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No fue coincidencia por mistdowner

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Notas del capitulo:

¿Quién esperó el extra? ¿Nadie? Ah, oc. :'v 

 

Como lo dije, aquí está. No será solo uno. Sino que unos tres, o cuatro. 

Los extras narrarán la continuación de la vida de Jack y Hiccup como pareja estable. A lo largos de ellos, trataré de plasmar sus pensamientos, inseguridades, deseos... En fin. Todo lo que una pareja que desea formalizarse experimenta. (?)

 

Sin más, a leer <3 

Los años, sorpresivamente habían corrido rápidos ahora con Jack en su vida. Los días pasaban bañados en una extraña mezcla de tranquilidad y bromas. Su relación, como todas, a veces tenía sus altibajos, sin embargo siempre habían sabido llevarla adelante con buenas charlas y sinceridad. Hiccup, honestamente, no recordaba haberse sentido más completo y feliz.

Tampoco había que ser un dramático: apenas habían pasado cuatro años. Y, a pesar de que no era poco, tampoco era “mucho” comparado con todo el tiempo que deseaba pasar al lado de Jack.

Sin duda, muchas cosas habían ocurrido. Por ejemplo, Mérida y Angus habían formalizado su relación al punto del compromiso, hace solo un año, y luego de unos meses, siguiendo sus espíritus sedientos de viaje y libertad, se encaminaron en una larga travesía alrededor del mundo. Recordaba, sin duda, como Jack se había quejado toda una semana previa al adiós de su querida amiga. ¿Quién no estaría algo triste? Pero, más allá de tristeza, habría que admitir algo: nunca vio una pareja tan feliz y complementada.

Otro suceso importante a resaltar fue la boda entre Rapunzel y Eugene. Fue quizás, uno de los días donde alcanzó a ver a más personas felices reunidas celebrando: fue enorme. Algo que no olvidaría, sería la emoción que mostraba el rostro de Jack, tan alegre, aplaudiendo y brindando por los novios. Todo eso había ocurrido hace ya un año y medio, si las cuentas no le fallaban.

Sin esperar a nada, los acontecimientos y cambios se dieron entre sus conocidos. Además de lo ya contado, Aster sorpresivamente encontró consuelo en los brazos de Tooth, quien luego de un año de algunos meses de cariño y besos, terminó enamorándose. Actualmente ambos conformaban una pareja madura y casi matrimonial. El café había crecido bastante. Gracias a las buenas temporadas que éste recibía, hubo el suficiente presupuesto como para agrandar el lugar. Cualquier que quisiera pasar un muy agradable rato sentado en cómodas sillas de terciopelo rojo, rodeado de juguetes que colgaban de una manera armónica en el techo, pequeños duendes artificiales escondidos entre los muebles y decoración navideña ( con una mezcla de pascuas, hadas y estrellas) quedaba con la boca abierta. El tradicional café de la familia era eso y más: casi se podía decir que era un refugio para todo aquel que necesitara un lugar para descansar de sus problemas. 

Elsa y Anna habían vuelto a Arendelle. Por temporadas volvían a alegrar las vidas de todos, ayudando y haciendo del día a día una experiencia más que satisfactoria. A nadie le había sorprendido cuando Elsa declaró que había comenzado su propia empresa. Siendo sinceros, ella siempre mostró dotes y capacidades que dejaban a cualquiera con la boca abierta. Tampoco fue una gran sorpresa cuando un muchacho se fijó en Anna. ¿Quién en su sano juicio no caería en la cuenta de su encantadora manera de ser? Lo que sí fue una sorpresa fue cuando, luego de casarse, la noticia de un pequeño en camino se diera. Hiccup recordaba la reacción de todos: Jack había abierto la boca tanto, que pensó que la mandíbula se le saldría de lugar; Norte sonrió tan ampliamente, riendo con estruendo, que podría jurar que las ventanas temblando; Aster y Tooth se miraron atónitos, para luego reaccionar y felicitar a la madre; Sandy incluso dibujó su alegría, representándola con hermosas sonrisas y un pequeño bebé en una cuna. De eso, ya había pasado algún tiempo. El nacimiento, como esperaran, tampoco se hizo de rogar nueve meses después.

Sin duda, el tiempo no esperaba a nadie. Era, quizás, algo que le inquietaba un poco. No quería ser un paranoico. Pero había veces en las cuales notaba cierto brillo de tristeza en los ojos de Jack cuando observaba la vida de sus amigos correr. No sabría interpretar muy bien a que se debía. Pero prefería no prestar mucha atención. Quizás…Estaba algo asustado de la respuesta que pudiera recibir. 

+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+

Aquel día se levantó con algo de pereza. Miró a su costado, esperando encontrar a Jack. Sin embargo no estaba en la cama. Bostezó. Se sentó en el colchón, y con esfuerzo trató de activar su cuerpo. Luego de unos minutos ya estaba algo más en sintonía con el mundo. Se vistió casual, y bajó. Como había sido la costumbre desde que vivían juntos ( no más de dos años), en la mesa descansaba una tarta, con una humeante taza de café.

-Buenos días.- saludó al albino, acercándose para robarle un beso. Sin embargo Jack no lo escuchó. Ni siquiera se dio cuenta de que iba a ser besado, dado que se sobresaltó al ver de cerca a Hiccup.

-Ah, hola. ¿Cuándo te levantaste? – le preguntó.- Olvídalo, que bien que lo hiciste.- Siguió, sonriendo levemente y atacando por propia cuenta los labios ajenos en solo un roce. Hiccup se separó con una extraña sensación en el pecho. Sin embargo la ignoró y tomó asiento-¿Dormiste bien?

-Tus ronquidos no me dejaron dormir.- le contestó. Por lo general la respuesta siempre era la misma. Hiccup sonrió. Por lo menos eso seguía igual. Pero eso no le duró mucho. Luego de unos minutos más de charla, Jack dejó de prestarle atención para tomar su taza, levantarse de la mesa e ir a pararse al lado de la ventana, viendo el exterior.

-Hey, amigo…- susurró Hiccup, encontrando a su gran compañero que acababa de despertar moviendo la cola a su lado. Lo acarició, para apresurarse a tomar el café de una vez. Tal vez pudieran matar el tiempo de ese día en algún evento. Tenía pensado llevar a Jack al cine, quizás, o a jugar video juegos por allí. ¿Qué? Si bien ya tenían cierta edad, nunca se era demasiado viejo para disfrutar de un rato en pareja con videojuegos. Mientras pensaba en ello, fue que notó que Jack volvía, suspirando algo preocupado, para dejar su taza en su lugar y ponerse una bufanda. Hiccup no lo había notado, pero Jack estaba vestido para salir.- …¿ Vas a salir?- preguntó una vez se dio cuenta de la apariencia de su pareja.

-Uh, sí, Elsa, Anna, Kristoff y el pequeño Jonas vendrán.- se limitó a responder Jack.- Regreso dentro de poco.- aseguró. Antes de acercarse a Hiccup, plantar un beso en su mejilla, despeinarlo con la mano y marcharse.

-…- cuando escuchó el sonido de la puerta cerrándose, Hiccup suspiró.- Claro, yo… - susurró.- Supongo que pasaré el día contigo, eh amigo?- dijo, hablándole al perro que solo movió la cola feliz.

*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*

Caminando por las frías calles, su pensativa mirada iba apreciando el piso como la cosa más interesante del mundo. No iba a mentir, estaba algo….Extraño. No sabría decir muy bien porqué. Se odió por ello. Recordó a Hiccup. Su pecho latía feliz, aun luego de los años que pasaban juntos compartiendo sus vidas. No podría pedir más: el castaño lo entendía, lo amaba, le daba todo aquello que alguna vez quiso y más. Ambos se complementaban de una manera graciosa, aun en los problemas. Por ello…No tenía sentido. ¿Por qué sentía que faltaba algo? Lo llevaba pensando desde hace unos meses. Sonará desconsiderado de su parte, pero… ¿Podría ser que hubiera algo que deseara, que Hiccup no podía darle? Por algunos días, pasó pensándolo. Nunca llegaba a una respuesta. Y la duda lo estaba matando. 

Solo pudo descansar de todos sus pensamientos cuando, al llegar al café, abrió la puerta normalmente. Fue una sorpresa cuando las voces que había escuchado solo segundos atrás detrás de la puerta, murieran en silencio. Miró a los presentes. Las caras que tenían no representaban nada bueno. Y…Todos los ojos estaban sobre él.

-Gracias a la Luna, Jack. – fue el primer en hablar North. – Te necesitamos.

-¿Qué?- fue lo que alcanzó a decir. Al segundo Anna, con su pequeño bebé en manos y en compañía de su esposo, se acercaron.

-Debemos salir a una reunión por unos problemas que surgieron en la empresa.- aclaró Kristoff, el esposo de Anna.

-Graves problemas.- asintió Anna.

-C-claro.- asintió el albino, sin entender muy bien a lo que querían llegar- ¿En qué puedo ayudar?

-Necesitamos que cuides a Jordan.

*+*+*+*+*+*

Ya que hacía falta, en la ausencia de su pareja, Hiccup decidió salir a hacer algunas compras de provisiones. Su andar era pausado y sereno, mirando con detenimiento cada producto. La verdad era que estaba disperso, pensando en como arreglar la situación que le molestaba No quería ser un paranoico. Pero sentía que había un problema que con el pasar de los días se iba agrandando. Un problema que no quería ver. 

Cuando estaba comprando los dulces preferidos de Jack, escuchó un pequeño llanto. Se dio media vuelta, y encontró una pequeña niña sola, murmurando cosas mientras trataba de secarse las lágrimas con sus diminutas manos. No podía tener más de cinco años. Hiccup miró hacia todos lados. No había ninguna mujer u hombre que parecieran buscar a su hija. 

-hey, hola…¿Te has perdido?- trató de sonar dulce y comprensivo, imitando el tono de voz que Jack usaba cuando iba a encontrarse con su grupo de amigos a la plaza. Sí. Jack tenía todo un grupo de niños que lo seguían. Pero eso era un tema aparte.

La niña asintió.

-Oh, bueno, podemos ir a buscar a tus padres. Vamos, yo te acompaño.- mencionó alegre. Trató de tomar la mano de la niña, pero esta se retrajo, asustada.

-No. ¡Tengo miedo!- le dijo esta.

-¿Eh? Pero no soy nadie malo. Anda, si me acompañas

-¡No!- y el llanto de la pequeña se intensificó. Eso fue como un golpe en el orgullo de Hiccup. Suspiró. De nuevo buscó con la vista algún guardia de seguridad que pudiera ayudarlo. O alguien. Pero nada. En momentos como esos, realmente se sentía idiota. ¿Qué es lo que solía decir Jack sobre el miedo? No lo recordaba. 

-Escucha, por favor no llores.- le suplicó. – No quiero hacerte daño, y no hay motivo para llorar- lo intentó de nuevo. Esta vez pensaba calmarla un poco, para luego dejarla en el lugar y buscar ayuda en otro sitio. Que no lo culparan. A diferencia de Jack, el era un desastre con niños. Nunca había tenido la oportunidad de interactuar con alguno, más allá de las presentaciones fugaces que solía tener de manos de Jack cuando le presentaba a sus amigos. 

-Tengo miedo.- repitió la niña, como si solamente le hubieran enseñado a decir esas palabras. Hiccup suspiró. Dejó las bolsas en el suelo, dispuesto a marchar. Pero ni bien dio un paso, gimoteos se unieron al show.

-No, no, no. Por favor, no llores.- Le rogó. No entendía porqué lloraba peor que antes.

- No te vayas. – le dijo ella.

-Ugh. Bien. ¿Puedo al menos saber tu nombre?

-…Rosemary…- le dijo esta.

-Es un lindo nombre, justo como tu- añadió. Con eso, la niña dejó de llorar un poco.-Yo me llamo Hiccup. Sí, lo sé. No es tan lindo como Rosemary. Pero mis padres querían protegerme de los trolls.- bromeó, recordando una vieja leyenda nórdica sobre los nombres feos que ayudaban a la protección de los niños. 

-¿Trolls?

-Sí, trolls.

-¿V-vendrán por mi?- dijo ella, asustada ahora de tener un nombre “lindo”

-Pfff. No. Los trolls prefieren a los niños feos como yo. A las niñas bonitas no las tocan, porque saben que son muy inteligentes como para dejarse engañar y seguirlos.- Por los dioses. Rosemary había sonreído.

-¿Es verdad?

-Claro. Todo el mundo lo sabe.

-Yo no lo sabia.- dijo ella, algo decaída.

-No era necesario. ¿No crees? - bromeó Hiccup. Ella pareció razonarlo, y encontrarse con que, efectivamente, no tenía porqué saber semejante "verdad"- ¿Cuando fue la última vez que viste a tus padres?- se atrevió a preguntar. La mueca de dolor que puso la niña, lo asustó. Pensó, solo unos segundos, que ya había arruinado su escaso avance con ella.

-Estaban comprando comida.- recordó ella, hablando tan bajito, que Hiccup tuvo que esforzarse por escuchar. Parecía que la pequeña sufría de un ataque de bochorno.- Me alejé.- confesó. Aquello sonó tan lastimero, que el castaño tuvo que contenerse para no acariciarle el pelo y cantarle alguna cosa para que se calmase. Aunque, obviamente, era una pésima idea. Sobre todo, porque el no sabía cantar. - Y fui a ver juguetes. Cuando volví, mamá y papá no estaban. 

-Oh. Entonces... Uhm...- dudó. No sabía como hacer que la pequeña se moviera de su lugar. ¿Qué decía Jack? se volvió a preguntar aquello mil y una veces, contrariado. Con algo de esfuerzo, lo recordó. Cuando los niños solían estar asustados, él convertía todo en diversión. Sonrió, sintió su pecho cálido, meciéndose de orgullo al tener una pareja tan buena. - ¡ya entendí!- declaró. La niña lo miró como si estuviera loco.- Estamos jugando, solo que tu no sabías. 

-¿Ah?- se limitó a decir ella, tan perdida, que parecía que iba a llorar de nuevo por pura frustración.

-Estamos jugando.- repitió. - A las escondidas. Con tus padres. - la niña no pareció muy segura de esa afirmación. Pero luego de pensarlo un poco, le pareció lo más lógico. Después de todo, a su papá le encantaba esconderse de ella y darle muchos sustos. Así que tal vez en esta vez, solo había convencido a su madre...

-¡Hay que encontrarlos! - se emocionó la pequeña.

-¡Yo primero!- fingió correr Hiccup, siendo seguido por la niña.

Dieron vueltas por todos lados. Subieron escaleras, las bajaron, rieron... Hiccup solo hasta ese entonces se dio cuenta de que, graciosamente, estaba viejo. ¿Qué? No podía correr por toda la tienda ( que era enorme) como cuando tenía unos quince años y escapaba de los maltratos de sus amigos y primo. Cuando finalmente ya no sabía qué más hacer, Rosemary se detuvo.

-Los encontré.- dijo ella emcoionada.

-¿Ah, sí?- interrogó el chico. Al mirar a lo lejos, pudo notar como una madre, angustiada, miraba para todos lados, perdida en el mar de gente que concurría a comprar sus suministro. - Entonces, ¿Qué esperas?

-A ti.- le dijo ella. La respuesta lo sorprendió más de la cuenta. La pequeña quería despedirse. Hiccup se agachó, y la niña, algo avergonzada, plantó un beso en su mejilla, para luego abrazarlo y susurrarle un "gracias" sincero. Así, ella se marchó con cuidado, para ir al encuentro de su madre. 

Hiccup se quedó viendo la hermosa escena por unos minutos. Vio lágrimas, sonrisas y abrazos. Se sentía tan calmado y satisfecho, que simplemente no pudo evitar auto sorprenderse al notar que estaba pensando en que Jack sería un excelente padre. Sin duda, algo dentro suyo comenzaba a revelarse. Algo que nunca antes había considerado. Ser padre. 

+*+*+*+*+*+*+*+*+*+

Al llegar a casa, cargado de bolsas y con Toothless encima, empujó la puerta, con la esperanza de que Jack ya hubiera vuelto. Para su suerte, la puerta cedió. Pero lo que se encontraba detrás de esta, no era muy agradable. 

Había juguetes tirados, un llanto incesante, algunos biberones en los cojines... Y Jack. El pobre yacía encima del sillón, cansado, moviendo una cuna, como un condenado a muerte. Hiccup no comprendió muy bien que pasaba, hasta que la sangre llegó a su cerebro. Le habían encargado cuidar a Jordan.

-Ayúdame...- gimió el albino, cansado.- No puedo hacer que deje de llorar.- explicó.- Y su llanto está haciendo que se me caiga el pelo.

-Exageras.- habló Hiccup, riendo. Si bien el llanto del pequeño Jordan era un tanto molesto, no podía comprender que Jack se pusiese tan incómodo en un par de horas, que era lo que él se había tardado en ir a la tienda.

-Está rompiendo con mi orgullo.- habló él, rindiéndose y dejando de empujar la cuna. Irónicamente, el bebé dejó de llorar al instante. Jack bufó exasperado. Hiccup rió mientras acomodaba los víveres en sus respectivos lugares. 

-Bueno, un bebé es algo distinto de un bebé.- aseguró, tratando de sonar lo menos hiriente posible. Bien sabía que al albino, lo que más le enorgullecía, era su talento con los niños.

-No sabía que tanto.- aseguró, cruzándose de brazos contra el marco de la puerta, y mirando como el bebé ya no se movía. Se había quedado dormido.

-No sabemos muchas cosas.- siguió él, acercándose a su pareja y atrayéndola por la cintura. Jack había crecido tanto, que apenas le podía sacar ventaja por unos centímetros.- Pero podemos aprender.- le susurró en los labios, besándolo delicadamente unos instantes. Jack suspiró, ahora más calmado. La presencia del castaño siempre le ayudaba a dejar ir el estrés.

-Sí, bueno. Aprenderé mucho con Jordan.- afirmó el albino, no muy seguro. - No te molesta, verdad?

-¿Que te hayas hecho cargo de Jordan?

-Uh, sí. Los demás no podían. Pasó algo en la empresa, y el café está en su mejor temporada y...

-No me molesta.- afirmó, dejando un último beso en el cuello del de ojos azules, para luego retirarse a planificar el almuerzo. Dado que ya se acercaba el invierno, muy probablemente las cosas comenzaran a tornarse algo complicadas al cocinar. Agradecía a los dioses que el clima estuviese algo cálido ese día. Pero quién sabe. El clima no solía ser muy estable en Burguess. Sacó algunas verduras, planeando hacer alguna salsa. Comer espaguetis no sonaba nada mal. Comenzó a cortar algunas verduras, mientras Jack prendía suavemente la calefacción. Comenzaba a correr un viento frío, y a pesar de que el sol seguía brillando en el cielo ( amenazado por algunos nubarrones que se aproximaban), no quería correr el riesgo de que el pequeño se enfriara o algo. Pero tampoco quería enfermarlo con un calor excesivo. ¡Ah! Los bebés eran tan complicados y delicados...- ¿Y cuando debemos devolverlo? 

-...

-¿Jack?- llamó el castaño desde la cocina, suponiendo que éste no le había escuchado.

-¿Sí?- se asomó él.

-¿Cuando debemos...?

-Una semana.- y se largó del lugar. Hiccup plantó el cuchillo en una verdura, sin poder creerlo.

-¿¡Qué!?

-¡Quizás dos!- respondió Jack de lejos. Al segundo, un llanto se escuchó. Habían despertado al bebé con sus gritos.

Notas finales:

Espero les haya gustado. Como ven, planteo la posibilidad de un nuevo integrante en la vida de ambos jóvenes. ¿Cómo lo tomarán? <3

 

Espero y les guste esta pequeña continuación <3 <3 

 

Nos leemos. <3 


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