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Quiero Alcanzarte... por Xesc13primero

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Notas del capitulo:

Siento haber tardado, aquí tenéis la continuación de Komikazu.

--Yoshito's POV--

Ya habían pasado unas semanas después de haber conocido la verdadera personalidad del supuesto novio de Komiya. No podía evitar enfurecerme cada vez que hablaba con Komiya y le mentía de tal manera. Ahora mismo me encontraba donde siempre, en la mesita de noche de Komiya, esperando por su regreso de clase, el cual solo faltaban unas pocas horas para que sucediera. Normalmente todos los días eran lo mismo y no había ningún cambio en especial por lo que hoy no pudiera haber prevenido lo que estaba por desatarse.

De repente, escuché la puerta de la casa abriéndose fuertemente y cerrándose dando un portazo. Esto me sorprendió ya que aún no era la hora para que Komiya volviera y su padre nunca antes había pegado portazos.

-¿Ladrones?- pensé alertándome-.

-¡Mierda de todo!- escuché la voz de su padre tranquilizándome en cuanto a lo de los ladrones- ¡maldita empresa de mierda!- escuchaba su enfurecida voz acercándose al cuarto de Komiya para luego observar como la puerta de dicho cuarto se abría dejándome verlo perfectamente-¡Niño!- chilló no más entrar en la habitación seguramente buscando a Komiya-¿dónde está?- se preguntaba buscándolo en la habitación-.

-Me-menos mal que todavía está en clase- me sentí aliviado antes de tiempo-.

-Tch* aún está en clase- pegó un golpe a la pared frustrado para después murmurar unas cuantas palabras que no pude escuchar- ¡joder!- se sentó en la cama de Komiya normal de la vida sujetándose la frente con la mano como si le estuviera haciendo daño la cabeza-.

-Uff* doy gracias a que Komiya aún no ha vuelto- agradecí de nuevo por cómo veía a su padre, se le veía más raro de lo normal-.

-¿Eh?- se giró hacía mí notando mi presencia haciendo que me pusiera nervioso- ¿un peluche? a esa edad? menudo crío está hecho ese niñato...- dijo causando en mí un enfado por insultar a Komiya como lo más normal del mundo-espera un segundo... - abrió los ojos mirándome fijamente como si se hubiera dado cuenta de algo- ¿este no es...- me agarró con una mano con fuerza- sí, es el mismo que le regaló ella..- me sorprendió al acordarse de mí pero no más cuando después vi como una lágrima descendía por uno de sus ojos-.

-¿Eh?- me quedé atónito con tal escena-.

-Tch* ¡maldita sea!- me apretó con fuerza levantándose de la cama y empezando a caminar saliendo así de la habitación de Komiya-.

-Espera... ¿a dónde me lleva?- me pregunté alterado-.

-Por su culpa...- se detuvo delante de la ventana de la cocina, la cuál daba a un pequeño bosque que quedaba detrás del edificio dónde vivía y se quedó mirándola fijamente asustándome-.

-¿Eh?... ¡espera! no, no ¡No! mierda! -no entendía la razón por la que estaba tan enfadado y me había llevado hasta allí pero no tenía que ser Sherlock Holmes para deducir sus próximos movimientos-.

-Por su culpa... es todo por la culpa de esa perra- murmuraba apretándome con fuerza para después levantar el rostro hacia la ventana-¡por su culpa toda mi vida ha sido siempre una mierda!- gritó al mismo tiempo que me tiraba por dicha ventana hacia los arboles-¡mierda puta!- pude escuchar su voz mientras cerraba la abierta ventana y desaparecía de mi vista-.

Estaba atónito, nunca habría esperado que tal cosa ocurriera así por que sí en un día corriente e igual que los otros. Me había quedado atascado entre las ramas de uno de los muchos árboles que había. Me encontraba hecho una furia, por mi mente no pasaba otra imagen que la mía ahogando a su dichoso padre por hacer tal tontería.

-¡Mierda! joder!- maldecía enfurecido- ¡Komiya!- pensaba en cómo reaccionaría al ver que no estaba en su cuarto- maldición...- no podía parar de pensar en lo triste que podría estar Komiya al no tenerme, osea, el no tener su objeto más preciado, el último regalo de su madre- ¡no, rayos! no quiero que esté más triste de lo que ya está! maldición! - me sentía frustrado como siempre, frustrado por todo, por la tristeza que estaba latente en Komiya desde la muerte de su madre, por no poder ayudarlo nunca y ahora porque su padre me había tirado y no podía moverme ni un centímetro por ser un simple muñeco de felpa-.

--Ya de noche--

Ya habían pasado unas horas desde que había dejado de soltar una que otra lágrima silenciosamente y me había rendido mentalmente. Sabía que por mucho que llorase o me póngase triste no cambiaría nada pero aún así, podía sentir en el fondo de mi interior un pequeño rayo de esperanza la cual aún creía que algo bueno pasaría sin duda alguna a pesar de todo lo ocurrido.

-¿Qué hora debe ser ya?...-me pregunté mirando fijamente hacia la ventana por dónde me habían tirado, justamente había quedado colocado mirando hacia la casa de Komiya como si hubiese sido planeado por alguien para provocar en mí más dolor-Komiya...- esperaba que no se hubiera entristecido, más bien rezaba para que no se deprimiera más de lo que ya estaba. A pesar de haberme rendido seguía sin poder soportar el estar lejos de Komiya, ya me había pasado demasiadas veces para no saber que seguramente esta sería la última vez en vernos y no quería que eso pasara- soy un inútil...- me decía a mi mismo impotente-prometí hacerlo feliz y mírame, he acabado en un árbol lejos de él... daría lo que fuera para poder hacerlo feliz, no, daría lo que fuera para ser feliz junto a él- pensé mirando hacia el cielo nocturno-.

-No te rindas- escuché una voz femenina de repente sorprendiéndome-.

-¿Eh?- buscaba de donde provenía esa voz cuando la volví a escuchar-.

-No debes rendirte- esta vez si la escuché claramente, era una voz de mujer que venía desde el cielo, cosa que me extrañó por completo- mientras tengas esperanzas, todo se puede hacer realidad, ten fe- me fijé en como una estrella de color naranja empezaba a parpadear fuertemente mientras se hacía más grande, como si viniera hacía mí acercándose a gran velocidad-.

-¿Qué co...- me preguntaba sin entender lo que ocurría cuando la estrella "fugaz" se estrelló conmigo tirándome del árbol-¡Aaaaaah!- grité mentalmente por el susto de la caída- pero qué...- no entendía que acababa de pasar-.

-Ay ay ay...- escuché la voz de antes justo a mi lado pero por culpa de que era un muñeco de felpa no podía girarme hacia dónde provenía la voz-¡Aaaaaaaaaaah! lo siento mucho!- escuché la voz de esa chica joven, o eso podía suponer por su aguda y dulce voz, aunque no tenía ni idea de lo que era ya que no la podía ver porque no estaba en mi campo de visión- ahora mismo te ayudo a ponerte recto- sentí como unos brazos pequeños como palitos me sostenían y me colocaban dejándome con el culo en el suelo, vamos que en pocas palabras me dejaban sentado- en serio lo siento- me repitió soltándome y dejándome sentado para después entrar en mi campo de visión-.

Me quedé boquiabierto mentalmente, nunca había visto similar salvo en los cuentos que leía Komiya de pequeño, lo que se reflejaba en mis ojos era lo que seguramente llamarían como hada. Era una joven peli naranja de mi mismo tamaño y con forma humana. Llevaba un atuendo exactamente igual al de la hada Campanilla del cuento de niños Peter Pan pero en colores anaranjados.

-Bueno, permíteme presentarme y disculparme de nuevo por el fallo que he hecho jejeej, no tenía intención de golpearte es que aún soy mala controlando las alas porque todavía soy una aprendiz de ha-hada jejej sí eso, hada- me explicó aunque lo que decía me hacía más confuso de lo que ya estaba-.

-Mmm.. siento decir esto pero lo que me acabas de decir no me ha respondido nada en absoluto, es más, me ha provocado el efecto contrario- pensé sabiendo que no podía escucharme-.

-Ay lo siento, es verdad jejeje perdón- se disculpó sorprendiéndome-.

-¡Espera! puedes oír...- le iba a preguntar cuando me interrumpió-.

-Exacto, puedo oírte a la perfección jejeje- me dijo como si nada dejándome asombrado, era la primera vez en la que tuve una conversación con alguien-.

-Eh... esto...- no sabía exactamente que decir- esta es mi primera conversación con alguien más... no sé exactamente que decir jejeje- pensaba inseguro-.

-Ah sí, dije que me presentaría, me llamo Gigio, Orenjiyōsei Gigio, e-encantada de conocerte- tartamudeó aunque no le tomé importancia-.

-E-encantado, me llamo...- le contestaba cuando no me dejó terminar-.

-En estos momentos te llamas Yoshito- respondió por su propia cuenta sorprendiéndome completamente para después dirigirme una sonrisa- lo sé todo sobre ti Yoshito, absolutamente todo- entonó ese "todo" para darle más importancia-.

-¿Pero cómo sabes todo sobre mí?- le pregunté esperando una respuesta sincera pero solamente se me quedó mirando con una sonrisa-no puedes decírmelo, ¿no?- le volví a preguntar a lo que ella apenada me asintió- bueno, entonces nada...- me quedé en silencio pero al ver que la conversación no continuaba decidí preguntarle algo- ¿te puedo hacer una pregunta?- me dirigí a ella seriamente-.

-Por supuesto que puedes preguntarme pero depende de que sea puedo responderte o no- me contestó un poco apenada-.

-Bueno, pues iré directamente al grano, ¿a qué has venido y quién eres?- le pregunté inseguro de su identidad y su procedencia-.

-Mmm como te lo explico...- se hablaba más a si misma mientras se rascaba una mejilla- o más bien por dónde empiezo jejeje- se rió torpemente-.

¡CONTINUARÁ!

Notas finales:

Espero que os haya gustado.


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