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No fue coincidencia por mistdowner

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Notas del capitulo:

Hola <3  Otro nuevo cap aquí. lamento no haber actualizado el sábado. Estuve muy ocupada. Pero aquí les traigo lo que buscaban (?)

 

Sin más, a leer <3 

Minutos tocando la puerta. Nadie abría. ¿Estaría en casa? Luego de la séptima vez llamando a la puerta, vio como en una de las ventanas, una figura se asomaba. Se alegró, pensando en que sería Hiccup. Pero no. Aquellos verdes ojos gigantes y ese pelaje negro solo eran de Toothless, que lo miraba con desconfianza. Jack sonrió.  Sí que se veía intimidante a primera vista, pero fijándose con más atención, hasta era adorable que se asomara con tanta precaución e intriga por la ventana.

-Tendré que entrar por otro lado- Se dijo. Y así, divisó aquel árbol. No fue la gran cosa subirlo. Lo que sí le costó fue calcular cuanto tendría que saltar para llegar a la ventana medio abierta del segundo piso. Que la Luna se apiadara de él si llegaba a fallar. Desde casi la copa, podía ver una figura en la cama. Sonrió, y tomó impulso.  Ya luego de haber arriesgado su hermoso rostro, el ojiazul se encontraba dentro. ¡Que desastre! De solo dar una pequeña mirada a la habitación, se podía ver lo desordenado de todo el asunto. Aunque esto poco y nada le importó al notar como Hiccup se removía en la cama. Se dirigió hasta él. Estaba sudando y.. Usaba su ropa. ¿Qué diablos? Bueno. Eso no importaba. Por ahora. Ya luego se burlaría un poco de él.

-Diablos… ¿Hiccup? ¿Hiccup?- lo llamó, sacudiéndolo un poco. Pero finalmente decidió no despertarlo. Su aspecto era lo suficientemente horrible como para tener pena.  Quiso tomarle la temperatura con su mano a falta de un termómetro, pero se dio cuenta de un detalle: Él casi siempre tenía las manos frías, y de ese modo no podría saber nada. – Ugh, las cosas que hago…- Se regañó a si mismo.  Puso ambas manos a los costados de la cabeza de del castaño. Y besó su frente por unos segundos. ¡Ah, que no se despertara en ese maldito instante! O de seguro él mismo lo noquearía para que volviese a dormir. Tal y como lo pensaba, la fiebre que el castaño tenía era enorme. Suspiró. Arreglaría todo.

**********************************

¿Qué hora era? Afuera la noche ya se veía casi presente. Aunque no se preocupaba mucho por eso. Ya habían pasado algunas horas, y ya casi estaba todo en orden. Desde limpiar los pisos, ordenar la ropa… Y alimentar al perro, entre otras cosas. Todo lo había hecho con bastante dedicación. ¿Qué como había conseguido que Toothless no lo mordiera? Al parecer el perro no era tan tonto como pensó, puesto que sí, lo recordaba. Ganarse su confianza fue cosa de unas caricias. Aunque aun así, al parecer no le caía muy bien. 

Ahora mismo estaba tirado en el sillón, contestando algunos mensajes de sus primas, que preocupadas preguntaban por su estado y el de su amigo…Y también esperaba que el agua pronto hirviera. Iba a prepararle con los pocos ingredientes que tenía Hiccup, algo de comida. Un té tal vez, con algunos sándwiches. Mucho no podía hacer. ¿Qué clase de vida llevaba el castaño?

-. . .¿Qué?. . .- se levantó del sillón. El ruido chillón del agua hirviendo comenzó a sonar. Ambos se quedaron prendidos a la imagen del otro.- ¿Qué…haces aquí?

-Mejor dicho, ¿qué haces tú aquí? Tienes que reposar, ladrón- Finalmente el albino se levantó el sillón, con la intención de apagar el fuego de la cocina. Hiccup se quedó mirando  todo con detenimiento. ¡Todo estaba tan limpio! Como hacía tiempo no lo estaba. Solo hasta ese entonces podía apreciar todo. Pestañeó. ¡No se había quitado la sudadera!

-Yo eh… No tenías que hacer todo esto- intentó desviar el obvio tema.

-Ya lo hice. ¿Té? – El castaño aun algo sorprendido se sentó a la mesa, mientras el albino, con habilidad servía todo lo que había preparado, sin dejar de lado su sonrisa ladina y algo burlona. En ese momento Hiccup supo que Jack no lo dejaría ir.

-Yo…Siento no haber aparecido.

-Lo sé. Tu perrito destruyó tu celular. Lo vi.

-Sí, y he estado muy enfermo.

-Lo noto con solo mirarte. –Terminó de arreglar la taza, el líquido y la porción. Ya hecho eso, se sentó a su lado.- ¿Prendo la calefacción?- Hiccup solo asintió en silencio. No sabía aun como manejar esa situación. El calor poco a poco llenó la casa, mientras Jack volvía a sentarse con aparente desinterés a la mesa- ¿Cómo te sientes?

-Un tanto débil- declaró mientras daba un sorbo a su té.- ¿Cómo entraste?

-Dejaste la ventana abierta.

-¿ Y cómo supiste…?

-Tu jefe es algo extraño.

-Oh. Pues sí. – siguió sorbiendo, para luego terminar, y toser un poco. Jack suspiró.

-No tienes caso

-Ja, ja. Sí. Lamento todo esto. ¿No se pondrá celosa tu novia?- cuestionó. Fue entonces que el albino entendió el porqué de la atmósfera tensa. Sonrió ladino, como él podía, mientras se levantaba de la silla. Hasta ese momento, tenía toda la atención del castaño.

-¿Tanto te importe que se entere?- respondió con un tono de voz juguetona y melosa. Lo que quería, lo consiguió. Puso nervioso al mayor.- Ya sabes, estamos solos. Cualquiera que entrara y te viera con mi ropa pensaría que…- solo para distraerse, Hiccup había decidido tomar otro sorbo de su té. Gran error, puesto que ni bien escuchó aquella oración, se ahogó, causando que Jack riera divertido por su broma. Solo cuando se recuperó del episodio de leve tos, miró por sobre su hombro al divertido menor. – Lo siento pecas. Tenía que hacerlo. Lo cierto es que no, no es mi novia.- dijo sinceramente.

-Pero yo …

-Se llama Elsa. Nos viste abrazados y juntos, verdad?- los colores subieron al rostro del mayor, por lo cual, solo para atrasar burlas volvió su mirada hacia delante. Aunque ya sabía que Jack había notado lo abochornado que se sentía por haber presenciado tal cosa.- Es mi prima. Vino de visita. Hace tiempo que no la veo… Y el incesto no me va.- una pequeña risa. Hiccup maldijo para sus adentros.

-Oh, ya veo. ¿Por qué te gusta burlarte de mi?- finalmente se rindió. Jack tuvo que contener una sonora risa. De algún modo eso le había dado un poco de lástima.

-Podría decir que lo hago con todo el mundo.- en ese momento Hiccup sintió, solo por unos milisegundos, que de alguna manera, el era otra persona más en su vida. Claro, esa sensación molesta se desvaneció por completo con lo siguiente. Pronto sintió un paro de manos a los costados de sus hombros, y cierto peso encima de su cabeza. Jack estaba casi encima de él. – Pero sería mentir. Eres… Especial para mi.- ¡Ah, que alguien lo matara!  A veces no medía el resultado de sus acciones. Se dio cuenta sobre la marcha, justo cuando su corazón comenzaba a bombear sangre lo suficientemente rápido como para que peligrara el hecho de que se escuchara. Por ello, antes de que tuviera tiempo a nada, improvisadamente le estaba haciendo alguna especie de llave al castaño, mientras lo despeinaba animadamente.- ¡Nadie es tan fácil de engañar como tu!- decidió mentir.

-¡Ah, Jack, harás que me caiga de la silla!- el menor hizo oídos sordos. Solo después de haber dejado un verdadero desastre el cabello del pecoso se alejó entre risas, solo para marchar de nuevo a la cocina, dejando solo a su compañía. Aun sentía sus mejillas algo rojas. Y no quería que nadie lo viera así.

-Sí, sí, ya. Oye, dejaré preparado una cena digna. Pronto debo irme. Mi teléfono no deja de vibrar con mensajes de Anna y Elsa. Más te vale que comas. Me horroricé al ver que solo comías comida rápida. No me extraña que te enfermaras, por cierto, lavé tu ropa, y alisté tus medicamentos en…

-Jack, gracias. También eres especial para mi. – Por solo un momento, Jack odió a Hiccup. ¿En qué momento se había levantado de la silla? ¿Cómo no lo escuchó venir? Ahora mismo estaba ahí, detrás de él. Encerrándolo en un verdadero abrazo cálido, aquel que él mismo no había podido completar. Quiso estremecerse, y simplemente alejarse. Sin embargo simplemente no atinó a moverse. Se sentía tan bien… ¡Ah, ya estaba pensando en cursilerías! Pero, vamos. Él nunca se imaginó que ser abrazado por Hiccup sería así. Nunca llegó a pensar en tal cuadro. No se le cruzó por la mente que su interior temblaría, que su corazón se agitaría de esa manera. Nunca se le ocurrió que el calor de otra persona podría llegar a agradarle tanto. Esta vez no encontró las fuerzas como para huir de aquello. Simplemente era mucho más fácil dejarse llevar. Después de todo, era solo un inocente abrazo de amigos, no? Por suerte no duró mucho. Pronto Toothless apareció, pasando por el medio descaradamente, como si advirtiera con la sola presencia que el castaño era suyo, y de nadie más.

-¡Ah, la comida!

********************************

Estaba nerviosa. ¿Para qué negarlo? Siempre lo estaba en esas reuniones que tenían por estudios. Aunque … generalmente se daban de la misma manera, sin falta. Ella explicando los temas, y él distraído con su celular. Ese día tenía la idea de quitárselo. Y vaya que lo hizo veloz. Flynn no tuvo nada de tiempo a reaccionar, cuando ya en medio de la habitación de la rubia, su celular desapareció veloz entre muebles y demás cosas.

-¡Oye!- se quejó el muchacho.

-Te lo daré de vuelta solo si haces estos ejercicios.

-No es justo.- se quejó infantilmente el chico, para solo suspirar con resignación, como si aquella escena ya estuviera gastada para él. – Mira, preciosa, no me gusta usar esto pero…- y lo hizo. Usó su arma “mortal”, que siempre le servía con todas las chicas que tanto lo alagaban por ser una estrella en el deporte. Lo que no tuvo en cuenta es que Rapunzel no era una más de todas esas chicas.

-¿En serio?

-Oh, vamos. ¿Qué tengo que hacer para que me lo devuelvas?

-Resuélvelos.- repitió la rubia con determinación, extendiendo la hoja con problemas.

-Ugh.

Increíblemente, luego de solo unos minutos de unos cuantos quejidos y bufidos, Flynn había podido resolver todo con una gran habilidad. Devolvió la hoja con desinterés, preguntando por su dichoso celular. Pero no recibió respuesta. Había dejado a Rapunzel con la boca abierta.

-¿Cómo…?- preguntó la rubia.

-A veces suelo escuchar un murmullo lejano, explicándome las cosas. Creo que eres tu.

-Entonces…¿Si me escuchas?

-¿Si te digo que sí, me devuelves el celular?

****************************************

Era un raro. ¡Tan alocado! Luego de ese encuentro, las peleas entre ellos habían aumentado, siempre siendo la ganadora ella. Las tardes se hacían divertidas a más no poder, y las risas no faltaban. Flynn ya había entendido todos los temas, increíblemente rápido. ¿Cómo no sentirse realizada? El orgullo le hacía inflar el pecho, cada vez que algún profesor mencionaba como el “desastroso” alumno Rider había mejorado tanto. ¿Y cómo no? Todas aquellas tardes juntos habían servido para acercarlos más. A veces compartían una tarde de películas. Otras, noches de mensajes. Rapunzel no podía estar más feliz. Eso se notaba cuando Mérida y Jack intentaban matarse delante de ella, y no había reacción por su parte. Se sentía enamorada a más no poder, por ello esa tarde lo decidió. Se declararía a él, sin importar nada. Tenía la esperanza de que él la aceptaría, y de que juntos podrían ser muy felices.

-Me gustas.- afirmó segura. La cara de sorpresa de Flynn fue digna de recordar, como también la suave sonrisa que puso luego, afirmando que sí, él sentía lo mismo. ¿Sería posible para ella, vivir un amor de ensueños? No lo sabía. Pero justo en ese momento en el cual él la abrazó, atrayéndola hacia su cuerpo delicadamente, sintió que aquellos cuentos que su madre le leía de pequeña, todos con finales felices, no eran tanto una exageración ni mentiras. ¿Cómo descubrir ese primer beso? Su piel se erizó completamente, su corazón quiso saltar de su pecho. No podía dejar de sonreír, contenta, completamente fuera de sí.

-También me gustas.- ¿Qué mejor escuchar esa simple oración de boca de la persona que te roba el pensamiento tan seguido? Se abrazaron emocionados. Nunca imaginó que Flynn fuera el tipo de personas tan cariñosas. Ya no le importaba nada. Ni los comentarios sobre él, ni los chismes ni advertencias. Confiaba en  esa persona. Lo amaba.  .  .Será por ello, que ese día, sintió que una parte de ella se desprendía de su pecho poco a poco.

Primero pensó que era su imaginación. ¿Qué había de raro en que no contestara una que otra llamada? Luego comenzó a sospechar más y más. Las risas a sus espaldas por los pasillos de la institución no ayudaban a su seguridad. Y finalmente… la cruel realidad. Esa marca en el cuello de Flynn de seguro llevaba allí mucho tiempo. ¿Era  verdad ese dicho que decía que el amor era ciego? Bueno, ahora lo veía. Estaba tan claro como el agua. La habían lastimado. Su sueño se había roto. 

-Hey, yo… Quiero terminar contigo.- comentó sin mirarlo a los ojos. Su “novio” se paralizó.

-¿Q-qué? Pero Rapunzel, ¿qué estas diciendo?

-Yo creo que…No soy para ti, y no eres para mi. – explicó a duras penas. Su corazón le propiciaba puntadas dolorosas por cada palabra que dejaba salir de su boca. De nuevo sintió esa calidez cerca suyo cuando él la tomó por los brazos.

-No, no. Rapunzel. Piénsalo. Yo…Te amo.- admitió. Ella podía aguantar muchas cosas. Pero que le mintieran con algo tan importante como el amor, simplemente era demasiado. Quería creerle. Hacia la vista gorda a todas esas señales que eran tan obvias. Pero no podía. No podía hacerse tal cosa.

-No te creo.- comentó dura. No quería flaquear.- Por favor, suéltame.

-No, Rapunzel, no lo entiendes. Esta vez… Es diferente. Tu eres… Tu eres mi nuevo sueño.- en cuanto vio sus lágrimas, Rider se odió. Lo sabía, simplemente no podía hacerse el tonto. Justamente ahora, aquello que tanto se había esforzado por formar, era lo que más lo lastimaba. No quería ser Flynn. Quería que ella, la persona que tenía su corazón completamente, supiera la verdad. Pero no pudo decir nada. En cuanto quiso explicarse, sus intentos se desparramaron como esas muestras de dolor saladas que bajaban por sus mejillas. La soltó. Tal vez era verdad. Tal vez el no era el indicado, ni por asomo. ¡Vamos! De seguro alguien como ella se merecía a alguien sincero. No a él,  una triste figura hecha solo para encajar. Suspiró pesadamente.- Bien, entonces… Suerte.- sonrió. No supo como. Tal vez fue solo un reflejo de su propia cobardía, tratando de mantener esa imagen que ahora odiaba a muerte. Solo se alejó. No quería que lo viera llorando. Así no podría seguir mintiendo. Aunque ahora mismo la lastimara de aquella manera, era lo mejor. Era más fácil olvidarse de un bastardo que de una persona que en realidad la amaba.

Notas finales:

Espero les haya gustado <3 


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