Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No fue coincidencia por mistdowner

[Reviews - 65]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No lo dije en el anterior cap, pero este fic esta muy próximo a ser finalizado. Me puse como meta terminar mis fics en estas vacaciones, y aunque me será muy difícil, planeo hacerlo. 

 

No puedo creerlo (?) :'(

Pasaron algunos minutos en los cuales Hiccup se pasó hablando con su tío. ¿Por qué el drama? Solo se había escapado de su hogar y…Uh. Bien. No debería haberlo hecho. Pero no podía aguantar más. Luego de la charla que había mantenido con Elsa, simplemente las ganas de hablar con Hiccup se lo habían comido vivo. No le bastaba con unos simples mensajes. Quería verlo. Por ello solo…Hizo de las suyas. ¿Por qué más se vestiría de negro? ¿Por qué otra razón ocultaría su cabello incoloro debajo de un gorro? Sintió al mayor hablar sobre algo de mandarlo a casa pronto, y la llamada terminó. El pecoso se acercó, mirándolo serio.

-¿Esta es la parte en la que me reprendes?- se burló un poco Jack. Hiccup no dijo mucho. Solo suspiró.

- Tu tío dice que estas en problemas.

-Siempre estoy en problemas.- aceptó “orgulloso” el albino. El más alto se masajeó las sienes, un rato, para luego mirar a Jack de repente.

-Jack, tienes algo ahí.- hizo algunas señas, solo para indicar donde se encontraba aquello fuera de lugar.

-¿Qué?- dijo este, tratando de quitar lo que fuera de su cuello.

-No, al otro lado. No, ahí no. En…Ugh. Déjame a mi.- rápidamente pasó a acercarse. Demasiado, a decir verdad. – Aquí…- la voz de Hiccup pasó a ser un poco pesada. Las alarmas en la cabeza de Jack pasaron a sonar. Pero no podía moverse, su cuerpo no reaccionaba. O mejor dicho, no quería reaccionar. El pecoso tomó su rostro delicadamente. Acarició su mejilla con cuidado, si mirarlo a los ojos, y… Presionó uno de sus moretones.

-¡AH! – se quejó el albino, rápidamente alejándose adolorido. - ¿¡POR QUÉ RAYO--!?

- Es tu castigo.- dijo como si nada el castaño, riendo. Jack no solo se sintió molesto. Sino que también algo humillado. Aunque de cierto modo, no era culpa de Hiccup. Él había esperado algo que obviamente no iba a darse. Se odió por eso.

-Te odio.- dijo dolido, tapándose la cara y encogiéndose un poco.

-Oh, vamos Jack. No voy a caer en esa.

-No lo entiendes.- afirmó el albino, con un tono tan penoso y débil, que terminó atrayendo la atención de Hiccup- Yo esperaba…Esperaba que tu…Y solo…

-J-Jack ¿Es … en serio? – Se acercó preocupado. Al parecer la broma se le había ido de las manos. – Va-vamos… No era mi intención… - por un momento, las palabras de la prima de Jack volvieron a su mente. Fueron como una punzada atravesando su corazón. “ Jack no estaba jugando…”- Yo…

-¡VENGANZA!- solo alcanzó a escuchar eso, antes de sentir como las frías manos de Jack tomaban su nariz, apretándola dolorosamente, para luego moverla de un lado a otro y salir corriendo.

-¡VEN AQUÍ!

**

No era normal ver a su hija siendo tan cuidadosa con su imagen. Quizás exageraba, pero ella como buena madre, podía notar esos detalles. El brillo de labios, el cepillar su cabello más seguido, esa fragancia…¿Qué estaba pasando? Miles de veces había intentado inculcar en su hija esos hábitos. Pero siempre fue rechazada. Su hija era, como la denominaba su marido “ indomable”. Entonces…¿Qué es lo que estaba pasando? Algunas veces  pensaba en preguntarlo. Sin embargo siempre desistía de la idea de solo pensar en como terminaban todos sus intentos de charlas: peleas. Y ella no quería pelear. Solo quería saber lo que sucedía. ¿No es lo que cualquier otra madre haría en su situación? Además, sumado a esos “detalles”, su hija había comenzado a llegar horas más tarde de lo normal. Es era totalmente preocupante. Realmente, debía de tomar cartas en el asunto. No iba a dejar que su hija cometiera un error.

**

Los días de clases, aunque no muchos, sí habían sido de lo más aburridos sin Jack. Mérida siempre trataba de animarla, sin embargo luego de la pelea, incluso ella, que siempre pregonaba que las cosas se sobrellevaban mejor con una sonrisa, la perdió. Quería concentrarse en sus materias, sin embargo los eventos ocurridos corrían a su mente molestándola. ¿Por qué simplemente no podía superarlo y ya? Flynn no era para ella. Era así de simple. Pero…Cada vez que trataba de hacerse creer aquello, algo dentro suyo se negaba. Como si simplemente aquella afirmación fuera errónea, aun cuando todo le indicaba lo contrario. Ahora entendía un poco más cuando decían que el amor era ciego.

-Perdón, Punzie. Debo irme por aquí.- le dijo Mérida. De nuevo, la curiosidad nació en su interior. ¿Por qué la pelirroja chicha no podía, como antes, acompañarla de vuelta a casa? ¿Qué rayos hacía todas las tardes?

-Claro.- solo asintió. Aun cuando eran amigas, no se sentía con la autoridad de simplemente entrometerse. Lo mejor, bajo su punto de vista, era simplemente ser paciente y esperar a que ella confiara. ¿No es eso lo que toda amistad necesita? Confianza. Sí. Así estaba bien. Se despidieron, y ni bien vio como su amiga se perdía calles más arriba, emprendió la vuelta a su hogar. Lo que no se esperaba, era verlo.

-. . .No.- se dijo, ni bien su interior comenzó a llenarse de una mezcla de sentimientos que la aturdieron. No quería verlo, ni a sus flores tan…Hermosas. ¡Ah! Negó. Tomaría otro camino. Pero fue tarde. Justo cuando solo daba un último vistazo inevitable, sus miradas se cruzaron. En ese momento supo que estaba perdida.

-¡Rapunzel!

-“No. No me llames. No me busques.”- pensó acelerando el paso para alejarse. Ni siquiera estaba viendo hacía donde estaba yendo. Solo quería escapar. No volver con él.

-¡Rapunzel, espera, por favor!

-“¡No!”- se decía en simples silencios, dentro de su cabeza. Era como si con cada palabra, sus pies tomaran la orden de avanzar más rápido.

-¡Un poste, Rapunzel!

-“…¿Qué…?”- y el golpe vino. Fue todo tan confuso, que para cuando se sintió en todos sus sentidos, un dolor invadía su cabeza, y sus apuntes y bolso se encontraban en el suelo.

-Oh, diablos. Rapunzel, ¿estás bien?- rápidamente Flynn se había posicionado a su lado, preocupado, dejando el ramo de flores de lado y juntando los apuntes tan rápido como podía.

-Sí, sí. Solo déjame.- Alcanzó a decir, ella también tratando de tomar sus pertenencias. Sus manos se rozaron, y ambos se miraron avergonzados unos segundos. Un silencio los invadió. Todo dentro de la rubia chica le indicaba que debía levantarse e irse. La vergüenza, la tristeza y muchos más sentimientos estaban a favor de la idea. Pero allí seguía, expectante. Ni siquiera sabía porque no actuaba. No conocía el motivo por el cual su pecho solo le dictaba quedarse en ese lugar, aun a pesar de lo doloroso que era. Suspiró. Rider terminó de tomar sus cosas en orden, las acomodó en el suelo, y se sentó a su lado. La chica no sabía que hacer en esa situación. Si las cosas seguían así de tensas, no dudaba de que en algún momento debería de salir corriendo o algo por el estilo.

-No quería esto.- el rompió el silencio.- Yo no… No deseaba que las cosas fueran así, Rapunzel.

-¿A…Qué te refieres?- se atrevió a preguntar.

-Hablo de todo esto. De nuestra…Ruptura, de la pelea…De todo. No quería que fuera así.- No quería reaccionar mal. Pero simplemente estaba enojada, solo por aquellas simples oraciones.

-Si no lo deseabas, podrías haberlo evitado.- dijo dolida, abrazando un poco sus rodillas mientras trataba de esconderse en algún lugar inexistente.

-Tienes…Razón.

-Entonces me voy.- dijo decidida. No quería escuchar de aquellas palabras.

-¡No, espera!- La detuvo el castaño. El solo tacto de sus manos tocándose plenamente hizo que ambos se vieran profundamente. Rider desvió la mirada. Aquello le estaba costando mil horrores. De a poco, fue soltando su mano, mientras mirada el piso, buscando alguna manera de conseguir el valor que le faltaba. Nunca se había abierto de aquella manera con nadie. No sabía como actuar. Era demasiado. – Tengo… Tengo algunas cosas que decirte.- comenzó con pesadez.-. . .

-Te escucho.- comentó la rubia, con un tono menos duro y más comprensivo. De cierto modo había captado el gran esfuerzo que le llevaba al castaño hablar de lo que fuera que iba a decir.

-No me llamo Flynn Rider.- fue lo primero que dijo. Enseguida se apresuró a terminar.- Pe-pero eso no es lo importante. Digo, es una parte de lo importante pero… Ngh. Rapunzel. Escucha.  – hubo un leve silencio. Flynn miró determinado a la rubia.- He estado mintiendo. Mucho, y a todos. Yo…no soy el “genial y poderoso” Flynn Rider. Solo finjo…Serlo. Porque quiero ser parte de todo lo “genial” del instituto. O al menos, eso quería. Hasta que te conocí. Realmente, no entiendo bien como, pero tu… Me diste la confianza para ser yo mismo. Para ser simplemente Eugene. Cuando me enseñabas, y me regañabas pro mis errores, o cuando cantabas y me animabas a seguirte, mintiéndome sobre que mi voz no es desastrosa…

-No es desastroza…- se atrevió a decir Punzie, con una leve sonrisa. Sin saberlo, de nuevo le dio la confianza faltante al castaño.

-De eso hablo. Tu…Siempre me dejaste ser yo. No Flynn Rider, el chico popular a quien todas buscan.  El punto es que…Ugh. Tenía miedo. ¿Q-qué tal si tu te habías enamorado de Flynn y no de mi? Por eso nunca lo confesé. No sé en qué estaba pensando. Solo… No quería decirlo y arriesgarme.- otra pausa. Eugene trató de quitarse tensión suspirando más despacio.- No podía seguir con aquello. Sabía que debía elegir. Pero solo quería alargar las cosas, para no elegir. Fue un cobarde. Por ello te herí. Realmente, no quiero a ninguna otra chica que no seas tú.- El corazón de Rapunzel dio un vuelco. Sus mejillas se tiñeron de un leve rosa. – Tenía que seguir con mi imagen de “chico genial” y por ello cometí ese error. No sabes cuanto me arrepiento. 

La joven solo miró un rato el suelo, justo como su acompañante. Todo aquello… Sí que era demasiado para siquiera asimilarlo en unos segundos. Pero alcanzaba a comprender, de algún modo, las cosas que Eugene quería expresarle. Ella igualmente tomó algo de aire. Tenía que tener las cosas claras para generar una respuesta.

-Quiero cambiar. Quiero ser solo Eugene. Pero no puedo hacerlo, si la única persona que me acepta tal cual soy no está ahí para mi.

Finalmente, Rapunzel solo tomó sus cosas en silencio y se levantó. Siguiéndola, Eugene la miraba indeciso, con el ramo de flores entre sus manos. No sabía que hacer, o qué más decir. Rayos. Eso estaba comiéndole los malditos nervios.

-Voy a pensarlo.- fue lo que dijo la rubia chica, con un tono dulce, que de algún modo pudo amortiguar las penas del castaño al punto de hacerlo sonreír aliviado.

-Toma.- pasó a entregarle el ramo de flores, tan sonriente como podía estarlo. – Gracias, Rapunzel.

-Nos vemos luego, Eugene.- el beso en la mejilla que le dedicó al chico pareció ser lo suficiente como para quitarle un peso a ambos. Casi como un gran alivio parar sus lastimados pechos.

Notas finales:

Lamento si los acontecimientos se ven algo forzados, sobre todo con la relación de Rapunzel y Eugene. Ya que la historia es Hijack, principalmente, hice cuadrar todo para que se diera más atención a la historia de esos dos. Y pues, eso (?) No encontré un mejor modo para hacerlo :c 

 

En fin, nos leemos <3 <3 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).