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Entre un Kilómetro y un Milímetro por AndyStrangeMc

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-Kise... ¿Quieres prestarme atención?- carraspeó cuando se dirigía al Modelo que parecía tener la cabeza quién sabe dónde, tenía paciencia, la necesitaba para la profesión pero ningún humano la tenía infinita. -Kise, te estoy hablando- llamó en tono serio.

 

Pero, el rubio se mantenía distante, si alguien viese la escena estaría seguro que Ryouta no lo escucha o en su defecto que le ignoraba en otro nivel. Y eso desesperaba  más al doctor que le acompañaba en el sillón de enfrente. 

 

-Kise, entiendo que estés enojado por lo de tu madre pero es algo que debías afrontar tarde o temprano- Dado a que la mujer se había aparecido justo después del incidente con Murasakibara, sorprendiéndolo. Habitual en su persona, la señora había llegado exigiendo ver a su paciente e incluso llevárselo en ese momento, por lo cual violó la entrada para ir a la sala del lugar y encontrándose con su hijo. Muchos pensarían que sería un lindo encuentro, lleno de emociones y lágrimas entre tristeza y alegría, pero no. Todo era un revoltijo de malos sentimientos que a todos intoxicaban.

 

Odiaba a esa mujer, lo había hecho casi toda su vida desde que le decía que "Se alegraba de tener un hijo tan Hermoso que le pudiese sacar de esa casa vieja que apenas había pagado su padre" ¿En serio solo era una herramienta? ¿Una tarjeta de débito a la cual acudir para sus estúpidos caprichos de señora en menopausia? No... Ese dinero que había hecho con SU CUERPO era de él, le había costado trabajo, dolor, lágrimas y pesar en las caderas. Verla en el pasillo corriendo hacia él, que el tomará y peor aún se atreviera a besarle la mejilla, jamás había sentido tanto asco desde que hizo su primera felación -Y ese trauma lo había superado a las semanas- y ahora con saber que aquella que alguna vez llamó mamá le dejó rastros en la mejilla, deseaba quemarla... Otra cicatriz no importaba, no quería ser El Niño bonito, el joven guapo con futuro, el modelo reconocido. Quería ser un amigo más, un adulto con trabajo, un piloto... 

 

-Kise, sabes que la terapia es para hablar y no sólo estar aquí perdiendo el tiempo, que eso lo podemos hacer en otro momento y lugar. Pero aquí se hace lo que se debe -

 

-Ya...- se tomaba de las sienes, la voz ronca de Midorima le causaba un conflicto en ese momento. -Sí... Ya sé que debo hablar ¿y si no quiero hacerlo? - volteo a verlo, los ojos dorados de éste parecían incendiados de la molestia.

 

-Sí, estás enojado ¿y después? No quiero que esto quite todo el progreso  que has tenido, ha sido un largo tiempo Kise, y aceptas que tu apariencia es buena... Solo falta ese pequeño paso para que estés libre-

 

-No soy libre Midorimacchi... Al salir esa estúpida bruja me va a buscar y tratará de vender mi culo al mejor postor. Si alguien me asegurara que al salir no me tocara o que se muriera... Sería lo mejor para todos- 

 

-Demándala... Si quieres que esté lejos, hazlo pero el caso será difícil, porque tienes que comprobar el daño que te hizo, invertir dinero y seguir en la incertidumbre si vas a ganar el caso-

 

Se quedó pensando un momento. -No sé cómo hacerlo... Son muchos trámites y me siento aún muy estúpido para hacerlo. Llevo bastante tiempo alejado del mundo Midorimacchi, ya no sé como entablar una conversación con un compañero de clases, como ir a comprar pan a la tienda de conveniencia o pedir un número más grande en la zapatería. No solo tengo miedo de mi madre... Si no de todos, que las personas me vean... Que sientan curiosidad de mi persona, que investiguen sobre mí y se den cuenta de mi maldito pasado... ¿Quién quiere a una puta? Por muy buena persona que seas, las personas te van colgando sus propias cruces y estigmas-

 

-No todos te juzgarán por lo que hiciste. Porque además nunca estuviste de acuerdo Kise, fuiste una víctima... Tu edad influyó mucho a tus decisiones, fuiste manipulado con facilidad y no puedes culparte a ti mismo- anotaba lo más relevante de la plática. -Sí te juzgan no valen la pena, no tengo que decírtelo siempre, seas quien sea siempre habrá alguien que hable de ti- 

 

Exhaló, asentía levemente pero la terquedad persistía en sus ideas. -Sí... Pero no soy de ese tipo, del que dice "Oh, me critican... No importa soy feliz como soy" No, no. Más bien me considero de los que se ocultan bajo una capa y esperan que nadie los vea, me encantaría ser como Kurokocchi. Así pasaría desapercibido- 

 

-Y Kuroko desea ser como una persona común y corriente, tener la presencia necesaria- golpeaba la pluma contra el papel, se detuvo al recordar que eso hacía estresar a la mayoría de las pacientes. -Todos deseamos algo que no podemos tener...- y esas palabras no sólo se las decía al otro, sino a sí mismo.

 

-No quiero... Por favor Midorimacchi... En serio...- se le había quebrado la voz en un segundo. -No me hagas esto, no quiero salir... Me da pánico saber que tengo que hacerlo algún día...- aguantaba las lágrimas, en serio el nudo de la garganta era difícil de manejar.

 

-Te ayudaré a que estés seguro...- le puso folletos en frente, eran de una escuela de pilotaje -Ahí pueden revalidar tus materias. Me los dio tu amigo Kasamatsu, dijo que él te apoyaría en tu regreso y que callaría a todos los que hablasen- 

 

Una sonrisa seguida de varios sollozos. -Senpai...- extrañaba molestarlo, y de cierta forma sus patadas.

 

Le pasó los pañuelos desechables, pronto se arreglarían las cosas.

 

~o~

 

-Shin-Chan...- susurró su nombre sin percatarse que no lo había dicho solo en mente. La imagen del doctor de llamativos cabellos verdes le hacía sonreír en su soledad, le daba un calor fuerte en el pecho.

 

Cuando acababa de llegar, justo cuando le preguntó su nombre juró que jamás le había gustado tanto como alguien decía "Takao" más porque odiaba ese apellido después de lo sucedido con su padre, pensó en cambiarlo por el de su madre pero Nakakawa Kazunari no sonaba tan bien.

 

Apretaba la cobija entre manos, recordaba el olor que desprendía Midorima al pasar a su lado, era un perfume muy varonil y suave, nunca le había visto sucio, que va, ni siquiera una mancha en cualquier lado.

 

-Es perfecto...- recto, alto, inteligente, guapo. Las virtudes eran demasiadas para enumerarlas con los dedos, a sus ojos el psiquiatra era un dios. No encontraba nada que le disgustara de él.

 

Los tratos sencillos y humildes. Como de su bolsillo siempre sacaba para llevarle su objeto de la suerte, Midorima daba mucho a cambio de nada, por él era un diablo inútil, que ni siquiera la mano podía darle.

 

Y no es que sintiera asco por él. Todo lo contrario, quería abrazarlo, llegar por atrás y hundir su cabeza en los omoplatos de Shintarou, rozar las bien cuidadas manos. Pero él estaba manchado, no servía. Era alguien que había perdido su valor, además que no era una chica linda. La homosxualidad era abiertamente aceptada en la sociedad, según, porque había tapujos que permanecían y más en su cabeza.

 

Imaginarse que el otro sintiera asco por él, que le viera de forma chocante y desaprobadora siempre le rompía el corazón en su imaginación, porque una expuesta afirmativa a sus sentimientos no podía ser, imposible. Porque aún había un muro que tampoco quería pasar... Aceptar que siempre le gustaran los chicos.

 

No podía preguntar, ni pensarlo. Pero si Midorima fuese como él, que se sintiera atraído al mismo sexo, eso sería más fácil, al menos no sentiría asco de que fuera gay sino sólo porque fue violado, que otros ya gozaron de su cuerpo, y eso estaba bien, no podía pedir otra cosa ya que tendría razón, él no puede exigir o esperar si quiera ser amado, no era posible, estaría solo lo que quedaba de vida y eso estaba bien... O al menos eso trataba de convencerse a sí mismo.

 

~o~

 

Cuarenta días habían pasado desde su apuesta con Akashi. Pero aunque faltara bastante tiempo sentía la presión encima como si debiese cumplir con el trato al día siguiente. Murasakibara ese día se encontraría con su hermano después de tiempo, aunque aún no podría irse a casa, debían analizar cómo reaccionaba ante el encuentro y si podría manejar sus instintos. Un trastorno obsesivo compulsivo era difícil de tratar, puesto que era algo que estaría con la persona el resto de su vida, solo aprendes a no caer en él nuevamente.

 

Últimamente Takao no se le aparecía por el frente, y sus reuniones duraban menos de cinco minutos, se sintió mal ya que en lugar de acercarse solo parecía que la brecha se hacía más larga cada día. Pero por ahora él también se mantenía ocupado que ni siquiera podía andarlo buscando con la mirada en los pasillos.

 

Terminó un reporte de Kise, ya que la demanda estaba siendo elaborada Y La evidencia siendo recaudada, tener de amigo a Hyuuga, un excelente abogado. Le había hecho el caso más fácil, ya que le dijo qué movimientos hacer y que evidencias debían tener para llevar a cabo sus planes, de ser victoriosos la madre de Kise hasta podría ir a la cárcel y eso mantenía al rubio de un excelente humor.

 

También debía ver lo del regreso a la escuela, Kasamatsu-san le mencionó que la universidad contaba con dormitorios y que él, siendo rector de dicha escuela podía vigilar a Ryouta. El hombre en serio se esmeraba por hacer que el ex Modelo regresará a su antigua vida, que se acomodara perfectamente.

 

-¿Así es como debió ser con Shigehiro?..-

 

No evitó preguntarse, porque si hubiese sabido lo que pasaba con su amigo, le habría ayudado como lo hace Yukio con su paciente, pero era una cadena. Si hubiese ayudado al castaño, no estudiaría psiquiatría, si no estudiaba psiquiatría no estaría en ese hospital, si no estaba en ese hospital no conocería a sus pacientes, además que no se habría topado con Takao. Quizás nunca.

 

-Todo pasa siempre por algo-

 

Repitió fuerte y claro, no decía ni pensaba que la muerte de su colega fuera buena o que le había traído buenas cosas. Había pasado y le había llevado por ese camino para bien o para mal, dicen que los tiempos de dios son perfectos y Midorima lo creía fuertemente.

 

No se retrasaría más, salió deprisa del consultorio con rumbo hacia la oficina de Fukui para entrar los papeles que llevaba en el folder amarillo. Culpa de su prisa no evitó chocar con Himuro, el cual parecía que iba al mismo lugar que él. 

El choque fue simple, solo quedaron de frente pero Shintarou pudo tomarle a tiempo de los hombros para que nada más pasara.

 

-Lo siento, debí fijarme antes- y como era costumbre en él, no hablaba mucho con sus compañeros de trabajo, así que su relación era muy corta.

 

-No hay cuidado Shintarou- se le había quedado la costumbre de llamar a las personas por su nombre de pila. -Yo también iba distraído- porque por su flequillo no vio la puerta abrirse.

 

-Aún así... ¿No te he lastimado?- se cercioraba que todo estuviese bien. 

 

-Para nada, tampoco es que sea debilucho- que por alguna razón se daba cuenta que la mayoría de los doctores eran de una alta estatura. 

 

-Menos mal- reverencio. -Me disculpo, iré a entregar esto- levantó la mano con los papeles.

 

-También debo ir ahí, vamos. Sirve que después vamos por un té a la cafetería- ya bastaba que después de meses, no se habían ni sentado a platicar.

 

Lo pensó pocos segundos para asentir a su propuesta. -Déjame invitarte el té a cambio de lo de hace un momento, por favor- como todo un caballero.

 

-Muchas gracias- movía la cabeza afirmando, era como todos decían, muy serio pero a la vez servicial y amable, aunque con un humor peculiar y cambiante.

 

~o~

 

No le gustó ver esa escena, en la cual le sonó cliché. Himuro era un joven muy guapo, alto y con un encanto indescriptible, además de una voz calmada que relajaba a muchos. No le sorprendería que Shin-Chan se enamorara de él algún día, pero... Dolía pensarlo, que Midorima pensara de esa forma de Himuro, verlos juntos, que llegaran a tomarse de la mano y se dieran miradas cómplices.

 

Basta. Solo lo había visto interactuar hace unos minutos ¿por qué todo el show dramático en su interior? No era tan tonto para no saber qué era lo que pasaba y sentía, el problema radicaba en que no debía sentir eso. Si Midorima saliese con otra persona... Si se enteraba que tenía pareja.

 

No, no y no. ¿Pero qué más podía hacer? No era digno de él, y aunque doliese, se aguantaría, lloraría solo en las noches por seguir siendo un estúpido. Ni modo, así eran las cosas, esos sentimientos tenía que apagarlos a la de ya.

 

Notas finales:

¡Hola hermosas y queridas personas!~ lamentó la demora con el capítulo, era para la semana pasada pero un examen de Kanjis me dejo seca el cerebro x.x ¡Muchas gracias por llegar hasta aquí y seguir esta historia! Agradezco enormemente que se tomen su tiempo en leer -mil ocho mil corazones- Está vez estoy tratando de publicar desde una tableta porque mi computadora no está disponible, por lo cual ofrezco disculpas por las faltas de ortografía y gramática que se hallan en el capítulo. Además creo que a la historia ya no le falta tanto... Espero porque estoy trabajando en varios proyectos nuevos *-* quiero celebrar que ayer cumplí seis años de estar escribiendo en fan fictions, y pronto serán dos años de que estoy en este fandom escribiendo. Ojalá pueda publicar todo lo que tengo en mente. Pero sobre todo muchas gracias a todos que me han apoyado con sus visitas, favoritos, follows y comentarios. No pensé durar tanto aquí xD

y ya le paro a mi choro mareador porque me emociono mucho con esto. Espero el capítulo sea de su agrado, cualquier comentario, duda, sugerencia, crítica o semejante es más que bien recibida .

 

sin nada más que decir, me despido corazones~ espero leernos lo más pronto posible.


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