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What if Kai was the last ninja? por Room 13943

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Notas del capitulo:

¡Actualización porque YOLO y porque fin de semana largo! Amo cuando los lunes no va a haber clases; benditas sean las tradiciones (?).

En fin, que les traigo el zukulemtoh (?) capítulo que lo dejé bien interesante en el anterior 7u7. Y no se hagan los santos, que ya saben lo que pasará en este capítulo (no. No hay lemon, jodidos pervertidos >:v okno#).

No estaba muy seguro de hacerlo. ¿Lloyd había puesto seguro a la puerta? No había escuchado nada, pero, en tales circunstancias, eso le importaba muy poco. Estaba excitado, e ignorar su palpitante dolor en la zona baja no ayudaría en lo absoluto. Así que, inmerso en sus pensamientos e imaginaciones, comenzó a deslizar lentamente los pantalones por sus piernas, subiendo éstas y doblándolas, para poder usar sus manos. Los lanzó a un lado, sin ver, rogando que nadie entrará; nadie que no fuera el rubio. Siguió con sus bóxeres rojos, pero estos no los tiro, simplemente los puso a un lado de su cabeza. «Tal vez debería dejarselos aquí, en la cama, como recuerdo», pensó, sonriendo de lado.

Sintió un alivio tremendo cuando su miembro erecto salió de los malditos ajustados bóxeres, y el frío aire hizo que soltará un jadeo. 

Se mordió el labio inferior, aún no se sentía del todo seguro. Pero su incosciente le decía todo lo contrario. Casi podía escuchar la voz en su cabeza justo en el oído, susurrando «hey, no seas imbécil y sólo hazlo». Aplicó más fuerza, haciendo que del labio saliera un hilo de sangre, que lamió enseguida. 

Puso una mano a un lado de su cabeza y apretó las sábanas, arrugándolas, mientras que con la otra, jugueteaba con su camisa, subiéndola hasta el cuello. Giró la cabeza un poco y dio un profundo respiro en la almohada sobre la cual estaba encima. «El aroma de... Lloyd...».

Comenzó bordeando su ombligo, para pasar rápidament a jugar con su vello púbico, imaginando con su vívida mente, al rubio, justo ahí, encima de él, besándolo, susurrando en su oído, tocándolo por todos lados, con una parsimonio terriblemente excitante. Con su dedo índice dio un pequeño golpesito a su glande y jadeó, sintiendo una maravillosa sensación. Nunca antes se había tocado, pero si que había tenido sueños eróticos con el mayor; aunque no lo diría, ¿por qué debía de hacerlo? O por lo menos no si no preguntaban, no le gustaba mentir de ninguna manera, sin embargo, cuando era necesario, lo hacía. 

Con movimientos circulares jugó con su glande, hasta que no tuvo la suficiente fuerza como para callar su boca; mordió la almohada, aunque era inútio, los ruidos obsenos e insistentes seguían saliendo sin parar. Sin saber cuándo o cómo, si mano había rodeado su miembro y ahora se encontraba bajándola y subiéndola rápidamente, gimiendo, gritando un nombre. Un nombre que lamentablemente no le pertenecía a la persona que se hallaba en el umbral de la puerta semiabierta, y no fue hasta que, haciendo su cadera hacia arriba, corriéndose, jadeando de cansansio, que se dio cuenta de la presencia de aquella persona.

Una persona alta. Morena. Cabello negro, y ojos penetrantes.

Abrió los ojos, y su cara era un camión de bomberos en llamas, tartamudeó y, antes de que el chico cerrará la puerta tras de él, lo agarró del brazo con su mano izquierda, la que estaba completamente pulcra. 

—¡E-Espera!— gritó—. Po-Por favor, no le digas a nadie sobre esto... ni siquiera a Lloyd— «No necesita que se lo digan, él sabe perfectamente que lo he hecho».

El otro vaciló, hasta que se dio vuelta, para ver como el castaño, exhausto, se caía al suelo, con las piernas flexionadas. Lo miró de reojo, y observó que en los muslos internos, algo que la camisa no lograba cubrir totalmente, había rastros de semen, al igual que en el abdomen que ahora no era visible. Suspiró, y se rascó la nuca, sintiendo sus mejillas arder.

—No diré nada...— dijo—. Pero quisiera perdite algo a cambio.

—¿Eh?

 

Cayó en la silla, con cara de fastidio y golpeó la mesa con el vaso de vidrio lleno de refresco, salpicando un poco. Apoyó su cabeza en la mano, y cerró los ojos, recordando todo.

—¡Odio mi vida! Mira que ser descubierto de esas maneras...— se quejó, abriendo un ojo para ver la sonrisa burlona del pelinegro. Frunció el ceño y gritó:—. Harías lo mismo, no te rías, idiota.

—Lo siento, lo siento— rio—. Pero la situación me hace gracia... Una pregunta, ¿no te volviste a escapar, cierto?

El castaño fingió indignación.

—¡Claro que no!

Estaba en un pequeño cuarto con su amigo, en el local donde había destruido casi todo. Sí, había pedido permiso, pero había notado que a Lloyd no le hizo mucha gracia eso de decir «voy a visitar a Al».

Suspiró y se sacudió el cabello despeinado.

—¿Ahora qué hago? Es la segunda cita que piden, y digamos que si la primera no salió del todo bien, ésta tampoco lo hará. Además de que detesto que me lo pidan cuando tengo pareja.

—¿El rubio de la otra vez?— el castaño asintió.

—Qué horror, ¿no? Lo peor es que no puedo rechazar la salida y arriesgar que abra la boca...— bufó—. Para la próxima me lo pensaré tres veces y no dos.

—Mejor cuatro, la tercera rara vez en la vencida.

—No lo digas, por favor— suspiró de nuevo y bebió el refresco de un solo trago—. Me voy, antes de que Lloyd se enoje.

—Vaya, ¿es celoso?— preguntó, poniéndose de pie como Kai.

Éste último sonrió y dijo:

—A matar.

El azabache se rio, y el castaño miró al suelo, preocupado; ¿si el rubio se estara de la cita con Cole... qué sería capaz de hacer? No quería averigüarlo, pero si no le decía, sabía de sobra que probablemente todo saldría peor.

Notas finales:

Panty and Stocking, Panty, Panty, Stockig, ohh(8).

Lo malo es que estoy enferma del estómago y me duele como si tuviera un taladro dentro -qué gráfica-.

Bueno, hasta el próximo capítulo, probablemente el domingo o lunes, espero, puto mundo.

Besos♥


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