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Together... amor, verano y parejas por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Hola, bienvenidos a todos de regreso a este loco mundo ^^/

Yugi-oh! No me pertenece si fuera así esto lo estrían viendo como capítulos en televisión.

Las canciones tampoco me pertenecen.

Pasarse por mi página de face, porfa, un like me ayudaría mucho  https://www.facebook.com/pages/DanyNeko/786629491430778?ref=hl

Pov’s Yugi.

Luego de que Shadi recitara aquel extraño cantico mi rompecabezas levitó frente a mí, intuía lo que tenía que hacer así que levanté mi mano y toqué con los dedos mi artículo, concentrando todos mis pensamientos en mi Yami, sentí un leve cosquilleo en mi brazo y enseguida el rompecabezas empezó a brillar, cegándome unos instantes.

Cuando desperté estaba en el palacio de Atem, en su habitación, en su cama; pero estaba solo.

Me bajé de la cama y me dispuse a recorrer en lugar en busca de Yami o incluso a Mana, sabía que ella y la Maga Oscura me llevarían con él. Me extrañó bastante no ver guardias al empezar mi recorrido. Sigo caminando, tampoco veía a ninguno de los sacerdotes de la corte del faraón.

No conocía muy bien el palacio pero logré salir de este, lo rodeé hasta llegar al jardín trasero, allí me topé con los primeros conocidos. Mahad y Mana.

─ ¡Mahad, Mana! ─les llamé, aunque no sabía si ellos me veían.

Por suerte, la morena de ojos verdes se volteó de inmediato en mi dirección ─ah, pero si es el enamorado del príncipe… ¡Yugi! ─ella levanta una mano, la atención de Mahad también recae sobre mí.

Caminé hasta ellos, esperanzado de reunirme con Yami lo más pronto posible.

─Hola Mana, Mahad ─con respeto me incliné frente a ambos.

─ ¿Yugi? ─musitó la voz masculina.

─Que bueno verte por aquí Yugi ─Mana me acarició el cabello ─ ¿una nueva visita? El príncipe estará feliz ─me sonrió.

─No quiero sonar grosero, pero ¿saben dónde está Atem? ─pregunté ansioso.

Ambos rieron ante mi apuro ─hummm, ahora que lo dices hoy no he visto al príncipe desde la mañana ─dijo la morena, llevándose el dedo índice a la mejilla ─ ¿maestro? ─consultó al mayor.

─Me pareció verlo con Seth hace algunas horas, tal vez él pueda orientarte sobre el paradero de Atem ─estableció Mahad.

─ ¿Seth? ─ ¿la encarnación de Kaiba? No pude evitar temblar, Yami alguna vez me contó que su personalidad no difería tanto de la del CEO… pero era mi boleto para hallar a Yami ─ ¿dónde puedo encontrarlo? ─pedí suavemente.

─Yo te llevaré con él ─se ofreció Mana y yo le sonreí ─con su permiso maestro ─se inclinó un poco frente a Mahad y este le acarició el cabello en señal de que podía irse, Mana le sonrió aunque me pareció ver una ligera sombra rosa en sus mejillas, no estoy muy seguro ─Vamos, Yugi ─me tomó de la muñeca para guiarme.

Me llevó hasta la sala del trono, me sorprendió que pasáramos los guardias sin más, esos hombres parecían no verme, allí Seth estaba sentado cerca de una ventana del salón, leyendo alguna especie de papiros o pergaminos.

─Con permiso ─se anunció Mana en voz alta. El castaño enfocó su vista en nosotros, leí la sorpresa en sus ojos azules apenas unos instantes.

─Mana ¿qué es lo que sucede? ─su forma de hablar era incluso aún más fría que la de Seto, no pude contener un estremecimiento, sobre todo cuando sus ojos se posaron específicamente en mí, me paralicé donde estaba.

─ ¿Sabes dónde está el príncipe? ─consultó Mana con toda la tranquilidad del mundo ─Yugi vino a verlo, y ya has notado lo feliz que se pone Atem cuando eso sucede ─mis mejillas se ruborizaron, Yami no era la clase de persona que va por ahí contando abiertamente sus sentimientos, ni siquiera en su antiguo entorno, entonces ¿tan notorio era el cambio en él?

─Estuvo aquí hasta hace una hora más o menos ─respondió él, regresando su vista a lo que estuviera leyendo ─creo que está en el templo central ─añadió.

─Ya veo, gracias. Vamos Yugi, yo te llevaré ─me dijo ella sin perder la sonrisa.

─Yo ammm… ─debía admitir que estaba nervioso, Seth volvió a mirarme ─mu-muchas gracias ─me incliné a modo de reverencia y, sin levantar la vista dejé que Mana me guiara de nuevo.

Mientras caminaba pude sentir la pesada mirada de Seth a mis espaldas, realmente no supe con qué sentimiento.

Mana me llevó un tramo considerable hacia el oeste del palacio donde tres pirámides, la mitad de alto del palacio, el del centro estaba más adelante y tenía algo que llamó mi atención de inmediato, no sé qué era, quizá una especie de energía especial que emanaba, diferente a todo lo que me rodeaba.

Mana consultó con un guardia cercano la presencia del príncipe en el templo, el hombre afirmó.

─Es esta ─señaló la del centro ─adelante, ve con él.

─ ¿No vas acompañarme? ─Mana era muy apegada a Yami, me sorprendía que no me fuera conmigo.

La oji-verde negó con la cabeza ─no puedo entrar allí, solo la familia real tiene ese derecho ─se excusó, llevándose las manos tras la espalda.

─ ¿qué? Pero ¿está bien que yo entre? ─pregunté confundido.

─Po supuesto que sí ─me respondió sin más ─después de todo tienes una fuerte conexión con Atem ─sin decir más, y con su habitual sonrisa se alejó, dejándome solo.

Miré la estructura con respeto y suspiré lentamente mientras me adentraba en el lugar.

A medida que avanzaba podía sentir la presencia de Yami rodearme de a poco, claramente se encontraba allí. Me maraville al ver el interior, la paredes estaban forradas de lapidas con toda clase de monstruos de duelo en ella, alcancé a ver de reojo al ‘Cráneo Convocado’ ‘El guardia Celta’ incluso a la ‘Elfa Mística’  El suelo estaba cubierto con césped verde y algunas pequeñas flores silvestres, en el centro de la pirámide justo bajo los rayos de sol que entraban en la cima de la pirámide que estaba abierto, simulando un tragaluz.  

La cara me ardió de pronto, mi yami estaba allí, de espaldas a mí, su piel bronceada parecía brillar bajo el sol. Me acerqué lentamente a él que parecía no percatarse de mi presencia; Atem levantó el brazo derecho al cielo con la muñeca flexionada hacia abajo y de inmediato, desde el tragaluz bajó una especia de ave majestuosa que se posó directamente en su mano. Era un halcón de color café claro con algunas plumas doradas. Ambos se veían sumamente majestuosos. Me mordí del labio sintiendo la sangre subirme a la cabeza.

Pensé en una pequeña travesura, en vista de que él aún no se había dado cuenta de mí. Caminé tras él sigilosamente y me abracé a sus hombros, llamándolo antes de depositar un suave beso en la parte de atrás de su cuello.

Sentí perfectamente el estremecimiento que sufrió Atem ante mi gesto, por lo que no pude evitar una risilla.

─ ¿Aibou? ─giró a verme sorprendido.

─jijiji hola Yami ─ladeé el rostro para verlo bien, estampándole un beso en la mejilla, luego me moví frente a él para abrazarlo del cuello, él me rodeó por la cintura con su brazo libre pues en el otro aún seguía la majestuosa ave.

─ ¡Koi, que bueno que estas aquí! ─sus ojos me miraron con amor brillando en ellos, se inclinó con claras intenciones de besarme pero el beso que me dio Ukyo se coló sin querer en mi mente y automáticamente desvié el rostro recibiendo sus labios en mi mejilla ─ ¿Yugi? ... ¿qué sucede? ─me acarició el rostro con la punta de su nariz ─ ¿te preocupa algo mi amor?

Le sonreí dulcemente, él me conoce como nadie.

─Estoy algo nervioso ─le respondí ─es la prueba final ─le dije.

Él me sonrió ─lo sé, Aibou ─ eso me sorprendió, me dijo que él, Bakura y Marik habían sido enlazado con nosotros desde que nos acercamos a Egipto en el avión. Cosa que me hizo sonrojar ─y también en el festival al que fueron ─me dijo serio.

Mis ojos se abrieron al máximo de su capacidad ─ Tu-tu viste e-eso ─temblé donde estaba y agaché la cabeza.

─No bajes la mirada, amor. No estoy molesto… no contigo ─murmuró más para si ─no negaré que me hirvió la sangre el ver que se atrevió a tomar lo que me pertenece ─me tomó el mentón con su mano libre ─o que disfruté la cachetada que le diste ─sonrió de lado ─pero créeme que confió en ti y sé que me quieres, aibou.

Yo negué con la cabeza, él ladeo su rostro ─yo te amo ─me puse en puntillas para darle ese beso.

─Yo también a ti ─me jaló de la cintura para apegarme más a él ─te amo demasiado.

Cuando nos separamos, el halcón dejó la mano de mi yami y revoloteó a nuestro alrededor un par de veces antes de aterrizar en mi hombro derecho, sentí el filo de sus garras presionar mi piel si llegar a hacerme daño realmente.

─ ¿amigo tuyo? ─pregunté, llevando mi mano cautelosamente a acariciar al ave.

Yami me sonrió ─podría decirse ─respondió sin más.

Le miré curioso, el halcón batió sus alas un poco, creando una especie de remolino dorado a nuestro alrededor.

─ ¡Mou hitori no boku! ─me abracé a él de inmediato.

─Tranquilo aibou, aquí estoy ─me abrazó de regreso ─cierra los ojos o vas a marearte ─aconsejó, eso hice.

Sentí el estómago darme un vuelco, como cuando bajas por la montaña rusa. Me aferré a sus hombros, apretando el rostro contra su pecho tratando de respirar correctamente.

─Ya estuvo amor ─abrí los ojos al escucharle, estábamos como flotando en un pasillo en medio lo que parecía ser el espacio pero en tonos cálidos donde predominaba el dorado, nos rodeaban varios remolinos de estrellas que parecían ser algún tipo de portales a sabrá-Ra-dónde.

El halcón, rodeado de un aura blanca se plantó frente a nosotros, de la nada su figura cambio a la de un hombre moreno con ropas egipcias y algunas joyas, se me hacía familiar pero no sabía exactamente por qué.

─Padre ─musitó mi yami…. ¡espera, qué! ¿Su padre?

Él se acercó a nosotros lentamente, noté que Atem no me soltó en ningún momento, por el contrario me aferró más hacia sí.

Él se paró a un par de pasos de distancia, pero antes de que alguien pudiera decir cualquier otra cosa de uno de los remolinos de estrellas apareció un bello cisne que llegó al lado del padre de Atem, sentí la suave brisa que creaban sus alas acariciarme hasta que el cisne también cambio de figura, esta vez era una mujer.

Las lágrimas saltaron a mis ojos… la conocía muy bien.

─ ¿Aibou? ─me llamó preocupado, seguramente al notar mis lágrimas.

─ ¿Mm-Mamá? ─no pude evitar que mi voz saliera como un sollozo.

Los ojos de mi otro yo viajaron de mi persona hasta mi madre, quien le obsequió una sonrisa, tan cálida y dulce como lograba recordarla. Allí estaba ella, sus lizos cabellos largos hasta la cadera, magentas como las puntas del mío, su frente era adornada por siete mechones rubios ondulados que caían como caireles hasta su pecho; piel clara y ojos rosados, usaba un largo vestido lila con morado, se veía hermosa tal como la recordaba. Ella me sonrió.

─Hijo.

─Mi niño ─ambos nos tendieron los brazos.

Sin necesidad de intercambiar ni una mirada, Atem y yo nos separamos, caminando hacia nuestro respectivo progenitor, sin soltarnos en ningún momento de la mano.

Mi mamá me abrazó, las amplias mangas de su vestido me rodearon y ella me dio varios besos en el rostro, sacándome unas pequeñas risas.

Vi por el rabillo del ojo que el padre de Atem le ponía una mano en el hombro.

─Padre, quiero presentarte a Yugi, el chico que amo ─dijo sin más. Eso me tomó con la guardia baja, me ruboricé a más no poder.

─ ¡Atem! ─le regañé en voz baja muy apenado. Miré al padre de mi novio e hice una reverencia, escuché la risilla ahogada de mi oji-carmín. El mayor me puso su otra mano en el hombro ─Bienvenido a la familia, hijo ─me ruboricé fuertemente.

─Mamá, él es mi novio, Atem ─lo presenté igualmente.

Atem le sonrió a mi madre, tomo su mano depositando un beso en la misma como buen caballero que siempre ha sido, también inclinándose frente a ella.

─Quiero decirle que su hijo significa todo para mí, lo amo como a nadie más en el mundo ─dijo con seriedad. El corazón me dio un salto.

─Querido, no hay necesidad de formalismos. Gracias por cuidar de mi preciado bebe, su padre y yo estamos muy felices de que Yugi tenga a alguien como tú que se preocupe por él, lo cuide y por sobretodo lo ame como tú lo haces ─le dijo mi madre, luego me miró a mi ─mi niño, estoy muy feliz de que hayas conocido un sentimiento tan hermoso como el amor verdadero con este muchacho, a pesar de todo lo que les ha tocado enfrentar ─ella acarició mis cabellos ─tu padre y yo estamos sumamente orgullosos de todos tus logros, amor. Te queremos.

─Yo también mamá, les echo mucho de menos ─solté lentamente la mano de mi yami para abrazarla ─ ¿y papá?

Mi mamá desvió la mirada al mismo remolino de donde había venido ─cariño, tu hijo quiere verte, ven aquí ─llamó con voz dulce pero demandante, reí por eso, cuando mamá hablaba de ese modo no había nadie en el mundo que se le opusiera o no le hiciera caso… sobretodo mi papá.

Mi padre apareció a su lado como un cóndor negro antes de retomar su apariencia humana, se me hizo muy curioso notar que tenía ligeras similitudes con el padre de Atem, aunque mi papá era más joven, de hecho ambos se veían tal cual antes de… fallecer.

Mi padre tenía el cabello corto y muy alborotado de un profundo negro, oscuro como el azabache, sus ojos eran gris oscuro y era un poco más alto que mi madre, quien tenía la estatura de Malik, más o menos. 

Papá me miró algo serio pero luego me ofreció los brazos, yo sin dudarlo los abracé a ambos. Sentí que mamá movió uno de sus brazos a un costado ─ven, tú también eres parte de la familia ─y enseguida sentí los cálidos y fuertes brazos de mi otro yo rodeándome también.

Cuando se disolvió el abrazo mi yami tenía la cabeza algo ladeada pero alcancé a distinguir un leve rubor en sus mejillas ¿apenado por lo que hizo mi mamá? Ahogué una risa, se veía adorable, quise besarlo en ese momento.

Papá me puso una mano en el hombro ─Yugi, campeón, quiero que sepas que estoy y siempre estaré orgulloso de ti ─lágrimas me saltaron a los ojos. Hubo tantas veces que quise escuchar eso.

Alcancé a escuchar la voz del rey Aknamkanon ─hijo mío, siempre eh estado orgulloso del descendiente y sucesor que tuve ─sonreí. Mi yami seguramente estaba feliz de oír eso también.

─Papá, Mamá ¿qué es este lugar?

Sus rostros se tornaron serios.

─Yugi, escúchame bien, escúchenme ambos ─Atem volvió a tomarme de la mano y puso su atención en mi madre ─Este es el Paso de las Estrellas ─nos dijo ─cada uno de estos remolinos conduce a un momento de sus vidas, toda su historia está aquí ─nos dijo ─deben avanzar y encontrar la salida pero tengan mucho cuidado, este lugar aunque parezca hermoso es traicionero y engañoso ─habló seria ─les mostrará todo tipo de recuerdos, memorias que incluso ustedes mismo pudieron haber olvidado que ocurrieron y al final les ofrecerá el paso a un mundo diferente, intentando jalarlos a una realidad ‘aparentemente perfecta’ pero en donde no existirá el otro ─Atem y yo nos miramos unos momentos a los ojos ─su objetivo es que deseen tanto quedarse en ese mundo que les ofrece que ustedes mismos no deseen regresar a su propia realidad.

Apreté la mano de mi yami y él me regresó el gesto con seguridad.

─Podemos superarlo ─dije con confianza, mi yami me apoyó.

─Tú serás su principal objetivo ─me dijo mi mamá con preocupación ─por favor, no lo dejes solo ─se dirigió a mi novio.

─Nunca ─respondió el asintiendo.

─ ¿algún consejo? ─consulté yo.

─Confíen siempre el uno en el otro ─dijo el mi padre.

─Si ven que la carga es muy pesada, trabajen juntos para dividir su labor ─continuó el rey.

─Y escuchen siempre a su corazón, es su mejor guía ─finalizó mi madre, poniendo su mano sobre las nuestras que estaban entrelazadas, acariciando de paso la amatista en mi muñeca ─sabemos que pueden hacerlo.

─Gracias ─dijimos al mismo tiempo, un remolino ligeramente más grande se abrió a un costado.

Abracé de nuevo a mis padres, quizá por última vez y con Atem me dirigí a ese remolino.

─Y Yugi ─me llamó mi madre antes de irnos, me giré a verla ─cuando regreses a casa habla con tu hermano, está muy preocupado por ti ─suspiré con la imagen de Ukyo en mi mente, pero obediente asentí a mi madre.

─Lo haré mamá, lo prometo ─entonces entramos.          

-o-

Un pequeño peliverde de 6 años corría a través de un parque, mirando en todas direcciones, como buscando algo… o alguien.

─Esto no es bueno, tengo que encontrarlo o mi padrino no estará feliz ─decía para sí.

Luego de recorrer prácticamente todo el parque, se detuvo recostándose contra el tronco de un árbol para tomar aire ─ ¿dónde estará? ─fue interrumpido por un suspiro que escuchó desde arriba del árbol donde estaba, extrañado alzó la vista solo para toparse con un pequeño de cinco años con cabellos tricolor subido en una gruesa rama del árbol, bastante camuflado en el mismo puesto que llevaba una sudadera verde con capucha y unos pants por debajo de la rodilla de color café.

─ ¡Yugi-chan, al fin te encuentro! ─dijo aliviado el peliverde ─baja de ahí ototo, tenemos que regresar ya a casa.

El tricolor no se movió ni dio señales de escuchar a su ‘hermano’

─Vamos Yugi-chan, nuestros pa- ─el peliverde se mordió el labio al darse cuenta de lo que estuvo a punto de decir ─nuestros familiares van a preocuparse ─una vez más, Yugi hizo oídos sordos ─muy bien, que conste que tú lo pediste ─sin más, Ukyo empezó a trepar por el árbol hasta sentarse al lado de su hermanito ─Yug tenemos que regresar a la casa y…

─Vete.

─ ¿eh?

─Vete, tus padres deben estar preocupados. Vete, déjame solo ─repitió el tricolor, sin siquiera voltear a mirarlo.

─Sí, me voy y tu vendrás conmigo Yug ─sentenció el peliverde, tomándolo del hombro.

─ ¡Dije que te vayas! ─gritó el menor, girando a mirarle con sus bellos ojos ahora serios y sin brillo ─déjame solo, Uky-kun ─dijo con el ceño fruncido.

─ ¡No, no lo haré! No voy a dejarte solo, ni ahora ni nunca ¿me escuchaste bien? ─le gritó de regreso.

Los grandes ojos violetas se abrieron como platos ─ ¿por qué? ¿Por qué no simplemente te vas como todos los demás? ─dijo entre hipidos, acompañantes de pequeñas lagrimas que escaparon de sus ojos.

Ukyo separó un poco sus labios ante la sorpresa de ver al tricolor así, Yugi no había llorado ni cuando le dijeron que sus padres habían fallecido y ahora las gotas saladas caían a ríos por sus mejillas, quizá esa era toda la tristeza que no había dejado salir desde entonces. Con decisión se movió para abrazar al pequeño.

─Yo no te dejaré solo, mucho menos ahora ─sentenció ─Yugi, no dejaré que te hagas esto ─limpió ─te estas alejando de todos en casa, pero no permitiré que las luz de tus ojos se apague, ni que te aísles de nuestra familia ¡ni mucho menos permitiré que te alejes de mí!

Yugi lo miró con los ojos temblando ─Uky-kun ─se abrazó con fuerza al que consideraba su hermano mayor ─gracias.

─Siempre estaré para ti… ototo ─lo abrazó de vuelta.

Los ojos del menor temblaron ─… onii-chan.    

-o-

─ ¿Yugi? ─la voz de Yami me sacó del trance en que me metió ese recuerdo, él me apretó la mano por lo que giré a verlo ─ ¿qué fue eso?

─Más o menos, dos meses después de la muerte de mis padres ─le dije ─no quería hacer nada, no quería hablar con nadie, no quería que nadie se me acercara ─él me miró preocupado jalándome a sus brazos ─la gente me miraba con pesar, con pena, con compasión… yo estaba cansado de eso y me alejaba de cualquier persona ─expliqué ─sin embargo Uky-nii siempre se reusó a dejarme solo ─sonreí sin darme cuenta ─me fastidió tanto que terminamos siendo prácticamente inseparables… luego de eso empecé a llamarlo ‘onni-chan’

-o-

─ ¿Entonces qué, vas a intentarlo? ─preguntó una Kurumi de unos 6 años, usando un adorable traje de baño enterizo de color celeste con burbujas blancas.

El pequeño Yugi, de 7 años, miró hacia atrás, al mar, donde cerca de la arena un alargado inflable amarillo, sujeto a una lancha de motor (http://i.ytimg.com/vi/Yna7P8rttjw/hqdefault.jpg ) donde ya estaba subida Akari -de 14 años- junto a un chico rubio de ojos verdes y piel bronceada, aparentando unos 12 años en los primeros puestos; Tsubasa estaba sentado en el último.

─No lo sé ─respondió dubitativo el pequeño tricolor, usando un bañador hasta las rodillas de color morado.

─Deberías intentarlo, es divertido ─le aconsejó una mujer joven de cabellos verdes ondulados, vestía un trikini con diseño de leopardo, sentada en una silla de playa junto a Naomi que llevaba un enterizo gris.

─Me subiré solo si Uky nii-chan sube conmigo* ─jaló el brazo del peliverde que estaba sentado al lado de las mujeres, usado un bañador anaranjado.

─Anda hijo, ve con tu hermano ─le dijo la mujer de pelo verde con una sonrisa a su hijo.

─Ni tenías que pedírmelo mamá ─sonrió el peliverde ─claro que te acompaño Yug ¡Vamos! ─corrió de la mano con el tricolor hacia el inflable, se pusieron los chalecos flotadores que el dueño del juego les dio y Ukyo ayudó a Yugi a subir detrás de Akari y luego se subió detrás, entre él y su padrino ─ ¿Tienes miedo? ─le preguntó al oído.

─No ─dijo inseguro ─pero abrázame ─Ukyo no dudó en rodear a su pequeño hermano por el abdomen con un brazo, luego de recogerse su largo cabello para que la fría brisa marina no se lo revolviera durante el trayecto.

─Sujétense fuerte niños ─aconsejó Tsubasa, todos se sujetaron de la agarradera de su asiento.

La lancha arrancó, jalando el inflable a gran velocidad; se alejaron varios metros de la orilla y los menores estaban riendo y gritando, incluso Yugi reía divertido. El juego dio un par de vueltas bruscas pero todos seguían montándolo, al tercer giro Tsubasa se soltó muy graciosamente, cayendo al agua de espaldas con una voltereta. Sus hijos, sobrino y ahijado no contuvieron las risas al verlo. El peliazul empezó a nadar hacia la orilla.

─ ¡Vamos, más! que yo de aquí no me caigo con nada ─fanfarroneó el rubio que iba delante de Akari.

─Sí como no, Shinsuke ─rebatió Ukyo con un grito ─Vas a caer primo ─contradijo con ansia de fastidiarlo.

─Ya lo veremos niño ─le gritó de vuelta.

─Cállense los dos o se van a comer una buena ola ─los calló Akari.

La pelimagenta empezó a rebotar en su lugar, haciendo saltar el inflable, como si no fuera suficiente la velocidad a la que iba.

─One-chan, quédate quieta ─le gritó el rubio.

─No quiero jajaja… ─fue interrumpida por un brusco giro que la tomó por sorpresa al estar pendiente de su hermano y ambos cayeron, dejando a Yugi y Ukyo casi que colgando del inflable, pero aun en él.

─ ¿Ese era…?

Yo asentí ─ese era el hermano de Akari y Kurumi ─le respondí sin verlo, observando aquel recuerdo con una sonrisa.

─Jajaja ¡quedamos de últimos Yugi-chan! ─Ukyo le retiró la mano del abdomen para que el tricolor le chocara la palma. Yugi así lo hizo pero justo la lancha giró y ambos cayeron sin remedio.

Al tranquilizarse los dos soltaron la risa. Ukyo se quitó el chaleco y se lo dio a Yugi ─ten, ténmelo y agárrate ─señaló a su espalda ─el tricolor se aferró a su pecho por la espalda sin cuestionarle y Ukyo empezó a nadar con él hasta la orilla.

─ ¿Qué tal estuvo? ─preguntó la madre de Ukyo con una sonrisa.

─Genial mamá, fue muy divertido ─dijo el peliverde, exprimiendo el agua salada de su cabello.

─ ¡Fue estupendo madrina! ─gritó Yugi ─ ¿nos viste? ¡Uky-nii y yo aguantamos hasta lo último! ─dijo emocionado.

─Sí tesoro, los vi ¿te divertiste?

─Mucho ─asintió feliz.

─ ¿Quiere helados? ─ofreció Tsubasa.

─ ¡Sí! ─afirmaron los cinco menores.

─Recuerdo esas vacaciones, fuimos con mis tíos, mi abuelo y la madre de Ukyo una semana a un hotel que daba a una playa ─dije recordando esos días ─fue muy divertido, hicimos un montón de cosas ─creo que di un paso sin darme cuenta.

─Aibou ─me jaló de la mano que me tomaba, yo lo miré y él me veía con preocupación.

─Descuida mou hitori no boku ─le sonreí ─pueden ser recuerdos hermosos pero teniéndote aquí conmigo de ninguna forma preferiría quedarme aquí solo ─apreté de regreso su mano y seguimos caminando por el pasillo de aquel extraño salón.               

-o-

─Detente! ─pidió Yugi

─Nop.

─Para ya! ─siguió rogando.

─No-me-da-la-gana ─fraseó tranquilamente.

─Por favor Uky-nii para ¡por favor!

Yami me miró con una ceja arqueada, no pude evitar desviar la mirada algo colorado. La escena era de Uky-nii y yo -más o menos de 8 y 9 años- tumbados en un sofá, Ukyo me hacía cosquillas y yo me revolvía, rogando para que me soltara.

─Basta ya ─el pequeño tricolor logró zafarse de su hermano y salió corriendo. El peliverde fue tras él ─tío, dile que se detenga ─Yugi se puso tras las piernas de Tsubasa, para escudarse de Ukyo.

─Ukyo, no molestes a Yugi ─dijo el mayor ─ ¿no deberían estar dormidos ya? ─les miró a través de unos lentes de media luna con marco gris que utilizaba para leer unos documentos.

Ukyo y Yugi se miraron entre si ─ ¡hasta mañana! ─y salieron corriendo escaleras arribas a una habitación. El peliazul los miró con una sonrisa, negando con la cabeza antes de retomar su lectura.

Yugi corrió por las escaleras y se metió en una habitación de puerta clara, Ukyo lo siguió de inmediato, correteando a Yugi hasta la cama del cuarto, de sabanas color naranja con nubes blancas dibujadas. Ambos se tiraron riendo.

─ ¿Vamos a dormir, Yug? ─dijo el oji-naranja. El tricolor asintió ─me gusta mucho cuando te quedas a dormir aquí en casa ─Ukyo se paró para ir a apagar las luces y luego regresó a la cama con Yugi, ambos estaban en pijama.

Ukyo se tumbó en el borde de la cama que no pegaba con la pared, Yugi por su parte gateó por la cama hasta tumbarse a su lado, dándole la espalda a la pared.

─ ¿Te eh dicho lo tierno que eres?  ─Yugi lo miró con curiosidad en sus ojos, pero se abstuvo de preguntar ─ven aquí, vamos a dormir pequeño.

Yugi infló las mejillas pero aun así se movió entre los brazos de Ukyo para acomodarse y dormir, el peliverde empezó a cantar.

No tuvo necesidad ni de preguntar, su sola mirada seria con una ceja arqueada me lo decía todo.

─Antes solía quedarme a dormir muchas veces en casa de Uky-nii ─le dije ─si no mal recuerdo, esa fue la noche que nacieron los gemelos ─hice memoria ─mi tía estaba con Akari nee-san en el hospital.

Sabía que aquella información no era de su agrado. Puse los mejores ojitos tiernos que pude, mirándolo hacia arriba con un leve puchero en mis labios ─ ¿no estas molesto, verdad? ¿Sabes que prefiero dormir entre tus brazos que de cualquier otra manera, cierto mi amor? ─parpadeé tres veces.

Yami frunció el ceño antes de apresarme entre sus brazos ─no puedo molestarme contigo, mucho menos con esa carita de ángel.

Mis mejillas ardieron un poco.

-o-

Seguimos caminando, a mi derecha un nuevo recuerdo mío apareció donde estaba jugando a las escondidas con Kurumi, Uky-nii y otros niños, me acerqué para verlo mejor pero no me di cuenta que me solté de la mano de mi yami, quien caminó en dirección contraria hacia un recuerdo de su propia vida en Egipto.

-o-

─ ¡No quiero!

─ ¡Noooo!

Dos adultos suspiraron entre tristeza y cansancio, viendo a los niños abrazarse ─chicos por favor, eran conscientes de que esto iba a pasar ─dijo una mujer de cabellos verdes, con algunas lágrimas en los ojos.

─No quiero irme mamá ─dijo triste y molesto el peliverde de 13 años.

─Snif, snif ¿tienen que irse madrina? ─sollozó igual de triste el tricolor, de 12 años ─no quiero que Uky-nii y tú se vayan.

─Yugi, mi vida, lo siento mucho, pero no hay nada que hacer ─le dijo condescendiente la mujer, acariciando los cabellos tricolor.

─No quiero que Uky-nii se vaya ─ sollozó el menor, aferrándose casi con desespero al peliverde ─no quiero quedarme solo, no quiero buaaaa ─lloró en el pecho de Ukyo.

─Yo tampoco quiero dejarte mi niño adorado ─le dijo el oji-naranja abrazando a Yugi con necesidad.

─Ukyo, basta. Tenemos que irnos ─le dijo su madre.

─No quiero irme ─rebatió el adolescente.

─Eso no está en discusión, tu padrino nos espera, vamos ─regañó la mujer, jalando a su hijo.

─Yugi, ven ─Solomon tomó de los hombros a su nieto para que soltara al peliverde.

─No ¡Uky-nii! ─lloró Yugi, quedándose con los brazos estirados, las lágrimas caían a ríos por sus mejillas y temblaba levemente ─ ¡Uky-nii! ─el pequeño se acuclilló en su lugar, llorando copiosamente, cualquier persona que lo escuchara sentiría el dolor del pequeño en su propio pecho.

─ ¿Mou hitori no boku? Miré a todos lados, encontrándome solo en medio de ese pasillo ─ ¡Atem ¿dónde estás?! ─esto no me gustaba ─ ¡Atem! ─sollozó llamándolo mientras caminaba.

Llegue a un punto donde estaba rodeado de montones de remolinos con distintos recuerdos, en todos ellos estaban mis primo o Ukyo.

Escuché una especie de maullido detrás de mí, así que me giré ─ ¡Kuriboh! ─el pequeño demonio amistoso se acercó a mí, bailoteando a mí alrededor ─me alegro de verte amiguito.

─ ¡Riiibu! ─el pequeño demonio café se rozó contra mi mejilla.

¡Yugi-chan! ─escuché la voz de Ukyo desde uno de mis recuerdos. Avancé hacia él sin darme cuenta, por fortuna Kuriboh me detuvo, jalándome por la base de mi playera negra, gruñéndome ligeramente a modo de regaño.

─Oh, muchas gracias Kuriboh ─le sonreí ─quiero regresar con Atem ¿crees que puedas ayudarme?

Kuriboh asintió con fervientemente, revoloteó con renovadas energías a mi alrededor antes de atravesar uno de tantos remolinos, yo sin dudarlo lo seguí.

..

Luego de pasar por varios caminos con diversos recuerdos finalmente regresé a, lo que identifique como pasillo central.

Salí corriendo del último remolino tras Kuriboh con las mejillas rojas gracias al último recuerdo que acababa de ver.

Solo entonces Kuriboh se detuvo, miró a su alrededor un par de veces y soltó un pequeño grito. Yo miré en todas direcciones esperando encontrar a Atem, pero seguíamos completamente.

Un minuto después Kuriboh voló sobre mi cabeza, mirando a mis espaldas, de algún modo que no llegó a comprender sentí la presencia de otro monstruo, me giré lentamente…

Allí estaban Atem y Watapon, saliendo de otro remolino.

─ ¡Mou hitori no boku! ─corrí hacia él, esperando que abriera sus brazos para recibirme como siempre, pero él se mantuvo serio, de brazos cruzados ─ ¿te pasa algo?

Él frunció el ceño ─estaba preocupado por ti, aibou ─me regañó serio ─te me alejaste de repente, estaba angustiado ─me tomó de los hombros con firmeza pero sin perder nunca la delicadeza para conmigo.

─Tú también te me perdiste, estaba de los nervios ─le regañé de vuelta, también frunciendo el ceño.

─ ¡Aibou! ─iba a regañarme de vuelta pero Kuriboh y Watapon nos detuvieron, regañándonos a ambos.

Nos miramos a los ojos ¿desde cuándo discutíamos de esta manera? Este lugar nos estaba afectando.

─Lo siento ─me disculpé, agachando la cabeza.

Él me miró y luego sonrió, tomándome el mentón con una mano ─yo también, koi ─me besó con suavidad.

Nuestro par de acompañantes emitieron unos murmullos alegres, supongo que el equivalente a un ‘awww’

Me separé un poco de Atem y le tendí los brazos a Watapon ─hola amiguito ─el pequeño malvavisco se acurrucó en mis brazos.

Atem frunció el ceño ─Bueno… ¿y ahora qué?

Como respuesta a sus palabras dos grandes remolinos se plantaron frente a nosotros.

De uno aparecieron Seth, Mana y Mahad, sonriéndole a Atem, estirando un brazo cada uno, como llamándolo.

Del otro aparecieron Akari y Kurumi que hacían lo mismo hacia mí, y luego Ukyo quien me abrió los brazos como para abrazarme, Seth lo imitó.

Yugi-chan ven aquí ─Ukyo caminó un par de pasos del remolino, su figura era algo trasparente y estaba rodeado por un brillo amarillo.

¿A qué esperas primo? Ven ─Seth imitó a Ukyo, también abriéndole ambos brazos para Atem. No pude evitar sentir un pinchazo en el pecho ante eso.

─ ¿Seth? ─Atem lo miró aparentemente incrédulo, arqueando una ceja, supongo que porque el comportamiento de ese Seth, difería por completo de su familiar.

Quise acercarme y tomar su brazo pero al estar desprevenido Ukyo me jaló entre los suyos.

─ ¿Uky-nii?

Yo sé que me extrañaste mucho cuando nos separaron mi dulce ototo ─otro remolinó volvió a proyectar el recuerdo de cuando él se fue, pude ver que mi yami observaba casi con incredulidad aquello ─ven con nosotros ─miré hacia mis primas ─será como si nada hubiera cambiado, jugaremos todos los días, nos divertiremos, nunca más estarás solo ─esas palabras parecían hechizarme, puesto que aun sin quererlo realmente avancé hacía con él hacia el remolino.

─ ¡Aibou, no! ─escuché la súplica desesperada de Atem ─ ¡¡Yugiiii!!  ─su gritó me despertó un poco, traté de poner resistencia.

escuchen siempre a su corazón, es su mejor guía” las palabras de mamá resonaron en mi cabeza.

Todo será como antes, justo como quieres ─me dijo Ukyo al oído.

─ ¿Cómo… quiero? ─repetí.

Sí, pequeño ─respondió, creyendo que ya me tenía en sus manos.

─Quiero… ─cerré los ojos buscando ese sentimiento en mi interior, el amor que siento por Atem, sentí mi ser entero palpita ─ ¡Yo quiero estar con mi Yami! ─rebatí, separándome de él.

─ ¡Aibou! ─pude escuchar el alivio en su voz.

─Te quise y te quiero mucho, Uky-nii. Realmente te extrañé, pero amo a Atem y no puedo imaginarme una vida sin él ─me aparté de un empujón y corrí a los brazos de mi novio.

Apenas entrelazamos una mano, y Seth lo jaló del brazo contrario, atrayéndolo hacia él.

Su hogar, y su familia está aquí ─dijo atrayéndolo por la fuerza ─Este es su reino.

─No Seth ─él se zafó de su agarré y me envolvió en sus brazos ─mi lugar es al lado de mi aibou, él es mi hogar.

Me ruboricé sin poder evitarlo ─te amo, mucho ─lo abracé.

─Y yo a ti más ─besó mi frente.

─Aww, se ven tan lindos y enamorados ¿no son adorables, querido? ─la voz de mi madre me sacó del momento.

Ella y mi papá aparecieron del remolino donde seguían mis primas. Así como el padre de Atem desde el otro.

─ ¡Mamá! ─mi papá se acercó a mí y se inclinó para tomarme el mentón ─ ¿papá?

─Tienes los mimos ojos brillantes, hermosos y soñadores de tu madre ─escuché el quejido avergonzado de mi progenitora ─me recuerdas a ella cuando empezábamos a salir ─me sonrió y regresó con ella.

Mamá le dio un ligero golpe en el hombro ─ ¡querido! ─lo regañó, yo no pude evitar reír ─Mi bebe, cuídate mucho, recuerda que te amamos ─ambos me dieron un beso en las mejillas ─cuida de mi niño, por favor ─se dirigió a Atem.

─Con mi vida ─respondió seguro.

Mamá cerró los ojos con una sonrisa ─Esa seguridad y firmeza sí que me recuerdan a ti, cielo ─le dijo a mi padre.

─Cielo, por favor ─musitó avergonzado, volví a reír.

─ ¿Reconocen este lugar? ─dijo esta vez el rey, mostrando un portal hacia la sala del rompecabezas.

─El laberinto de la habitación de Yami ─dije.

Él asintió ─adelante, es hora de terminar con esto ─nos dijo.

Yami y yo nos abrazamos, él me tomo por los hombros y yo pase mi brazo por su espalda, ambos nos inclinamos frente a nuestros padres.

─Adiós ─volteamos una vez más para despedirnos y entramos.

..

.

Entramos al amplio salón del rompecabezas, entonces varias puertas se abrieron de golpe, irradiando luz.

Cerramos los ojos un minuto y frente a nosotros estaban, mi Mago silencioso y el Mago oscuro de Yami.

El mago silencioso se acercó a mí, levitando a mí alrededor con una sonrisa, yo giré sobre mí mismo riendo a su par. El Mago oscuro se inclinó frente a Atem con una reverencia.

─Tenemos algo para ustedes ─me sonrió el mago silencioso, su voz era suave y amable, casi femenina.

Juntaron sus báculos e forma de cruz y tras un pequeño brillo de estos, apareció el rompecabezas milenario.

El mago silencioso se lo dio a Atem y este se acercó a ponérmelo alrededor del cuello.

─Muchas felicidades, maestro ─me sonrió el pel-celeste.

─ ¿Hemos pasado la prueba final? ─quise corroborar

─Así es ─respondió el mago oscuro con solemnidad.

─ ¡Mou hitori no boku! ─sin cortarme ni un poco salté a abrazarlo, él me alzó por las caderas y nos hizo girar.

Al bajarme me tomó las mejillas y me estampó un profundo beso, como de película, que me dejó prácticamente sin aliento.

─Te amo ─dijimos al mismo tiempo.

Nuestros magos nos sonrieron y desaparecieron juntos.

-o-

         -tres de tres.

         -esto se acabó.

         -es hora.

                 

…Continuara… xD  

Notas finales:

*: Referencia al capítulo 39 de ‘La cuenta regresiva’: yamis celosos.

¡Aleluyaaaaa! Aquí está el siguiente capítulo de esta loquísima historia, el ultimo reto ah sido superado y todo por fin está en orden … ¿o no?

;)

Nos leemos próximamente mis amores :*
(Un saludo, Circe-chan n.n/)

Por cierto, presento aquí mi apoyo a una colega escritora con la petición de que agreguen a los personajes: Heba, Seth, Jouno y Noah en la lista de personajes para los fics ^^

Bueno, creo que eso es todo. Cualquier duda les espero en los comentarios =3

Aquí estoy porque eh venido
Porque eh venido, aquí estoy
Y si no le gusta mi canto
Como eh venido. Me voy!

Nos leemos

 


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