Después de meses de entrenamiento en aquella nave que se dirigía a la tierra, parecía eterno aquel viaje, hasta ver un hermoso planeta que poseía el 70% de su superficie en agua.
La nave iba en dirección a C.C., el príncipe despertó de una larga siesta - ¿Qué demonios estoy haciendo? – a su cabeza llegaron imágenes del momento en el que hizo suyo a aquel guerrero, recapitulo su vida, algo nuevo nacía dentro de él, era algo que jamás había sentido, algo en su pecho que lo llevaba arrebatadamente a verlo “no tenía idea de que era, un sentimiento desconocido para él, un guerrero orgulloso ansioso de ver a uno de clase baja”
Lo primero que pensó fue en hacer su entrada intimidante en medio de aquella noche oscura, cayendo en uno de los edificios contiguos, pero un campo de fuerza hizo rebotar la enorme maquina muy lejos, fue a dar a un bosque, la energía del campo daño gravemente los circuitos obligando a Vegeta a caminar hasta la mencionada casa de seguridad.
Se acercó a la puerta principal y presionó el timbre
-hola, ¿Quién es? – una joven peli azul atendía al visitante antes de dejarlo entrar
El príncipe frunció el ceño y gruño – Eso no es de tu incumbencia terrícola
-ah bueno con ese tono no pareces muy amigable
-Está bien mujer, soy amigo de Raditz y de su hermano – la puerta se abrió dándole paso a la enorme mansión.
Raditz estaba en la cocina buscando lo que todo Saiyajin ama, al salir a la sala quedó pálido al ver al príncipe parado justo ahí, vio su mirada algo perturbadora.
-¿Dónde está tu hermano? – sin rodeos se adelantó
-Oye Bulma dile a Gokú que ya debe ir a su cuarto – miró a la joven de reojo indicándole discreción.
Se cruzó de brazos buscando algo acusador en el joven de enorme melena - ¿Quién es Gokú, y porque no siento el ki de nadie aquí?
-Mi señor, Gokú es el hermano de la señorita que le abrió, el joven está estudiando y debe ir a la cama ya – sus nervios lo estaban traicionando sudaba frio y su cuerpo amenazaba con empezar a temblar, pasó saliva para retomar su cordura – y no se puede sentir el ki de nadie, puesto que esta es la casa de mayor seguridad en el universo.
-eso no responde mi pregunta ¿Dónde está su hermano? – se acercó para verlo a los ojos, ya estaba perdiendo la paciencia
-Mi príncipe, no estamos en el planeta Vegita, no quiero sonar grosero pero acá las ordenes las da Bulma, ahora con su permiso me retiro a dormir. – volteo y se encaminó a su cuarto
La peli azul volvía de enviar a Gokú a dormir, regresó para ofrecerle hospedaje a Vegeta.
-Puedes quedarte en cualquiera de las habitaciones del tercer piso.
El otro la miró indiferente y se acercó amenazante a ella – yo quiero saber dónde está Kakarotto – la tomo del cuello y la alzó, cortándole la respiración
Ella apenas y pudo abrir u poco de espacio haciendo fuerza para retirar aquellas manos enguantadas – él me lo contó todo, vienes a asesinarlo, para que nadie se entere de lo que pasó entre ustedes, pero puedo asegurarle que él no dirá nada.
-Dime donde está mujer, sino te estrangularé
Bulma ahora lucía morada por la presión en su cuello y apenas podía hablar – Raditz te lo dijo, aquí doy las ordenes yo – cayó al piso, una de las armas dio en el estómago del príncipe haciéndolo retroceder.
Vegeta pudo ver a la joven correr hasta su habitación, ya se había ocultado tras una pared, lanzó una enorme esfera de energía, pero aquellas paredes parecían absorber todo, incluso los golpes de frustración que dio al llegar a la puerta del cuarto de la chica.
-ábreme mujer, o dime donde está
-¿para que lo quieres?
-No te incumbe
Peleo con la peli azul hasta que ella se cansó y no volvió a responder sólo dejo un mensaje – Si me dices para qué es y es algo que no incluya la muerte, presiona el botón verde y déjame el mensaje, pero eso si tienes que pedir el favor
Llegada la media noche decidió presionar el botón y rebajar su orgullo – ok te lo voy a decir, pero si cuentas te mataré. Necesito verlo, me está volviendo loco desde aquella noche, no pude saber su nombre y de seguro es al que le llaman Gokú ¿verdad? Po-por favor donde está. - Con lágrimas en los ojos suplicó
El mensaje despertó a Bulma quien se compadeció de verlo recostado contra la pared – está a dos habitaciones más allá, la clave es: 4567
No acabó de escuchar eso y ya había digitado la contraseña, empujó la puerta y se adentró en el cuarto, de espaldas vio al joven de cabellos alborotados que aún dormía, tenía la boca entreabierta, su saliva se regaba en la almohada, cerró la puerta suavemente, caminó y luego se puso en cuatro encima del menor “en esta historia Vegeta le lleva dos años” le quitó las cobijas y luego él se sacó la ropa, también la del otro; tirándola al piso, su erección estaba más que alzada, se recostó más encima de aquel cuerpo, pudo haberse introducido de una vez, pero se retiró hacia atrás para empezar a marcar con besos desde las nalgas hasta el cuello de el de clase baja. Los minutos pasaron y no despertaba, así que metió su mano debajo buscando el miembro del menor, apretó aquella semi erección haciendo que el otro quedará sentado del susto, su rostro estaba blanco, parecía brillar – Mi lord ¿Qué haces aquí? – esperaba una respuesta arrogante y un acto de violencia
En vez de eso el príncipe estiró su mano al rostro de Kakarotto para acariciarlo, - vine a buscarte – ahora acercaba su cuerpo, ante su mirada tenebrosa. Vegeta aprovecho la confusión del menor para sellar sus labios, movía su boca buscando mejor contacto, pero el otro ni siquiera temblaba, se separó y le dio un fuerte abrazo – Lamento haberte hecho eso, pero ahora me estoy volviendo loco
El de clase baja se descoloco por completo, dejo que su miedo lo abandonara, ahora estaba nervioso su pene estaba completamente alzado por el calor que el príncipe le proporcionaba – Bésame – su tono sonaba casi rogativo, no tardó en sentir de nuevo aquel contacto bucal que le sacaba todo aquellos sentimientos encerrados desde la última vez que tuvo aquel marcado cuerpo encima.
Para Vegeta las cosas no eran diferentes, quería volver a marcar el cuerpo de su súbdito - ¿Cuál es tu nombre dime? -
-Kakarotto – sus palabras salían mezcladas con los jadeos que producían. El menor bajo tímidamente la mano derecha para cogerle el miembro, el otro noto su nerviosismo y lo ayudó con su mano, su majestad no se quedó atrás y también se apodero del miembro del menor.
Ambos se encontraban sentados y sus cuerpos estaban muy pegados, el de cabellos de flama empezó a besarlo hasta bajar a los pezones erectos, jugaba con su lengua en el derecho, con su mano pellizcaba suavemente el otro, esto le estaba haciendo perder la razón, además su miembro estaba siendo masturbado, sus gemidos empezaban a hacerse más audibles.
El mayor dejó aquellos pezones y le apretó el pene, dejo sus labios rozando el glande; era inexperto pero delicadamente lo lamió rodeándolo, quería más que eso: abrió su boca para engullirlo
-pero, mi príncipe no tienes que hacer eso
-Déjame Kakarotto, te dejare la mejor parte para ti – le sonrió pícaramente, dejándose hacer.
Cada vez succionaba más fuerte aumentando la velocidad, sintió las manos del menor metiéndose en su cabello para ayudarlo a mover sin que lo lastimara.
-por favor sácalo, me voy a… - Vegeta no se retiró, su boca terminó llena de la sustancia blanquecina y algo agridulce.
Puso dos de sus dedos en la boca del menor –Lámelos – cuando ya estaban completamente empapados posicionó al menor con las piernas abiertas, Kakarotto ya estaba ansioso por hacerse uno con el príncipe, por lo que no objeto ante tal acción del mayor exponiendo su entrada para que lo lubricara.
Sus dos dedos penetraron suavemente el esfínter del soldado, el menor apretó sus dientes al sentir aquella invasión, poco a poco se fue relajando permitiendo que su entrada se dilatara, el mayor la abrió imitando forma de tijeras y escupió en ella la semilla que aún conservaba en su boca, estaba tibia y muy resbalosa, un tercer dedo se adentró imitando estocadas.
A los dos parecía que el tiempo no les alcanzaría, Vegeta se arrodilló y dejo que su palpitante miembro rozara con el anillo carnoso que se le presentaba, lento pero con seguimiento fue entrando en la caliente estrechez.
-puedes hacerlo ya – afirmó el de cabello alborotado moviendo un poco su cadera sus piernas estaban sobre los hombros de su príncipe, quien al escuchar el deseo se movió hacia atrás y otra vez se volvió a adentrar.
Al principio el menor estaba un poco tenso al sentir el enorme órgano partirlo a la mitad, pero pasados los minutos dejó que su cuerpo llevara el control de la situación. Gemidos, jadeos, respiraciones entrecortadas y la penetración hacían de aquella habitación una estancia muy placentera.
-OHHHHHHHHH DURO, NO PARES POR FAVOR - Los gritos del menor mientras se masturbaba hasta el fondo encendían más y más la calentura de los dos. Vegeta ni siquiera podía hablar su movimiento aumentaba dejándolo al borde del colapso nervioso, tanta prisa hacía a su corazón latir al borde de un infarto.
Más abajo su miembro entraba y salía cada vez más rojizo, palpita, dolía, sonaba tan espectacular cuando su falo dejaba salir el vacío entre el glande, no pudo resistirlo más se recostó contra el menor para besarlo – AAAAAAAAAAAAAA – dio la estocada más fuerte adentrándose hasta donde podía llegar, se corrió dentro dejando allí una gran cantidad de semen.
Sus fuerzas desvanecieron e intento salir de aquel lugar, pero Kakarotto se lo impidió, lo dejó recostarse de espaldas y sin retirar el miembro de su interior se sentó encima
-OOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHH- Dio un gemido ahogado liberándose en el abdomen del príncipe.
Bajó de ahí para acostarse junto a él, con las pocas fuerzas se voltearon para que pudieran reposar sobre las almohadas. El mayor lo abrazó por detrás y ambos se quedaron dormidos.
La mañana llegó, Raditz preguntó por su hermano y su príncipe, Bulma le contó todo excepto lo que Vegeta le dijo, ambos corrieron y abrieron la habitación tan rápido como pudieron.
Estaban sonrojados, pálidos a la vez, petrificados al ver dos cuerpos desnudos uno detrás del otro
-maldita sea ¿no conocen la privacidad? Reclamo el de cabellos en punta poniendose de pie dejando ver su enorme miembro.
-Lo siento mi señor pensé que… - El de larga melena no sabía explicarse
-No digan nada de esto- los miró amenazante – Raditz puedes regresar a Vegita, me quedaré con Kakarotto aquí. Mujer puedes dejarnos vivir aquí
Ambos asintieron, Bulma estaba feliz, últimamente había visto a su amigo Gokú “sobrenombre que le asignado” muy triste.
El de cabello alborotado se vistió en presencia de los tres, todos podían ver su bien dotado pene. se acercó a su hermano – te llevaré – en un abrir y cerrar de ojos dejó al mayor en Vegita y regresó a la tierra – ¿Bulma?
-si dime, puedes pedir lo que quieras
-queremos comida y un rato a solas, dile a Kamisama que no vaya al templo, porque no iremos a prestar guardia, coméntale que necesitamos el día libre
La mujer los dejó, al rato les trajo mucha comida y los dejó a solas. Ambos guerreros se acercaron y se plantaron un beso con mucha pasión, esto comenzaba hasta ahora…