II
Es increíble lo caprichoso que puede ser el destino, y maslo es cuando crees que ya todo esta escrito sobre tu vida. Esto era lo que creíaSubaru, ya que por mas que lo intentaba no había podido en toda la semana,evitar el acordarse de aquella persona…”aquellapersona”, pensaba con un gesto tierno en el rostro. Una semana, es lo único quele basto para que esa persona se volviera tan especial… o ¿fue en menostiempo?, la realidad era que, con tan solo unos segundos lo había logrado, esapersona se hizo con lo mas grande y puro que tenia –mas importante que su viday lo que lo hacia ser lo que era -: su corazón.
OoOoOoO
-Eso no es propio de usted, Sumeragi-san –decía el profesorcon la vista fija en le ventana de su oficina –se que su trabajo es pesado perosi necesita descansar por favor pida un permiso de ausencia
-Gra-gracias pero…
-No se preocupe, todo el profesorado sabe quien es usted,así que no hay ningún problema
-“Ese es el problema” –pensaba y suspirando –esta bien, conpermiso
-Las clases ya terminaron para ti, descansa… y si vuelves adormir en clase, para tener que pasar por alto tu falta, tendrás que hacerme un exorcismo o por lo menosconjurarme un buen amuleto
-¿Ah? Eh, sí, le prometo que no volverá a suceder
-Confió en eso, ya puedes retirarte
Antes de llegar a los jardines del campus, habíadecidido declinar el ofrecimiento delprofesor pero en realidad se sentía algo estresado y pensó que tal vez seriabueno despejarse un rato, así que lo reconsidero. Bajo la sombra de un buen árbol,se tendió recargando pesadamente la cabeza en el tronco. Recordaba lo sucedidoesa mañana: dormirse en clase, eso en su vida le hubiera pasado a no ser… esapesadilla, ese raro sueño que ya lo tenía harto, aunque esta vez algo fuedistinto…
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-Sumeragi-sama… Sumeragi-sama…
“Quién… ¿quién me llama?” sonaba su voz en su mente, le eraimposible abrir los labios
-¿Cuánto mas va a esperar, Sumeragi-sama?
“¿Por qué no puedo despertar?” pensaba desesperado; lapresencia que lo llamaba se situó muy cerca de él; realizando un tremendoesfuerzo apenas pudo entreabrir los párpados que los sentía muy pesados, yreuniendo todas sus fuerzas intento hablar aunque solo logro balbucear
-Qui… ¿quién… eres…?
-Aun no lo sabe, Sumeragi-sama… por eso le pregunto –alcanzala mejilla de Subaru, acariciándola con sus finos, delgados y cadavéricos dedos-¿Cuánto mas va esperar, Sumeragi-sama? –el jovencito logra ver la figura, sorprendiéndoseal contemplar sus formas
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“Guadaña, capa con capucha y el mundo entre sus dedos… me esconocida esa descripción de algún lado… ¡ah, sí! fue en un extraño mazo decartas del tarot, y era la mu… la muerte” –suspira decepcionado al hacer taldescubrimiento –“la muerte… ¿qué querrá de mi?... aunque ¿por qué aseguro quees la muerte? tal vez solo sea una mala broma de mi mente… o de alguien mas conel poder de entrar en mis sueños” cansado de pensar, estira los brazos y laspiernas desentumiendo su cuerpo
OoOoOoO
En casa de los Sumeragi, Subaru estudia en su habitación sinprestar atención a nada que no sean sus libros. A hurtadillas una sombra vagapor el pasillo deteniéndose en el marco de la puerta de la habitación. En elinstante en que decide entrar, Subaru lanza un sello a la entrada dibujándoseun pentagrama en el espacio, impidiéndole la entrada al intruso
-¡Bravo, Subaru! Cada día lo haces mejor, ahora, ya puedesquitarlo
-Gracias Hokuto. No puedo quitarlo
-¡¿No?! pero si es tu conjuro
-No me refiero a eso –no aparta la vista de sus libros–estoy estudiando y cuando estudio no debo de ser molestado
-Pe-pero
-Incluso la abuela te pidió que no lo hicieras
-¡Pero onii-chan! ¡solo quiero estar un ratito contigo!¡últimamente no pasamos tiempo juntos!
-Eso no es mi culpa –se levanta y coge un libro de un estante –tu teatiborraste de tantas actividades escolares como tu energía te permitió y yaestas apreciando las consecuencias
-¡Anda! Prometo que no te molestare, platicaremos comojóvenes normales –Subaru la mira y esta une las palmas de sus manos haciendouna ligera reverencia –lo prometo –el jovencito toma un lápiz lanzándolo, estese encaja justo en la parte media del sello rompiendo el hechizo
-Me pasas mi lápiz por favor
-¿Eh? oh, claro… toma –se deja caer en la cama adoptando unaactitud seria -¿Qué tal la escuela?
-Como siempre, y ¿para ti?
-Bien, supongo… ¿te preocupa algo, Subaru? Te he notado algodistraído en los últimos días
-No, no me pasa nada solo…. Solo no he dormido bien
-¿En serio? Ya sabes que si necesitas hablar, con gusto yote escucho
-Gra-gracias…
-¡Bueno! Yo ya me voy, este ambiente tan intelectual haceque me duela la cabeza
-Hokuto no tienes por que…
-En serio, me estoy mareando. Tu sigue en lo tuyo, quealguno de nosotros debe de poner en alto el nombre de la familia… y esa esperono ser yo –se acerca y lo besa en la mejilla – (chu) con permiso, Sumeragi-sama
Subaru la mira desaparecer tras la puerta; por la puerta decristal que da al estanque, una delicada brisa se cuela trayendo con ella pétalosrosas llamando la atención del jovencito
-¿Cerezos…? ¿aquí?