Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Awake and Alive por Mizuki Nozomi

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!

Si, ya se, ¿por que tarde tanto en actualizar? :'v Rápida explicación: no tenia donde trabajar. Me quede sin computadora hace unos días y apenas eso quedo resuelto xD

Muchas gracias a todas las personitas que dejaron review!! Me hicieron muy feliz ¬w¬)r 

Bueno, sin mas por el momento les dejo leer xD 

Espero les guste! 

 

AWAKE AND ALIVE

CAPITULO 2

O-o-o-o- POV ITACHI o-o-o-o-O

No podía explicar la extraña sensación de paz que sentía. Tras despertar poco a poco de un sueño tranquilo e inexplicablemente pacifico, me había negado a abrir los ojos solo para poder recordarlo mejor. Había sido maravilloso, dormir y encontrar algo dulce esperándote en aquel mundo de inconciencia.

En mi sueño me veía sentado afuera de la que antes había sido mi casa, la casa donde me había criado y había vivido tantas cosas. Mi hermano Sasuke salía y me dedicaba un saludo antes de irse, avisando antes de ello que se vería con un amigo. Me fue imposible ignorar la ligera sonrisa que se dibujaba en su rostro al decir aquello.

Mientras las flores de cerezo caían con ayuda del viento, detrás de mi sentí la presencia de alguien que hizo que mi corazón se acelerara y me sintiera alegre.

Con suma delicadeza unas acaneladas manos me rodearon por la espalda cerrándose en torno a mi cintura, pegando mi cuerpo a uno más delicado que desprendía un calor sumamente agradable.

Queriendo saber la identidad de quien me abrazaba y hacia reaccionar mi cuerpo de manera tan íntima y reconfortante, trate de darme la vuelta, pero justo en ese momento el sueño termino, dejándome ver únicamente una cabellera tan brillante como el mismísimo sol, y escuchar una risilla traviesa que me era bastante familiar.

Soltando un suspiro me decidí a abrir los ojos finalmente, sorprendiéndome un poco al encontrar al ninja de la roca sentado a un lado de mi con los brazos cruzados y la cabeza ladeada hacia su hombro derecho con los ojos cerrados y la respiración acompasada. ¿Por qué se había quedado aquí?

-Deidara –susurre sin intenciones de despertarlo. Después de lo que había hecho por mí no tenía cara para tratarlo mal; además…su presencia me transmitía -irónicamente- algo de tranquilidad.

Mirando el reloj en la pared note que faltaba poco para el amanecer, por lo que levantándome de la cama me acerque al pequeño ninja para tomarlo en brazos y llevarlo a su habitación, cosa que no fue muy difícil, pues el chico no reacciono negativamente a mi toque y su menudo cuerpo era tal como lo imaginaba, ligero.

Apenas salí de la habitación con el rubio en brazos me dirigí a la suya en total silencio, adentrándome a esta y yendo directo a la cama para acostarlo, sin evitar observar con sumo detalle su rostro mientras lo hacía. Era algo irreal su expresión tan pacifica, y lo delicado de sus rasgos; casi podía jurar que se trataba de una persona totalmente diferente. Esto me llevaba a preguntarme una cosa… ¿Cómo era el verdadero Deidara? De algún modo me atrevía a decir que el rubio era más que solo un chico escandaloso y obsesionado con su arte.

Acomodándole un mechón de aquel suave cabello y arropándolo con las cobijas, deje la alcoba y regrese a la mía, sin evitar ponerme a analizar lo que había pasado hace unas horas. Por primera vez en años había dejado de lado mi mascara y me había mostrado vulnerable ante alguien. Lo más lógico era que justo ahora estuviera nervioso por lo sucedido, o preocupado, pero en realidad me sentía bien...Como si me hubiera desecho de un poco de la carga que día a día trataba de aplastarme.

¿Por qué lo había elegido al ninja de la roca para desahogarme?

Cuando me había levantado después de una de mis pesadillas y había ido a la cocina con la esperanza de encontrar algo que me calmara un poco, había notado la presencia del rubio, pero incluso eso solo me había incentivado más a entrar y verlo. No entendía por qué.

Un adolescente me había mandado a dormir como si yo fuera un crio, y por raro que fuera le había hecho caso sin objeciones. Nuestra charla había sido nimia, sin importancia tal vez, pero a pesar de eso me había logrado intrigar con sus respuestas, pues no me parecían del todo seguras por el tono en el que las decía.

Al final me había quedado dormido, no sin antes escuchar un apenas audible "mentí" de su parte.

Sin duda alguna ahora me intrigaba más aquel ninja de mirada inquisidora y llena de curiosidad.

Con una sonrisa me metí a la cama nuevamente, queriendo aprovechar el tiempo que quedaba para dormir antes de que la oscuridad de la habitación se viera opacada por la luz.

O-o-o-o-o-o-o DEIDARA o-o-o-o-o-o-o-O

No sabía cómo explicar lo que sucedido la noche anterior. Apenas despertar y notarme en mi habitación había dejado el tema de Itachi de lado, creyendo que quizá solo había sido un sueño, pero cuando había venido a la cocina para desayunar y me lo había encontrado en el pasillo, él me había mirado como nunca antes, de una forma fija pero sin rastro de molestia o indiferencia, sino más bien con interés; justo después me dedico un gesto con la cabeza a modo de saludo antes de desaparecer en el pasillo con rumbo al exterior, para entrenar.

-Idiota, hm –bufe para mí mismo al notar el calor que reinaba en mi rostro en señal de un sonrojo.

¿Cómo era posible que me sintiera avergonzado solo por un "saludo" del Uchiha-bastardo?

Metiéndome el último bocado de mi desayuno en la boca me levante de la mesa y lave mi plato y taza antes de dirigirme a la sala, en donde me encontré con mi maestro Sasori, que leía un libro con cara de…nada.

-Danna –lo salude sentándome a un lado, dedicándole una sonrisa.

-Deidara, creí que dormirías hasta más tarde –murmuro apartando la vista de su lectura para devolverme el saludo.

-Son las once –hice notar –y me dio algo de hambre hm.

-Me lo esperaba de ti–comento rodando los ojos sin perder la sonrisa.-Apropósito, quería preguntarte algo.

-¿De qué se trata? –quise saber, mientras me recargaba pesadamente en su hombro para ver lo que leía. Hace tiempo que el pelirrojo había dejado de golpearme por hacer aquello.

A pesar de que el cuerpo de Sasori era el de una marioneta, este me parecía cálido. Era agradable estar a su lado; no entendía por qué Hidan solía decirle "maldito muñeco amargado" y cosas así cuando para mí era todo lo contrario.

-…olvídalo –suspiro de repente, entrecerrando los ojos por unos segundos antes de embozar una sonrisa socarrona.

-¿Eh? –me erguí, mirándolo sin entender, notando que su mirada se enfocaba por breves segundos en el pasillo detrás de mí, pero cuando voltee no vi nada.

-Ve afuera, Pain se enfadara si se entera que aún no has entrenado hoy –me corto revolviéndome el cabello antes de dejar su libro sobre la mesa de centro para poder levantarse, jalándome de una mano para ayudarme a hacer lo mismo –Además, desgraciadamente y hablando de, tengo que ir a verlo para aclarar algunas cosas sobre los pergaminos que le di ayer.

-De acuerdo hm –gruñí apenas estuve de pie, soltando su mano y torciendo la boca por tratarme como niño pequeño.

Bufando por mi acción el mayor se limitó a darme un ligero empujo en la espalda, instándome a darme prisa, cosa que obedecí sin más. Tal vez mas tarde podríamos charlar un poco.

Con pasos desganados salí de la cueva y llegue al bosque, donde permanecí por buen rato paseando y jugando un poco con mis figuras de arcilla, creando hermosas obras antes de hacerlas volar mostrando mí arte.

No era secreto en la organización el placer que sentía cuando la arcilla explotaba en el cielo, aunque bien este podía solo ser un placer vacío cuando me ponía a pensar en las cosas que mis obras destruían en cada misión.

-Una vida más, una vida menos –murmure tratando de quitarme el peso de encima, sin mucho éxito –…ah, maldición hm.

Sacudiéndome las manos regrese a la cueva para comer algo, antes de regresar al bosque, tirándome en el pasto y mirando el cielo con extraña atención y angustia, odiando con todo mi ser sentirme así.

Cubriendo mi rostro con una mano permanecí recostado en el verde follaje por un buen rato, con una opresión en mi pecho creciendo a cada minuto.

Era en estos momentos cuando por algunos segundos dudaba de mi arte, y dudaba de mí. Ambas cosas eran sumamente frustrantes y me hacían querer volar todo a mí alrededor, incluyéndome.

Sin muchas ganas de crear una conmoción me decidí a ir rápidamente por algo de ropa limpia, pues planeaba darme un baño para relajarme un poco. Ya había entenado bastante por hoy, así que lo que ahora quería era algo de tranquilidad, ¿y que mejor que sumergirme en el agua fresca y limpia del estanque?

Apenas tuve todo fui al lugar, deteniéndome en la orilla, donde me deshice de mi ropa quedando solo en interiores y adentrándome en el agua, disfrutando el momento nadando de un lado a otro antes de ir de regreso a la orilla para tomar de entre mis cosas algo de champú y jabón, y comenzar a ducharme quitándome antes la ropa interior.

Una vez completamente limpio salí del agua sentándome en la orilla para quitarle el exceso de humedad a mi cabello y comenzar a vestirme.

Hubo un momento mientras recogía mis cosas en el que me vi obligado a voltear a ver a mi alrededor al sentirme inusualmente inseguro, como si alguien me estuviera observando, pero antes de que pudiera hacer algo aquella sensación desapareció de un momento a otro.

Algo confundido pero asumiendo que había sido solo mi imaginación, preferí darme prisa a terminar, peinándome mientras caminaba de regreso a la cueva, más concretamente a mi habitación, donde muy a mi pesar hice algo de necesario aseo antes de ir a la cocina por un poco de leche, encontrándome de paso con Konan, quien se ofreció a hacerme un sándwich sin aceptar un no por respuesta.

-Gracias Konan –dije con una sonrisa después de lavar los platos –Que descanses hm.

-Hasta mañana, Deidara –sonrió mientras se retiraba del lugar, con dirección a su habitación, donde seguro Pain la esperaba.

Sin nada más que hacer o decir fui a lavarme los dientes antes de ir a mi habitación y meterme a la cama, pensando un poco en cosas tribales, mientras el sueño se hacía de mí.

-¿Qué quieres, Deidara? –me pregunte de la nada, sintiéndome un poco fuera de lugar.

Aunque había tratado de no pensar en eso hoy, desde mi breve plática con el Uchiha algunas dudas habían surgido en mi cabeza, junto con el deseo de algo mejor que solo vivir de esta forma por siempre.

Aun no tenía la respuesta para lo anterior, pero quizá después la encontrara…quizá si hablaba una vez más con el poseedor del sharingan obtuviera algo, o quizá solo me confundiría más. ¿Qué debía hacer?

Sin una respuesta clara cerré los ojos, sin tener que esperar demasiado antes de que el sueño me venciera.

-o-o-o-o-o-o-o-

Tres días. Desde hace tres días que me sentía observado.

No estaba seguro de si la paranoia se había hecho de mí, pero casi podía jurar que era verdad. Bueno…tampoco era como si lo afirmara, pero…de algún modo creía saber de quien se trataba…y eso era lo que más me angustiaba.

¡Maldita sea! ¡Si Itachi tenía algún problema conmigo que me lo dijera a la cara en lugar de estarme taladrando con la mirada! ¿Acaso le había hecho algo? No que recuerde. Si acaso tal vez podía tratarse de nuestra antigua charla…pero ¿Por qué? ¿Acaso se arrepentía de lo que me había dicho? ¿Temía que le contara a alguien lo sucedido? De acuerdo, eso me hacía sentir ofendido. Podía aceptar que todos aquí me tachen de escandaloso y quizá alocado, ¿pero chismoso? Eso sí que no, en lo absoluto. Aunque muchos no lo creyeran era suficientemente maduro como para comprender que lo que sucedió la otra noche es algo que no debe ser divulgado, pues se trata de algo muy…intimo. Por más enemigo mío que fuera, definitivamente no me atrevería a usar aquello en su contra, aunque tal parecía que él pensaba lo contrario.

Soltando algo parecido a un gruñido entre dientes me levante de la silla al escuchar la tetera sonar, anunciando que el agua para mi te estaba lista.

Ausente de mis propios actos vertí poco a poco el agua caliente en la taza que previamente había tomado, para después colocar de nueva cuenta la tetera sobre la estufa.

Tan sumido estaba en mis propios pensamientos que fui incapaz de reparar en los pasos quedos de quien ingresaba a la estancia y se acercaba a mí sin pausa alguna, así como tampoco pude evitar dar un salto cuando una mano me toco el hombro, provocando con eso que diera un respingo y el agua caliente de la taza callera sobre mi mano, haciéndome soltar un grito de dolor al tiempo que soltaba el objeto y este caí irremediablemente contra el suelo en pedazos. Por suerte el agua no me había salpicado sobre los pies.

Agitando mi adolorida mano para aplacar un poco el molesto escozor, me gire hacia donde debía estar el culpable de lo sucedido.

-¡Bastar…! –no puede seguir hablando. Sorpresivamente el de ojos rojos había capturado mi extremidad herida con una de sus manos mientras me empujaba por la espalda con la otra en dirección al lavabo, donde hizo correr el agua del grifo antes de meter bajo esta mi mano herida –ah…

-Lo siento –hablo, sin moverse ni un ápice de su lugar y sin soltar mi muñeca, de tal modo que yo me encontraba pegado al lavabo y el detrás, levemente inclinado por sobre de mí.

Estúpidamente no pude más que formular una pregunta en mi mente: ¿…por qué no había crecido más? ¡Podía sentir claramente como la cabeza del Uchiha encima de la mía! ¿Por qué demonios yo tenía que ser tan jodidamente enano?

-¿Deidara? –pregunto, al no recibir contestación de mi parte.

-Tsk…idiota hm –me limite a mascullar antes de soltar un suspiro de alivio al sentir mi piel más relajada gracias al agua fría.

Extrañamente escuche y sentí a Itachi suspirar de modo parecido.

-Ya suéltame –murmure un poco incómodo, consiente del calor nada desagradable que emanaba de su cuerpo. Si…era agradable….y por eso mismo muy incómodo.

Como si no se hubiera dado cuenta de sus acciones el mayor se apresuró a liberarme, pero sin perder en lo absoluto su estoica actitud.

Cerrando la el grifo me di la vuelta para encarar al pelinegro, observando con curiosidad como tomaba dos tazas de la alacena y, colocándolas sobre la mesa, las llenaba de agua.

-¿Te o café? –lo escuche preguntar.

-…té

-¿de cuál?

- Negro hm.

Enfurruñado como estaba ignore los pedazos de cerámica en el suelo y tome asiento en la mesa mientras el ninja preparaba las bebidas. Apenas tomara mi té recogería aquel desastre…

Sin nada mejor que hacer termine concentrando mi atención en el ninja de la roca, más concretamente en los movimientos controlados y firmes con que ejercía cada acción, siendo a la vez increíblemente delicado, pues el sonido de las cosas al ser devueltas a su lugar era suave y casi inaudible. Por un instante me pregunte si su tacto para con una persona podía ser igual de delicado…

Abriendo los ojos como platos ante la ruta que estaban tomando las cosas me di una gran bofetada mental al tiempo que me obligaba a mantener la mirada fija en la mesa de madera, concentrándome en las líneas y manchas que esta tenía…, pero era inútil no pensar siquiera un segundo en lo que se sentiría que alguien te mimara un poco. Digo, todos en este lugar éramos ninjas renegados, odiados y temidos por todos en cualquier lugar al que íbamos, así que pensar si quiera en un trato amable de parte de quien fuera era algo muy fuera de lugar. Además, no solo el hecho de ser miembros de Akatsuki tenía que ver con eso…habíamos quienes desde antes jamás habíamos sido muy queridos por nadie…

Sumiéndome en mis recuerdos repase vagamente aquellos deseos de cuando de pequeño deseaba eso…ser querido por alguien…

¿De haber tenido una familia mi vida hubiera sido diferente? Tal vez…

El sonido de una taza al ser colocada delante de mí me saco de mis pensamientos bruscamente.

El poseedor del sharingan tomo asiento justo a un lado, quedando a escasos centímetros. Por alguna razón mi cuerpo se tensó.

-Deberías aplicarle algo a esa herida –murmuro antes de dar un sorbo a su taza.

-No creo que sea necesario, no es nada grave hm–respondí encogiéndome de hombros, manteniendo mi costumbre de llevarle la contraria a la gente aun sabiendo que con la persona a mi lado eso podía ser un error.

Silencio incómodo.

Dando un sorbo a mi té y reconociendo para mis adentros que estaba delicioso, trate de infundirme valor para hablar, decir algo, cualquier cosa que fuera para acabar con el sofocante silencio que reinaba en la estancia…pero nada…¿y si le preguntaba sobre lo de la otra noche? De algún modo quería dejarle en claro que no pensaba decir nada a nadie…pero no se me ocurría como empezar, además…

-Te incomodo –soltó de la nada, sin despegar la vista de la taza entre sus manos.

-¿eh? –definitivamente aquello no había sido una pregunta…Sino más bien una afirmación.

-Te ves nervioso. ¿Te incomodo? –dijo apaciblemente, girando su rostro hacia mí con infinita lentitud, enfocando sus ahora negros ojos en los míos.

-…No, eso…

¿Qué se supone que debía decir? ¿"Si, me pones nervioso; vete"?

-¿Hay algo que te moleste? –inquirió frunciendo un poco el ceño en señal de confusión.

-…no es nada hm–negué con la cabeza, levantándome de mi asiento con taza en mano y yendo hacia el lavabo para dejarla ahí, aprovechando tal acción para librarme al menos un poco de su mirada inquisidora.

Por alguna razón me sentía molesto. Me molestaba la atención que me estaba poniendo el ninja de la hoja. En el pasado el no solía ni siquiera voltearme a ver, ¿y ahora esto?

-Deidara –di un salto al escuchar su voz justo detrás de mí, a tan solo unos centímetros.

-¿Qué hm? –conteste aparentando una tranquilidad que no tenía.

¿Acaso tenía pensado dejar las cosas claras y pedirme -ordenarme, mandarme, amenazarme- que mantuviera la boca cerrada? ¡Yo no había dicho ni diría nada nunca! ¿¡Y si me golpeaba antes de si quiera poder dejarle claro eso!? Obviamente yo igual lo golpearía…pero era claro a quien le dolería más tomándose en cuenta el físico…

¡De momento ni siquiera contaba con mi preciada arcilla!

Juntando todo el valor y orgullo que tenía me atreví a dar un suspiro antes de darme la vuelta, con planes de hacer al menos el intento de tratar de evitarme una golpiza, aunque igual corriendo el riesgo de que el poseedor del sharingan me sometiera con algún genjutsu.

-Uchi… -comencé, manteniendo la vista fija en la tela de si capa, pero no pude ni siquiera terminar aquella palabra cuando el pelinegro me hizo callar al dar un paso enfrente, acortando la distancia de nuestros cuerpos.

Como un animalillo asustado agudice mis sentidos en busca de una forma para escapar de la peligrosa situación, pero no se me ocurría nada y mi cuerpo se negaba a obedecer las órdenes de mi cerebro para salir corriendo…

-Deidara –repitió, levantando muy lentamente una mano, rozando con mi brazo izquierdo y poniendo mis nervios a flor de piel.

Subiendo más y más, su mano llego a mi rostro, donde con alarmante suavidad toco mi mentón, ejerciendo un poco de presión indicando con ello que quería que subiera la mirada, cosa que por más estúpida que fuera termine haciendo, pues creí mejor caer en un genjutsu que un recibir un golpe físico.

Con la quijada tensa termine haciendo contacto visual con el pelinegro, adoptando un aire de duda al encontrarme con que sus ojos eran oscuros, no rojos…

-Gracias –soltó sin más, dejando entrever una ligera curvatura en las comisuras de sus labios.

-¿…que? –exclame casi sin voz, incapaz de comprender lo que estaba pasando.

-…por lo de la otra noche –murmuro en respuesta – Sinceramente no tenía planes de hablar con nadie sobre algo así, pero me sirvió de mucho hacerlo contigo, así que gracias.

Shock total…

Sin saber que decir me quede mudo en mi lugar, pensando en las palabras que decía el mayor, en su ligero toque aun sobre mi piel…

-No…

El sonido de unos pasos provenientes del pasillo me hicieron dar un respingo, alertando al Uchiha, quien chasqueando la lengua se alejó de mi un paso, liberándome de su penetrante mirada.

-Me gustaría charlar contigo otra vez –murmuro caminando hacia una segunda puerta -una salida alternativa de la cueva- girando el rostro de modo que pudiera verme de reojo -¿estás de acuerdo?

-ah… -los pasos cada vez más cercanos, la mirada del pelinegro, mi corazón latiendo desbocado. Estaba confundido…pero… –si…

Necesitaba respuestas…y tal vez el pudiera ayudarme a encontrarlas…

Limitándose a asentir levemente con la cabeza el pelinegro desapareció tras la puerta, justo un segundo antes de que Sasori entrara a la estancia con varios pergaminos en las manos. Inmediatamente me apresure a darme la vuelta, simulando no darme cuenta de su presencia.

-Deidara –murmuro a modo de saludo, visiblemente feliz de verme…

Mala señal.

-Danna –exclame con animo muy a mi pesar.

-Encontré algunas cosas interesantes que podrían ser de utilidad para mis marionetas, pero necesito tu ayuda.

Incapaz de decir que no termine embozando una sonrisa al tiempo que negaba con la cabeza en clara señal de rendición… preocupándome al pensar que aquello no solo era hacia el hecho de ser ayudante de Sasori todo el día…

-o-o-o-o-o-o-

FIN DEL CAPÍTULO 2

Notas finales:

¿Que tal? ¿les gusto? ¿le sigo? Si así fue por favor dejen review con su opinión, eso me haría muy feliz (^w^)/

Tratare de actualizar pronto (si la escuela me lo permite :'v )

Besos! y...viva el itadei! (banzai! xD)

-Mizuki Nozomi-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).