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What if Kai was the last ninja? por Room 13943

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Notas del capitulo:

Quien se haya imaginado a un Kai adulto en los capítulos anteriores tiene problemas más severos que los míos sobre retención de información... ¡Kai es un niño! (//>/u/<//)

Ah, ¿que qué troll soy? Mucho, sobre todo porque no puse "shota"... Ya lo pongo. ¡Se me pasó :'v!

Bueh, aún falta pa' que crezca y pa' que haya... ya saben... limones y limonada :3

(Ahora es el momento en el que las incoherencias se hacen presentes. Kai es un niño free!, así que hace lo que quiere cuando quiere y como quiere. Ez unh maloteh. Y si te imaginaste el capítulo anterior ahora con esta información, verás a un pequeño niño sentado hablando maduramente mientras come carne >:v).

—Ah.

—Eh.

—Oh.

—Te saltaste el "I"— replicó el castaño.

—No me digas— rió.

—¿Pero qué diablos están haciendo?— preguntó Lloyd, que entraba en la sala donde Jayn y Kai jugaban. Ambos miraron al rubio que parecía furioso. Jayn se encogió de hombros y Kai se movió en el sofá, quedando con su cabeza tocando el piso y sus pies en el aire, sostenidos por el respaldo del sillón.

—Estábamos jugando— respondió el ninja azul.

—¿A?

—Eh— siguió Kai, y Jayn se cayó al suelo de la risa. Lloyd suspiró. Desde el día en que Jayn y su castaño habían ido a cenar y hablar una noche se volvieron muy buenos amigos, aunque era de esperarse por la personalidad infantil de los dos. No negaba sus celos, pero tampoco quería aceptarlos por ser de lo más estúpido.

—Ya basta, debemos ir a entrenar. Vámonos, Jayn. Sensei Wu nos está esperando.

—¡Yo también voy!— dijo emocionado el ahora ninja rojo. El rubio negó con la cabeza.

—Tú debes esperar, recuerda que yo debo entrenarte— habló con un tono serio, haciendo que Kai se sonrojara. Asintió levemente y Lloyd volvió a suspirar, ahora de alivio. O tal vez tratando de reprimir sus instintos de bestia.

—Vaaleee, vámonos entonces— la voz de Jayn sacó al ninja verde de sus ensoñaciones—. Nos vemos, Kai. ¡Luego veremos si logras superar mi récord en los vídeojuegos!

—¡Lo haré!— gritó. El castaño claro ya había salido de la sala pero su risa se escuchaba por todo el pasillo. 

—Nos vemos, Kai— repitió Lloyd, saliendo de la sala. El mencionado asintió y vio como se cerraba la puerta. Suspiró y se incorporó en el sillón. Cerró sus ojos y respiró hondo, antes de salir también de la sala hacia su cuarto.

Cerrando la puerta tras de sí, se dirigió a su armario del cual sacó su chamarra favorita. Una vez puesta, abrió la ventana que se hallaba en la pared a un lado de su cama, y brincando en ella, logró sostenerse en del relieve, para observar afuera. Miró hacia abajo y sintió una gota de sudor en su frente, recorriendo su rostro. La caída... Era una caída terriblemente alta y se mataría antes de llegar a tierra firme porque seguro terminaría en llamas gracias a la fuerza. Su única salida valida era el ancla del barco, pero todos estaban afuera, practicando y no dudarían en preguntarle a dónde diantres iba si lo descubrían queriendo salir del barco. ¿Qué podría hacer? Nada llegaba a su mente y no era precisamente el maestro del disfraz o algo así, pero aún de esas maneras el rendirse no estaba en sus planes ni mucho menos. 

Volvió a suspirar y se dejó caer en la cama, para terminar saliendo del cuarto hacia la terraza donde se hallaban los otros. 

Abrió la puerta hacia el exterior lentamente, viendo por una pequeña ranura antes de fugarse. En efecto; todos estaban ahí, haciendo calentamiento como si fueran a jugar algún deporte mientras el Sensei los observaba uno a uno, paseando de aquí para allá. Sin otra opción que poder elegir, se puso de gatas y salió con el mayor sigilo posible, cerrando la puerta sin hacer ruido con su pie, para no ser descubierto y no quitar la concentración a los demás. 

Rodeó en cuatro patas todo lo que estaba en su paso hasta llegar a las espaldas de Cole y del Sensei Wu. Agradecía mentalmente que tuvieran los ojos cerrados, o tal vez ya estaría de regreso en su cuarto cometiendo suicidio por arrojarse de la ventana.

Se puso de pie y alzó la cabeza para ver hacia abajo. El ancla estaba en la superficie. Estuvo a punto de dar brincos de emoción, pero se controló y, girándose para encontrar a todos de espaldas, con la concentración al cien por cien, dio un salto hacia atrás, sujetándose de la cadena que emitió un sonido simplemente escandoloso, aunque fue ignorado.

 

—Veamos...— susurró, pasando por entre la gente en las calles repletas. ¿El día sábado era el favorito de todos para salir? Él prefería quedarse en casa junto con Lloyd, pero tenía algo que hacer y ya no había vuelta atrás o excusa que valiera—. Debería estar por aquí pero...

Se negaba a creerse perdido en la ciudad, sin embargo no lograba orientarse. Así que, con una terrible vergüenza de hablar con alguien ajeno, jaloneó la manga de un señor que caminaba delante suyo. Éste volteó y lo miró, con una sonrisa típica.

—¿Sí?

—¿Sabe dónde está una tienda de Té por aquí cerca?— preguntó, con la mirada gacha.

—Sí, está al otro extremo.

—¿Eh, en serio?— giró su cabeza y la vio a lo lejos. Sonrió—. Gracias.

Dicho eso, se alejó hacia la esquina donde estaba el cruce para peatones, donde casi toda la gente se reunía. 

Se sentía nervioso, y no sólo por el hecho de haberse fugado del barco, que era lo que comúnmente hacía si se sentía de pronto aburrido, sino por lo que iba a hacer. Su corazón latía como enloquecido y su cuerpo temblaba de nerviosísmo. Ni siquiera sabía si tenía el té que quería o no, pero necesitaba averiguarlo. Era casi como una obligación; una meta que se puso en cuanto se enteró de su existencía. Cruzó la calle corriendo, ignorando el semáforo que seguía en rojo para las personas. Llegó al otro lado sin un rasguño, aunque un poco cansado porque no había parado de caminar en muchísimo tiempo.

Se plantó frente al local verdozo y tragó saliva, empujando la puerta con un poco de fuerza.

Notas finales:

Yo sé que ustedes saben lo que Kai sabe que sabe y que va a hacee porque lo sabe, lo saben y lo sé.

... Ustedes saben, ¿no?

Besos♥


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