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Perdido por cho-chan

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Notas del capitulo:

Mi cumpleaños fue el dia 30 de Septiembre, ese día pensaba actualizar pero me he llenado de trabajo, además de mi tesis, estoy super ocupada y no tengo mucho tiempo de sentarme a escribir en la pc, si leo fanfics pero del cel y de ahi no escribo nada porque es demasiada tecnologia para mi; además la pc se ha descompuesto igual que mi lap......TAT


En fin, dividí en dos partes este capitulo, siendo esta la primera, me disculpo si hay faltas ortograficas, terminos mal dichos o alguna otra cosa, les recuerdo que solo soy una modista que busca desestresarse por medio de la escritura.

Sin, más que decir, gracias por la espera....

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Era un bello día de primavera en el castillo Pacto de Sangre, cada persona trabajaba ardua y tranquilamente en sus labores disfrutando la paz que se vivía desde el ascenso al trono del monarca llegado de otro mundo. El rey Yuuri había podido lograr algo que en siglos se hizo impensable. La paz entre humanos y mazokus. El fin de la guerra.

Aunque algunos humanos seguían en desacuerdo, esto no impedía que en el país de los demonios se respirase esa tranquilidad tan anhelada y que ahora se volvía monótona con el pasar de los días.

Greta, la hija de los reyes de aquel país sonreía con gran alegría caminando por los largos pasillos que conectaban el castillo; pensaba e imaginaba escenarios, posibilidades que envolvían las reacciones que sus padres mostrarían ante el presente que ella les ofrecería cuando el sol se encontrase en su punto más alto. No era algo demasiado grande pero tampoco era algo insignificante. Algo que le agradaba eran los regalos hechos y entregados con todo su amor y cariño; lo que los volvía especiales sin importar la forma, color, textura, etc. Esto lo había aprendido principalmente de su padre Yuuri.

Guardo en pequeñas bolsitas lo que llevaba consigo en una charola, esta se encontraba repleta de galletas horneadas por ella misma; tenían diferentes formas y casi el mismo tamaño. Estrellas, corazones, redondas, triangulares. Hizo uso de todos los moldes existentes en la cocina y se alegró con ver su resultado. “Soy una buena cocinera” se dijo a si misma con satisfacción al notar la increíble mejoría en su habilidad culinaria. Ella también había preparado el resto del almuerzo que tendría en un par de horas; solamente ella y sus padres.

El día de hoy sería perfecto.

Wólfram se presentó diez minutos antes de la hora acordada vistiendo su usual traje de color azul, Greta ya se encontraba sentada frente a él con una amplia sonrisa, vistiendo ese nuevo vestido que Yuuri le había traído de su mundo (alguna moda lolita o algo así mencionó cuando se lo obsequio) el cual era de un tono azul pastel, con un largo centímetros por debajo de las rodillas, con mangas largas y ligeramente aglobadas cerca de los puños, con algunos moños en decoración distribuidos en zonas aleatorias del vestido; era bonito y demasiado coqueto, le fascinó en cuanto lo vio y había esperado una ocasión especial para usarlo decidiendo que hoy era ese día. Celebraría (por adelantado) el primer aniversario de matrimonio de sus padres el cuál se cumplía la próxima semana. Yuuri le comentó que saldría la siguiente semana con su otro padre durante varios días en una especie de “vacaciones matrimoniales”; todo era una sorpresa para Wólfram y es por ello que decidió adelantar su regalo.

Le brindo una amplia sonrisa al rubio dándole la bienvenida e invitándolo a sentarse a su lado. Él le devolvió el saludo con cariño. Tomó asiento a su lado y ambos esperaron varios minutos hasta que el miembro restante de su pequeña familia apareciera. Pasaron 10 minutos exactamente antes de que el pelinegro llegara hasta ellos con prisa vistiendo una variante más fresca del traje negro que solía usar en tiempo pasados. Se disculpó con ambos por la demora siendo reñido por el de ojos esmeraldas. Algunos minutos más tarde los tres se encontraban en la mesa empezando a degustar los alimentos que la niña había preparado para la ocasión. Ella les felicitó por su aniversario próximo y ansió que el regalo preparado por ella misma fuera de su agrado.

Yuuri se emocionó y le felicitó al saber que ella preparó los alimentos. Lo mismo sucedió con el rubio.

-Soy tan afortunado- expresó el rey de los demonios enseguida –tengo una hija tan buena, amable, atenta y excelente cocinera- exclamó con orgullo -¡Papá jamás te dará a ningún hombre que no sepa apreciar tanto amor!- alzó la voz en un tono dramático mientras balbuceaba algunas cosas incoherentes.

Greta se sintió ligeramente apenada por tal demostración, si así se ponía su padre ahora ¿Qué sucedería cuando llegase el momento en que conociera al que sería su futuro marido?

No quería imaginar el escándalo que tanto él como Wólfram armarían sólo por eso.

Suspiró antes de sonreírle y comentar aquello que rondaba su mente desde hace algunos meses. Había estado pensando bastante en ello decidiendo la forma más adecuada de expresarlo. Abrió sus labios con decisión y entonces lo dijo –me gustaría tener un hermanito- observó al par de hombres frente a ella quienes colocaron una mirada de desconcierto y asombro –ya están casados y aunque los quiero mucho me gustaría un hermano o hermana a quien cuidar y proteger ¡Le querré mucho y procuraré que nada malo le pase!-

-Greta…..- se atrevió a responder el de cabellera rubia saliendo de su trance inicial para pasar a un estado de nerviosismo absoluto –…aunque digas eso nosotros n…bueno lo que quiero decir es q…..-

-¡Por favor!- interrumpió -¡Haré cualquier cosa! ¡Me portaré bien! ¡Comeré mis verduras! ¡Les ayudaré a cuidarle!- dijo mirándoles con suplica y esperando una respuesta afirmativa, su vista se dirigió a Wólfram específicamente, sabía que si lo convencía a él este se encargaría de persuadir a Yuuri y ambos terminarían aceptando.

El de cabellera rubia desvió su mirada en otra dirección del jardín dónde almorzaban con las mejillas sonrojadas –quizá podrías tener uno…- su tono de voz fue más bajo de lo normal pero perfectamente audible para los dos que le acompañaban –…es decir…podríamos hacer crecer nuestra familia pero…- él observó por el rabillo del ojo al pelinegro al igual que la menor; ambas miradas se concentraron en el gobernante.

Yuuri observó a ambos con nerviosismo y tartamudeo varias veces antes de decir algo coherente – u…u….un hijo….pero ambos somos hombres y yo creo que n….- la niña le observó con ilusión y notó un brillo particular en la mirada esmeralda de su otro padre; ambos deseaban un nuevo integrante –supongo que podríamos- terminó por responder con una sonrisa nerviosa

-¿En serio?- preguntó la castaña con gran emoción -¡Seré una hermana mayor!- festejó levantándose de su asiento y alzando los brazos al aire, era justamente la respuesta con la que había soñado en reiteradas ocasiones -¡Me gustaría que tuviera el cabello de Yuuri y los ojos de Wólfram! ¿A quién se parecerá? ¡Ya quiero verlo y cargarlo!-

-¡Espera!-el rey interrumpió sus festejos –debemos planearlo y preparar todo primero, además somos hombres no es posible que nos….-

-Será realmente hermoso si tiene las facciones de Yuuri- el rubio habló cortando las palabras del otro pero aún con un enorme sonrojo adornando sus mejillas y su mirada fija en el asiático -….estaría bien si es un niño, ya tenemos a la niña-

-W…Wolf…- la niña observó a sus padres frente a ella con una sonrisa, el pelinegro tomó las manos de su consorte y le miró con seguridad cambiando su expresión anterior –vamos a pensar y encargarnos de ello durante nuestra segunda luna de miel-

-¿De qué hablas?- el rubio parpadeó con confusión

-lo mantuve en secreto durante este tiempo pero creo que es el momento indicado para decirlo, he estado trabajando arduamente durante semanas sólo para poder tomarme unos días y pasarlos contigo, preparé un viaje en varios puntos del reino y esperaba que fuera una segunda luna de miel; ya que Greta menciona un hermanito también creo que es una buena ocasión….tú sabes para eso…-

-no entiendo ¿Qué es "eso"?- le vio enarcar una ceja

-¿Qué es "eso"?- repitió con curiosidad la niña

-pues eso es eso-desvió su mirada avergonzado – ¡Tú sabes a que me refiero Wólfram! ¡No puedo decirlo frente a Greta!-

-¡Eres un…- una fuerte cachetada se estampó en el rostro de su padre, parecía ser que Wólfram había comprendido a qué se refería con “eso”; pero ella seguía sin comprenderlo -¡¿Cómo te atreves si quiera a insinuarlo frente a tu hija?!-

-¿Qué es eso?-inquirió sin obtener atención ni una respuesta a ello; pensó qué tal vez, se trataba de algo que sólo las personas casadas podían conocer.

No quiso indagar demasiado en el tema, intuía que no se lo dirían si insistía en el tema y sólo terminaría frustrándose por ello. Decidió esperar, si era algo de los matrimonios entonces algún día ella lo entendería también.

Pasaron 5 días después de aquello.

Aunque Wólfram se volvió reticente a la idea de viajar por tantos días terminó por aceptar. A su vez, la castaña empezó a sentirse inquieta, sabía que no pasaría nada malo al encontrarse en territorio mazoku pero no podía evitar tener una corazonada extraña al respecto. Una pequeña voz en su interior comenzó a alertarle acerca de ese viaje pero terminó por ignorarla. Los abrazó con fuerza, lloró sin desearlo y les hizo prometer volver a salvo con ella. Ellos lo prometieron y se marcharon dejándole con un gran nudo en el estómago y una creciente preocupación al paso de los días.

Seis días más tarde el carruaje regresó con uno sólo de sus padres.

Se acercó con alegría al rey de los demonios y le abrazó sin ser correspondida. Se preocupó y le observó inquieta, la mirada vacía, abatida y sin vida que Yuuri poseía junto a su regreso repentino le hizo darse cuenta de que algo no marchaba bien.

-¿Dónde está Wólfram?- cuestionó con un temor creciendo dentro de ella ante la posible respuesta

-lo siento- dijo él en un pequeño susurro, Greta no sabía si lo decía a sí mismo o era dirigido a ella, es por ello que buscó con la vista a su tío Conrad ubicándolo unos metros detrás del pelinegro; este evitó su mirada a pesar de que ella se acercó y repitió su pregunta a él.

-Wólfram esta….- el hombre de uniforme color caqui tomó aire antes de terminar la oración –…él está muerto…- le observó morderse el labio con impotencia mientras que cerraba los ojos con fuerza.

-No….no puede ser cierto…- dijo con total incredulidad buscando en la mirada de su padre azabache algún rastro de mentira -tiene que ser una broma…-continuó observándolo mientras este permanecía inmóvil; sin reacción ni expresión en su rostro –Wólfram- dijo con la voz entrecortada -Wólfram….- llamó de nuevo a ese nombre esperando que con ello la persona mencionaba apareciera de la nada, le abrazara y asegurara que todo era una mentira.

Lamentablemente eso no sucedió y la cruel realidad cayó sobre ella como un balde de agua fría.

No escuchó nada después de eso; sus ojos se humedecieron al instante trayendo consigo un llanto incontenible y cargado de un sentimiento de profunda tristeza. Y entonces lloró, lo hizo como nunca lo había hecho sin contenerse y sin importarle nada más.

Nuca volvería a verle, no volvería a leerle, a pasar tiempo junto a ella. No le vería crecer ni desaprobaría su matrimonio en el futuro. Wólfram jamás volvería a abrazarle ni decirle palabras de aliento ni cariño cuando se sintiera mal. Los momentos juntos se habían terminado.

Él no volvería, se había marchado para siempre.

Recuerda vagamente ser abrazada y reconfortada pero no logró distinguir de quien se trataba; fue transportada a su habitación por la misma persona perdiendo la conciencia en algún momento del camino hacia su habitación. No salió de esta durante un par de días; no quería hacerlo, no tenía motivo.

Se incorporó y permaneció sentada sobre su cama guiando su vista a los amplios ventanales ubicados a un costado de la habitación. El día era lluvioso; como si este lo supiera todo y le acompañara en su dolor. No pensó en nada mientras observaba las gotas de lluvia caer y deslizarse por el frio vidrio hasta que la figura de alguien apareció repentinamente en su cabeza.

-Yuuri- dijo para sí en un susurro -¡Yuuri!- gritó haciendo las sabanas a un lado e incorporándose con rapidez, avanzó hacia la puerta abriéndola de golpe y corriendo en dirección a la alcoba real. Intuía que se encontraría en ese lugar, tenía que estarlo.

A pesar del frío y del clima corrió en camisón y con los pies pisando el frío suelo de piedra hasta que llegó a su objetivo. Tomó la perilla y la giró abriendo la puerta al instante. Entró a la estancia dando un par de pasos, el lugar era tenuemente iluminado por algunas velas situadas en las paredes; posiblemente alguien haya entrado y las hubiera encendido hace pocos minutos. Buscó con la mirada a la persona a la cual venía a ver; no le tomó demasiado tiempo encontrarle ya que permanecía de pie frente a la amplia ventana mirando hacia el exterior de forma impasible.

Caminó acortando la distancia que les separaba sin retirar su vista del cuerpo frente a ella–Yuuri- le llamó al detenerse detrás de él –Yuuri ¿estás bien?- alzó su mano para tocarle, tiro de la manga del saco negro que solía portar, el cielo fuera de la ventana permanecía oscuro; la lluvia se tornó torrencial y un rayo iluminó la oscura habitación.

Greta se encogió sobre su cuerpo debido al estruendo causado, sin embargo, no retiró su agarre del contrario. Volvió a llamarle un par de veces más con el mismo resultado.

Yuuri permanecía en su propio mundo, ajeno a cualquier cosa que sucediera a su alrededor. No era necesario observar el rostro de su padre para percatarse de que en este se mantenía la misma expresión vacía desde su retorno.

Se sintió peor que antes; se sentía tan desconsolada y triste que no pudo ver más allá de su propia tragedia. Su padre sufría, moría y agonizaba lenta e internamente la cruel y triste pérdida de la persona amada.

Apartó su mano que sujetaba el brazo del pelinegro y la llevó a su propio rostro sintiendo algo húmedo y frio recorrer sus mejillas. Las lágrimas se deslizaban una tras otra sin la intención de detenerse; hipeó repentinamente intentando acallar los sollozos que amenazaban con unirse al llanto.

-Yuuri- le llamó una vez más mientras rodeaba el cuerpo del nombrado con sus brazos y apoyaba su cabeza sobre la espalda de este.

Ambos habían perdido a una persona realmente importante que jamás volverían a ver.

Lloró durante un largo rato, humedeciendo la espalda del único padre que le quedaba hasta que sintió que se apartaba de ella. Le miró con sorpresa y confusión ante esto, Yuuri giró su cuerpo y ahora le veía con culpa, pena, amargura. Por primera vez él mostraba algo; expresaba en su cara parte del dolor que cargaba en su corazón permitiéndose compartirlo con ella. Con alguien que le entendía y sufría al igual que él. Eso es lo que Greta quiso pensar en aquel momento.

Fue entonces que ella le abrazó, le reconfortó de la única forma en la que podía hacerlo. Él relajó su cuerpo, le correspondió rodeando el pequeño cuerpo con sus brazos y lloró, tan amarga y desgarradoramente que fue inevitable para ella no unirse y llorar con él, por él, por todo. Ese efímero instante permanecería grabado en su memoria por el resto de su vida.

El funeral tuvo lugar al día siguiente. Greta permaneció al lado de Yuuri en todo momento, él retomó su mirada sin vida, respondía en automático y se limitaba a asentir a todo aquello que se le decía. Las condolencias y palabras de aliento parecían no tener importancia para él debido a que no prestó verdadera atención a ninguna.

La niña solo le observó durante ese tiempo, tomó su mano y agradeció por la asistencia y aprecio mostrado con calma exterior a pesar del caos emocional que embargaba su mente y corazón.

Ese día no lloró frente a nadie, no derramó ni una sólo lágrima más.

Ya no podía hacerlo, no debía. Tenía que permanecer fuerte y ser el apoyo de quien la necesitaba justo ahora, le ayudaría a levantarse y se volvería su apoyo incondicional a partir de ese momento.

Después de todo, eso es lo que Wólfram habría querido.

En un abrir y cerrar de ojos, el tiempo avanzó, el dolor permaneció arraigado muy dentro de sus corazones y la vida continuó su curso.

Dos años pasaron y abandonó el castillo de Pacto de Sangre para volver a las tierras de Zurita e instruirse como la futura gobernante de aquel país.

Un año después de su partida; ella se encontraba impaciente dentro de un carruaje rumbo a Shin Makoku.

 

Se recargó contra el frio vidrio y observó sin gran interés el paisaje que detrás de este se mostraba. Estaba segura de que aún restaba bastante tiempo de viaje antes de llegar a su destino. Mentiría a sí misma si negaba el sentirse eufórica e impaciente por estar en aquel lugar que años atrás fue su hogar; las ansias, la intriga y la desesperación por hacer que el tiempo y el viaje fuesen más largos al igual que la creciente preocupación que se agigantaba a pasos desorbitantes en su corazón y su mente le impedía dormir por las noches y mantenerse serena.

Sostuvo contra su pecho la carta que recibió una semana atrás. Esa dónde le comunicaba la gran e inesperada noticia acerca de su segundo padre.

Él está vivo

Recordó esa frase en específico y su impaciencia creció.

“Falta poco” pensó para sí misma con optimismo con la vista fija fuera de la ventana del carruaje en el cual era transportada “Pronto estaré con ustedes” se permitió esbozar una ligera sonrisa ante la expectativa que se creaba en su mente al ver a sus padres una vez más. Estarían juntos de nuevo, como desde el principio debió ser.

El viaje fue largo, cansado y tedioso; a pesar de ser un viaje de algunos días a ella le pareció haber transcurrido meses. Sólo deseando, anhelando llegar a su destino.

Cuando el carruaje se detuvo en su destino se apresuró a abrir la puerta y descender con velocidad. Se acercó a paso presuroso a la primera persona que visualizo abrazándole con efusividad. Su tío Gwendal le correspondió con alegría verdadera. Conrad se acercó también a ella brindándole una calurosa bienvenida.

Al encuentro se unieron el resto de las personas cercanas a ella. Abrazó y saludo a cada uno de ellos mientras inspeccionaba el alrededor en busca de la persona faltante en la pequeña reunión.

-¿Dónde está Yuuri?- su pregunta fue contestada al instante cuando esa silueta tan familiar salía del castillo para recibirla con una sutil sonrisa. Greta corrió y se encontró con unos abrazos abiertos que le recibían con cariño -¡Te extrañe mucho!- exclamó sincera.

-yo también, han sido unos meses difíciles sin ti- se apartó del cuerpo ajeno brindándole una sonrisa cálida –bienvenida de vuelta, Greta-

-¡Estoy en casa!- exclamó con gran regocijo, para ella no existía nada mejor que estar en su hogar, con las personas que tanto amaba. Abrió los ojos recordando el motivo principal por el cuál retorno al reino de los demonios; su vista se posó en el hombre de cabellera azabache -¿En dónde está? ¿Es cierto que está vivo?- interrogó con ilusión y esperanza -¿Puedo verlo? ¡¿En verdad es él?!- la desesperación se apoderó de sus palabras y su mirar delataba tal sensación.

-Es cierto- Yuuri agacho su cabeza y contempló el suelo de tierra bajo sus pies con una expresión de tristeza e incomodidad.

La joven castaña se preocupó por aquella reacción -¿Qué fue lo que sucedió?- fue directa, sin rodeos -Él está bien ¿cierto?- un nudo en su estómago se formó al no obtener una pronta afirmación –Yuuri…dime qué él se encuentra bien…-

Yuuri le miro con cierta tristeza reflejada en sus ojos ante tal cuestión -será mejor que entremos....-

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Notas finales:

Lamento si la trama avanza lento peeeero a partir del próximo avanzará; espero a alguien le siga gustando esto, la verdad es que amo este fanfic y esta en mis planes terminarlo, lento pero seguro.

Gracias a quienes se toman el tiempo de leer y comentar, conocer su opinion es realmente importante para saber que piensan al respecto y sobre como puedo mejorar.


Espero poder publicar pronto la siguiente parte, de nuevo gracias a quienes llegan hasta aqui :D


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