Los mensajes comenzaron a parar. Aquello… No sabía como interpretarlo. De nuevo, trabajando desganado, se encontró con las múltiples miradas preocupadas de sus primas, además de las de Bunny y Tiana. ¿Por qué no simplemente se ocupaban de lo suyo? Odiaba que lo vieran de aquel modo. Pero claro. Los clientes no tenían la culpa. Por ello, se esforzaba en sonreír como siempre, excusándose de vez en cuando en la falta de sueño. Era un intenso ir y venir de responsabilidades. Su mismo tío le había advertido que no trabajara tanto, pero casi nunca lo oía: solo quería estar ocupado en alguna cosa que lo mantuviera lejos de pensamientos sin fin.
Los días en el colegio tampoco mejoraron tanto, es decir…No iba a ser dramático. Por lo menos Mérida había vuelto. Bastante deprimida y de mal humor, pero había vuelto. ¡Oh! Y Punzie había adquirido una relación con Eugene, lo cual, luego de haber escuchado la explicación tan cuidadosa y detallada por parte de ésta, lo alegró. Por lo menos a alguien le iba bien en el amor. ¡Ah! Estaba comenzando a parecerse a la típica tía solterona de cada familia. Sonrió. Si seguía así perdería la cabeza.
-Ánimo, chicos.- la escuchó decir.
-Cállate Punzie.- sentenció Mérida. Él solo se abstuvo de responder.
-Sé que se puede arreglar…- siguió la rubia chica, esta vez con un tono un tanto más preocupado al notar el mal estado anímico de sus compañeros. La pelirroja chica solo bufó muy desanimada, mientras ordenaba sus apuntes casi en blanco. Jack por su lado solo esbozó una media sonrisa algo apagada mientras bostezaba. Solo quedaban dos minutos…Pronto, el timbre sonó. El profesor de turno solo se marchó rápidamente, mientras todos se levantaban para ir a comer un rato a la cafetería. Jack ya estaba por levantarse para ir por unos refrescos para aliviar el ambiente, cuando en la puerta vio a Eugene. Fue incómodo. Ambos mantuvieron un contacto visual prolongado, hasta que al fin el castaño chico entró algo cohibido.
-Hola.- dijo con simpleza. Jack lo observó. Se notaba que estaba nervioso, mas no enojado.
-Hola- añadió ahora el albino, relajado.- ¿eres el novio de Punzie? ¿Oficialmente?-tanto Eugene como Punzie se sonrojaron ante la mención, lo cual por suerte logró que Mérida riera un poco por la situación. En serio, cuanto años tenían como para avergonzarse de esa manera?
-E-eh…Bueno…Nosotros…- Balbuceó el castaño.
-Algo así.- se apresuró a decir la ojiverde, sonriéndole de manera confortante a Eugene.
-Bien, entonces…¿ Sin rencores?- expresó Jack, extendiendo la mano al chico. Él mismo no estaba nada enojado por todo lo que había ocurrido, aun cuando algunos tonos verdosos se veían en su rostro, minimizados por el pasar del tiempo. Eugene se sorprendió por el gesto, pero sin dudarlo estrechó su mano con la de él. Al parecer, alguien se había unido al pequeño trío de amigos.
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Pasaron dos semanas. Dos largas semanas en las cuales Hiccup no había parado de ir a la cafetería en busca de Jack. Claro, nunca podía encontrarlo. Siempre le notificaban cosas como que él estaba ocupado o que no se encontraba. Vaya deja vu.
-Realmente, no se cansa.- comentó Tiana, observando al castaño en su habitual lugar.- A pesar de que ya le dije mil veces que Jack no estaba…
-Qué romántico…- suspiró Anna, haciendo que Elsa rodara un poco la mirada por la actitud infantil de su hermana.
-Jack tampoco se la ha estado pasando muy bien- añadió la rubia chica, llevándose una mano a la quijada, adoptando una mirada pensativa. Por más que tratara de encontrar alguna solución, se encontraba muy contrariada. Si todo había ocurrido como Jack le había comentado aquella noche, destrozado, en serio, lo mejor era que no se vieran más, y que Hiccup solo siguiera su relación con Astrid, ya que supuestamente habían vuelto… Pero no tenía sentido. Era obvio. Si estuviera con ella, por qué volvería a buscar a Jack? Gruñó un poco. Esta vez, en serio no encontraba las palabras adecuadas para decir nada que pudiese ayudar. Que impotencia.
-¿Podrían prestar atención al trabajo?- las interrumpió Bunny, quien “concentrado” en la decoración de otro pastel, simplemente gruñía por lo bajo por el revuelo que comenzaba a armarse a su alrededor. Con la pregunta, las chicas asintieron y siguieron con el trabajo como si nada, dejando al peligris solo y… Muy pensativo.
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La noche comenzó a caer pesada sobre la ciudad para cuando Hiccup volvía de pasear a Toothless del parque. Iba tan concentrado en su celular, que cuando una voz grave lo llamó, se sintió sorprendido. Su perro comenzó a gruñir al distinguir una figura unos metros más adelante. Al segundo, el castaño lo reconoció. Era el pastelero de la cafetería donde trabaja Jack. Enarcó una ceja. Tal vez no lo buscaba a él. Siguió caminando, hasta llegar a su lado.
-¿Podemos hablar?- le preguntó aquel joven. No supo que responder.
-Claro.- le dijo calmado, aunque en realidad la curiosidad comenzaba a hacer de las suyas en su interior.
Pudo dejar a Toothless dentro de la casa, luego de un rato. Cuando se vio libre de la responsabilidad de su perro, se dirigió a hablar con aquel muchacho. Ambos caminaron en silencio por las casi vacías calles que se dibujaban delante de ellos. Al fin cuando llegaron a un parque, las tenues luces de los faroles apenas podían hacer posible la visión definida de ambos. Hiccup tomó asiento en una banca, mientras que Bunny solo se quedó de pie, sacando un cigarro de una cajetilla que tenía en los bolsillos, para prenderlo posteriormente. Dio una calada, y dejó salir el humo.
-¿Qué…Querías hablar conmigo?- le preguntó Hiccup, rompiendo la bruma de silencio que los había estado acompañando.
-Jack. Quería hablar sobre Jack.- Comentó siendo directo.- ¿Le has hecho algo?- la pregunta de algún modo ofendió al pecoso. No. Él no había hecho nada, por ello se veía confundido con toda esa situación. No tuvo mucho tiempo de responder.- Voy a serte sincero.- Bunny tomó algo de aire, dándole un toque más serio al asunto.- Siempre me gustó.- aquella declaración fue como un aviso para que algunas alarmas corrieran a encenderse dentro de la cabeza del castaño. Se removió incómodo. ¿Por qué le estaba diciendo todo eso?- Desde el primer momento en que lo vi, supe que no podría hacer más que cuidarlo.- otra calado por parte del peligris. Hiccup tragó en seco.- Él era un chico tan triste… Luego de… Bueno. Supongo que él no te ha contado nada, verdad?- otra frase que le causaba dolor. El castaño bajó la mirada. No sabía a lo que se estaba refiriendo Bunny.- Sí, lo supuse. Él no habla de eso hace algún tiempo. No siempre fue el chico alegre que conoces ahora, sabes? Yo estuve ahí. Siempre estuve ahí. Ayudándolo, tratando de hacerlo sonreír. Finalmente, luego de un tiempo, pareció comenzar a mejorar. Se reía, jugaba, robaba mis pinceles… Pensé que podría tener una oportunidad. – Un suspiro. Bunny solo se tomó su tiempo para saborear el sabor a tabaco.-Pero, llegaste tu. Al principio, creí que solo eras algo pasajero. No pensé que en realidad, podría llegar a… Enamorarse. Pero sucedió. Simplemente, acepté mi derrota y lo dejé ser feliz, pensando en que tú podrías volver a Jack el que fue alguna vez. – Otra calada. Esta vez, Bunny fijó la mirada en los ojos de Hiccup.- Pero… parece que me he equivocado.
-¿Qué?- todo aquello era tan sorpresivo, tan…Molesto. Sí. Le molestaba. No quería enterarse de que otra persona igualmente quisiera a Jack. Solo…Solo quería ser él, el único a quién el albino pudiera considerar como aquella persona especial. Con todo aquello…¿Quería decir que se alejara del lado del ojiazul? ¡Que no fuera cierto! Porque no pensaba hacerlo. Sin pensarlo mucho, se levantó de la banca.- Yo lo quiero.- expresó determinado. Bunny sonrió.
-Yo lo amo. ¿Qué me garantizas? ¿Cómo sé que no es buena idea seguir luchando por su cariño? Me hice a un lado. ¡Maldición, dejé mis sentimientos por su felicidad! Pero ahora…Oh. Él no está feliz. Y supongo que tu tienes algo que ver.
-No sé lo que ha pasado.- contestó Hiccup.- Simplemente, si lo supiera, ya habría hecho algo para solucionarlo. Sin embargo, aquí estoy, confundido. Pero determinado. Yo también amo a Jack. Y no voy a dejar que un malentendido arruine… Arruine todas aquellas cosas que siento cuando estoy a su lado.- Bunny sonrió. Se quitó el cigarro de la boca, para luego apagarlo en el suelo con la suela de sus zapatos. Aquello era todo lo que tenía que escuchar. Aunque su interior aun palpitara adolorido por toda aquella situación, una parte de él se sentía completamente satisfecho por aquella pequeña pero acertada respuesta. Con aquello, no necesitaba saber más. Jack estaba en buenas manos.
-Pues más te vale comenzar a hacer algo.- le dijo burlón.
-¡Lo he intentado! ¿Crees que no? He tratado de hablar con él, sin embargo, huye de mí y…
-Bien, bien, pecas. – lo calmó. Al parecer toda esa situación obviamente no solo afectaba a Jack.- Voy a ayudarte. Sin embargo, antes de ello, tenemos que hacer una promesa, de hombre a hombre.- Hiccup asintió ante la idea. Bunny le extendió la mano.- Vas a hacer a Jack el chico más feliz de la Tierra.
Hiccup no vaciló. Estrechó su mano con la del peligris decidido, haciendo que la sonrisa de esta se ensanchara. Bien. Suerte que había montado ese número para probar los sentimientos del castaño. Jack…Realmente no era ningún tonto como para elegir a ese pecoso como el indicado. Así, Bunny le extendió un pequeño papel al ojiverde. Suspiró, y sin más comenzó a marcharse. Después de todo, aun le faltaban algunos pasteles que realizar antes de que cayera la noche. Por su lado, Hiccup tomó el papel y lo leyó. Era una dirección. Reconoció la calle casi de inmediato. Estaba cerca de la cafetería… Era… ¿La dirección de la calle de Jack?