Tus parpados se sentían llenos de cansancio, deseabas dormir un poco más, por lo que instintivamente tu cuerpo se removío entre las frazadas de la cómoda cama, un quejido agudo salió de tus labios y el intenso dolor que provenía de tu brazo derecho no paraba conforme a los minutos, intentaste quedarte quieto, pero las punzadas eran insitentes, estabas a segundos de volver a quedar inconsciente.¡Espera!, ¿qué no lo recordabas?, ayer en la noche te ibas a ver con un supuesto cliente y sin saber ni cómo ni porqué te ataco y luego huyo en un auto de color negro, venía acompañado de alguien, pero no lograste ver el perfil de quien conducía.-"Me dispararón, es lo único que recuerdo".-pensaste con confusión, sentando te en el borde de la cama, provocando que la sangre corriera por tus piernas, aunque no te diste cuenta, también te habían hecho daño en los brazos y en algúnas zonas de tus rodillas con tu propia navaja, tu cuello no estaba mejor, marcas de manos se notaban en él, intentaron estrangular te y ni hablar de tu rostro, multiples cortadas cubrían las zonas de tus mejillas, lo más curisoso es que estaban hechas con tato cuidado, como si no quisieran hacer te daño en lo más minímo.
Tantos pensamientos te provocaban a un más confusión de la que ya tenías en esos momentos, de una u otra forma, las vendas cubrían cada lesión en tu delgado y fino cuerpo.Esa expresión tuya, ¿qué reflejaba?, nada, absoluta mente nada, mantenías la mueca sonriente de siempre, dejando aún lado todo lo que sentías, te levantaste de la cama, apreciando la rara decoración de la habitación, rojo y negro eran los colores de las paredes, mientras que el blanco se hacía notar en los muebles, retratos y fotos colgaban de los muros, pero no lograbas reconocer los rostros, todo se veía borroso ahora.
-Demonios.-murmuraste buscando tus ropas.-
Si, ni siquiera esas prendas que vestías eran tuyas, pero debías admitir que eran cómodas, sin negar que no eran de tu taya y te quedaban algo grandes en la parte del pantalón de la pijama, era divertido juguetear con las mangas, agitando las con rápidez.
-Izaya.-escuchaste como tocaban la puerta principal con cuidado, reconociste esa voz en el instante que llegó a tus oídos.-¿Puedo pasar?.-pregunto del otro lado.-
-Adelante~.-canturreaste a un jugueteando como un niño pequño, ¿dónde había quedado el dolor que sentías.-Shinra, ¿qué estoy haciendo aquí?.-le dijiste cuando los sonidos de los pasos entrando fueron audibles.-
-Me llamaste ayer en la noche, ¿qué no lo recuerdas?.-una bandeja estaba sobre las palmas de sus manos, donde pronto la dejo sobre un mueble.-Llegué a pensar que era una broma tuya por que te escuchabas calmado, pero cuando le pedí a Celty traer te estabas un muy mal estado, en el peor que te he visto.-se sentó junto a ti, manteniendo aquel tono preocupado.-
-Estoy bien, no es para tanto.-contestaste secamente, sin duda te estresaba oír le hablar de aquella forma.-
-¿Te enfrentaste con Shizuo?.-acomodó sus gafas y fue por la charola que había dejado.-
-No podría ser, si me hubiera enfrentado a esa bestia probablemente ya estaría bajo tierra.-reíste de manera fingida.-Además, Shizu-chan no usaría armas de fuego contra mi.-
-Entonces, ¿quién habrá sido capaz de eso?.-un fasco de pastillas y un vaso de cristal eran sujetados por ambas manos del médico sin licencia.-
-Quién sabe.-una sonrisa se asomó por tus labios.-
Sin duda, escondías bastantes secretos, Orihara Izaya.
.
.
.
Ignorante de todo lo que le había sucedido a su rival, un rubio trabajaba en la cocina, preparando el desayuno procurando que todo saliera perfecto, era gracioso ver al hombre más fuerte de Ikebukuro andar por sus departamento con un delantal de osos, claro que no le quedaba de otra mas que usar lo, era un regalo de su hermano menor después de todo.El sonido del aceite friendo el tocino no te molestaba en nada, eras un verdadero experto en la cocina gracias a la motociclista de negro.Dejaste los platos sobre la mesa, incluyendo algo de jugo y leche.
-Kasuka, sal a desayunar.-le gritaste desde la cocina, doblando aún el delantal y dejando lo en uno de los cojones de la encimera.-
-Buenos días hemano.-saludo el menor con sus cabellos castaños despeinados,-
-¿Se te pegaron las sabanas otra vez?.-te sentaste fente a él con una pequeña sonrisa.-
-Eso parece.-tomo entre sus dedos los palillos.-Gracias por la comida.-dijo acompañado de tu voz.-
-¿Cómo ha estado la filmación de tu nueva película?.-preguntaste antes de beber la leche en tu vaso.-
-Bien, aunque ya sabes los rumores de mi supuesto noviazgo con Ruri no dejan de esparcirse.-
-Ya veo y yo que tenía la ilusión de tener una cuñada.-
-Shizuo.-llamo.-¿Puedo hacer te una pregunta algo rara?.-
-Claro.-
-Cuando estás pensando simpre en alguien, ¿significa que amas a esa persona?.-lo notaste, tu pequeño hermano estaba sonrojado.-
-Eso creo.-ignoraste un poco su pregunta y continuaste con lo tuyo.-
-E-Entonces, creo que estoy e-e-enamorado.-
Sin duda, Heiwajima Shizuo era un completo idiota, ¿qué no se había dado cuenta que él también estaba enamorado?, si, a lo mejor era ignorante de que a lo mejor sentía algo que no era odio por su más grande enemigo.