Sintió como su cuerpo caía sobre el mullido y suave colchón. No dándole tiempo a levantarse siquiera cuando aquellos pequeños pero fuertes brazos lo sujetaron y giraron. Soltó un aullido de dolor al sentir como el pene de su agresor entraba en aquel canal estrecho y virginal. Retorciéndose bajo el cuerpo de aquel hombre, quien lo penetraba salvajemente dándole así en aquel punto que lo hizo aullar de dolor más no de placer. No pensó que su vida de hibrido fuera así de corta o acabaría de esta manera.
- ¡ahmg! -gruño el chico detrás de él al venirse dentro suyo-
Tao soltó un quejido de dolor al sentir como aquel joven salía de su interior sin delicadeza como había entrado al principio. Su cuerpo desnudo, lleno de huellas por la fuerza que aquel joven ejerció en el agarre en sus caderas y muñecas. Su cuerpo cambio de piel suave y clara a una velluda. Su cuerpo se lleno de pelo, dándole así un aspecto tierno. En algunas partes su pelo era negro y en otras blanco. Sus pequeñas orejas diminutas se alzaban sobre su cabeza. Su cuerpo era pequeño y menudo, su pelo era suave cuando deslizabas tus dedos en el como lo hacia aquel joven de ojos saltones en estos momentos.
Tao de 17 años e hibrido se transformo en un tierno oso panda. Su cuerpo se acuno y resguardo en una esquina debajo de las sabanas. La sangre no se hacia notar ya que en la parte de su trasero su pelo era negro pero no impedía que la sangre se viera brillosa junto con el jugo viscoso que bajaba de allí. Sus patitas regordetas las coloco debajo de su mandíbula, descansando su cabeza en ellas, no había dejado de llorar.
- shh.. no llores panda -susurro aquel joven con voz fría mientras se acostaba a su lado sin abrazarlo-
--- 1 Mes después ---
Tao se encontraba sentado en la orilla de la piscina con sus pies dentro del agua. Viendo su reflejo a través del agua cristalina. Unos cinco guardaespaldas estaban ubicados en cada esquina del patio. El sol daba de lleno sobre ellos, por el día soleado. Tao estaba de 2 semanas de embarazo. Sí, luego de ese noche vinieron otras más pero se medio acostumbro. Por otra parte el dueño de la casa, Do Kyungsoo, se encontraba en su despacho, leyendo algunos correos de su computador mientras que con su mano izquierda sostenía unos papeles con números y nombres de propiedades.
Su semblante serio y mirada penetrante hacia tener miedo a cualquiera que se interponía en su camino. Qué decir de su fuerza, él tenia una fuerza sobre humana que cuando quería golpear a alguien lamentablemente el victimario si no terminaba muerto terminaba en coma. No era un humano normal, eso Kyungsoo lo sabia y lo tenia claro. A sus 26 años tenia varias empresas y que decir en la calle, en la calle él era el más peligroso; tenia la mejor droga y era dueño de casi todas las zonas del país.
Conocido en Japón, China y parte de Europa, por el bajo mundo, era "D.O" para las empresas y gente importante de alta sociedad era "Do Kyungsoo". Su piel lechosa, blanca, labios abultados y acorazonados más su estatura baja de cabello negro alborotado y ondulado lo hacia ver tierno pero no lo era. Tao era muy diferente a él, Tao era alto para su edad, de piel ligeramente clara. Su cabello era de color negro, lacio hacia el frente. Debajo de sus ojos tenia ojeras que lo hacían ver tierno y de su naturaleza, un panda.
D.O lo compro cuando le vio pasar al frente de él en aquel restaurante. Recuerda que andaba con otro chico y eso por alguna razón lo puso celoso. Descubrió que el otro chico, llamado JongIn era un lobo y era mejor amigo del joven que compró pero eso no le importo. Estaba feliz de que iba a ser papá de un lindo panda, de verdad el ama a su esposo porqué sí, Tao era su esposo, lo obligo y lo consiguió.
--- 2 meses más ---
Tao ya tenia su vientre abultado, y sólo eran 3 meses lo que llevaba y ya se le notaba. Acariciaba su barriga con delicadeza mientras le susurraba palabras cariñosas al bebé. Kyungsoo miraba todo esto del otro lado del mueble, mientras simulaba leer un libro en sus manos. Tao ya no le tenia miedo como antes, diría que ahora las noches comparadas con las del primer mes, eran diferentes, no sabia lo que le pasaba pero lo preparaba antes de entrar en él, le acariciaba y dejaba ese camino de besos de sus labios a su abultado vientre cuando nunca se había imaginado hacer algo como eso. Estaba enamorado pero nunca se lo ha dicho.
- s-soo ¿p-puedo s-salir a c-comprar frutas-s? -preguntó Tao temerosamente mirando al mayor a los ojos-
Kyungsoo le miro serio y con sus penetrantes mirada le miro a los ojos. Entre abrió sus abultados labios y paso su lengua sobre ellos para luego decir :
- no -fría, así era su voz-
Tao agacho la cabeza, sabia que le iba a decir que no pero no perdía nada con haberlo intentado. Una mano le retuvo cuando se hubo parado para marcharse a su cuarto. Vio a Kyungsoo algo temeroso pero esté le sonrío y soltó de a poco.
- no irás sólo, yo iré contigo -le volvió a sonreír mientras Tao asentía- ve busca un abrigo
- e-esta bien -sonrojado-
- bien, te espero abajo
Tao fue rápidamente por su abrigo al cuarto de ambos, sí porqué también dormían juntos a petición de Kyungsoo aunque eso a Tao ya no le molestaba. Cuando se lo hubo puesto bajo las escaleras y al final de esta se encontró con el rostro serio de su esposo. Quien no le quitaba la mirada de encima, eso lo ponía nervioso.
- ¿listo? -preguntó Kyungsoo-
- s-sí -respondió Tao-
Ambos subieron al auto del mayor, último modelo y en negro. La calle estaba tranquila, había ajetreo pero no era tanto. Encontrar un estacionamiento fue fácil para Kyungsoo, quien se estaciono frente al supermercado de la esquina. Kyungsoo se bajo y le abrió la puerta a Tao, quién bajo sonrojado por tal acto. Kyungsoo agarro la mano de Tao y entrelazo sus dedos con los contrarios. Caminaron hacia el súper, Kyungsoo cogió un carito mientras Tao caminaba a su lado a la par.
- ¿Qué te apetece comer? ¿sabes que frutas elegirás? -preguntó Kyungsoo a Tao quién miraba los estantes-
- yo quiero jugo de fresa ¿puedo también coger chocolate? uhm bueno frutas surtidas estaría bien
Kyungsoo lo veía divertido el como Tao trataba de no coger tantas cosas cuando si fuera por él le daría todo y más.
- ´sí
- ¿q-qué?
- que cojas todo, elige lo que quieras panda
- esta bien -sonrió y con eso el corazón de Kyungsoo se derritió- gracias soo
- hm -miro más allá de las góndolas, viendo a dos individuos allí parados, mirándolo a él-
Tao eligió lo poco que quería, pero en verdad le faltaba muy poco para llenar el carito. Kyungsoo pago y cogió las bolsas en las manos, no dejando que Tao cargara algo. Ya cuando D.O hubo guardado todo en el maletero, aquellos dos individuos se acercaron a él. Tao estaba dentro del auto por petición del mayor pero al ver como esos sujetos se acercaron a su esposo temió...
- señor tenemos problemas -respondió el de cabello naranja- no sabemos que cerca estén de nosotros
Kyungsoo los miraba a ambos con tanta seriedad pero con rostro apacible que daba incluso más miedo. Miro dentro de su auto y sus ojos se encontraron con los de Tao, los cuales le mostraban miedo y eso a él no le gustaba.
- hoy iré allá, no vuelvan a venir hacia mi si estoy con mi esposo -su rostro seguía igual de estoico- ¿entendieron?
- s-sí y discúlpenos
Los chicos se fueron y Kyungsoo entro en su auto, arrancando hacia la casa. Tao no sabia que hacer o decir. Cuando llegaron a la casa los guardaespaldas ayudaron a bajar la compra, Tao siguió a Kyungsoo hasta el cuarto, vio como este sacaba un bulto del closet y lo ponía sobre la cama. Abriéndolo mientras echaba ropa dobla en esta, entre otros usos personales. No llevándose mucho realmente. Kyungsoo paso sus dedos por entre su cabello, echándolo hacia atrás pero de igual manera ese cabello negro ondulado era rebelde y suave al tacto.
Kyungsoo cogió el bulto en mano y paso de largo a Tao. Fue donde las escoltas e intercambio algunas palabras con ellos a igual que los demás del personal de la casa. Tao bajo las escaleras y vio como Kyungsoo se acomodaba la chaqueta de cuero para luego coger el bulto en manos y pasar el umbral de la puerta de la entrada principal.
- soo -murmuro con ojos llorosos ¿se iba a ir? ¿lo iba a dejar?-
Kyungsoo se volteo hacia el y camino hasta estar frente a frente. Con sus dedos acaricio el rostro y mejillas de Tao. Roso sus abultados con los finos contrarios, lo suficiente para darse la vuelta, montarse en su auto y arrancar.
Una semana paso, en la que Tao lloraba en la penumbra de la noche, transformándose en oso panda a mitad de la noche por el frío. Ya no estaba Kyungsoo para rodearle con sus brazos, Kyungsoo desde aquel día no había vuelto y mucho menos llamado. La seguridad en la casa se hizo doble ¿Qué pasaba? Se atrevió a llamar a su teléfono más de una vez pero esta le decía que estaba fuera de servicio.
Un mes después y la servidumbre como el personal de seguridad estaban más pendientes que nunca y en su rostro un deje de tristeza era lo que aparecía cada vez qué Tao le preguntaba por Kyungsoo, su esposo. Tao observo como los arboles en el patio de la casa se morían, no por qué los arboles estuviesen podridos, no. Era porque la tierra bajo ellos había cambiado de color a una negra de la cuál dudaban de su procedencia.
Esa noche Tao se revolvió en la cama, y al no poder dormir bajo por un vaso de leche. Su bebé dentro de él le pateaba por algo de comer. Al encender las luces se encontró con un lobo de tonalidades marrones y blancas en algunas partes sus ojos eran ámbar. Tao retrocedió un paso hacia atrás. El lobo dejo de tener pelaje para dar paso a la piel humana, la cuál era ligeramente clara. En un abrir y cerrar de ojos había un chico, desnudo frente a él. Sosteniéndolo de la cintura.
Su cabello rubio, el cuál se dividía a la mitad y su sonrisa a igual que su lunar en su quijada en la parte izquierda baja; lo hacían verse atrevido pero no era Kyungsoo. El chico estampo sus labios con los de él y al separarse le sonrió otra vez.
- soy tayuka terada, eres mío, mi esposo ahora
- no -Tao negó- y-yo soy esposo de soo -murmuro-
- no amor -lo tomo de la quijada para que lo mirara- kyungsoo no está, yo me encargue de que no volviera a ver la luz del sol -le soltó- ven, vamos a la cama ya tengo sueño -bostezó-
Ambos subieron a la habitación, acostándose en la cama. Tao le empujo y le pego pero Takuya al ser más fuertes le propino una cachetada, dejando así la mejilla de Tao roja. Ya no era Kyungsoo ahora era otro, el cuál no quería. Sus lágrimas bañaban su rostro mientras Takuya lo envolvía en sus brazos.
Pero Kyungsoo nunca le dijo Te amo...