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Sky High por Uruhasa_13

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Notas del capitulo:

Hola chicos y chicas, queridos lectores, espero que hayan pasado una feliz navidad con todos sus seres queridos, aquí les traigo el siguiente episodio del fanfic. 

20. Beautiful


 


 


Beautiful-Christina Aguilera


 


 


Ya era alrededor de la media noche, Itachi regresaba de una de sus misiones totalmente exitosas, pasaría la noche tranquilamente en su cuarto pues teniendo a su papá en un viaje de negocios podría descansar de planes malignos al menos hasta el día siguiente cuando él regresara.


Subió desde su guarida, el vestíbulo estaba a obscuras y no había un solo sirviente. En ese momento la puerta principal se abrió dejando entrar a Sasuke que venía de casa de Naruto, él había aprovechado la salida de Itachi sabiendo que los padres de Naruto saldrían también.


-Sasuke-saludó el azabache mayor


-Itachi-le respondió de igual manera


Sus tratos desde el debut de Lord Crow eran meramente obligatorios, o más bien, los de Sasuke para con Itachi eran estrictamente necesarios.


Ya era tarde y ambos estaban exhaustos, querían simplemente tumbarse en la cama y no saber de nada hasta el día siguiente. Iba uno junto al otro de camino a sus respectivos cuartos pero en cuanto pusieron un pie en el primer escalón escucharon algo que les heló la sangre.


“Detente…” era muy bajo, pero claramente no podía decir otra cosa. Los hermanos se miraron entre ellos en silencio, y como no queriendo la cosa regresaron sobre sus pasos, esa voz había sido indudablemente la de su hermana menor. Pero cuando iban apenas a abrir la boca para hablar un grito los hizo saltar.


-Okami-dijeron ambos al unísono


Podían escuchar sollozos ahogados y súplicas muy débiles, ambos hermanos buscaban desesperados el origen de la voz de Okami hasta que entre los dos llegaron al estudio de su padre, enseguida pensaron en el cuarto blanco, ese sitio que había quedado obsoleto desde que todos aprendieron a usar sus poderes.


-quédate atrás-le ordenó Itachi


-¿qué dices?


-no sabemos lo que hay ahí adentro… el intruso puede incluso tener a mamá


-yo también puedo ayudar


-no seas necio-lo miró con un semblante duro-no sabemos lo que hay adentro, tú no estás graduado y está en contra de las reglas que uses tus poderes


-¡al demonio con las estúpidas reglas!


Sasuke hizo a un lado a su hermano mayor y se acercó a zancadas a la puerta abriéndola de golpe, pero se quedó helado al entrar.


El cuarto blanco estaba salpicado de rojo escarlata, enseguida se fijó en el caballete y en su hermana menor que estaba atada a este, su espalda estaba completamente roja y podía verse la piel abierta dejando solo carne viva. Mikoto seguía azotándola, su cuerpo se estremecía pero ella parecía estar al borde del colapso.


Pero Sasuke no pudo reaccionar a tiempo, en vez de eso, Itachi entro rápidamente e interceptó la mano de su madre antes de volver a lastimar a Okami.


-¡detente ya!-bramó el azabache


Fue como si el tiempo se detuviera, el cuerpo de Okami volvió a temblar pero esta vez visiblemente aliviada, habían detenido su calvario.


-¡suéltame!- gritó la mujer


-suelta el fuete-musitó Itachi ardiendo de furia


-hijo…


-que sueltes el fuete, te digo


La yakuza apretó los labios hasta hacerlos una fina línea y por fin soltó el arma y dejó que su hijo mayor la tomara del brazo y la sacara casi a rastras.


-encárgate de ella-le dijo a Sasuke


Aunque tenía las manos atadas al caballete, Okami se relajó lo más que pudo, su cuerpo se agitaba por su respiración tan irregular. Podía sentir cada fibra de su cuerpo pidiendo por atención, era verdaderamente doloroso.


Le temblaban las piernas pero Sasuke hizo acopio de toda su valentía y se acercó para desatar a su hermana que se desplomó en el suelo jadeando. El azabache intentaba poder levantarla sin tocar ninguna de sus heridas pero eso sería una tarea difícil.


-necesito…


Se paró y rápidamente regresó al estudio, alcanzó una sábana que su papá tenía doblada en el sofá para regresar lo más rápido que pudo. Envolvió a su hermana con la tela y enseguida esta se empapó de sangre y cuando intentó hacerla que se incorporara sentándose, ella volvió a gritar.


-espe…espera-dijo ella débilmente


Sasuke se detuvo en seco solo para ver como su hermana menor abría las piernas y metía la mano. Con la poca fuerza que le quedaba, Okami sacó un par de objetos que su madrastra había introducido un poco antes. Esto solo logró avivar más la llama dentro del Uchiha menor, sentía una impotencia extrema, además de quererse culpar de todo.


Con cuidado, Sasuke tomó a su hermana y la alzó para llevarla en brazos, su espalda estaba realmente lastimada y el mayor tenía una sensación desagradable en la mano con la que sostenía la espalda de Okami, le daba la impresión de estar tocando carne picada.


-tengo…frio


Eso le puso los pelos de punta  a Sasuke, simplemente apretó el paso a llegar a la habitación de su hermana. Al llegar, la dejó en su cama sentada para correr al baño a preparar la bañera y  limpiar sus heridas. Estando solo en el baño, sintió un terrible temor indescriptible, las manos le temblaban y sus movimientos se volvían más rígidos.


Cuando hubo terminado de arreglar todo, volvió a la habitación solo para ver a su hermana sentada en la cama. Su cuerpo desnudo manchado de sangre le provocaba un sentimiento inexplicable, podía mencionar asco y miedo. Sí, miedo a terminar siendo un desalmado capaz de hacer esa clase de cosas.


Ayudó a Okami a ir hasta la bañera y en cuanto logró sentarla vio como el agua se tornaba de un color escarlata. Su cabello se pegaba en las heridas así que con manos temblorosas, Sasuke lo trenzó.


-háblame-le dijo él un poco más alarmado


Pero ella solo se limitó a negar con la cabeza, le dolía el cuerpo entero. Ni siquiera el sentir a su hermano limpiando las heridas hizo que ella emitiera un solo sonido.


-tenemos que vendar su espalda


Itachi había regresado repentinamente, Sasuke lo miró con miedo, era la primera vez en toda su vida que sentía un temor tan atroz. Pero el mayor supo cómo reaccionar correctamente acercándose para asegurar que las heridas de su hermana estaban ya limpias.


-¿desde cuándo pasa?-dijo él mirando a Okami 


Ella abrazó sus piernas y clavó la mirada en el agua enrojecida, ya estaba segura de que no moriría así que podía estar tranquila. Aun así, hubiera preferido que Mikoto la matara antes de tener esa conversación con sus hermanos, o más bien, con Itachi. Había pasado años tratando de mantener esa situación en secreto precisamente por evitar ese momento que estaba sucediendo.


Aunque debía admitir que Mikoto había logrado asustarla, jamás la había golpeado tan violentamente pues, por lo general, sus arrebatos eran para descargar energía y procuraba no dejar muchas marcas, así también evitar dar explicaciones.


Mikoto no era tonta, sabía que si sus hijos o su marido se daban cuenta de las palizas que le daba a Okami entonces estaría en problemas. Siempre intentaba dejar marcas no visibles, y cuando lo hacía, siempre había maquillaje nuevo fuera de la habitación de su hijastra la mañana siguiente.


-Okami-repitió impaciente Itachi- ¡contéstame!


Ella se estremeció y se abrazó más hundiendo su cabeza en sus rodillas, empezó a llorar en silencio, no quería que sus hermanos la vieran así.


-Okami-esta vez fue Sasuke


-él fin… fin de semana después… después de que llegué


Los dos hermanos se quedaron quietos y sin decir una sola palabra, Okami llevaba años recibiendo golpizas bajo sus narices.


-bien-musitó Itachi-si ya limpiaste todas sus heridas-se dirigió a Sasuke-sácala de ahí, vendaré su espalda


Al salir el mayor, Sasuke ayudó a Okami a salir de la bañera para sentarla en el inodoro y secar su cuerpo cuidadosamente pues las heridas seguían abiertas. Sin decir nada, le trajo un cambio de ropa interior, o más bien, solo de bragas y así la llevó de nuevo a la habitación para sentarla en el taburete frente al tocador.


Itachi se centró en la herida de la espalda, era la peor y la que tenía más probabilidades de infectarse. El alcohol y el desinfectante solo la hacían hacer muecas ligeras, Sasuke  observaba en silencio desde la cama, apretaba los puños y respiraba agitado.


-¿dónde está mamá?


-en su habitación-contestó Itachi-no saldrá de ahí hasta que papá llegue por la mañana


-faltan horas-dijo con los dientes apretados


-exacto-jaló la venda enrollada en el pecho y espalda de Okami-y esas horas las esperaras


El pelinegro mayor conocía lo bastante bien a Sasuke como para poder manejar correctamente la situación. Él también estaba hirviendo en rabia pero si actuaba imprudentemente, las consecuencias serían mayores.


-ya está-susurró él-ahora, intenta dormir ¿quieres?


-me quedaré con ella


-no-musitó la muchacha y sus hermanos la voltearon a ver-quiero estar sola esta noche ¿sí?


-pero…-protestó Sasuke


-me parece bien-interrumpió Itachi-Sasuke


-bien-musitó


Ambos hermanos se pusieron de pie  y salieron de la habitación cerrando la puerta tras ellos. Okami se quedó sentada frente al tocador, sus heridas eran frescas y aún palpitaban, era la primera vez que Mikoto la golpeaba así. Recordó las primeras veces, cuando lloraba por horas y después de un par de meses, simplemente se mentalizó para poder aguantar.


Era suficiente, había aguantado demasiado y no podía permanecer en esa casa ni un segundo más. Se apoyó en el tocador y fue hasta la puerta para poner el seguro, se quedó un poco ahí y después fue hasta el closet en donde sacó lo primero que había. Un vestidillo de gasa, solo necesitaría eso por el momento. Alcanzó su mochila de la escuela y la vació de libros y útiles para meter algo de ropa, abrió el cajón del tocador y sacó una foto de su mamá y su collar.


Guardó el collar en la mochila, no tenía la precisión para abrochar la cadena. Se quedó un poco mirando el retrato de su madre antes de guardarlo, sabía a quién recurrir, tomó su celular y marcó rápidamente.


-Hola pequeña-contestó alegremente su novio al otro lado de la línea- ¿qué haces despierta?-preguntó divertido-ya es tarde


-Kiba…-musitó con voz débil


-¿Okami?-se escuchó más preocupado-¿estás bien?


-¿puedes venir por mí?


-¿en dónde estás? ¿Qué sucedió?


-te veo en el parque cerca de la avenida ¿sí?


Entonces colgó el teléfono. Volvió a ponerse de pie, estaba débil así que usar zapatos solo complicaría su plan de escape. Se acercó al balcón e intentó lanzar algo de hielo pero no lo logró a la primera, después de un par de intentos, pudo hacer una débil escalera de hielo quebradizo que bajó a paso lento.


 


 


-_


 


 


-¡Hana!


La voz de su hermano menor hizo que la castaña se despertara de golpe, la hija mayor de los Inuzuka se había quedado dormida frente al televisor, al menos hasta que Kiba había aparecido gritando en la sala de estar.


-¿qué…?-preguntó aturdida


-necesito tu auto


-¿ya viste la hora?-siguió adormilada y algo fastidiada-no saldrás solo en mi auto a esta hora


-¡mi novia está en problemas!


-¿tienes novia?


-¡Hana!-volvió a insistir impaciente


-bien, bien-dijo poniéndose los zapatos-pero no irás solo a ningún lado, yo te llevaré


Y así, los hermanos Inuzuka salieron de la casa. Hana conocía lo bastante bien a su hermano como para saber que esa supuesta “novia” realmente debía estar en aprietos, tal vez solo se trataba de una borrachera que terminó mal o su mascota murió, nimiedades de la adolescencia. Pero también estaba preocupada por Kiba, no había tenido novia por la memoria de una niña que había visto solo una vez en su vida.


Las luces del auto alumbraban las obscuras calles, Hana miraba de reojo a su hermano que se mordía las uñas y miraba por la ventanilla desesperado, no entendía la razón por la que estaba tan nervioso por lo que sería una tontería adolescente.


-tranquilízate-le dijo-te comerás los dedos si sigues así


-no lo entiendes…-musitó-¿no puedes ir más rápido?


-Kiba…-apretó el volante y frunció el ceño- la chica debe estar bien


Ella miró de reojo a su hermano, jamás había visto tan serio a Kiba, entonces paso saliva y devolvió la mirada al frente. El resto del trayecto lo hicieron en silencio, la mayor no quería decir nada inapropiado pues empezaba a pensar que no se trataba de una niña borracha, era el principio de las vacaciones y ella debía estar aún dormida frente al televisor.


Ella debía ser la heredera de los poderes de la insignia del Lobo Plateado, esa hebilla que Kiba ostentaba en el cinturón del pantalón y que había pertenecido a su madre. El ser una heroína no era lo suyo, por suerte, su hermano menor tenía mejores aptitudes para el trabajo convirtiéndose él en el siguiente heredero.


-aquí es… ¡aquí es!


Hana piso el freno tan repentinamente que ambos hermanos se fueron hacia adelante. Antes de poder decir nada, el muchacho saltó fuera del auto corriendo a obscuras, su hermana solo salió intentando saber qué estaba pasando.


-¡lobo!-gritó Kiba


Lo único que necesitaba era su olfato, necesitaba captar el aroma de su novia, era de madrugada  y cualquier cosa podía pasarle. En cuanto capto su aroma llegó  a sus fosas nasales, apresuró el paso, el parque estaba iluminado con algunas luces tenues de la calle, seguía caminando pues el olor a su novia se incrementaba. Entonces, olió algo más, era sangre.


-¡Okami!-gritó desesperado


Un poco más, se detuvo. Iluminada por un farol que irradiaba luz débilmente, estaba su novia, sentada en una banca.


-¿Okami?


Caminó lento, tuvo un muy mal presentimiento, ella estaba con el rostro hacia abajo, iba descalza y parecía estar llorando. Se acercó más para ver ese flojo camisón que a penas y cubría algo, se acercó con cuidado y tomó el rostro de la chica para obligarla a verlo a los ojos.


-Dios…-murmuró


Su hermosa novia tenía la cara cortada y llena de moretones negros. La luz de ese estropeado farol daban un limitado panorama de todas las verdaderas heridas, Kiba se encuclillo y la miró preocupado, jamás desde que había conocido a Okami, había visto esa mirada tan triste y vacía, era como si no la reconociera más. Entonces, los ojos azabache se clavaron en los avellana, fue suficiente para el muchacho.


-Okami…


-llévame con ella-musitó ella apenas abriendo sus labios


-¿qué?


-quiero verla…-sollozó


Obviamente Kiba estaba confundido, entrecerró los ojos, Okami estaba diciendo cosas muy enredadas y por un momento creyó que estaba hablando de Nadeshiko, su difunta madre. Pero entonces, sintió una cálida mano apretando su hombro, él giró la cabeza para darse cuenta de que su hermana había logrado seguirlo. La pelinegra alzó la vista de golpe y se quedó viendo a los ojos castaños de la hermana mayor de su novio solo para que las lágrimas empezaran a caer por sus mejillas más rápido.


-Hana…-musitó Okami-¡Hana!


Ella se puso de pie con la poca energía que tenía y se lanzó a los brazos de Hana, la morocha no supo que hacer por un par de segundos pero entonces ella intentó abrazar a Okami recibiendo un gemido de dolor. Las manos de la castaña fueron al rostro de la azabache, como si no pudiera creer estar viéndola ahí.


-por Dios… Okami


-llévame… llévame con ella, Hana, quiero ver a Tsume


-claro que si, cariño-miró a su hermano-llévala al auto


Kiba abrió la boca para poder decir algo, pero no salió un solo sonido. Su familia no conocía a su novia, o más bien no se suponía que debía hacerlo pues, ella era una Uchiha, los enemigos número uno en la ciudad. Pero ya tendría tiempo de saber lo que había pasado, solo cargó a su novia para llevarla al auto, la sensación en su mano cuando la puso en su espalda fue desagradable, era más que obvio que esa parte de su cuerpo era la más lastimada.


Hana se limpió el rostro y se llevó la mochila de Okami para el auto, jamás pensó volver a ver a esa muchacha en su vida y mucho menos junto con Kiba. La obscuridad de la noche les brindó un poco de calma, el sonido del motor encendiéndose fue lo único que se escuchaba.


Los hermanos iban en los asientos delanteros, Kiba no quiso acompañar a Okami, el hecho de que ella se hubiera negado a hablarle aún lo resentía. Además no estaba claro, la situación era muy rara y necesitaba respuestas.


Por su parte, Okami se acomodó junto a la puerta del auto, respiraba tranquilamente después de todo el calvario que había pasado. Había cosas que aún no era capaz de hablar con Kiba, pero estaba contenta de estar de camino a casa de su novio.


La familia Inuzuka siempre sería un salva vidas, una carta que aún no había jugado hasta ese momento. Nadeshiko, su amada madre, era la fiel compañera de Lobo Plateado que era el nombre con el que se le conocía a Tsume Inuzuka antes de retirarse. Solo había visto a Kiba una vez antes de la escuela y si podía ser sincera, ella pensaba que no lo volvería a ver.


-estamos aquí-anunció Hana-llévala adentro-le ordenó a su hermano-iré por mamá


Una vez más, tomó a su novia en brazos y la cargó para poder levarla dentro. Él mismo se sentía ausente, la muchacha que recargaba la cabeza en su pecho no parecía la de siempre, presentía que las cosas saldrían terriblemente mal. No había vuelto a hablar con Okami desde que la encontró en el parque e incluso ahora no sentía deseos de hacerlo así que cuidadosamente la dejó en el sofá.


-No es verdad...


Desde el umbral de las escaleras, Tsume terminaba de pisar el último escalón con los ojos clavados en la muchacha que enseguida hizo por ponerse de pie aunque simplemente ya no tenía fuerzas suficientes para hacerlo. Pero no necesitó de mucho, en un segundo, la mujer estaba llorando abrazando el lastimado cuerpo de Okami.


-Tsume… Tsume-decía ella muy bajito


-¿qué te hizo esa maldita mujer?


Las manos de la Inuzuka mayor acariciaron con mucho cuidado el maltratado rostro de Okami que no paraba de llorar. Kiba aprovechó ese momento para ir a la cocina, necesitaba un vaso de agua, aclarar su garganta y de paso, su mente también. Pero no se fue solo, su hermana lo siguió quedándose en silencio.


-¿de qué mierda me perdí?-preguntó mordaz


-tú no lo recuerdas ¿cierto?


-aparentemente no


-Frozen Queens solía ser la compañera de mamá-sonrió débilmente- mamá estaba enamorada de ella pero obviamente Nadeshiko no tenía ojos para nadie más que no fuera Fugaku Uchiha


-¿qué hay de Okami?


-¿tú que piensas? Mamá es su madrina… yo solía cuidarla de vez en cuando y en una de esas veces tú fuiste conmigo


El corazón del castaño palpitó muy rápido, él siempre se había mantenido alejado de los trabajos de medio tiempo que solía tener su hermana cuando era más joven. Pero hubo una única vez en la que (obligado por su madre) decidió acompañar a Hana a la casa de la niña que cuidaría esa noche.


En ese entonces, Kiba era solo un niño y el trabajo de súper heroína de su mamá la mantenía fuera de casa prácticamente siempre lo que lo obligó a ir casi a rastras con su hermana pero una vez allí, ya no puso ninguna resistencia. Había una niña de cabello corto y negro, ojos azabaches y una tímida sonrisa, fue su primer y único amor antes de conocer a su actual novia, solo la había visto una sola vez y ni siquiera recordaba su nombre.


-no es verdad…-musitó él


-oh hermanito, sí que lo es


 


 


-_


 


 


Después de volver a limpiar las heridas y cambiar los vendajes, Okami estaba acostada bajo las sábanas del cuarto de huéspedes de la familia Inuzuka, era la primera vez en años que era capaz de suspirar aliviada antes de poder conciliar el sueño. Sin embargo, no estaba del todo tranquila y había un par de asuntos que tenía que aclarar con su novio, esos secretos que había callado desde siempre, solo para poder proteger a sus hermanos.


Salir huyendo de casa se los Uchiha no era una opción, no desde que estaba consciente de que sus hermanos no eran iguales a su madrastra, incluso Fugaku, su ausente y desinteresado padre, tenía algo diferente en él. Su hermano mayor estaba enamorado de Naruto, eso solo validaba esa idea de que ellos eran distintos y que la fuente de la podredumbre en su familia, era Mikoto.


Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose, la luz tenue que provenía del corredor alumbro para volver a cerrarse. Ella no se movió, sintió el peso de su novio que se sentó a su lado sin mirarla.


-¿cuándo ibas a decirme?-preguntó él seguro de que la muchacha estaba despierta


Ella no respondió, solo se removió un poco para acomodarse mirando la espalda de Kiba.


-pensaba hacerlo pronto-dijo ella en un hilo de voz-solo necesitaba tiempo


-¿tiempo?-bufó-tiempo me hizo falta para darme cuenta de que solo estabas conmigo por todo este circo-dijo muy rápido- pudiste simplemente preguntarme por mamá


Ahora fue el turno de Kiba sentir como la cama se movía lentamente, ni siquiera se molestó en moverse y mucho menos cuando sintió que la azabache ahora estaba recargada en su espalda.


-tuve que hacer un poco de memoria ¿sabes? Cuando vi la insignia del Lobo Plateado no la reconocí enseguida… fue después de que casi nos besamos en la fiesta que me di cuenta


-¿Por qué no me lo dijiste antes?


-ya te lo dije, necesitaba tiempo


-tiempo, tiempo, sigues diciendo eso ¿Qué significa “necesitar tiempo”?


-mis hermanos no son malos, solo están sujetos a los hilos de mi madrastra-suspiró-supongo que este era mi plan de contingencia


-¿qué va a pasar con ellos? Los papás de Naruto no pueden ver a Sasuke ni en pintura y además estoy seguro de que tu papá no va a estar contento con la relación de ellos dos


-papá es complicado, pero si él fue capaz de amar a una heroína, quiere decir que tampoco es tan malo como parece… si tan solo el apellido Uchiha no estuviera tan maldito


-¿qué harás tú ahora?


-ya no puedo regresar a la mansión Uchiha, eso solo sería tentar al demonio-rio refiriéndose por primera vez a su madrastra de una manera despectiva- Tsume dijo que me quedara aquí, con ustedes


Kiba suspiró pesado, el movimiento de su espalda hizo que Okami se moviera también, el solo poder escuchar la respiración de su novio servía para mantenerla calmada, era ese sentimiento de seguridad que por mucho tiempo había buscado.


 


 


-_


 


 


Solo habían pasado un par de horas, apenas estaba amaneciendo. Un elegante auto de color negro se estacionó frente a la mansión, el chofer bajó y sin perder tiempo fue hasta la puerta de atrás para abrirla. De ahí, salió un impecable hombre vestido en un traje negro muy elegante y visiblemente caro, Fugaku se aflojó la corbata y se encaminó dentro de su mansión pues su reunión con la mafia Yakuza había culminado exitosamente.


Al entrar por la puerta fue recibido por los sirvientes como de costumbre, pero algo no estaba bien, un ambiente pesado se sentía en todas partes. Se extrañó de no ser recibido también por su escandalosa esposa que lo bombardearía con preguntas sobre la reunión.


-padre-resonó la voz de su hijo mayor en el salón


Fugaku se tomó un momento para poder ver a Itachi que se aproximaba hacia él, parecía como si no hubiera dormido en toda la noche y se miraba ansioso, molesto.


-hijo-saludó


-algo pasó ayer por la noche cuando no estabas


-¿qué?-preguntó desinteresado


-mamá masacro a golpes a Okami


El azabache mayor reaccionó lento, se quedó un momento sin decir nada, tal vez había sido el modo en que su hijo le había dado la noticia, muy calmado y sereno. Miró a Itachi con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido solo para encontrarse con el semblante duro del muchacho, no podía ser una mentira.


-¿qué?


-no sabíamos que esto pasaba… papá, mamá ha hecho esto desde que ella llegó a la casa


-¿en dónde está ella?


-¿mamá?


-no-bramó, como si lo que su hijo acababa de decir era una tontería


-Okami está en su cuarto desde anoche


Sin decir una palabra más, Fugaku subió las escaleras prácticamente corriendo, apretaba los dientes e intentaba dar pasos más rápidos. Cuando llegó al corredor, lo primero que pudo ver fue a Sasuke sentado afuera de la recámara de su hermana menor que al verlo  se puso de pie de un solo salto.  Pero el padre de la familia no reparó en su hijo menor y fue solo directo a la puerta, tocó un par de veces pero ella no respondía.


-Okami, Okami-la llamaba sin dejar de tocar la puerta, pero sin obtener respuesta- ¡las llaves!


El grito del mayor hizo movilizarse a los sirvientes y uno de ellos llegó corriendo con un juego de llaves. Con manos temblorosas se apresuró a encontrar la indicada, su jefe realmente daba miedo cuando estaba enojado, y así la puerta quedó abierta.


De una zancada rápida, Fugaku entró a la habitación de Okami, pero la encontró vacía. Abrió rápido la puerta del baño y solo pudo contemplar la bañera sucia y las gasas ensangrentadas con las que habían curado a la menor. Una cólera incontrolable recorrió completo el cuerpo del Uchiha, apretó los puños y volvió a salir del cuarto en silencio pero visiblemente enojado. Sabía que debía ir directo a  su propio cuarto y cuando lo hizo abrió la puerta de golpe encontrándose a su mujer sentada frente al tocador.


-¡querido!-chillo ella levantándose y queriendo ir a abrazarlo, pero este dio un paso atrás rechazándola


-¿en dónde está?


-¿qué?-preguntó en un tono hipócrita-¿de quién hablas, querido?


-mi hija… ¿¡Qué hiciste con mi hija!?


“Mi hija” esa era la frase que taladraba el subconsciente de Mikoto, simplemente no soportaba escuchar a su esposo diciendo eso, ya era suficiente con sus hijos recriminándole lo que había hecho con esa bastarda, pues para ella, no había hecho sino lo correcto.


-¡Respóndeme!


-yo no recuerdo haber dado a luz una “hija”, eso quiere decir que tú tampoco la tienes-seguía con ese tono puritano en su voz, cosa que solo lograba irritar más a Fugaku


-¿en dónde está mi hija?-volvió a preguntar, despacio y con los dientes apretados


Había sido el colmo, la gota que rebosara el vaso pues Mikoto no soportaba que inclusive su esposo estuviera prestándole tanta atención a una chiquilla cuyo nombre ni siquiera quería pronunciar.


-no sé lo que le pasó-contestó ella ya enojada-pero ojalá se haya muerto


Y dicho esto, salió de la habitación resonando los tacones. 

Notas finales:

Como ya dije, espero hayan tenido una muy feliz navidad y como yo y Uruhasa los amamos tanto porque son nuestros lectores consentidos (sí, todos ustedes) vamos a subir el día de mañana un one shot como regalo de navidad, espero que lo esperen con muchas ganas!

Nos leemos.


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