacer en ese momento. Wólfram volvió a permanecer en soledad tras la partida de sus parientes recién descubiertos después de permanecer un par de horas con ellos. Se sintió tenuemente feliz ante el descubrimiento, existían personas que le amaban y se preocupaban por él. Poseía una familia cálida y amorosa, a pesar de la seriedad del mayor de ellos.

 Se permitió sonreír genuinamente por primera vez en todo este tiempo mientras terminaba la cena que fue traída minutos atrás. El sol se había ocultado hace un par de horas, la luz de luna se coló por la  pequeña ventana y la habitación permanecía iluminaba por algunas velas situadas en las paredes.

Cuando se recostó después de terminar su cena observó el par de velas que permanecieron encendidas en una esquina del cuarto. Pensó en que, después de todo, no había sido tan malo como presintió al inicio del día. Nada sucedió en el transcurso de las horas y dudaba algo pasara en el resto de la noche. Qué equivocado estaba.

Un sonido le alertó después de que se dispuso a dormir, se mantuvo recostado cubriéndose con la sábana pero atentó a la persona que ingresaba al lugar; esta abrió la puerta con cuidado, con precaución quizá de no ser descubierto por alguien en el exterior o por la misma persona que se encontraba dentro del lugar. Fracasó en ello debido al sonido que las bisagras oxidadas hacían al empujar la puerta. Wólfram fingió dormir y no darse cuenta de ello.

El intruso se acercó lenta y silenciosamente a donde él se encontraba, no era una persona discreta en sus acciones pensó al ser tan audibles sus pasos. Esperó se acercara a una distancia más próxima a la suya para poder enfrentarle; el extraño se detuvo a un lado de la cama y susurró su nombre con esa voz tan conocida para él –Wólfram- el mencionado abrió los ojos con sorpresa al percatarse de la identidad del recién llegado.

Mátalo

Se incorporó con rapidez descubriendo su cuerpo cubierto con la sábana y se lanzó encima del intruso cayendo al suelo junto con él. Acercó sus manos al cuello del otro dispuesto a matarle con lo único que podía. Le ahorcaría y acabaría con él. Sería rápido y fácil debido a que en esta ocasión el hombre cometió el error de venir solo. Nadie le salvaría.

-Es cierto entonces…- habló sin quitarle la mirada de encima; sin intentar apartarle o luchar por su vida, el rubio mantuvo sus manos en el cuello ajeno sin ejercer presión, le escucharía primero -….tú en verdad deseas matarme- una sonrisa triste apareció en el rostro del hombre de cabello oscuro – ¿Por qué?- cuestionó con pesar -¿Qué fue lo que te sucedió durante estos años?- extendió su brazo hacia arriba y acercó su mano a la mejilla derecha de su consorte tocándola con suavidad con sus dedos  -¿No me recuerdas?- el gobernante permaneció con la mirada fija en sus ojos, podía sentir como si pudiese atravesar su alma con ello  –Yo…no he dejado de pensar en ti, ni un solo día desde aquello, te he extrañado tanto….tanto….y ahora que estas aquí…no es un sueño ¿Verdad?- continuó sonriendo tristemente, hablando con una voz quebrada–estas vivo y aquí, conmigo, a pesar de todo…-

El rubio permaneció en silencio e inmóvil; le observó con incredulidad antes sus palabras y de repente, todas las ganas y la voluntad de acabar con su vida se esfumaron tan rápido como un parpadeo.

¡Mátalo!

 

Esa voz se escuchó de nueva cuenta dentro de su cabeza. Sus manos ejercieron fuerza en el cuello de la persona debajo de sí; su cuerpo estaba actuando por inercia, sin voluntad; obedeciendo las órdenes dadas en su mente.

El otro comenzó a forcejear, a intentar retirarle de encima y de su agarre; estaba quedando sin aliento; más todo esfuerzo era inútil, terminaría por perder su vida por sus propias manos. Cuando le vio cerrar los ojos con fuerza supo que el final de este se encontraba cerca.

-W….Wól…fram….- ese nombre pronunciado por el otro le hizo detenerse, dejar de ejercer presión en sus manos y liberarle. En su mente se evocó un recuerdo, un evento elegante, un lugar repleto de gente sin recordar y unas simples palabras que le causaron la mayor confusión de todas.

 

-Estaremos juntos por el resto de nuestras vidas-

 

“Cállate” gritó en su mente al escuchar aquello, no quería, no debía escucharle. Su mente le estaba causando confusión de nuevo.

 

-siempre estaré a tu lado, pase lo que pase-

 

Una mirada cargada de temor y confusión se formó en su rostro mientras observaba sin prestar verdadera atención al pelinegro. Algo en su interior se removió con inquietud, el remordimiento tras el acto fallido le hicieron alejarse con velocidad del cuerpo que permanecía debajo y refugiarse en una esquina segura de la habitación. Se apartó en el lugar más retirado de la otra persona presente en el lugar, se colocó en cuclillas sujetando su cabeza con ambas manos mientras le daba la espalda y cerró los ojos. Un caos se presentó en su mente; una serie de imágenes, lugares, palabras, personas aparecieron una tras otra de una manera aleatoria, en desorden. Algunas escenas parecían ser de suma importancia y otras tantas eran irrelevantes. Experiencias buenas, agradables, cálidas, reconfortantes. Vivencias desafortunadas, preocupantes, serias, tristes, dolorosas. Todo culminando con momentos de rechazo, agonía, sufrimiento, pesar, dolor, deseos de muerte.

-Wólfram- escuchó vagamente su nombre a la distancia con un tono cargado de preocupación; las imágenes comenzaron a desvanecerse -¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?- sintió una mano colocarse  en su hombro pero al instante le propinó un fuerte golpe que ocasionó que el otro apartase su agarre -¿Te sientes mal?- su timbre de voz se alzó – ¡Llamaré a Gisela!- la desesperación se apoderó del rey demonio, el consorte real le miró apenas abriendo los ojos y alzó su mano para poder alcanzarle, sujetó su brazo con las pocas fuerzas que poseía en el momento, su visión comenzaba a tornarse borrosa y los sonidos desaparecían -¿Qué pasa?-

-Y….- Wólfram abrió su boca intentando que algún sonido saliese de esta –Yu….-  cayó al suelo inconsciente con esa última imagen grabada en su cabeza; el rostro angustiado y temeroso del rey demonio.

“Yuuri”

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.

 

 

Notas finales:

Hasta aquí llega el capítulo, lamento si es confuso pero será todo explicado en el siguiente, sólo debo aclarar que Wólfram posee recuerdos reales y recuerdos falsos. ¿Saben cuáles son reales y cuáles falsos?

En el siguiente capítulo me centraré en Yuuri y bueno, será subido quizá en 2 semanas o poco más, tengo trabajo y tesis pero me daré el tiempo de ir escribiendo.

Pregunta: ¿De qué otras categorías leen fanfic?

Yo leo de esta, de Kuroko no basket, D. Gray Man, Kuroshitsuji, Full Metal Alchemist, Adventure time, South Park, Sekaiichi Hatsukoi, Haikyuu, Free!

En fin, ¿Han notado que mis capítulos son cada vez más largos?....por cierto, demoro demasiado en ellos e intentó revisarlos varias veces pero hay cosillas que se me pasan.

Espero les guste hasta ahora, sus comentarios  me ayudan a mejorar y me alegran el día; además de que son bien recibidos y los contestaré con todo gusto. Una especial disculpa a yuram-cham si mi respuesta del capítulo pasado pareció en un tono inapropiado, de nuevo, no es mi intención sonar así, eres una preciada lectora y realmente me agrada saber que lees mis ideas  y de igual forma me gusta leer las tuyas.

Sin más que decir, nos vemos en el siguiente capítulo.

 


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