Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No fue coincidencia por mistdowner

[Reviews - 65]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí, actualizando pal consumo de las lectoras. <3 

Sepan disculpar si encuentran algun error. A veces siguiendo las notas y todo lo que escribí en clases, las ideas se me juntan y termino borrando o agregando cosas que no son. Trato de leer por lo menos dos veces todo antes de publicar, pero se me pasan cosas :'( 

 

De antemano, disculpas <3  

 

No prometo nada, pero espero publicar el próximo capítulo el sábado. O jueves. Aunque es más problable que el jueves. 

 

Quisiera publicarlo ahora mismo, como festejo de que volví (?) Pero decidí que quiero que sufran. *Mentira*

 

La verdad guardo algunos capítulos como reserva por si luego se me va la inspiración. Es algo nuevo que he comenzado a hacer para no dejarlas en la nada como había venido haciendo. Espero terminar esta historia pronto. <3

 

Sin más, a leer <3 <3

Habían pasado algunas horas desde que se había planteado la idea de llamarlo, o enviarle un mensaje. Dio vueltas y vueltas en su cama, se bañó, pasó mucho tiempo cepillando su cabello, jugando con pascal y haciendo las tareas… Pero a pesar de hacer todas esas actividades, su mente seguía volviendo a preguntarse si debería llamarlo o no. ¿Por qué tenía que enamorarse de Flynn? Justamente él, uno de los chicos más populares del instituto. Ahg, parecía una tonta película. ¿Qué tenía ella que las otras miles de chicas que él tenía no? Simplemente pensando en eso, se desanimaba.

-Ngh…- Se quejó, dejando caer dramáticamente su rostro en el mullido colchón, con el celular al lado. Pascal la miró enarcando una ceja. Caminó un poco, trepó encima de su cabeza y comenzó a molestarla.- Pascal, esto es muy difícil… - confesó con voz de ultratumba. Ella no estaba hecha para esas decisiones. Ahora deseaba no haber recibido el número.  Tomó al camaleón de encima de su cabeza con delicadeza, volvió a sentarse en la cama erguida, y posicionó al animal enfrente de sus ojos.- Dime que hacer… ¡No sé! Tengo su número, pero tal vez si le mande un mensaje lo interrumpa en algo importante, o ni siquiera lo lea y quede como una tonta. ¿Qué hago si se enoja conmigo? Aunque no hablamos nada…¿Qué digo? Ni siquiera sabe quien soy. De seguro se preguntaría como conseguí su número…¡Parezco una acosadora! Pascaaal. – la rubia puso una expresión de cachorrito, y su mascota viró los ojos, para luego usar sus pequeñas patitas y hacer un gesto, pidiendo calma.- Tienes razón, tengo que calmarme. Parezco una loca. Será mejor que no haga na…¡AAH!- no pudo seguir hablando, dado que un mensaje llegó de repente, sacándole un susto a ella y a su camaleón, que terminó en el colchón aturdido por el grito de su dueña. Rapunzel tomó con rapidez el celular, y leyó.

Mer: ¿Ya le has escrito algo?

Punzie: . . .

Mer: No te he dado el número para nada.

Punzie: Lo sé, lo sé, pero…¿Qué pensará de mi? ¿Y si me odia?

Mer: Oh, vamos, claro que no. ¿Quién  podría odiarte? Además de tu madrastra malvada.

Punzie: Oye…

Mer: Lo siento, jaja. Es que esa señora estaba loca.

Punzie: Ni me la recuerdes.

Mer: Como sea, escribe algo.

Punzie: Pero… ¿No sería extraño? Se preguntará como conseguí su número.

Mer: Oh, si es por eso…Le he dicho que era para ti.

En ese momento el corazón de la rubia se congeló. ¿O sea que él esperaba que ella le mandara algo? ¿Es decir que sabía que ella tenía su número? ¡ESO ESTABA MUY MAL!

Mer: ¿Punzie?

Punzie: ¿QUÉ HAS HECHO?

Mer: ¡Oye, oye, lo siento! Es que me frustró ver que no te acercabas, entonces fui y le dije que tenía una amiga que quería conocerlo. No se lo tomó a mal, le hablé de ti. Te conoce.

Punzie: ¿Me conoce? Mérida Dunbroch, si esta es otra de tus bromas…

Mer: ¡Claro que no, desconfiada! Ha dicho que no te conoce mucho, pero que le pareces agradable, y que le gustaría que hablasen.

Punzie: … Y… ¿Ahora qué hago?

Mer: ¡Escríbele algo!

Punzie: ¡Pero no sé qué!

Mer se ha desconectado.

Punzie: ¿Mérida?

Punzie: ¿Mer?

Punzie: ¡No me dejes!

Punzie: . . .

Miró la pantalla con algo de incertidumbre. Su número ya estaba en la agenda. ¿Qué debía hacer? De nuevo rodó en su cama. ¿Debería comenzar con un simple hola? Comenzó a escribir. Los intentos fueron muchos, pero al momento de apretar el botón de enviar, se arrepentía y borraba todo. Era la primera vez que caía en la cuenta de que habían muchas maneras de saludar. De pronto entró su madre al cuarto.

-Hija, ya vas a cenar?

-Oh, claro yo… Comeré aquí. Tengo algo de tarea.- no era del todo mentira.

-Ya veo. Creí que dirías eso. ¿Pasa algo con ese chico?

-¡Mamá!

-Hija, se escuchan tus quejidos en el piso de abajo.

-. . . Es que es tan complicado. . .

-Tranquila, si tus sentimientos son sinceros, de seguro te convertirás en su nuevo sueño.

-Mamá… eso es tan… Romántico.- La mujer sonrió ante la mirada soñadora de la chica. Increíble que aun en esa edad siguiera pensando en tales ideales. Aunque no importaba. Ella sabía bien que los sueños se cumplían. ¿De qué otro modo habría recuperado a su hija?

-Buenas noches, hija.

-Buenas noches, mamá. – La puerta se cerró. Rapunzel suspiró más tranquila. Escribió un simple “hola” con puntos suspensivos, y dejó el celular de lado. Mejor no comer ansias mientras esperaba por la respuesta. Si es que llegaba. Bajó, saludó a su padre que se preparaba para ir a la cama, tomó en una bandeja su cena, y volvió a subir. La alegría y sorpresa llegaron cuando vio la respuesta.

Flynn: ¡Hola!...

*****************************

 Jack no se creía que le hubiera gustado. Seguía recordando las palabras de Hiccup una y otra vez. No iba a mentir, él siempre había sido algo egocéntrico, pero ahora… Por la Luna. Su ego no podía estar tan alto. Comenzaba a considerar la idea de cocinar más seguido. Pero bueno, comenzaría mañana, dado que ya era tarde, y mañana debía dormir. Se dio una ducha, se cambió, y se lanzó a la cama. ¿Tarea? Ah, la haría mañana, minutos antes de entrar a clases. ¿Por qué complicarse? Cerró los ojos, y se relajó. Mañana tendría muchas cosas que hacer.

Pero no pudo dormir. Se acomodó en la cama mil veces, rodó de un lado a otro, se tapó, se destapó… No funcionaba. Al  parecer su cuerpo tenía energía para algunas horas más. Mañana se arrepentiría de no dormir. Tomó su celular. Se fijó en algunas redes sociales, algunos videos… Nada interesante. Entonces pasó a revisar los mensajes. Sin poder evitarlo, las ganas de escribir un mensaje para Hiccup nacieron. ¿Se molestaría con él por escribir a esa hora? ¿Estaría despierto? Finalmente de solo unos minutos de debate, decidió escribir. De igual modo, no perdía mucho.

Jack: ¿Hiccup?

En su caso, Hiccup no estaba en una situación muy distinta a la de Jack. Solo que él sí que estaba cansado. Pero no podía dormir. Solo mirar el techo con aburrimiento, como si fuera la cosa más interesante del mundo. Realmente era una molestia las solitarias noches. Sentía mucho frío. Y ya no había nadie allí que lo resguardara de la soledad. Cerró los ojos. Tal vez así en algún momento caería rendido. Sin embargo su plan no duró mucho. Pronto notó que algo brillaba al otro lado de su habitación. Se extrañó, ya a sabiendas de que era su teléfono. Salió de su cama, caminó hasta donde se encontraba su celular, y sonrió con felicidad al ver el remitente.

Pequitas: Hola.

Jack: ¿Te desperté?

Pequitas: No, no te preocupes. No puedo dormir.

Jack: Que coincidencia.

Pequitas: ¿Tampoco puedes dormir?

Jack: Mi novia no me deja.

Los colores llegaron de repente al rostro de Hiccup. Era algo tonto, siendo que él era mayor, se suponía que tenía más experiencia con esos temas… Pero no pudo evitarlo. No supo bien que fue lo que lo sorprendió: Si el hecho de que Jack tuviera novia o… Que él tuviera esos…”encuentros” con ella. Aunque, vamos, era un chico en plena juventud. ¿Cómo no pasaría siendo él tan atractivo? Aunque, uh, sí. Le seguía pareciendo extraño. Era algo difícil imaginarse a alguien tan adorable como Jack en esa situación. Sí, lo consideraba adorable. ¿Cómo no? Su apariencia algo rebelde y juguetona, junto con su extraño cabello, su risa…Y sus ojos. ¿Cómo no pensar en que era realmente inocente? Aunque, al parecer se equivocaba.

Jack: Genio, estoy bromeando. ¿En serio me creíste?

Pequitas: Eres horrible.

Jack: ¡Ja! Sí, te la creíste.

Pequitas: Pensé que estarías con alguna de las dos chicas que vi el otro día.

Jack: ¿Punzie y Mer?

Pequitas: Sí, creo haber notado que la chica de pelo largo y rubia me miraba con algo de recelo

Jack: Oh, déjala. Es algo desconfiada a veces. Pero no. ¡Que chiste! Ninguna de ellas es mi novia.

Pequitas: ¿Entonces es otra chica?

Jack: No tengo novia. Sino que novio.

Otra sorpresa. El ojiverde esta vez dudó de si fuera verdad esa afirmación. Siempre notaba como trataba a las chicas en la cafetería, con esa sonrisa ladina, moviéndose con total confianza y haciendo chillar a las pequeñas colegiadas que lo miraban. No podía ser…¿O sí? Por ahí había escuchado de Brutilda, hace tiempo, que los mejores hombres muchas veces eran homosexuales. ¿Sería así con Jack?

Jack: ¿Te lo has vuelto a creer?

Pequita: ¡Ya para!

Jack: Jajaja, lo siento pecas. Es inevitable. No tengo novio ni novia.

Pequitas: ¿Pecas?

Jack: Oh, sí, así te agendé.  Bueno. Algo así, “pequitas”

Pequitas: ¡Ese apodo no me va!

Jack: Claro que sí. Tienes muchas pecas.

Pequitas: Pero eso suena…

Jack: ¿Adorable? ¿Tierno?

Pequita: Cursi.

Jack: De igual modo te dejaré así.

Pequitas: Ugh. Bien, entonces te agendaré con otro nombre.

Jack: . . . ¿Cuál?

Pequitas: Mal cocinero.

Jack: Sabes que te gustó. Lo disfrutaste hasta el final.

Pequitas: . . . ¿Es en serio?

Jack: Obviamente.

Pequitas: ¿Estas seguro de que no estas con tu novia justo ahora? Pareciera que aun quieres desahogarte más.

El turno de sonrojarse ahora fue de Jack. El solo hecho de que Hiccup de verás creyera que estaba en esa situación con una chica no era ni bueno ni mucho menos algo no bochornoso. Suspiró con gracia.

Jack: Que no. Que estoy con mi novio

Pequitas: No tienes novio.

Jack: Podría tenerlo si quisiera.

Pequitas: No lo dudo.

Jack: . . . ¿Estas aceptando que soy hermoso? ¿Un Dios encarnado?

Pequitas: No he dicho tal cosa.

Jack: Pero lo pensaste.

Pequitas: ¿De donde sacas esas ideas?

Jack: Admítelo pecas. Te vuelvo loco.

Pequitas: No soy una chica.

Jack: Eres mejor que una.

Rayos. ¿Cómo hacía Jack para molestarlo de esa manera? Y al mismo tiempo…¿Por qué se sentía feliz? El comentario se le antojo un tanto agradable. Ah. ¿Qué decía? Muy agradable. Demasiado, tal vez. Aunque fuera muy raro que otro chico le dijera que estás mejor que una chica… Bueno. Viniendo de Jack, no pudo evitar sentir que su autoestima crecía un poco, como también su ritmo cardiaco.

Jack: ¿Pequitas? ¿Te la volviste a creer?

Pequitas: ¡Jack, basta!

Jack: JAJAJAJA, ya, ya. No te enojes. Lo digo en serio. Aun no entiendo como no buscas amores en otros lugares. Digo, arreglándote un poco, cualquier chica caería a tus pies.

Pequitas: Gracias. Pero creo que solo la quiero a ella.

Jack: Ya, si eso quieres…

El albino no pudo evitar sentir una sensación incómoda. Ya se lo había pensado antes. Sabía que Hiccup solo quería volver con su antigua chica. Pero en el muy probable caso de que no se pudiera… ¿Qué haría? En serio le hubiera gustado, por su bien, que aceptara un tanto la idea de encontrar a una pareja por algún lugar. Aunque…Aunque no fuera él.  En serio debía dejar de ver con esos ojos a Hiccup. Era claro que nunca se daría.

Pequitas: ¿Hay alguna razón por la que no puedas dormir?

Jack: No creo que haya alguna en concreto.

Pequitas: Ya. La noche es muy larga, no?

Jack: Sí, sobre todo con este frío. Claro, no es que me moleste.

Pequitas: Ah, ni lo digas. Adoro el frío. Tanto que podría casarme con él.

Jack: Jaja, ¿no te gusta?

Pequitas: No. Realmente lo sufro por las noches. No suelo dormir mucho.

Jack: No me digas.

Pequitas: Sí, ya lo sé. Se me nota.

Jack: ¿Por qué no te consigues un perro? Podrías dormir con él a falta de una chica.

Pequitas: No creo que sea lo mío. Digo, no me he estado cuidando bien… No creo poder con esa responsabilidad.

Jack: Vamos, no es la gran cosa. Aunque…Yo nunca he tenido uno

Pequitas: Yo tampoco.

Jack: Adopta uno.

Pequitas: Jack…

Jack: ¿Qué? Es buena idea.  Yo te ayudaría a cuidarlo.

Pequitas: Tal vez luego

Jack: Aburrido.

Pequitas: Gracias, señor diversión.

La charla siguió por unas pocas horas. Ambos no terminaban de hablar nunca. Increíblemente ambos disfrutaban tanto de la charla, que los malestares ajenos a esa pequeña interacción entre ambos desaparecían. El que se dio cuenta de la hora fue Hiccup, cuando su teléfono advirtió de la falta de batería.

Pequitas: Oye, ¡es muy tarde!

Jack: Oh, es cierto. Faltan solo un par de horas para que tenga que levantarme.

Pequitas: Ve a dormir un poco.

Jack: Digo lo mismo.

Pequitas: Lo haré si tu lo haces.

Jack: Bien, pero mándame un beso de buenas noches. <3

Pequitas: Ja,ja. Muy gracioso. Te veo mañana en el café.

Jack: Claro, descansa. Por cierto, si en la próxima noche te sientes solo y con frío, llámame. Soy discreto.

Pequitas: ¡JACK!

Jack se ha desconectado.

**************************

Comenzar el día con muy pocas horas de sueño no representó un gran desafío para su energía. Estaba tan vivaz y feliz, que hasta Norte lo notó cuando se sentó a desayunar con él. Su sonrisa, su mirada perdida…Y una taza bastante grande de café. Norte en el acto captó que algo le pasaba a su sobrino.

-Parece que el pequeño tiene una enamorada, eh? Jacky esta enamorado…- canturreó como niño pequeño, burlándose de Jack.

-¿Qué? No sé de que hablas.

-Vamos Jacky, no le dirás al tío Norte quién es la afortunada?

-No hay nada que decir.

-Jum. Bien. Tarde o temprano me enteraré.

-Claro. ¿En qué trabajas?

-Oh, este juguete es…- y a partir de ese punto en la conversación, Jack se perdió en pensamientos. Sería de lo más divertido ver a Hiccup el día de hoy, luego de todas las bromas que le había hecho por mensajes. ¿Qué cara pondría? ¿Lo reprendería? De todos modos, estaba ansioso por ver que pasaría.  Con eso en mente, cuando  su tío terminó de hablar de su juguete, Jack asintió como si entendiera todo, terminó su desayuno y salió disparado hacia el instituto. Ya quería que el día entero pasara.

*****************************

Al llegar, lo primero que notó es que Punzie se veía un tanto más animada de lo normal. Claro, no era raro ver a la rubia toda emocionada por cualquier tontería, pero ahora él se daba cuenta de que había un motivo realmente importante para tal descarga de felicidad. Aunque se guardó las preguntas. Ambos entraron al escuchar la campana. Mérida de seguro llegaría tarde como siempre. Tomaron sus asientos, y extrañamente, segundos después llegó una agitada pelirroja. Entró, saludó rápidamente y tomó asiento. ¿Qué estaba pasando? ¿Era el fin del mundo? Mérida no se preocupaba sobre llegar tarde, y mucho menos se agitaba por llegar a tiempo a ninguna clase. Aun y con todas esas cosas extrañas, Jack pensó que lo mejor sería guardarse las preguntas. Sí, no era nada paciente, pero solo por esta vez haría una excepción. Después de todo, el profesor Angus acababa de llegar.

-Buen día clase. Hoy día veremos el tema de…

Y otra vez, Jack divagó. Mientras copiaba lo escrito en el pizarrón y escuchaba todo el lío de palabras que el profesor recitaba, recordó su dibujo. Lo sacó de entre algunas hojas. Seguía sorprendiéndose de que algo tan bueno hubiera sido producido por sus manos. Excepto por un detalle. Tomó la goma de borrar. Una media sonrisa ahora le parecía muy opaco para su gran creación. Así, trazó una sonrisa. Una sonrisa que trataba de representar lo que él sentía cada vez que veía algún avance en Hiccup. Definitivamente, era su mejor obra, por mucho. Satisfecho, de nuevo prestó atención a lo que el profesor decía. O eso intentó.

*****************************

El salón se llenó de silencio. Los alumnos solo prestaban atención a la lectura y los complicados apuntes y consignas que debían anotar para presentar el trabajo que el profesor anotaba. Siendo así, ahora el mayor leía con entusiasmo y voz potente un fragmento del libro. Recorría el medio de las filas de pupitres, imponiendo su autoridad y puesto. Nadie parecía prestarle gran atención. Excepto Mérida. Era imposible para ella no verlo desfilar por el salón con esa gracia y fuerza que tenía. De algún modo, ahora parecía ser alguna especie de Rapunzel, perdidamente enamorada. Aunque a ella no le iba el papel de ser una princesa perdidamente enamorada de su príncipe. ¿Y si el mundo se enterara? De solo pensarlo se angustiaba. Pero ahí estaba él. Pasó cerca de ella, aprovechando para acariciar un poco su mano con la propia. Un suave roce, tan incitador, que servía como mensaje mudo entre ambos. Nadie sabía. Nadie podía saberlo.

 

La hora terminó. Todos comenzaron a recoger sus cosas, el profesor dictó una última consigna y así todos comenzaron a salir del lugar, rumbo a otras clases que debían abordar.  Jack y Punzie iban algo entretenidos hablando sobre alguna serie o libro que ella no conocía. Fue entonces que decidió desaparecer. ¿Cómo llegar tarde  a aquel lugar? Sonrió un tanto emocionada mientras se escabullía con la capucha puesta por entre los pasillos. Al llegar, se dio cuenta de que era la primera. Como siempre, la biblioteca se veía en completa soledad, exceptuando a la casi ciega bibliotecaria. Se sentó a tomar un respiro. Su corazón latía con bastante ritmo. Ya quería que llegara. Por suerte no tuvo que esperar mucho, cuando entre los millones de libros que albergaba el lugar, llegó él. Le sonrió como siempre, sin poder contener los impulsos de acercarse y abrazarlo con cariño.

-Hola.- le dijo con aquel tono dulce que solo usaba con él.

-Hola.- le contestó él con su grave voz.

-¿Nos vamos?

-Últimamente te has estado volviendo una chica muy ansiosa, Mérida Dunbroch.

-Cállate, Angus. Es tu culpa por hacerme esperar.- se miraron un largo rato en silencio luego de ese comentario. Sonrieron, como inevitablemente hacían cada vez que estaban a solas juntos, con aquella mirada cómplice. Poco a poco se acercaron. Y entonces sus labios se fundieron en un tenue beso. Lo que siguió solo fue cosa de salir del instituto a escondidas, rumbo a donde les diera ganas de ir a pasar su pequeña aventura prohibida.

***********************************

-¿Y Mérida?- la primera en darse cuenta fue Punzie.

-¿No venía detrás de nosotros?- cuestionó Jack, mirando extrañado por todos lados.

-Últimamente se pierde mucho. Ojalá no la suspendan o algo.

-No creo, esa bola de pelo rojo sabe lo que hace, tranquila.- trató de tranquilizar a la rubia, pero esta se veía con cierta expresión pensativa. – Hey, si esto se repite, tomaremos cartas en el asunto, vale?

Solo con esa oración consiguió que la chica suspirara con resignación y diversión. No sabía porqué, pero siempre que mencionaba que él se haría cargo de algún asunto, Rapunzel parecía calmarse. Era, definitivamente, una de las pocas personas que creían en él y confiaban. Siguieron caminando, sin prestar mucha atención a su alrededor. A esas alturas Jack se odiaba por no haber anotado ciertos temas que Punzie mencionaba con total certeza y casi de memoria. Tan enfrascados estaban en su conversación, que ambos se sorprendieron al escuchar una pequeña “pelea” verbal no muy lejos de ellos.

-Si sigue así, me temo que será expulsado. Ya hemos recibido muchas quejas de usted.- escucharon. Jack inmediatamente quiso tomar otro camino. La que hablaba no era otra que la directora. Y…Bueno. No tenía muy buena relación con ella luego de algunas bromas que se e habían ocurrido hace algún tiempo. Ya estaba por tomar un camino diferente, cuando sintió como su amiga lo retenía a su lado. Rápidamente la miró, y notó que su mirada se dirigía hacia aquel lugar donde la directora reprendía a quién sabe quien. Suspiró. Ya no podía tomar otro camino con ella obligándolo a caminar. Pasaron por aquel lugar, y solo entonces se dio cuenta de quien recibía la reprimenda no era otro más que Flynn Rider. Entonces entendió todo.

-Con todo respeto, Directora, esas quejas son infundadas. Solo son chicas con el corazón roto. No va a echarme por eso, no?

-No me obligue. Estoy harta de escuchar quejas y más quejas sobre su tonta actitud galante. Además, su rendimiento académico ha bajado horrorosamente. No me extraña que hasta los profesores me rueguen por que te alojemos en una institución más acorde con tu… Personalidad.

-Oiga, oiga, no tome decisiones apresuradas. Mire, sé que no soy el más brillante, pero puedo mejorar y…

-No me venga con esas. Sino se remide… Le pondremos un tutor, y será su última oportunidad…

Eso fue lo último que escucharon, dado que siguieron caminando como si nada, sin tratar de bajar el ritmo de sus pasos. Ambos amigos se vieron impresionados una vez salieron del instituto.

-No sabía que él tuviera ese tipo de problemas.- comentó Punzie, arreglándose un mechón de cabello detrás de la oreja.

-Bueno, no me sorprende. Tipos como él son…Ya sabes.

-¿Qué?

-Ah, nada.

-No, dímelo.

-Mira la hora. ¡Me tengo que ir!- y entre risas, dejando atrás a su enojada amiga, salió en dirección al café. No quisiera tener que repetir todos esos chismes que ya todos sabían, pero que al parecer, Rapunzel se enfrascaba en ignorar como una ciega. Ah, el amor era de lo más extraño que podía haber para él. 

Notas finales:

Y bien... ¿Qué les pareció? ¿Que piensan que puede llegar a suceder en un futuro? ¡Ah, tengo tantas ganas de saber que piensan! ¡Tantas ganas de enseñarles mis ideas! 

Pero hay que ser pacientes :'( 

Por ahora, seguiré escribiendo ambos fics. ¡Debo terminar mis historias de una vez y comenzar nuevas ideas!

En fin, espero poder saber de ustedes pronto <3  Nos leemos 

*Se va a cortar tela y escribir, no hizo la tarea para mañana (?)*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).