—Así que “nunca lo volveré a ver” —rió Hansol.
—Cállate —levantó el puño para golpearlo pero Joshua lo detuvo.
—La comida ya está —dijo soltando el pequeño puño cuando lo creyó conveniente.
—Creo que pediré el video de seguridad para ver tu declaración —volvió a picar el menor.
—Hansol, para —pidió Joshua mientras miraba que el peli rosa no se le abalanzara.
—Lo haré, no diré nada más
—Bien —suspiró volviendo a la cocina.
—Por hoy —se echó a reír. JiHoon se le abalanzó y Joshua se replanteó el mudarse a vivir solo.
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—Deberías haberlo visto, —sonrió JeongHan a JunHui que descansaba en la cama del mayor—, parecía un lindo gatito, tan tierno cuando se disculpó
— ¿Lo hiso? —abrió los ojos.
—Sí, y fue muy tierno
—Él debería pedirle una cita —sugirió
— ¿Qué? —curioso se sentó a su lado en el colchón.
—SeungCheol necesita salir con alguien y quien mejor que ese niño
—Bueno, te mentiría si dijese que no se ven bien juntos, pero sabes que él se negará
—Tenemos que conseguirlo como sea —extendió su mano.
—Si —chocaron los cinco.
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SeungCheol se metió en la tina. El cálido líquido destensó sus músculos. Un suspiro cansado escapó de sus labios, sin darse cuenta en unas pocas horas había sentido una variedad de emociones que lo desconcertaban. Estaba el hecho de molestia cuando el mocoso se coló en el auto, así como cuando se lo encontró en el supermercado y no lo miraba, pura frustración. Sin embargo, al pedirle disculpas, sonrojado, cosa que supo por las orejitas coloradas, sintió algo removerse en su pecho, una sensación que deseaba volver a sentir.
Se sumergió bajo el agua aguantando la respiración para salir instantes después. De todo eso sacó algo en conclusión, si tenía la oportunidad de encontrárselo de nuevo, preguntaría su nombre.
—SeungCheol, ¿sigues vivo?, porque me estoy meando —la voz de JunHui lo puso alerta.
—Ya voy —con calma y cuidadoso de no dar un mal paso y caerse, salió de la bañera, quitando el tapón para que el agua se fuera por el sumidero. Ató una toalla a su cintura y abrió la puerta.
—Bien te tardas —refunfuñó con los brazos en jarra.
—Estaba pensando —admitió.
—En el niño rosa
— ¡No! —negó avergonzándose a momentos.
—Lo que sea, sal de ahí —lo empujó para cerrarle la puerta en la cara.
El castaño fue hasta la habitación de JeongHan y tocó la puerta.
—Pasa —contestó.
—Hola —tomó asiento a su lado.
— ¿Qué pasa?
— ¿Puedo preguntarte algo?
—Claro —dio una tierna sonrisa.
— ¿Tú crees que es posible sentir “algo” por una persona que acabas de conocer?
— ¿Qué clase de “algo”?
—No sé, una sensación extraña, como un estremecimiento que te acelera el corazón y te pone nervioso e incomodo —se encogió de hombros.
—Eso es amor a primera vista —afirmó.
— ¿Pero cómo puedes llamarlo amor, si no conoces a esa persona?
—Solo lo sabes y ya está —JunHui hiso presencia en la habitación.
—Pero…
—Deja de darle vueltas, lo que tienes que hacer es plantarle un beso la próxima vez que lo veas
—No voy a hacer eso —frunció el ceño.
—Bueno, intenta acercarte a él —probó JeongHan.
— ¿Cómo sabes que es un él?
—Porque estoy seguro que se trata del rosadito —rio el menor.
—No hagáis suposiciones
—Todos sabemos que estas ablando de él —repitió.
—Que no —se levantó de la cama—, iré a dormir un rato.
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JiHoon se levantó de golpe, quedando sentado sobre el mullido colchón. Antes de ponerse en pie esperó a que su respiración se normalizara. Salió de la habitación hacia la sala donde Joshua veía televisión. Este último al verlo le sonrió.
—Necesito un favor —dijo apagando la tele.
— ¿Cual? —preguntó sentándose sobre el brazo del sofá.
— ¿Recuerdas que me dejaste un libro?
—Si
—Bueno lo dejé en casa de un compañero, así que ¿me acompañas a por él?
—Está bien —sonrió.
—Gracias
— ¿Dónde anda Hansol?
—De compras, creo que algo de un videojuego nuevo —asintió.
—Iré a ducharme
—No tardes.
Cuando JiHoon salió de la habitación, Joshua decidió llamar a su amigo a ver si estaba en casa.
— ¿Hola?—dijo la voz que a Joshua le causaba un vuelco al corazón.
—Soy Joshua —espetó quedo.
—Hola ¿pasó algo? —la voz se tornó curiosa.
—No, bueno, si… quería saber si vas a estar en tu casa —tartamudeó, haciendo sonreír al otro.
—Sí, ¿vas a venir? —cuestionó esperanzado.
—Sí, voy a por el libro que dejé ahí
—Oh si, solo por el libro, pensé que también me querías ver a mi
—Ta…también —aunque el otro no podía verlo sabía que el chico se había sonrojado—, Iré con mi compañero de piso, ¿te importa?
—Para nada —rio—, os estaré esperando
—Sí, adiós JeongHan —colgó.