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Entre un Kilómetro y un Milímetro por AndyStrangeMc

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Ya llevaba tres semanas en el trabajo, el clima estaba algo caliente, típico de principios de junio. Los avances eran escasos, al menos había convencido a Murasakibara de que los insectos no eran una buena comida.

 

Hoy especialmente me dedicaría a tener una charla con Kise. Era bastante complicado mantener una conversación seria con él, pues siempre sacaba sus coqueteos constantes y cambiaba de tema fácilmente, ahora comprendo el porqué de su tardía recuperación, era obvio que si no hablaba no sé de qué forma ayudarle.

 

Por otra parte Takao sigue algo distante, se disculpa por lo que hizo hace días, no sería problema si no lo hiciera a cada momento, pero hoy hablaría con él para que deje la culpa atrás.

 

~o~

 

-Kise ¿Puedes venir conmigo por favor?- Pidió amablemente después de ajustarse las gafas en el puente de la nariz.

 

-Esta bien Midorimacchi~- Se levantó de su habitual sofá, siguiéndole por detrás sin ningún animo relativo. En sus adentros sabía que ser terco y no hablar más de la cuenta le mantendría en ese lugar por más tiempo, pero no era algo que le importara mucho, salir significaba muchos riesgos y recobrar recuerdos dolorosos.

 

Entraron a la espaciosa habitación de terapia, las paredes azul cielo, los leves toques rústicos en algunos muebles le hacían ver elegante, al igual que el adorno de madera de un búho que había puesto el martes pasado.

Señaló el asiento amplio de imitación de piel, debía ser cómodo para que el paciente entrara en confianza y se sintiera libre de hablar de su vida, al menos esperaba hoy tener éxito.

 

-Bien, Kise ¿Hoy quieres hablar de cómo te sientes?- se acomodó en la silla frente al otro, sus lentes se caían un poco pero no quería desviar la atención del rubio si volvía a acomodarlos. Tenía la papeleta para anotar cualquier observación; Sí se ponía nervioso, el contacto visual, y sus movimientos.

 

-¿Tengo que hacerlo Midorimacchi?- exhaló casi todo el aire que contenía en los pulmones, desviando la mirada a la puerta, no era agradable tener que repetir la misma rutina todos los días y más porque sabía que era un capricho suyo el no querer hablar acerca de su vida. -No estoy listo...

 

-Llevas aquí cerca de 9 meses, ¿Cuánto más piensas estar? Kise, es algo que debes pensar bien, estar aquí encerrado ¿No extrañas a tu familia? ¿Amigos?-

 

Bajó el rostro, tratando de hacerse pequeño encogiendo los hombros, su mano fue a parar a la mitad de su cara, la parte quemada. -Nadie lo entendería Midorimacchi... ¿Amigos? No los tengo y nunca los tuve, el mundo en donde vivía solo se envuelve al rededor de la apariencia, con este rostro es imposible ser aceptado de nuevo.-

 

Unas anotaciones y volvió a verle. -Pero actualmente el mundo de la cirugía plástica está muy avanzado, es fácil borrar casi por completo la cicatriz.-

 

Negó lentamente con la cabeza. -No es así de fácil, ¿qué haré cuando vuelva?- chistó, molesto con los sentimientos que le traía pensar en aquello. -No quiero, me quiero quedar aquí.-

 

-¿Es lo que quieres? ¿Estar encerrado aquí para siempre?- le vio a los ojos, no una mirada retadora ni brusca; Mucho menos una castigadora, más bien una cargada de preocupación, se podía leer entre aquellas orbes verdes un ''No es lo mejor Kise'' y eso lo sabía perfectamente.

 

No evitó que un par de gotas se deslizaran por sus mejillas provenientes de sus ojos, tragó en seco, sintiendo perfectamente el nudo en la garganta que empezaba a hacerse más doloroso y pesado. -Por favor Midorima... Lo único que quiero es estar aquí, sin importar cuanto tiempo pase, no me interesa ver a nadie-

 

-¿Ni a tus padres?- interrumpió el doctor.

 

Apretó el asiento, provocando un sonido algo molesto. -No, menos a ellos. ¡Permitieron que todas esas agencias me manejaran a su antojo!- su respiración se aceleró. -¡Nadie de mi familia se interesó nunca por mí!.. Menos esa maldita arpía...-

 

-¿Arpía?- dejó la pluma pegada al papel causando un manchón de la impresión. -¿Qué arpía Kise?-

 

-Mi hermana mayor...- bufó con ironía, en su rostro se percibía perfectamente el obvio odio que profesaba. -Esa maldita zorra me metió en esto, ¿lo entiende Midorimacchi? Vendió a su propio hermano por algunas monedas y fama pasajera- chistó, soltó una risa enseguida. -La muy perra vendía a su propio hermano... ¿Por qué un niño de apenas 12 años debe vivir en un mundo tan frío? Acosos, insultos... He recibido de todo, ahora ¿Contesto su pregunta?- su pecho subía y bajaba estrepitoso -No regresaré, ni de broma.

 

-No te estoy diciendo que regreses a tu hogar, ni que veas a tu familia. Tienes una buena capital invertida, fácilmente podrás vivir de eso y conseguir un empleo.-

 

-¿Empleo? ¿Yo?- se reía, se ponía más tenso el ambiente. -No así... solo provocaré asco a quien me vea, y ese dinero no lo quiero tocar, está sucio. La manera en que lo conseguí fue... No, no quiero hablar de eso por ahora.- se tiró en el sofá, había hablado por fin. Después de dos doctores al menos uno le sacaba una buena parte de la raíz que originaba todo el problema.

 

-Dentro de dos semanas podrás verte en el espejo- cosa que se le permitía solo una vez al mes, y gracias a los pocos avances parecía que su mente iba reaccionando y dejando ver como era en realidad la cicatriz.

 

-Me torturas Midorimacchi... - exhaló, cruzado de brazos y los labios levemente apretados uno contra el otro.

 

-No es que quiera hacerlo realmente Kise, pero me han contratado para que estés mejor y pueda ayudarte en que tu mente esté en paz; que dejes de pensar que hiciste algo malo y que mereces lo que estás viviendo-

 

-No necesito ayuda- aquellos ojos dorados parecían cambiar de un segundo a otro, semejantes a los de un animal feroz que estaba listo para atacar. -Así que...

 

Un estruendo. Parecía que alguien se había caído o chocado contra una puerta.

 

-''Takao, regresa aquí...''- se escuchó la voz grave del moreno, Aomine llamaba a Kazunari con un tono suave y quebrado, asustado por igual.

 

-''Por favor... Dai-chan...''- los sollozos eran audibles para el de anteojos y el rubio, viéndose un momento.

 

Kise desvió la mirada, escondiéndola hacia el piso, sabía lo que le ocurría a su amigo y le dolía. Takao era muy amable pero era de las personas más rotas que puede haber en el psiquiátrico.

 

-Espera aquí por favor Kise, iré a ver que todo esté bien- se disculpó Midorima con una reverencia corta, caminó por el consultorio y abrió la puerta pausadamente, para hacer el menor ruido posible. Se encontró al chico sentado en una esquina, hecho un ovillo.

 

-No me toques Dai-chan... ¡¡No me toques!!- se pegaba más al concreto, rasgando la pared con las uñas.

 

-No te tocaré Takao... - llevaba una jeringa en la mano, Shintarou sabía que era un tranquilizante, era algo obvio.

 

-Sucio... Todo... ¡¿Por qué hay tanta suciedad aquí?!- jadeaba, tenía la cara aperlada por las gotas de sudor que bajaban desde lo alto hasta la quijada.

 

-¿Misofobia?- pensó el más alto. Takao tenía miedo a ser tocado, claro ya que en la misofobia le tienen 'terror' a los gérmenes... Pero cuando lo conoció le había visto tocando a Murasakibara y Kise, además de tocar plantas y otro tipo de cosas que no serían comunes en tal padecimiento.

 

-¿Aomine?- entró corriendo un alto pelirrojo, el cual llevaba un traje como el de ellos. Aunque Midorima nunca había entablado conversación con él.

 

-Kagami, ayúdame por favor a sujetarle de los brazos- le hizo algunas señas con las manos mientras él trataba de calmar al azabache. -Takao, no te tocaré sin tu permiso, por favor- le habló en un tono calmado, para nada le levantaba la voz o sonaba brusco, una imagen que iba en contra de lo que se pudiera pensar de él.

 

-No quiero... Por favor, déjenme solo... ¡No quiero ver a nadie! No se acerquen...- temblaba como un pobre perro bajo la lluvia, escondía la mirada de Aomine, apreciaba a su doctor pero hablar de ese tema le sacaba de sí, odiaba recordarlo y el sentir el roce de los dedos ajenos sobre el dorso propio le provocaba unas ansías terribles.

 

Apretó los labios, al igual que sus dientes se presionaban unos contra otros. -Takao, ¿puedes mostrarme tu brazo? Kagami lo hará- ya que él temblaba.

 

No tenía más remedio que enseñar la parte que le había indicado el psiquiatra, asintió repetidas veces, levantando el grueso suéter que solía llevar todos los días, para sorpresa de Midorima (Aunque era algo sumamente normal en un lugar como ese) el miembro se encontraba lleno de cicatrices profundas a la altura de las muñecas y a lo largo hasta el codo; Múltiples intentos de suicidio por supuesto.

 

-Muy bien Takao, te tomaré el brazo ¿ok?- procedió el apodado tigre. Inyectó el tranquilizante después de limpiar la zona con un algodón remojado en alcohol. -Todo estará bien, te alteraste mucho esta vez.- Parecía que todos sabían que ocurría con Takao, una espina de dudas se clavó en Midorima, estaba confuso, y eso era algo no usual en él.

 

-Sí Tai-chan... Lo siento....- el efecto de la 'medicina' comenzaba a hacer efecto, cubrieron al menor con una manta color azul claro, la camilla ya estaba esperando.

 

-Lo dejaré en su habitación Aomine. Aun tienes otros pacientes que atender, no puedes estar preocupado en exceso por uno, las cosas suceden así aquí.- Volteó a ver de reojo al de anteojos e hizo una pequeña reverencia. -Sé que es difícil su situación, pero venimos a ayudar, no a ser tumbados ¿entendido?-

 

Gruñó, solía gruñir mucho últimamente. -Lo sé Kagami, pero es bastante joven y por más que quiera ayudar no he podido hacerlo ni un poco. Incluso Hanamiya salió de alta hace un par de meses ¡Hanamiya!- el cual era un mitómano con problemas de ira.

 

-Todas las cabezas son un mundo diferente, no compares las vivencias de cada uno, sabes perfectamente como fue el caso de Takao, te lo dije. Pasará bastante tiempo antes de que puedas unir las piezas de su mente.-

 

El ambiente era tenso, y él estando ahí estático y silencioso solo se sentía un estorbo, un adorno mal colocado. ¿Debería preguntar la situación? Así podría ayudar al chico, pero eso era prácticamente imposible. No se iba a acercar y decirle que fueran los mejores amigos del mundo, tampoco llegaría con el típico ''te entiendo'', ''quiero ayudarte con tus problemas'' por que seguramente el moreno ya le había repetido aquello. Quería saberlo, pero no era tiempo, no tenía el derecho de hacerlo. 

 

-Regresaré a Trabajar, disculpa que haya interrumpido tu sesión Midorima- ¿Una disculpa? ¿De él? ¿En serio? No era tan duro como pensaba. 

 

-Estate sin cuidado, es algo que nos puede a suceder a todos. Además, deja de preocuparte, eres su doctor y apoyo.- se ajustó los anteojos, añadiendo una torpe muletilla que solía utilizar.

 

-Ah...- se tomó de la cabeza, por arriba de la nuca- Deberíamos ir a beber, necesito un trago y relajarme. ¿No? vamos hoy- 

 

-Está bien, trataré de tener los informes a tiempo para salir a más tardar a las 9- contestó Kagami, él se encargaba del papeleo, ya que por ahora no tenía pacientes a su cuidado. Coordinaba los traslados, admisiones y resultados de las evaluaciones de cada paciente.

 

-No es de mi agrado tomar, pero igual necesito despejar mi mente.-

 

Se giró para ir hacia la sala, en busca de otro ''alumno'' como le gustaba llamarlos. -Entonces nos vamos a las 9. Hasta entonces-

 

Taiga y Shintarou cruzaron miradas una vez más, quedándose unos segundos así, frente a frente. -Será una buena oportunidad para conocernos mejor Midorima. Las buenas relaciones en el trabajo son necesarias ¿no crees?-

 

-Supongo- contestó frío, la forma de hablar de aquél sujeto le parecía tan informal que comprendía su estancia en América por tantos años. Reverenció y regresó por la puerta que había salido, Kise lucía somnoliento, le había dejado ahí por mínimo 20 minutos. -Discúlpame, tenía que cerciorarme que todo estuviera bien-

 

-Sí, no hay cuidado.- dio un largo suspiro, pesado, que hasta pudo jurar que se veía el aire saliendo de sus fosas nasales.

 

Vio el reloj después de tiempo, la sesión había acabado y el rubio estaba más tranquilo, pero sabía que no era porque su terapia le había tranquilizado, sino el asunto que tenía que ver con Takao Kazunari. Aunque quisiera hablar con él ese mismo momento no podría, ya que estaba en las habitaciones aún bajo el efecto del sedante. ¿Cuánto más esperaría para hablarle? La ansiedad le carcomía, ese chico poco a poco le estaba robando algo importante.

 

Notas finales:

¡Hola! Sí, lo siento ¡Lo siento mucho! Sé que fue una larga espera y que es inútil dar pretextos, todo pasó realmente. Pero me siento feliz de poder subir finalmente, y es que principalmente en esta parte fue muy difícil el desarrollar la trama. Pero mis ideas están más ordenadas ahora :3

Al igual que subí esto lo más rápido que pude, acabo de terminar el capítulo D: así que si tiene algún error o suena muy repetitivo o feo lo lamento, prefiero subirlo ahora porque después no sé si tenga el tiempo necesario. También quería hacerles una pregunta: ¿Quiénes más les gustaría que estuviesen en el psiquiátrico? ¿O qué más personajes les gustaría ver? al igual que si desean ver alguna otra pareja, ya saben que uno escribe para los lectores <3

Bueno, ¡Muchísimas gracias por los follows, comentarios y Favoritos! Al igual que a los lectores fantasma que pasan por aquí~ les doy mi más grande agradecimiento, nos leemos pronto (en serio~~) corazónes~


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