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Entre un Kilómetro y un Milímetro por AndyStrangeMc

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Con que así se sentía tenerlo entre brazos, oler su aroma y respirar su mismo aliento. Era muy diferente a como se lo habría pensado.

 

Posaba sus manos sobre las ajenas, jugando con los delgados dedos, apretándolos porque parecía ser divertido, aunque se pensara tonto de hacerlo. Dejando los dedos fue por el dorso, las muñecas eran tan delgadas que podía cerrar el medio con el pulgar  y había espacio de sobra. 

 

Deslizó las extremidades por los brazos, ahí la piel era más firme y menos regordeta al igual que en los hombros se podían sentir los huesos, aunque la sensación era similar a una tela de seda, suave y libre de imperfecciones, porque las cicatrices no eran visibles a sus ojos.

 

Con ambas posó en el cuello, apenas tocando con las yemas como si éste fuera de cristal y temiese romperlo, porque Takao era frágil y pareciese una pieza de porcelana, para él y para muchos otros. Un cosquilleo le recorrió al tomar la mandíbula, una corriente eléctrica que se paseó por su cuerpo en un segundo, mejor decidió ir al cabello y enredar sus manos en las hebras de color negro, deleitándose con la suavidad de éste.

 

Un montón de pensamientos se cruzaban en su mente, el tocarle, el tenerle de frente le hacía tener un diálogo consigo mismo de qué era lo mejor hacer, si estarse quieto o atacar cual presa hambrienta. Todo era un verdadero lío.

 

Quería hacerle el amor ahí mismo, pero no en el sentido de penetración, genitales o toques. Ahora comprendía que podría hacerlo con cosas sencillas y que para la mayoría no tenía sentido. Hacer el amor ahora encajaba con un susurro, una mirada o una simple caricia en las manos. La lujuria había quedado atrás. La sentía obviamente, era hombre y tenía sus propias necesidades pero ahora tenía otra forma, quizás más pura y no tan tosca.

 

La idea de que era amor le rondaba por la cabeza, ya que solo quería lo mejor para aquel chico. Deseaba que su sonrisa estuviera siempre sincera en el rostro, escuchar sus risas y ver cómo un hilo de saliva se le escapaba todas las mañanas al despertar, ¿era egoísta, egocéntrico o algo por el estilo pensar eso? Porque ahora lo era.

 

~o~

 

 Después de aquel sueño que le hizo despertarse en la mañana exaltado, y con un problema en los pantalones que le causó tomar una ducha antes de llegar al trabajo. Se encontraba en su oficina, días anteriores había estado estudiando el caso de Takao y encontrarle una respuesta o tácticas para su recuperación, aunque después de haberlo visto por accidente en las duchas -cuando buscaba a Murasakibara- su cerebro se aprendió de memoria el cuerpo ajeno, hasta un lunar que estaba cerca del ombligo del moreno. 

 

Quizás ese fue el detonante de su sueño húmedo, no se lamentaba tenerlo pero no era un adolescente para haber manchado sus calzoncillos como lo había hecho con quince años. Además que aún debía centrarse en sus propios casos, el orgullo se le vino a la mente al recordar a Akashi, el otro día había hablado con él, como pocas veces. Sin miedo y coherentemente, pero había un detalle: Seguía sin recordar lo que había hecho.

 

Estaba en un tipo de shock, claro porque después de haber ordenado que asesinaran a su madrastra fue cuando los clavos empezaron a salir de su lugar y su psique estaba hecha un desastre. Sería como cuando los pacientes tienen pérdida de memoria, lo mejor es no hacer que recuerden las cosas de golpe y que por sí solos vayan adquiriendo sus propios recuerdos, al menos esa era la recomendación para el pelirrojo.

 

Se llevó el café amargo a los labios, había olvidado el azúcar pero no era necesaria, quería sentir el sabor puro del café embargarle las papilas gustativas. En unos minutos iría de nuevo con Seijuuro, seguido vería a Kise, ya que empezaba a aceptar que no debía pasar toda la vida en un hospital, menos en un psiquiátrico.

 

~o~

 

-¿Por qué estás temblando Akashi?...- preguntó, no era común verlo así, de hecho jamás se lo imagino no al menos cuando la personalidad coherente estaba a flote. 

 

-Yo... ¿Hice algo malo, verdad? No puedo recordarlo Midorima, sé que lo hice... Por eso mi padre nunca ha venido a verme o a preguntar por mí.- levantó el rostro, a pesar de los lentes de protección podían distinguirse ambas rubíes, no estaba el ámbar en esos momentos. 

 

-Lo hiciste... Pero no lo recuerdas, quizás entraste en un estado que te provocó actuar de tal manera.- exhaló con profundidad, el otro le imitó. -Dime ¿no recuerdas nada de esos días?

 

Inclinó la cabeza, rebuscaba en su mente como si de expedientes se tratasen. -Nada, bueno sé que planeaba algo pero los papeles están en blanco, firmé algo pero de ahí todo es confuso- 

 

-Perfecto. Aunque las hojas no estaban en blanco- Eran las órdenes de que se efectuará el asesinato. -Antes habías dicho que preparabas cosas del consejo estudiantil, sin embargo aquellos papeles no pertenecían a dicha causa.-

 

-Yo...- se tomó de la sien, en sus recuerdos debían estar, debía aclarar las cosas por una maldita vez y salir de ese lugar. El dolor de cabeza se hacía presente, era como si sus pensamientos sufrieran una explosión en el momento. -Shintarou.- Y ahí estaba la joya amarilla.

 

-Ah... De nuevo tú.- Dejó ir un fuerte exhalo.

 

-Indagar en esos recuerdos es una invitación a que salga a relucir. No te culpo, pero ¿qué necesidad tienes de atormentar a mi débil personalidad? Ambos hemos aceptado quedarnos aquí. Aunque a mí me pese saber que hay tantos planes que no pude culminar.- 

 

Estrés. -Porque sé que puedo hacer que salga, pero tú debes desaparecer para siempre para que eso suceda- Poco a poco le perdía el miedo a la dura personalidad.

 

-Somos una parte de un todo. Él no puede existir sin mí, y yo no existo si no está él. Las cosas son simples de entender y más para ti, doctor- ese tono burlón y lleno de una superioridad molesta. 

 

-No lo creo, estoy seguro que podría estar solo él sin que tú estuvieses. De nada te sirve existir si estás de esta forma, ¿o no?- se cruzó de brazos, esperando su reacción. 

 

-Eso sucederá el mismo día que puedas curar a Kazunari, así que ¿por qué no apostamos? Sí lo consigues, me iré para siempre pero si no lo haces en un año. Dile adiós a tu trabajo, porque me encargaré de destruir tu mente- 

 

No evitó tragar saliva, no era un plan que estuviera al 100% seguro de realizar. -Bien. Pero tendrás que cooperar, no puedo hacerlo si tú detienes mis ideales- 

 

Asintió con pesadez. -Es un trato doctor. El tiempo a comenzado a correr, pero la distancia sigue en el mismo punto ¿a cuántos metros podrás correr en un año? Espero que los suficientes- 

 

~o~o~

 

-Takao... Te he visto más que pensativo, ¿qué es lo que pasa por tu mente?- cuestionó Nijimura al toparse con el moreno, el cual llevaba días en las nubes, pero no como antes que su mirada se perdía en un punto vacío, sino como cuando se piensa en algo agradable, cuando la imaginación ayuda a forjar hermosos mundos.

 

-Ah... No es nada- no al menos algo que quisiera gritar a los cuatro vientos. -Solo que empieza a cambiar el clima ¿no crees?- le vio con una sutil sonrisa, un golpe para  el otro. 

 

-No creo que tus pensamientos solo se deban a que el clima es otro Takao. Sabes que puedes confiar en mí, nos conocemos desde hace más de diez años- a decir verdad no recordaba con exactitud cuándo había sido el primer encuentro. 

 

Se recargó sobre la pared, dudando de nuevo. -Me siento muy confundido... Quiero hacer una cosa, pero hago otra. Me esfuerzo pero yo mismo me apago los ánimos, no entiendo por qué actuó de esta manera- bajó la frente, su pecho comenzó a subir y bajar rápidamente. 

 

Acarició los cabellos, entre lo reconfortante y lo tierno. -Solo haz lo que creas correcto. Y sal de aquí de una maldita vez- era duro en ocasiones, pero es que el menor era tan terco que le frustraba de sobre manera.

 

-lo dices como si fuera tan fácil- y cruzó los brazos, señal de disgusto obvio.

 

-Lo es si lo quieres ver de esa manera. ¿Cuánto tiempo más te vas a torturar?... Tus padres te extrañan- notó la mirada asustadiza que provocaron sus palabras. -Tu padre te quiere ver, sabes que lo que dijo fue por el shock que vivía-

 

-Decirle a tu hijo que se merecía ser violado por ser homosexual no es algo que se diga a la ligera. Entiendo que estuviera enojado conmigo por no cuidar a Mirai como se debía, pero... ¿Desear lo que me hicieron solo por mis gustos? No... No deseo verlo Niji-Chan, no en mucho tiempo. Quizás él me perdonó pero no yo a él- tajante, con esa decisión certera y orgullosa.

 

-¿Y tú madre? También te has negado a verla, y eso que ella te apoya- 

 

-No quiero... Ya la he lastimado mucho- apretaba los labios.

 

-Y lo sigues haciendo con tu indiferencia. Kazunari, aunque salgas de aquí no es como si pudieras mantenerte por ti solo. Ni siquiera concluiste la escuela media.-

 

-Puedo hacer otras cosas sin necesidad de ello- Respiraba profundo, el doctor reconocía que se empezaba a molestar por su insistencia.

 

Suspiró, cuento de nunca acabar. -¿Cómo qué?

 

-Ah...- se quedó prolongando la sílaba por un buen rato. -¡vender! Comerciante, sí, eso seré- 

 

-Sería mejor que continuarás con tus sueños en vez de conformarte con las sobras.- conectaron miradas, la cual fue rota por Kazunari, el cual le dolía la verdad, ahora era un pobre diablo conformista. 

 

-Necesito irme...- corrió hacia el consultorio de Daiki, necesitaba a su doctor para que le ayudara a sacar sus frustraciones, como todo el tiempo, como pensaba que sería toda su vida. 

 

Desde un pilar de atrás se asomó cierto doctor. -No me gustó para nada la forma en la que le hablaste. Ten más tacto- advertía  Midorima, ajustando los anteojos que se comenzaban a poner flojos.

 

-Tengo que serlo, tú también has sido severo con él- y no era mentira. 

 

-Aún así, me disgusta- odiaba ser tan sincero a veces. -No puedes hablarle así-

 

-Midorima... Takao está aquí porque yo lo traje. No lo puedo atender porque sabes que familiares o amigos están estrictamente prohibido tratarlos. Lo conozco mucho más de lo que crees- 

 

-Parece que eso piensas. Los años no dan el conocimiento Nijimura-san, lo dan la confianza- 

 

-Conozco a ese niño desde su pubertad, cuando me dijo que le atraían los hombres, cuando dio su primer beso, sus peleas, emociones, alegrías, tristezas...- parecía una lucha de egos, no estaba tan lejos de serlo. -Solo quiero lo mejor para él-

 

-Las amistades consumen mucho.- como Shigehiro lo había hecho con él.

 

-No... No lo entiendes. Más que una amistad, mis sentimientos caen en otro tipo de querer, Midorima-

 

¿Era su imaginación o sintió como si retrocediera mil pasos? Porque luchar contra aquellas palabras no le sería sencillo. 

 

¿Estás seguro de que puedes llegar a la meta en un año? 

Notas finales:

¡Hola hermosas personas! Sé que no tengo perdón y no daré excusas acerca de por qué no subí capítulo en dos meses ;-; es lo típico, aparte que este cap quería subirlo cuando al menos tuviera parte del siguiente, lo cual es realidad y se subirá la próxima semana, no sé bien qué día porque tengo aún tareas que hacer uwu pero de que estará, ¡estará! igual no sé si pueda contestar los reviews ahora mismo pero espero que sea así ;3

Me disculpo por todo lo ocurrido, errores de tiempo, ortografía y ser una mala persona. Espero que disfruten este capítulo que me dio tantas trabas~ Mil gracias por tenerme paciencia, las vistas, favoritos, seguidores y reviews que me ayudan mucho a seguir con esta loca historia. Los amo mucho -inserte muchos corazones aquí-

Ya saben que cualquier duda, comentario, aclaración, crítica o semejante es muy bien recibido~

Espero leernos pronto corazones~


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