Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

What if Kai was the last ninja? por Room 13943

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, ¿ya era hora de actualizar esta fic, no? xDU Mil perdones por la tardanza, pero es que con eso de que no dejo de sacar historias y de anotarlas en una libreta... Ya saben, futuras fics Greenflames acercándose (?).

—¡Au!— exclamó el castaño tras ser golpeado en la cabeza con el bastón que el Sensei siempre llevaba en las manos—. No creo que hiciera falta ese golpe, Sensei Wu...

—Si que lo era— repusó—. Ahora deberás recibir un castigo justo.

—¿Eh? ¿Por qué? Sólo fue una escapadita... No es para tanto...— su tono de voz iba disminuyendo con cada oración que formulaba. 

—Casi destruyes un negocio, causaste problemas a muchas personas y, por lo que veo, a ti también te causaste problemas— otro golpe en la cabeza.

—¡Basta con los golpes!— se quejó, haciendo a un lado el bastón que aún oscilaba encima de su cabeza con la mano. Suspiró y se encogió de hombros—. Bien, aceptaré mi reprimenda, ¿qué será?

—Yo no seré el encargado de dartela.

—¿Qué quiere decir...? ¿Entonces...?

—Será Lloyd el responsable de todo esto, ya que me lo pidió.

—¿Q-Qué?— tragó saliva secamente. Conocía a Lloyd hasta lo que podía, y todo aquello no resultaría nada bien en lo absoluto. Un escalofrío recorrió su espalda, sentía un miedo terrible—. ¡Y por qué se lo permitió! 

—Porque también es el encargado de tu entrenamiento. Una razón sencilla, y muy valida.

—Voy a m-morir— susurró, mientras sudor frío bajaba por su mejilla. 

Sensei Wu negó con la cabeza, sonríendo y Kai salió de la habitación, con un terror recorriendo todo su cuerpo.

 

—¿Han visto a Lloyd?— preguntó el castaño a los presentes en la sala, que parecían muy divertidos jugando un videojuego y comiendo pizza sentados en el suelo. Jay lo miró con una sonrisa y lo saludó, a la vez que negaba con la cabeza.

—No, yo no lo he visto desde que regresamos.

—Yo tampoco, lo siento— respondió Zane, que seguía concentrado en la pantalla de la televisión.

—Gracias...

—Yo sí lo vi— dijo Cole, mirando de reojo al chico que se hallaba en el umbral de la puerta—. Está en la habitación, descansando.

—Ah. Gracias, Cole— se limitó a decir—. Nos vemos luego.

—¡Adiós!— gritó Jay antes de que la puerta se cerrará tras la espalda de Kai. 

Éste sacudió su cabeza y se rascó la mejilla, para luego encaminarse hacia el cuarto que ellos cuatro compartían. Aún no le cabía en la mente por qué sólo él tenía una habitación individual, pero tampoco le disgustaba. Le era incómodo dormir entre ellos cuatro de cierta manera, aunque con el rubio no habría ningún problema...

Se detuvó para mirar a ambos lados del pasillo vacío y abrió la puerta con sigilo, como alguien que no quiere despertar a una persona. Pero sabía perfectamente que la personas tras esa puerta corridiza no estaba dormida en lo absoluto, y lo confirmó cuando vio aquellos ojos escarlata viéndolo tan detenidamente como si siempre lo hubieran estado siguiendo con la mirada. Una mirada penetrante, feroz, que de alguna forma lo hacia estremecer, y no de miedo, sino de excitación. Parecía ser que la mirada lo desnudaba lentamente, o por lo menos eso decía su vívida imaginación. 

Entró en el cuarto, cerrando la puerta tras de sí con cierto temor. Sus manos temblaban, junto con todo su cuerpo.

Se quedó totalmente quieto enfrente de la puerta mientras que el rubio caminaba hasta él con paso lento, pero firme. No cerró los ojos cuando ambos brazos quedaron a los lados de su cabeza, apoyándose en la puerta, y tampoco vaciló cuando los labios rudos de Lloyd devoraban su boca como una bestia incontrolable. Ni siquiera se había dado cuenta de cuándo él rodeó con sus brazos el cuello del mayor.

Sentía aquella lengua juguetear con la suya, y no podía contener los vergonzosos sonidos, en su mente totalmente patéticos, que rogaban salir de su gargante, pero que eran atrapados por el caliente aliento que la otra boca le hacía sentir. Tuvo el valor de, con sus manos en la nuca del rubio, una enrredada en las suaves ebras del cabello, y otra acariciando la piel, empujar aquél rostro hacia él, para profundizar el beso que tanta excitación le estaba causando, y no exageraba en lo absoluto. Esa palpitante sensación tanto en su acelerado corazón como en su entrepierna eran cada vez más molestas.

Al fin los pulmones pedían oxígeno y ambas lenguas tuvieron que separarse la una de la otra, aunque, a pesar se todo, se seguían rozando afuera de la bocas, de las cuales salían jadeos similares a los de un par de caninos exhaustos. 

Los dos tenían los ojos entrecerrados, mirándose, y la cara roja. 

Una mano caliente y agradable al tacto, se colaba por dejabo de su chamarra y de su camisa, tocando su suave piel que era extremadamente sensible. Las yemas de los dedos que rodeaban el borde de su ombligo lo hacían temblar de una manera poco natural, logrando que sus manos tirotearan de los cabelloa rubios. La mano fue ascendiendo con movimienrtos circulares hasta llegar a uno de sus pezones que, a pesar de que no había sido tocado en lo absoluto antes, ya estaban perfectamente erectos. El mayor sonrió y el menor se sonrojó hasta alcanzar el color de la chamarra que vestía.

—N-no te rías...— jadeó el castaño, girando su cabeza hacia otro lado, evitando ver la sonrisa burlona del contrario.

Éste ni siquiera se inmutó y comenzó a tocar sin pudor alguno los pezones erectos, ahora que sus dos manos se hallaban debajo de la ropa.

La parsimonia de los toques lo estaban matando, la tela se había vuelto un terrible estorbo, el sudor frío recorría cada parte de su cuerpo y la atención desesperada que pedía su miembro encerrado en los malditos ajustados pantalones crecía cada vez más.

—De-detente— gimió—. No... No sólo to-toques... ahí— estaba rogando, algo que no le agradaba hacer en lo absoluto. Pero lo necesitaba. Lo necesitaba y lo quería. Quería que aquellas manos lo tocaran mucho más, y en otra zona que no se atrevía a mencionar por la estúpida vergüenza que le causaba haberse excitado a pesar de sólo un par de roces.

El rubio ensanchó su sonrisa y sacó sus manos de por debajo de la camisa. Kai se sintió aliviado, hasta que se dio cuenta de que eñl rubio ya no lo tocaba más. 

—¿E-eh? ¿Llo-Lloyd...?

—Lo siento— dijo, alejándose del cuerpo encerrado entre el suyo propio y la puerta, que parecía estar a punto de desfallecer en el suelo—, pero este es tu castigo.

—¡Malvado...!— gimió, frunciendo el ceño a pesar de la calentura que aún sentía por todo su cuerpo.

—Si te da consuelo, yo también estoy terriblemente excitado. Tus gestos y los sonidos que hacías son realmente eróticos— admitió. Cargó a Kai y lo depositó en su cama, para después salir del cuarto. 

El castaño sabía perfectamente lo que el rubio quería que hiciera, y aunque no quería darle el gusto de eso, necesitaba hacerlo. 

Desabrochó el cinturón de su pantalón, quitó el botón de la ranura y bajó la cremallera de éste. 

¿En serio quería que hiciera aquello en su cama?

Notas finales:

Ya saben lo que va a hacer nuestro Kai "no-me-toquen-perras", ¿no? 7u7 Yo sé que lo saben perfectamente, todos son unos pervertidos (?).

Besos♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).