Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Perdido por cho-chan

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lamento la demora en la actualización, sólo tengo que decir una cosa. Tesis….horrible y cruel tesis del infierno….


En fin, dejando eso de lado, gracias a quienes se animaron a dejar un comentario, realmente me hizo feliz saber que disfruta esta historia. Solo contestaré aquí el comentario de fanfiction, los de amor yaoi los contestare aparte.

Kira-writer si, la trama toma forma conforme avanzan los capítulos, dentro de pocos sabrás lo sucedido a Wólfram, espero puedas ser paciente. Muchas gracias por tu lindo comentario.

Sobre la pregunta que hice la vez pasada, me sorprendió saber que leen casi las mismas categorías que yo jeje. Por cierto, administro una página en Facebook, pueden buscarla como Yo soy Fujoshi ahí he subido un par de doujinshis de este anime y pronto subiré más. También si quieren contactarse conmigo por ahí pueden hacerlo. Eso creo…

Sin más que decir,  en comillas “pensamientos”, -diálogos- en guion

Y la historia original  así como sus personajes no me pertenece…

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

-Yuuri- ese nombre que le pertenecía fue dicho como un suave susurro y a la vez, llegó a sus oídos de una forma tan clara y casi imperceptible.

Cuando Wólfram abrió sus labios expresando esa única palabra, su mente entró un estado de estupefacción. En el momento en el cuál su consorte colapso, su cuerpo se movió con velocidad acortando su distancia; inclinándose a su altura y moviendo sus brazos para poder acogerle entre estos y llamarle con insistencia.

-¡Wólfram! ¡Oye! ¡¿Estas bien?!- elevó el tono de su voz sin ser escandaloso, le observó con una enorme preocupación y fijeza esperando alguna reacción -¡Wólfram!- le llamó de nuevo sin éxito; rápidamente se incorporó con el cuerpo ajeno en sus brazos desplazándose en dirección a la cama depositando a su consorte sobre esta con todo el cuidado que podía –Resiste aquí ¡Iré por ayuda!- se alejó algunos pasos dispuesto a llamar a un guardia para que buscase a Gisela; pero detuvo su presuroso andar súbitamente al percatarse de un hecho relevante.

No podía llamar a nadie puesto que había ingresado sin autorización a la habitación; además de haber dejado fuera de combate (y profundamente dormidos) a los guardias encargados de la vigilancia en los pasillos. Había logrado esto gracias a un mejor dominio de sus poderes, tras años de mucha práctica, error y perseverancia.

Volvió sobre sus pasos  a un costado de la cama dándole un vistazo fugaz a la persona que permanecía inconsciente en esta. En ese momento, sus ojos se  posaron sobre el pecho de su consorte, el cual subía y bajaba en un ritmo acelerado; fue en ese momento en que una idea cruzó por su cabeza. Él podía curarlo, no necesitaba buscar a nadie en estos instantes. No es como si fuese un experto; a pesar de haber practicado en algunas ocasiones su magia curativa, pero algo podía hacer al respecto. Le proporcionaría parte de su magia y ayudaría a aliviar el dolor (si había uno) en el cuerpo de su pareja.

Inclinó su cuerpo ligeramente acercando su mano diestra a la frente del otro, retiró algunos mechones del cabello ya largo de su consorte que cubría parte de su rostro, admiró este dándose cuenta de que, a pesar de todo, seguía siendo lindo. Podría estar cubierto de lodo, tierra, sangre, lleno de cicatrices o alguna imperfección y aun así, seguiría siendo el ser más hermoso del mundo. Colocó  su mano sobre este, cubriendo los ojos esmeraldas que permanecían cerrados. El aura correspondiente a la curación; esta empezó a emanar de sí trayendo alivio instantáneo al ser que yacía ajeno al hecho. El rostro de Wólfram cambió, pasando de la angustia y sufrimiento a uno de tranquilidad y calma. Su respiración visible gracias al movimiento de su pecho desaceleró gradualmente. Al fin la calma volvió al cansado cuerpo de su esposo; no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa para sí mismo ante este hecho. Revisó el resto del cuerpo recostado en la cama no encontrando nada más que le causase molestia al rubio. Se dio por satisfecho concluyendo su labor curativa. Decidió sentarse por un costado del otro; llevando una de sus manos a  su mejilla, acariciándola con  el cuidado de no despertarle y como si de un frágil cristal se tratase.

Soltó un pequeño suspiro de alivio relajando sus hombros y su cuerpo, no entendía el motivo detrás de los ataques de Wólfram cada vez que él estaba presente en la misma habitación. No lograba comprender ni una milésima parte de lo sucedido años atrás y mucho menos sabía qué o quién estaba detrás de todo esto. Lo descubriría, juraba por Shinou que lo haría y, esperaba que fuera pronto.

La idea de que su consorte haya padecido este tipo de experiencia junto con las imágenes que se formaban en su cabeza ante las posibles formas de daño ejercidas al cuerpo de su amado hacía que la sangre en su cuerpo hirviera de rabia pura.

Quería que el mismo Wólfram le dijese todo pero el recuerdo de las palabras de Gisela en su oficina le hizo sentirse impotente.

“Aunque no encontré algún daño en sus cuerdas vocales, Wólfram no puede hablar”

Ella había expresado que Wólfram perdió sus recuerdos en algún punto, quizá debido al trauma que sufrió. De esto fue fácil percatarse, sobre todo, con los ataques hacia su persona; además de que no reconocía ni a su propia madre y hermanos. Además de la desconfianza que parecía poseer hacia toda persona nueva que viese.

“Pero Wólfram ha dicho mi nombre” se dijo en su interior albergando así una tenue esperanza; con algo de paciencia, cuidado y ayuda su pareja podría hablar de nuevo; podría recordar, volver a sonreír, confiar….vivir.

Se acercó al rostro durmiente del otro;  posando sus labios en la frente contraria en un sutil y pequeño beso –descansa- mencionó en un suave susurro observando el rostro de su consorte; quería creer que en esa hermosa cara se había formado una sonrisa por su compañía o por algún buen sueño que este tuviera –haré que vuelvas a sonreír así, Wolf- se alejó y levantó de su sitio a su lado.

Se marcharía ahora pero con seguridad retornaría; con o sin autorización.

Caminó hacia la salida, depositó su mano sobre la vieja perilla y giró su vista hacia la persona que yacía en la cama sumido en un mundo de sueños. Los observó durante unos segundos brindándole una  leve sonrisa, abrió  la puerta con cuidado y abandonó la estancia.

El gesto sonriente desapareció de su cara. Sus pies se movieron con lentitud llevándole de regreso a la habitación que le traía gratos recuerdos pero también una soledad inmensa. Le resultaba increíble como un solo sitio podía brindarle dos sentimientos contradictorios a la vez.

Llegó a la alcoba real, cerró la puerta detrás de sí, se apoyó sobre esta deslizándose hacia abajo y permaneciendo en su faz la tranquilidad que había mostrado a lo largo de la semana. Su expresión comenzó a cambiar de nuevo, esta vez, una triste sonrisa apareció mientras recogía sus pies flexionando las rodillas y llevándolas cerca de su pecho. Alzó ambos brazos para rodear estas sin deformar el semblante de su rostro.

“Es doloroso” se dijo a sí mismo mientras escondía su rostro en el hueco formado entre sus brazos “quisiera que pudieras recordarme….que pudiéramos estar juntos como antes…” deseo que ese egoísta anhelo se hiciese realidad “pero nada será igual ¿verdad?” suspiró profundamente conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos y empapar sus mejillas.

 Entendía que no debía perder la calma ni derrumbarse de ninguna forma pero no podía evitar sentir, desear, ansiar que su vida retomase el camino correcto al lado de la persona que había elegido para compartir el resto de su existencia.

Estaba feliz de que Wólfram estuviera con vida; de haberle encontrado y tenerlo de vuelta en Pacto de Sangre. No existía una dicha mayor a esa.

Yuuri estaba dispuesto a darlo todo; su vida, sus poderes, su alma; cualquier cosa que poseyera a cambio de la felicidad, salud y vida de su cónyuge. Aún su propia dicha y fortaleza. Él era una persona positiva, creía en que Wólfram superaría el daño físico y emocional para retomar su larga vida. Tenía la seguridad de que paulatinamente (con mucho tiempo y paciencia) el rubio recordaría el pasado donde se encontraban juntos; dejaría que estuviera a su lado y el mismo le apoyaría para superar el dolor y experiencia traumática que vivió por años. Así, en un futuro (que esperaba no fuera lejano) volverían a tener un matrimonio estable y feliz.

Debía ser paciente y esperar. Tan sólo esperar el tiempo que fuera necesario.

Permaneció inmóvil en esa posición durante unos minutos, quizá una hora o dos; no lo sabía, perdió la noción del tiempo y sólo  se dedicó a tratar de calmar el llanto que surgía de sí mismo y amenazaba con delatarle ante los guardias que pronto despertarían en el pasillo.

Alrededor del mediodía, mientras se encontraba en su oficina fingiendo la indiferencia acostumbrada al firmar el papeleo correspondiente al trabajo diario fue interrumpido por unos suaves golpes en la puerta. Después de dar su autorización para entrar la persona recién llegada se  dejó ver mostrando el uniforme militar blanco correspondiente a los encargados de la salud; una suave sonrisa fue mostrada ante él junto con un saludo deseándole el buen día. Él correspondió el gesto levemente.

-¿Cómo está hoy?- preguntó sin cambiar su semblante, tenía la curiosidad, la necesidad de saber el estado anímico y físico de su cónyuge

- aunque físicamente está estable….se encuentra muy alterado….- respondió la mujer de cabello verde desviando su mirar del gobernante del reino –…le he suministrado un calmante que le ayudará a dormir y calmarse un poco-

El rey se sintió frustrado, impotente al no poder hacer nada -¿Puedo ir a verle?- preguntó con un semblante impasible a pesar del caos que sus pensamientos representaban al imaginar la situación de su esposo.

-me temo que no- respondió la médico –no quiero ofenderle majestad pero, debido a la reacción que tiene cuando usted está cerca es un poco….-la mujer hizo una mueca de incomodidad ante sus propias palabras -….puede alterar su estado más de lo que ya se encuentra; es mejor esperar a que este más tranquilo…-

-entiendo- respondió sintiéndose intranquilo –te lo agradezco mucho Gisela-

-no tiene que agradecerme majestad Yuuri, es parte de mi trabajo y lo hago con gusto-le brindo una ligera sonrisa

Después de una reverencia la mujer abandonó la oficina. Él permaneció sentado detrás de su escritorio y llevó la pluma al tintero dispuesto a continuar el trabajo que había dejado pendiente; sin embargo, sus pensamientos lograron distraerle e impedir que continuase con su labor.

Debió esperarlo, Wólfram se encontraría alterado después de su encuentro sucedido la noche pasada. Era algo tan lógico que no pudo contemplarlo por verse opacado por su deseo de encontrarse cerca; no pensó en las consecuencias que su impaciencia e imprudencia ocasionarían y ahora su consorte sufría por ello.

Se maldijo mentalmente debatiéndose en lo que haría después de este sucedo. No podía volver a verle clandestinamente como la noche anterior, eso era claro.

Entonces ¿Por qué se encontraba de nuevo en este lugar?

Las horas del día transcurrieron sin percances y con la calma del diario dando su lugar a la oscura  y fría noche que cubría lo que tocase.

Y aquí, de pie frente a esa vieja puerta de madera y con una mano sujetando la perilla se encontraba él; dispuesto a entrar en aquel lugar que visitara varias horas atrás. Preparado para enfrentar el ataque próximo que recibiría en un intento de homicidio que podría tornarse frustrado en última instancia debido a las angustiantes y mortificantes memorias que atormentaban al príncipe consorte.

Alejó su mano de la puerta volviéndola puño y apretándola con fuerza e impotencia mientras la bajaba colocándola a un costado de su cuerpo. No podía repetirlo; no debía verlo después de lo que él le causó.

Reprimió sus deseos e impulsos; tomó una gran bocanada de aire y se alejó de ese sitió caminando por los desolados pasillos retornando a su alcoba. Esto era lo mejor que podía hacer debido a las circunstancias actuales.

Esa noche contempló en completo silencio el techo de dosel encima de su cama, tan sólo recordando esos tiempos del pasado vividos e imaginando futuros momentos, lugares y experiencias. Posibles escenarios de una vida calmada y feliz al lado de la persona amada.

Sin percatarse, una semana había transcurrido desde aquello.

Se dio un tiempo para descansar del ajetreado papeleo alrededor del mediodía. Se disculpó con Gwendal prometiendo volver lo más pronto  posible y abandonó  la oficina dejándose guiar por sus piernas llegando hasta ese lugar conocido y recorrido en días pasado. Alzó su mirada del camino topándose con un par de ojos que le miraban con curiosidad y quizá algo de pena.

Saludó cortésmente a la mujer de pie frente a él; si había logrado llegar hasta aquí tomaría la oportunidad de informarse del estado actual de Wólfram y, de paso, intentaría verle en ese preciso momento.

La negativa de ella no se hizo esperar. Aunque, en esta ocasión Gisela le prometió verle en días futuros. Un sentimiento de alegría y a la vez  mezclado con la tristeza tomó lugar en su interior.

-está bien- contestó mientras soltaba un suspiro de resignación, no podía haber esperado que fuese de otra manera –aunque es difícil no poder estar a su lado después de tanto tiempo….- se permitió expresar parte de su sentir.

Gisela le miró con un gesto comprensivo y dedicándole una triste sonrisa –tiene razón, pero ha esperado más tiempo para ello, un par de días más no serán nada en comparación a eso- le miró con fijeza intentando trasmitirle confort y animo con sus palabras –volverán a estar juntos como antes, hasta entonces debe mantenerse fuerte y ser muy paciente-

Yuuri abrió su boca para agradecer, de alguna forma, el apoyo que ella le brindaba; sin embargo, antes de que pudiese articular alguna palabra una voz bastante familiar le llamó logrando captar su atención a la dirección por la cual esta persona se acercaba.

-¡Majestad! ¡Majestad!- el hombre de cabello lila se acercó con prisa deteniendo su presuroso andar a un par de metros de distancia –Finalmente ha llegado, ella se encuentra esperándole en su oficina ahora mismo-

El de cabellos oscuros abrió sus ojos con asombro ante esas palabras, no obstante,  cambió su expresión con rapidez a una que denotaba seriedad –entiendo, iré enseguida- giró su cuerpo y su mirar ubicó a la mujer cercana a él –hablaremos después Gisela- volvió su vista al pasillo por el cual había llegado y regresó sus pasos en dirección a su oficina.

Debía apresurarse en volver, después de todo, no podía de ninguna forma dejarla esperando.

 

 

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

                                                                                      

 

Notas finales:

Capitulo corto, lo sé pero no quería expandirme demasiado para poder dar lugar a lo siguiente, pensé que sería importante conocer un poco cómo se siente Yuuri respecto a esta situación.

La próxima actualización probablemente sea el día de mi cumpleaños (¡Yey!).


Espero que el fanfic esté siendo de su agrado, si hay alguna falta de ortografía, termino mal dicho o alguna cosa así, me disculpo, no soy profesional, solo soy una modista que busca des estresarse a través de la escritura.

Gracias de nuevo a quienes se toman la molestia de leer y muchas gracias en especial a quienes dejan un comentario; me alegran demasiado el día y me animan a poder continuar.

Si tienen alguna queja, duda o sugerencia pueden expresármelo en un comentario. Me ayuda mucho a mejorar saber la opinión que tienen acerca de esto y de mi narrativa.

Sin más, me despido….

¡Hasta el próximo capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).