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Entre un Kilómetro y un Milímetro por AndyStrangeMc

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Notas del capitulo:

Primero debo hacer algunas aclaraciones, este capítulo en particular puede ser 'fuerte' para algunas personas, por lo tanto si eres alguien sensible quizás te afecte, aunque a mí parecer no es demasiado explícito. 

También que está narrado como si estuviese sucediendo, para comodidad del lector, mientras que lo que está entre comillas y en cursiva son anotaciones que están en el expediente de lo que piensa Takao. 

Sin más qué decir, espero disfruten la lectura~

 

Ahí estaba al día siguiente, se despertó demasiado temprano a su parecer. El reloj marcaba pasadas de las seis, aún tenía tiempo para hacer lo que quisiera pero algo desde el día anterior le ponía ansioso. Podría leer el historial de Takao, por voluntad de éste.

 

Recordaba las palabras de Akashi y se intimidaba, ¿era tan malo querer conocer la verdad? Conocía que podía salir contraproducente, igualmente era un riesgo que deseaba tomar, Kazunari lo valía y más el querer recuperar la sonrisa del moreno, que sinceramente le tenía fascinado. 

 

Estuvo media hora antes en su oficina cuando la puerta fue abierta por Aomine, el cual llevaba un folder largo en el cual sobre salían varios papeles y se veía rechoncho. 

 

-Kazu me lo dijo... ¿Estás seguro de querer leerlo?...- lo puso sobre el escritorio, tomando asiento por su misma voluntad. 

 

Se tomó de la sien, era un doctor, no un niño ni alguien que no supiera entender los casos. Sabía que el chico pasaba por algo sumamente doloroso, pero todos querían ocultárselo a él. ¿Por qué? ¿Qué misterio se envolvía con el nombre de Takao Kazunari? "No es bueno hurgar, si no estás listo para la verdad" qué más da, sabría porque sabría. Aceptaba las consecuencias. 

 

-Lo leeré, quiero ayudarlo y si no sé sobre él no tengo la más mínima idea de cómo tratarlo- 

 

-Bien, cuando termines debes regresarlo a Fukui, no quería que lo estuvieras leyendo en el archivo. Es largo así que te tomará tu tiempo- se llevó la mano detrás de la nuca antes de pararse, dejo salir un suspiro y le vio a los ojos. -Creo que ya lo sabes, pero para él eres muy importante. Igual a ti... Se te nota como lo tratas. Haz lo que creas correcto-

 

 Bien ahora sí estaba sorprendido, que Aomine le diera una pequeña charla de "qué hacer y qué sentir" era nuevo, no quedaba con el tipo que conocía que todos los fines de semana se iba por tragos y a coquetearle a las mujeres, aunque... Se le vino a la mente cuando encontró a Kise sonrojado después de que hablara con Daiki. Tenía un aire de Don Juan, y por lo que veía lo era. 

 

No espero más, tomó el expediente  y al lado tenía la taza de café amargo, la necesitaría para leer todo lo que se hallaba escrito entre las hojas. -Vamos Shintarou...- abrió el folder y comenzó a leer con detenimiento y atención. 

 

~o~ 

 

Sinceramente era un día cualquiera, había un buen clima y las cosas estaban calmadas, los padres de Kazunari y Mirai se habían ido de viaje por un par de días, regresarían el jueves de esa misma semana, por lo que Kazunari quedaba como el encargado de su hermana de entonces 15 años, la cual era rebeldía pura, el ser adolescente le traía las hormonas alborotadas y solo quería andar disfrutando su juventud.

 

Aquella noche Mirai había salido a hurtadillas de su hermano mayor, odiaba que se portara estricto con ella, después de todo solo iría a un Karaoke y quizás por un café frío a alguna tienda cerca, pero su hermano era un estúpido sobre protector a sus ojos metálicos. 

 

Las risas eran tantas que al acabar tenía la garganta rasposa de lo seca que estaba, había hablado demasiado pero era algo que le encantaba, siempre le decían que era el alma de la fiesta. Iba caminando por las calles oscuras cuando Kazunari le tomó del brazo totalmente molesto, era de esperarse, se escapó y por la mirada que traía el peli negro lo asustó por su ausencia. 

 

-Kazunari... ¡No soy una niña! ¡Suéltame ya!- forcejeaba y daba manotazos sobre la mano de su hermano, estaba cabreada, ese tonto no era su padre y le desesperaba su actitud tan 'madura' 

 

-Mirai- no había agregado el -Chan. Estaba tan serio que lo había olvidado usar. -Basta. Es hora de que vayamos a casa, no es bueno estar a estas horas en la calle, y menos tú que eres una señorita-

 

Se jaloneaba hacia atrás, era una chica berrinchuda por excelencia. -¡No quiero! ¡Me iré yo sola!- se soltó y caminó a la dirección contraria. 

 

 "No debí dejar que hiciera algo como eso, fui un idiota por no detenerla de inmediato. Por no detenerla aquel día desde un principio"

 

-Mirai... - caminaba detrás de ella, entrando en un callejón que daba a calles solitarias donde no veían más personas. Un escalofrío les dio a ambos. -¡Mirai!- le tomó del brazo y caminaba con ella de regreso, sin soltarla. -Vámonos de aquí, está muy solo- 

 

-Lo siento... No quise salirme sin decirte pero es que en serio quería ir a esa reunión, Daichi estuvo ahí- sonreía, se había enganchado al brazo de su amado hermano, así eran siempre. Días peleando y días que parecían los más cariñosos. 

 

-¿en serio? ¿Y te dijo algo por fin? Creo que es alguien muy indeciso- Mirai era de una estatura baja, media apenas los 1.54 metros y eso la hacía ver adorable con el cabello negro que le llegaba a la altura del pecho el cual ese día lo traía recogido en una media coleta.  Kazunari siempre había velado por su hermana y era algo que jamás cambiaría.

 

"No tenía porque ver todas esas cosas"

 

-Nada, es tan frío como un cubo de hielo.- infló las mejillas, lamentablemente tanto él como su hermana tenían cierta debilidad por las personas frías y poco habladoras, tal vez porque eran todo lo contrario a sus cálidas personalidades. 

 

-Tendré que ir a hablar con él si no se decide pronto- los dos estallaron en risas, si no fuera porque Kazunari ya tenía una cara más adulta, jurarían que parecían gemelos. 

 

-Miren lo que tenemos por aquí~- oyeron a sus espaldas, una voz ronca y vieja. Voltearon, fue inevitable. 

 

"Debimos salir corriendo, pero mis pies desde ese momento se pegaron al concreto"

 

-Kazunari-Nii...- se aferró a él, estaba asustada, ya que la voz de aquel tipo era rara, además al voltear estaban otros tres tipos más a su lado, los cuales llevaban un bate. El tercero no traía nada al parecer. 

 

-Qué preciosidad tu novia, esas piernas... Con esos pechos tan delicados que podría comérmelos de una mordida- Los ojos repugnantes color arena les carcomía. La estaba desnudando con la vista. 

 

-Deja de de decir cosas así, ten más respeto por mi hermana- se puso delante de ella, mientras le indicaba que se apegará a su espalda. 

 

-Eso quiere decir que no te molestaría que me la follara ¿Cierto?~ -mostró los dientes en un intento de sonrisa, se estaban acercando. 

 

"Si pudiera decirle algo a mi yo antiguo le diría 'corre imbécil, por favor... Sólo hazlo' "

 

-Nada de eso, nos iremos ahora- se dio la vuelta pero cuando menos acordó tanto él como la chica estaban siendo sujetados por los brazos por los cuatro humanos. Kazunari se había raspado la mejilla al caer al suelo. 

 

-¿irse? ¿Tan pronto? Por favor esto apenas comienza- giraron a Mirai tomándola de los brazos uno que tenía un gorro desgastado, un segundo le tomó de una pierna y otro la segunda abriéndolas. -Estás tan comible que ya se me paro de solo verte.- susurró en su oído, soltó las manos de la adolescente para tomar sus pechos y apretarlos. -Delicioso...- 

 

-¡Suéltala! ¡Basta! ¡Déjala ir!- se removía, quería quitarse al gordo que tenía encima. -¡Te lo suplico! ¡Por favor!- sus gritos retumbaban en las calles pero no había nadie que los escuchara. -¡Haré los que sea pero por favor detente!- lagrimeaba al igual que su hermana. 

 

Alzó una sonrisa, la luz le alumbró los ojos que estaban rojos, estaba drogado, no había duda. -¿Lo que sea? ¿Incluso cambiar con tu adorada hermanita?- se reía, el sarcasmo era tan irritante en ese hombre. 

 

-Sí... Pero no la toques más... Por favor- sollozaba, desde el primer día que había visto a su hermana su madre le contaba que no la dejaba ni un segundo y que siempre la había protegido, no importaba que precio debía pagar.

 

-¿Estás seguro de cambiar de lugar con la mocosa?- los tres pares de ojos se dirigieron a él, sentía otro par en la nuca. -Cambiaran lugares- todos se vieron entre sí. 

 

"Ya sabían perfectamente que iban a hacer, nunca me lo imaginé"

 

-Lo estoy...- soltó, bajo la cabeza y ya habían cambiado de lugar. Mirai ya tenía un par de cinturones en las manos y piernas, y el mismo gorro desgastado del hombre en la boca. 

 

-Si lo sueltas me las pagarás ¿entendido? Nada de gritos ni ruidos.- sentenció bajándose el cierre y tomando la erección, masajeo con los dedos antes de proseguir. -Calma lo que ha hecho tu adorada hermana- no espero cuando ya había metido todo a la boca de Kazunari, llegando hasta el fondo. -Cielos... Está tan caliente como una vagina...- le dio un golpe en la cabeza -¡Cuidado con los dientes cabrón!

 

Se ahogaba, no podía tener esa cosa en boca ni un segundo más, le rozaba la garganta y dolia, además que tenía que tener muy abierta la cavidad para no recibir otro golpe más, sentía tanto asco por el sabor amargo, olía de manera nauseabunda y eso le daba más asco aún. 

 

-Así... - parecía disfrutar el tacto. -¡Mueve más la lengua joder!- le apretó de los cabellos, jalándolos. Odio tener el cabello largo en ese entonces. 

 

-Zeta... Por favor. Nosotros también queremos diversión- canturreo con molestia el que tenía la pierna izquierda de Kazunari. Se notaba en el pantalón como algo quería salir y experimentar lo mismo que el otro. 

 

-Yo no dije que esperaran. ¿Tiene otro hoyo abajo no? Cógetelo por ahí - y no esperó para hacerlo tomó al joven de las caderas y le acomodó en sus cuatro extremidades, quitó la parte inferior, sus nalgas estaban descubiertas ante esos perros hambrientos. 

 

-No me van mucho los tíos pero se ve tan bien- hablo el otro, sus glúteos empezaron a ser manoseados por donde quiera, apretados y pellizcados como si no sintiera dolor. -Quiero follarlo ya... Joder me está goteando..- 

 

-¡Espera!- le detuvo. Kazunari suspiró, volteo y encontró la mirada aterrada de Mirai, pero sus propios ojos le reflejaron tranquilidad, un 'Cierra los ojos' que la chica entendió bien, al hacerlo las lágrimas quedantes cayeron, como él también lo hacía. 

 

-Mira Zeta...- se frotaba entre las nalgas, apretando el glande contra la entrada del menor. -Desde este ángulo parece el agujero de una perra- Sin más entró en él, de una sola estocada todo el falo se hallaba dentro de sus entrañas, desgarrando todo a su paso. 

 

-¡Ahn!...- un fuerte y agudo alarido se le escapó de los labios, y siguió mientras se movía. 

 

-¡Y parece que lo disfruta! - se reía, todos lo hacían. 

 

"Mis pesadillas son acerca de esas malditas risas... Las sigo escuchando todas las noches"

 

-Parece que tiene espacio para una más... Que perra tan golosa...- un segundo miembro le acariciaba el recto, empujando para introducirse. 

 

-¡No! ¡No por favor! ¡No lo metas! ¡Duele!- gritaba cuando podía, recibió varias cachetadas que sentía pesadas las mejillas que al día siguiente estarían hinchadas. 

 

-Cállate maldita perra- empujo estando dentro al mismo tiempo que el otro. -Joder... Está buenísimo... ¿Tanto te cabe maldita perra? - los tres se movían y Kazunari se limitó a seguir llorando y gemir de dolor, se estaba quemando y los segundos eran eternos que esa noche pareció de tres días. 

 

 

-Ya... Por favor... Duele mucho...- Su voz se había vuelto débil, apagada y aguda. No podía levantarla más que para quejarse del dolor, le estaban destrozando. 

 

-¡Cállate!- otro golpe en la ceja, se había abierto desde hace un par de golpes atrás. -Chúpala y cállate o le haremos lo mismo a tu preciosa hermana- 

 

"¿Qué podía hacer es en tal situación?... Pensé que sería algo de superar, hay muchas personas que han vivido la misma experiencia y peores, pero... ¡No es justo!"

 

-Nhg...- su interior se vio cálido, y esta vez no era por el dolor, lo supo cuando sintió como un líquido espeso le bajaba por los muslos. -Te corriste dentro...- quiso morder con fuerza, pero eso le atraería más problemas, en serio ¿se podían más? 

 

Los movimientos no se detuvieron después de eso, los brazos le flaqueaban y caían de pronto, siendo levantados por un tirón al cabello. Ya no gritaba, ya no sollozaba. Había aceptado la situación, solo esperaba que en la mañana todo hubiese acabo y que esa página de su vida fuera borrada con el tiempo. 

 

"Pero sé que eso nunca sucederá, es algo que tendré que llevar toda mi maldita vida... Tenía 17 ¿qué decisiones iba a tomar alguien de esa edad?"

 

Le dolía las comisuras y la quijada, después de que el 'líder' le había llenado la boca de esperma, había vomitado. Estaba con la cara al piso, en dirección a su hermana que tenía los ojos fuertemente cerrados, igual o más que antes. Podía apreciar el color rojo al rededor de ellos.

 

"Al verla así no me arrepentía de mi decisión la no podía hacerla pasar por lo que estaba viviendo"

 

Sus piernas parecían fideos por lo débiles que estaban, dejo de sentir su parte trasera después de la tercera corrida. Los cuatro habían tenido la osadía de tomarlo por esa parte, un montón de recuerdos le pasaban por la mente. 

 

"Sentí que me merecía pasar por todo eso"

 

El no desmayarse parecía un milagro, que a los otros les encantaba. Su nuevo nombre era 'la perra glotona' ¿tenía que ser tan humillante? Bueno, no podía pedir que le llamaran por su nombre o algún apodo cariñoso, sería irónico e incongruente.

 

"Yo creí que haría esas cosas con al menos alguien que me gustara, no con unos tipos sucios, drogados, borrachos o lo que fueran... La inocencia se me arrebató en una sola noche, en la peor hora que he tenido"

 

-No resultó tan mal como pensaba, tenias el culo bastante apretado- Decía uno, ya no identificó cuál de todos se trataba. -Pero debió gustarte ¿no?- le tomó del lado derecho de la cabeza, le dolía el cuero cabelludo. -Se nota que te encantan los hombres... Así que te hicimos un favor ahora di "Gracias"-

 

No tenía voz, ni ganas, ni nada. Se quedó callado, quería que se fueran de una vez, ya les había dado lo que querían, era suficiente.

 

-¡Qué digas 'Gracias' carajo! - le dio una patada, pero no había sonido, todo era un silencio espectral. -Bien... Ya que cambiaste lugar con tu hermana, le haremos lo que te tocaba a ti. 

 

Levantó la mirada, tenían los bates en la mano. Su cerebro no andaba lo suficientemente bien para conectar las cosas rápidamente, se quedó estático hasta ver el primer golpe en seco que le dio en la cabeza a la chica. 

 

 

"A pesar de todo, me hubiese puesto frente suyo para recibir todo, pero no pude levantarme, apenas me arrastré unos centrímetros... Unos centímetros me alejaron de mi hermana"

 

-¡Mirai!- gritó con el último aliento que tenía reservado, cuando un cañón sonó. Había sido una bala, una que vio como atravesó la cabeza de su preciado tesoro. 

 

 

 

 

"Mirai significa futuro... Pero bueno, ya sabes. Ella.. Ella no está conmigo, y todo fue mi culpa. Y por haberla matado tengo que vivir esto. (...) No cambiaría de lugares. No sería humano, pero debieron matarme a mí y no a Mirai, que lo tenía todo por delante"

Notas finales:

Espero que no me haya pasado mucho... Quise hacerlo lo más llevadero posible. Fue difícil escribir esto, así que espero que no sea muy denso o complicado. Muchas gracias las personas que llegaron hasta aquí, aprecio mucho el tiempo que me dan <3

Otra cosa que no había aclarado es que ¿Por qué Ogiwara fue quien se suicidó y no otro personaje? Bien la respuesta está en que su cara cuando perdió contra Teiko fue lo que me ayudó a escogerlo, la desesperación y cuan roto se veía en esa ocasión. 

Por cierto que publiqué un OS MidoTaka~ Por motivo del cumpleaños de una amiga y para minimizar este capítulo(? si alguien gusta leerlo les dejo el link aquí e igual pueden meterse en mi perfil~

Y bien ¿Qué les pareció? Agradecería mucho saber su opinión especialmente en este capítulo, cualquier comentario, duda, sugerencia, crítica o similar es bien recibida.

Espero leernos pronto corazones~


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