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Entre un Kilómetro y un Milímetro por AndyStrangeMc

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Después de estar un mes confinado en su habitación, Kouki por fin decidió salir de su cuarto. Aunque no fuera por voluntad en sí, sino que Nijimura se había tardado ese día y tenía muchas ganas de comer, así que no le quedó de otra que salir en busca del comedor.

 

Era temprano, cerca de las nueve de la mañana, así que no se topó con nadie en los pasillos principales, de todos modos no levantaba el rostro, así que no veía los letreros que estaban a su alrededor los cuales le indicaban a donde debía dirigirse si es que quería comer algo. Al seguir sin rumbo llego a los cuartos especiales, que intuyo que eran ya que tenían una puerta diferente a la de su cuarto. 

 

La última puerta al fondo le llamó la atención, juró que escuchó su nombre desde ésta, se le heló la piel y en lugar de huir como siempre lo hacía caminó hasta quedar en frente, se le susurraron un par de números que introdujo en el código de seguridad, dudó en entrar cuando escuchó como un ligero pitido le anunciaba que estaba abierto. 

 

Pero ya que estaba abierto ¿por qué no entrar? Tomó la puerta con la palma y jaló hacia él, descubriendo a Akashi sentado, no tenía el traje de seguridad puesto, solo los lentes especiales. 

 

-Yo... Lo-lo siento... Me equivoque señor me iré de inmediato- Temblaba y mucho, ver al pelirrojo en ese estado que aunque pareciera deplorable él lucía con la más refinada elegancia.  -Perdone...– imploró estando a punto de regresar la puerta a su lugar, que introduciendo el mismo código de antes se cerraría. 

 

-Detente Kouki- No fue una sugerencia ni petición, sino una orden que debía acatar. -No te he dicho que te vayas- 

 

Y se quedó quieto, hasta caminó hacia él, sus pies se movían solos.

 

-Perfecto, no me gustan los perros desobedientes, pero tú pareces ser alguien de mi agrado- Se levantó, quedando frente a frente, Furihata pudo notar la desigualdad del tono de ojos a pesar de los lentes, parecían hermosos. 

 

-Lo siento...- bajó la mirada, no podía verle, no a alguien tan grande como lo era él. Porque se sentía poca cosa y una basura que no merecía ser visto a los ojos.

 

-Veme ahora, tienes que verme a los ojos, no tienes permitido negarme la vista- Sentenció Seijuuro con suma seguridad, eran polos opuestos. Enfermedades opuestas. 

 

-Pero usted es...- no encontraba la palabra exacta, había tantas y pocas al mismo tiempo.

 

-Absoluto- interrumpió los pensamientos del castaño contestando él mismo. -Yo jamás me equivoco Kouki, así que si quieres saber cómo superar ese complejo de perro que tienes, tendrás que venir aquí - se cruzó de brazos, con una muy sutil sonrisa. -Conocerás al gran Akashi Seijuuro-  

 

~o~

 

-Kise, puedes verte- exclamó dándole el espejo de diámetro de diez centímetros, el cual estaba en una forma redonda, simple pero útil. 

 

-Gracias Midorimacchi- comentó al recibir el objeto. Su cara ya no era la de temor, ni angustia. Más bien era una de disgusto, pero ese disgusto parecido a cuando sale un grano en un día importante; Porque Kise entendía que la cicatriz no definía su belleza ni su valor como persona, gracias a que Midorima estaba tratando el punto clave en su caso: Su familia y círculo social en el mundo del modelaje, porque hablar de eso era sacarle de sus casillas, provocarle rabia e incluso sacarle lágrimas.  -Parece que incluso el maquillaje la podría tapar..- La palpa, se siente arrugado e irregular pero no le importa mucho, ya que había visto que esas marcas podían ser operadas y llegar a tener un aspecto natural. 

 

-Así es Kise. ¿Entonces notas una mejoría?- Va acompañando sus palabras con el movimiento de la pluma sobre el papel. -Es un gran avance para los tres meses que hemos trabajo juntos- no era por presumir, bueno, sí.

 

Asiente con una sonrisa. -Es que un doctor tan guapo como tú, ¿A qué paciente no podría ayudar?- se había tomado sutilmente de la mejilla, fingiendo estar de lo más abochornado. 

 

Se ajustó los anteojos, tragó saliva y mejor vio a su informe. -Nada de eso,  es mi deber ayudarte y lo sabes.. No me considero una persona atractiva...- y era verdad, sabía que no era feo, pero tampoco se veía como el próximo mister universo. 

 

-Deja esa modestia Midorimacchi~ eso solo me hace quererte más- Pero Midorima ya no se sonrojaba, ya estaba acostumbrado y hacía una cara sin emociones, como si no le dijera nada. 

 

-Mejor demuéstrame que puedes con esto. Me dijiste que dejaste la carrera de piloto aéreo a medias, ¿no te gustaría regresar? 

 

Se mordió el labio, se acomodó mejor en el asiento colocando su palma en la mejilla derecha. -Lo he pensado... Pero ¿qué haré? He olvidado mucho... No creo que sea bueno, además seguramente me molestarán y... Es algo que no quiero vivir-

 

-Puedes estudiar con tutores, si pudiste entrar no creo que carezcas de inteligencia en ese ámbito. No tienen porqué molestarte, si lo hacen puedes pedir ayuda- Era una manera de decir "Estaré aquí si vuelven a quebrarte"

 

-Sí pero...- Detestaba los peros en ese tipo de oraciones. -No lo sé...- la idea le encantaba, aunque ya era un buen tiempo de eso y estar rodeado de jóvenes no le cabía en la cabeza, no en ese momento.

 

-Tiempo tienes. Lo demás lo debes poner tú.-

 

Alzó una ceja y le vio atrevido. -Me encanta cuando te pones así de duro~

 

Ladeo el rostro, admitía que Kise era un hombre guapo. Los ojos dorados con una característica forma gatuna le agradaba y a la vez no, porque detestaba a los mininos, más a los negros por la mala suerte que representaban. Y aunque Kise fuera un modelo no le podía ver con sentimientos. Lo pensaba por un comentario que escuchó de un paciente nuevo, además que algunos de sus compañeros comentaban acerca del atractivo del rubio, era todo un tema que se solía tocar con frecuencia.

 

-Aunque a Midorimacchi no le importan mucho mis coqueteos... Ya que no soy Takaocchi ¿verdad?~

 

Se le cayó la fuente, sus mejillas se pusieron rosas y se le erizaron los vellos de las piernas, cosa que le sucedía cuando le daba mucha vergüenza. -No digas esas cosas Kise.- Pero no pudo negarlo.

 

-Hm~-Sonreía con cierta victoria, ya que había dado en el clavo. -Los dos han estado platicando mucho~ También escuché que Kagamicchi hablaba con Fukuicchi acerca de mejor cambiarlo a ser tu paciente ya que te tiene mucha confianza, pero no es solo eso Midorimacchi, ahí hay amor- mostraba una sonrisa torpe, que por un lado le gustaba ya que esa sonrisa le había costado muchas horas de verlo llorar y desahogarse de todos sus traumas. 

 

-Es un paciente Kise... Va en contra de la política y las reglas. Takao es alguien muy bueno y me gusta platicar con él, aunque él sea el que hable más que yo- 

 

Chasqueó la lengua y sacó apenas su labio inferior. -Si tú lo dices-

 

Lo decía, pero no lo sentía. Callaría esos sentimientos hasta que fuera adecuado, o posible. Lo que ocurriese primero.

 

~o~

 

Un peculiar moreno se rasgaba detrás de la cabeza revisando el historial de Kuroko, otro mes más y nada. ¡Nada! ¡De nuevo! Maldijo internamente, se sentía y era un inútil en eso, porque el caso no avanzaba y parecía que no iba a hacerlo nunca. Llamó a la casa del celeste, siendo contestado por la madre, sus padres eran señores ocupados y además que el hospital les quedaba lejos. Por lo tanto les llamaba una o dos veces a la semana para comentar acerca de su hijo, ellos por igual perdían esperanza de una mejora,me de hecho el arduo trabajo era para mantener a Tetsuya ahí, porque era donde Kagami estaba.

 

La señora le comentó que el perro de su hijo Nigou, y quien fue quien alertó a Kagami del paradero de Kuroko estaba muy triste, ya que tenía tiempo sin ver a su amo, y aunque lo cuidaran muy bien ellos no se sentía tan a gusto como lo hacía con su dueño. 

 

Entonces tuvo una idea, tomó las llaves del carro deportivo de modelos anteriores, eso sí, era un buen vehículo. La dirección le quedaba a cuarenta minutos pero le dijo al pelirrojo que saldría, no era una salida con beneficios propios, y esperaba que lo fuera para ajenos. 

 

Fue por Nigou, el perro le agradó su ser y se fue con él sin problema, ya lo conocía por fotos y por el relato de Kagami, ya que el salvador real era considerado el canino. Era un perro obediente, se quedó sentado en el asiento del copiloto y no se movía, tampoco hizo destrozos o sus necesidades. 

 

Aomine también tendría un perro si tuviera el tiempo adecuado, pero todo el día se la pasaba afuera, llegaba a ver la televisión, una película o serie. Cenaba, se bañaba y estudiaba algo para dormirse después, tenía un día libre a la semana pero era más porque era una obligación del gobierno dejarle un día de descanso porque si no, estaría en el hospital todo el día, a todas las horas. 

 

Tenían una sala especial donde podía entrar quien fuera, pero solo en ocasiones especiales, e igual ahí era donde los pacientes veían a sus familiares cuando estaban por salir del psiquíatrico. Dejó al perro ahí pero comenzó a chillar cuando cerró la puerta para ir a buscar a Kuroko, y que hiciera eso no le convenía, porque podría alarmar a los demás. Mejor lo tomó y fue a la oficina de Kagami a avisarle que había llegado y de su respectivo plan pero en cuanto vio al can en los brazos de Aomine, los cuales abandonó para saltarle encima soltó el grito más agudo que podía hacer su garganta. 

 

-¡Tómalo! ¡Quítalo de encima!- estaba aterrado, incluso parecía que se iba a orinar en los pantalones en cualquier momento.

 

-¡Es solo un perro!- se carcajeaba, no le iba a quitar nada hasta desquitar una nueva dotación de risas por lo ocurrido. -¡Tan grande y tan miedoso! 

 

No sé animaba a tomar a Nigou por el torso, ya que pensó que le podría morder como acto de defensa. -¡Por el cielo! ¡Ahomine! - se estaba poniendo pálido, quizá se desmaye.

 

-Ya, ya miedoso- tomó al perrito y lo pegó a su cuerpo para que no se escapara de nuevo. -No sabía de tu fobia a los perros... Además que ya lo conocías.- se seguía riendo entre dientes. -Ayudas a otros a superar sus miedos pero tú sigues teniendo uno a un animal tan indefenso- le acariciaba el lomo al tranquilo Nigou. 

 

-Soy humano, no estoy libre de nada- se levantó para quedar lejos del saco de pulgas, como lo solía juzgar.

 

-Pero si sabes que es el perro de Kuroko, Tsk, eres patético viejo.- sonrío de lado. -Ve por Kuroko, estaré en el cuarto libre para que vea a su amigo. No te tardes encantador de perros~

 

Taiga juntó las cejas en forma de disgusto, saliendo de su oficina para buscar al joven. Ni tiempo le dio para decirle que no eran sus responsabilidades y que las mascotas estaban prohibidas ahí, aunque no lo decía en ninguna parte intuía que lo era, pero ya en otra ocasión habían dejado que un gato estuviera en dicha sala libre,  no se iba a poner exigente y más con el chico fantasma.

 

Le encontró en su cama, era el único además de Furihata al que se le permitía hacer tal, por eso le gustaba trabajar ahí, era un ambiente más humano y amable no como la mayoría de los otros psiquiátricos en los cuales trataban a los pacientes como solo enfermos, con métodos anticuados y para nada buenos. Era afortunado de estar ahí, a pesar de todo. 

 

-Kuroko... Hay alguien que quiere verte, ¿me acompañas?- Tetsuya no tardó en pararse y tomarle de la bata, dando a entender que le acompañaría. -Eso es un sí...- le sonrió y caminó con tranquilidad hasta donde se encontraba Daiki con Nigou, cuando abrió la puerta el perro saltó a los brazos de su amo, llenándolo de lengüetazos.

 

-Espero que esta visita te ayude Tetsu- revolvió los cabellos del mencionado, pero éste se encontraba anonadado. No había visto a su perro desde hace mucho y el tenerlo entre brazos le dejaba tranquilo y  le llenaba de felicidad. 

 

-Dale tiempo con él- continuaba el pelirrojo, pudo ver cómo los ojos de su -se podría decir- amigo se iluminaban y dejaban que el animal estuviera tan amoroso con él, pues los perros intuían y aliviaban el dolor a su forma. 

 

~o~

 

-Himuro, ¿cómo van las cosas con el nuevo paciente?- hablaban en la cafetería Fukui con el moreno, el cual comía un emparedado mientras que él se tomaba una bebida fría semi dulce. 

 

-No lo sé... Es que no lo entiendo, a veces habla muy extraño- 

 

-¿Extraño en qué sentido? ¿Acaso se te olvidó el japonés? ¿De nuevo?- 

 

Sonrió apenas, y un tanto forzado. -No, no se me olvido, sabes que me quedo algo de acento pero es porque no me he acostumbrado completamente. Es solo que Izuki siempre tiene que hablar con rimas, ¡no se salta ni una oración con ello!- su flequillo se removió, pero no dejó ver al ojo que siempre estaba en el anonimato. 

 

-Bueno por lo que sabemos tiene un tipo de demencia además de ser mitómano- bebió un sorbo aún faltaban los resultados de más estudios que esperaban tener una idea más acertada y concreta. 

 

-Sí, pero ¿cómo lo debo tratar? Se toma sus medicamentos y eso, pero... Es un caso nuevo- Se tomó el cuello, sobándolo, estaba cansado desde hace una semana y así seguiría por lo visto. 

 

-Y aún te falta otro paciente, llega la otra semana. Sé que no es fácil para ti Himuro. Ya verás que todo se puede arreglar y hacer las cosas con Izuki- Había terminado su bebida y ya tenía una goma de mascar en la boca. 

 

-Te dará algo por tantos chicles.-

 

Seguirían platicando cuando llegó Murasakibara con una cara entre molesta y tranquila, sentándose en el piso al lado de Himuro sin decir nada, podría ser que estaba haciendo un berrinche en ese momento.

 

~o~

 

Era ya una costumbre desde un día anterior a su cumpleaños el reunirse ahí, ya que tenía algo para el azabache. Pero se desesperaba tenía ahí minutos de sobra y no sabía si él se había adelantado o cierto chico se había atrasado, como lo hacía siempre puesto que era alguien despistado pero no lo culpaba, era divertido ver su cara agitada y medio roja al llegar deprisa.

 

-¡Shin-Chan!- sonreía agitando la mano como saludo, en el transcurso de los días no le apenaba el hecho de tener hechos los brazos un mapa por las múltiples marcas, de hecho era como si no hubiera nada ahí, pasaba desapercibido.

 

-Llegas tarde nuevo, Takao- soltó aire con pesadez, se acomodó los lentes en el puente de la nariz para que no hubiese problema en su vista. 

 

Se sentó al lado suyo, recuperando el aliento -Lo siento... Hoy... No tengo excusa- soltó una risilla traviesa. -Prometo no hacerlo de nuevo 

 

-No hagas promesas que no planeas cumplir- le reprendía con serenidad. 

 

-Ya.., no seas tan cruel, mejor dime cuál es mi objeto de hoy~- extendió las manos para que depositara el correspondiente, como lo hacía todos los días. 

 

Vio las manos y apretó los labios -Hoy no es una cosa... Es un lugar, 'Una Costa'...- Vio como las manos de Takao estaban decayendo para esconderse entre sus ropas pero le detuvo con la voz -Pero te traje una postal, no es mucho pero es algo- Se la sacó del bolsillo y se al dio, viéndolo como observaba con detenimiento.

 

-¡Muchas Gracias Shin-Chan! Que considerado~ - La Costa... Hace años que no iba a la playa. 

 

-Es porque me lo pediste, no te creas tanto- respondió frío, pero eso a Takao no le importaba más bien le gustaba. -Mañana me iré temprano, es el cumpleaños de mi hermana-

 

-Su cumpleaños...- seguía viendo la postal, pero ahora parecía adolorido. 

 

-Sí, le harán una pequeña comida- Notó su cambio, y sabía que se ponía triste con ese tema, ya que solían platicar de las hazañas -travesuras- que hacía con su hermana, por lo que intuía que la extrañaba montones. -No llegues tarde mañana- Aunque le esperaría si fuera necesario.

 

-Lee mi historial- dijo tajante. Serio y seguro.

 

-¿Takao?...- se sorprendió, demasiado.

 

-Léelo... No sé si sea tiempo, pero hazlo... Es mejor que lo hagas a que yo te cuente todo... Es menos doloroso- le extendió la postal, ya que no podía quedarse con ningún objeto, todos eran guardados por Midorima con la promesa de que se los daría cuando saliera. 

 

-¿Estás seguro?... No quiero presionarte, puedes hacerlo cuando estés de acuerdo en que yo lo sepa- 

 

Negó, suspirando. -Puedes hacerlo, pero hazlo mañana... Y nos veremos para que me des mi objeto~-

 

Podía ser que de mil metros se reducían unos cuantos, pues la llave para la siguiente puerta había sido dada, la distancia seguía siendo reducida. Por ahora...

Notas finales:

Hola~ ¿Qué tal pasaron esas épocas? Espero que bien y que todo marche de maravilla en su vida~ Me alegra traer este nuevo capítulo y más que nada a todas las personas que se dan el tiempo de leerme y comentar *Corazón, corazón* Ustedes están en lo más profundo de mi kokoro :') 

Como siempre gracias a todas aquellas personas que me dedican un momento de su vida para leerme, comentar, poner en favoritos y seguirme, también a los tímidos lectores Kuroko.

¿Quieren el próximo capítulo en una semana? Ya estuve escribiendo -De hecho antes que éste- el siguiente, así que me gustaría saber su opinión o si mejor lo aplazamos a dentro de dos semanas para su comodidad. 

Me encuentro contestando reviews a todas las personas que hicieron favor de dejar uno *miles de corazones* Sus palabras son lo mejor~

 

SI llegaste hasta aquí gracias <3

Espero leernos pronto corazones 

PD: Cualquier duda, comentario, crítica o demás es bien recibida, no dudes en consultar mi perfil :3


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