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Entre un Kilómetro y un Milímetro por AndyStrangeMc

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Le veía confundido, ¿en serio le había dicho eso? Debió entender mal, quizás era amor de hermanos, amigos muy amigos... Pero no amor romántico. 

 

-¿Qué tipo de amor te refieres Nijimura-san?

 

Tomó una grande bocanada de aire, inclinó la cabeza mientras lo veía a los ojos. -¿qué tipo de amor crees? Me refiero aquel que es carnal, pienso en Takao de esa forma. 

 

Si fuera un animal seguramente su pelo se encresparía, enseñaría los dientes y trataría de proteger lo que es "suyo" solo había un detalle, Takao no le pertenecía. -Carnal...- asimiló las palabras, el café amargo de la mañana le supo peor, sus labios se resecaron al igual que la garganta. -Entonces piensas proponerte en cuanto salga de aquí- 

 

Una muy disimulada sonrisa se le dibujó en los labios al Shuzou. -No, sé que es imposible que él me vea de una manera diferente.- se notaba el peso que eso conllevaba en sus ojos. 

 

No era quien para decirlo ni era para animarle pero. -¿Por qué estás tan seguro de ello? ¿Te rendirás así de fácil?

 

-Es por eso que te digo que lo conozco más que tú. Sé cómo leerlo, saber qué es lo que siente, cuando lo hace, por quien lo hace. Yo solo ocupó el lugar de un amigo cercano, incluso me atrevo a reclamar el lugar de un hermano mayor, y el incesto no es algo que le agrade a Kazunari.-

 

No supo si reír por el comentario o seguir con la vista estoica. -Pero es que la mirada de Takao no siempre refleja lo que verdaderamente siente, incluso sabe mentir con ella- y estaba más que seguro.

 

Bajó la cabeza, observando hasta el gafete de Midorima, el cual mostraba su nombre en Kanji y por arriba el furigana. -Por eso también me doy por vencido, hay cosas que no sé de él aunque lo conozca como pienso que me conozco a mí mismo- levanto la cara. -Me retiro, ten un buen día- no quería hablar más del tema, es mover fibras de su ser que dolían y este día quería que fuera bueno, como solían serlos desde que se había apartado. 

 

~o~

 

Se aclaró la garganta, debía tomar un vaso de agua, otra cosa no le serviría por el momento. Cuando se dirigía al contenedor de agua notó un gigantón sentado en el piso, con los ojos hechos un lago, rojizos e hinchados. Se trataba de su paciente, Murasakibara.  Se inquietó por tal escena, acercándose rápido, igualando la estatura que tenía estando en el suelo.

 

-Nii-san... Nii-san... ¿Dónde está papá? Tengo miedo... Miedo, mucho miedo- repetía con esa voz floja y lenta, pero para su doctor solo le partía el alma. -Mamá... ¡Miedo! 

 

-Atsushi...- le acarició la espalda, quería que lo viera primero.

 

-Quiero a mi hermano... ¡Donde está mi hermano!- jadeaba y se quejaba como si un verdadero niño fuese. 

 

-Tranquilo, todo estará bien. Tu hermano está trabajando.- y en eso el joven se le prendó en un abrazo, llorándole en el hombro. 

 

-Nhg...- se quejaba, más audible. -Quiero a mi hermano... Lo quiero ahora... Tengo mucho miedo...- Midorima apretó el cuerpo tembloroso de Murasakibara, por el ángulo de sus ojos vio dos pares de piernas, que al levantar la cabeza descubrió que era Kagami junto a Kuroko. 

 

Kagami le señaló el propio pantalón, en el cual portaba un par de inyecciones de sedantes por si se salía de control, pero Midorima negó con la cabeza, no le administraría un sedante por un arranque de tristeza y llanto, ya que tenía empatía con su caso.

 

Tetsuya volteo a ver al pelirrojo, con una mirada interrogatoria, quería saber porque aquel niño lloraba tan desesperadamente. 

 

-Extraña a su hermano... Pide por él, pero no puede verlo- explicó en voz baja, los ojos celestes se contrajeron antes de acercarse a Atsushi, porque a los ojos de Kuroko, el alto no era más que un niño de preescolar como los que él cuidaba. 

 

Ambos psiquiatras abrieron los ojos a su mayor expresión al ver como Tetsuya se acercaba y abrazaba a Murasakibara por la espalda, dando golpecitos como los que se daban a un bebé para calmar su llanto. 

 

Kagami esbozó una sonrisa, desde que Nigou había venido y sus reuniones constantes Kuroko empezaba a dejar de ser tan... Kuroko. Esperaba notar más reacciones en el celeste, ¿y por qué no? Escuchar su risa, porque Tetsuya parecía de esos que ríen en silencio, pero si era de aquellos que tienen risas estruendosas esperaba escuchar tal melodía en algún momento.

 

Por su parte Shintarou no perdía la atención en los movimientos del joven, las suaves caricias en la espalda y sus dedos enredándose en las finas hebras de cabello morado, antes había pensado que los ojos de Kuroko no reflejaban nada, pero en ese instante parecían tan tiernos, confortables y preocupados.

 

El llanto empezó a detenerse, el grandulón se desprendió de Midorima para recargarse totalmente en el ajeno, se había quedado dormido, mientras Tetsuya le quitaba el cabello de la cara para limpiarle las lagrimas con los pulgares.

 

El pelirrojo se acercó para tratar de quitarle a Murasakibara de encima, podría lastimarlo pero Kuroko se negó haciendo la señal del silencio, despertarían al niño.

 

~o~

 

La puerta del consultorio se escuchó abrir, tan rápido como fue cerrada. La escena se repetía varias veces a la semana mostrando a la misma persona, Takao Kazunari.

 

-Kazu, ¿por qué estás así?- exaltado y nervioso, a eso se refería. -¿Recordaste algo? ¿Un ataque de ansiedad?

 

Se limitó a negar con la cabeza. -Hablé con Nijimura... De nuevo sacó el tema de mi padre, quiere que acepte verlo.- y sus expresiones demostraban el rencor acumulado.

 

-"De nuevo Nijimura"- chasqueo la lengua cansado, admiraba al mayor por ser su superior en él área, pero por este caso le llegaba a odiar, siempre que había un ligero avance venía y perturbaba a Takao, entendía porque los conocidos no se podían tratar. -¿Qué fue lo que te dijo? 

 

-Además de lo de mi padre, la verdad Dai-Chan, que solo soy un pobre conformista... Sé que lo dice por mí bien, pero la verdad es algo que normalmente siempre duele, no quiero escuchar más cuan tonto soy por estar aquí, por no mejorar en años... Que soy un caso perdido- se había sentado en el sofá que tenía la habitación. -No es como si quisiera vivir esto...-

 

Se levanto del asiento que tenía por detrás del escritorio para dirigirse a los muebles donde estaba el azabache. -¿Entonces piensas que es verdad? Lo hemos hablado mucho Kazu, si quieres que esas palabras dejen de doler debes hacerlas una mentira- tiró el robusto cuerpo justo en el sofá más largo.

 

Apretó los puños al mismo tiempo que la cara. -No es fácil... Es que nadie lo entiende...-

 

-Puede que no, pero para eso estamos todos. Para ayudarte. Kazu, si no quieres perdonar a tu padre no lo hagas, estás en tu derecho y comprendo tu resentimiento hacia él al darle la espalda a su hijo. Pero lo que es cierto es que no estaba en sus cabales, ¿nunca al pelearte le dijiste cosas hirientes a la otra persona?

 

-Sí...- con la mano izquierda se tomó de la mejilla del mismo lado mientras el codo reposaba en el descanso. -De niño siempre peleaba con Mirai. Le decía que era adoptada y que en realidad era hija de un mono pero que no la había querido por ser demasiado fea, así que la había cambiado por tres bananas- su boca parecía sonreír, mientras que sus ojos simulaban a un sollozo. -Siempre lo decía por el momento, pero aún así nunca deseaba nada malo para ella, la muerte o que se fuera.-

 

-Es que tu padre perdió a su hija, pero también perdió a su hijo... Porque ya no eres el mismo. Lo que más quería se le fue arrebatado.- el otro negaba. -Al menos piensa en hablar con él una sola vez para arreglar las cosas-

 

-¿Arreglarlas en qué sentido Dai-Chan?-

 

-Decirle que ya no espere tu perdón, o dárselo en todo caso. Pero que sepa qué es lo que piensa y no sólo que este a la expectativa de lo que sucederá en el futuro. Ya no eres un adolescente y tener ese trauma en tal etapa afecto mucho tu forma de ver la vida, pero ya eres un adulto Kazunari. Y ambos sabemos que tienes más miedo de no salir que de quedarte aquí-

 

Tenía agua en los lagrimales, siempre era así. Sintiéndose regañado por cosas obvias. -Sí... Pero aún no me siento listo para verlo, es.. Sentir que todo está pasando de nuevo-

 

Exhaló, inflando los mofletes en el acto. -No te pido que sea ahora. Solo piénsalo, estoy seguro que te quitara muchos pesos de encima-

 

-Tengo demasiados pesos encima mío... Eso solo sería un grano de arena-

 

~o~

 

Himuro iba con la mano en la sien, tenía un dolor terrible en la zona gracias a un montón de bromas estúpidas que tuvo que escuchar por más de una hora. Debía pasar por la sala común para ir a la cafetería y tomar un té verde con dos cucharadas de miel como le gustaba. Como era habitual observaba a sus alrededores, encontrándose con el mismo acto que sus compañeros.

 

-Atsushi...- estaba completamente dormido sobre los brazos de Kuroko, que aunque no lo demostraba quizás estaba batallando contra el peso del otro. -¿Qué fue lo que pasó?- 

 

Kagami tomó la palabra. -Llamaba a su hermano. Gracias a Kuroko se pudo calmar y quedar dormido sin necesidad de un sedante.- sonreía, mostraba cuán feliz estaba.

 

-Así que fue él...- suspiró con alivio, era gran amigo del joven menor, ya que su manera de ser era tan tierna y a la vez agresiva que le tenía empatía. -¿no lo llevaremos a su habitación?

 

-Sí, Kagami ayúdame a levantarlo de un brazo por favor. Tiene el sueño pesado- ahora hablaba el de anteojos. -Kuroko muchas gracias por tu apoyo, fuiste de gran ayuda- 

 

Tetsuya asintió levemente. "Está mostrando algo, una respuesta" Aunque no fuese dicha, llenaba la paz del tigre, aunque se lamentaba porque gracias a eso quizás no podría hacerle más burla a cierto moreno.

 

Ambos corpulentos hombres tomaron a Murasakibara el cual se podría dudar si estaba vivo por su escasa reacción a los movimientos de los doctores.

 

-Pesa demasiado...- aunque eran pesos similares, era como un saco de papas que le pesaría el día siguiente. Bueno de todos modos así tendría un pretexto para quedarse más tiempo en la clínica y observar a Tetsuya.

 

-Sí, ha recuperado ocho kilos desde que llegué. Ha aceptado comer verduras y frutas- caminaban hacia la habitación seguidos por Himuro y Kuroko.

 

-Me alegra escuchar eso. También sé que ha dejado los delirios y su trastorno obsesivo compulsivo está siendo tratado con éxito.- sonreía hacia el otro, aunque éste no pudiese verle. -Fue muy buena idea contratarte.-

 

Se sintió abochornado, puesto que aquello sonaba como un cumplido y en sus oídos lo era. -Ha sido un trabajo mutuo, también ha tenido que ceder y madurar en poco tiempo. Es muy bien chico- 

 

Himuro asentía de escucharlos, él sabía que Atsushi era un gran niño, berrinchudo y desobediente. Pero de un noble y sensible corazón.

 

El cuerpo fue depositado en la cama y tapado con una ligera sabana, después de un fuerte jadeo de los psiquiatras, estaban oxidados.

 

-Gracias por ayudarme- reverencio ligeramente Shintarou. -Pero esto acabo mejor de lo que pensé-

 

-Sí sigue así, pronto estará libre- expresó Taiga, y en sus adentros Midorima pedía que fuese así, que por fin diera de alta a uno de sus pacientes. Sólo menos de seis meses habían pasado, pero el tiempo le tenía corto.

 

Notas finales:

¡Hola que tal bellas y sensuales personas! Como fue prometido he actualizado, iba ha actualizar ayer pero llegué muy cansada a mi casa y me fue imposible pero aquí tienen uwu. Espero sea de su agrado y me disculpen si tiene algún error ortográfico o una palabra que no queda, ya que tengo un problema con escribir una palabra con otra y era algo que no había aclarado antes n.n Muchas gracias a todos los que ponen un favorito o un follow, al igual que los hermosos reviews que dejan y que me ayudan a seguir, sin olvidar a los lectores Kuroko que pasan casi desapercibidos~

Mil gracias por dedicar tu tiempo a leer esta historia~ espero leernos lo más pronto posible.   Nos leemos luego corazones~   No olviden que cualquier aclaración, duda, comentario, crítica o semejante es muy bien recibida~


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