Un fuerte ruido resonó en los oídos de Yami además de sentir un fuerte dolor, Yugi le había dado un buen puñetazo en su rostro, no se había esperado esa reacción por parte del más bajo.
-¿Por qué has hecho aquello?- decía Yugi con sumo enfado mientras miraba directo a Yami.
Yami sobo el lugar afectado mientras le regreso la mirada a Yugi con aun más enfado e indignación –Porque tenía ganas de hacerlo- dijo con prepotencia.
A Yugi esto le enfureció más, se levantó y se dirigió a la puerta –Eres un idiota Yami-
-¿A dónde crees que vas?- al decirlo tiro del brazo de Yugi hasta tenerlo cerca de él.
-No quiero verte más, déjame ir por favor –
Yami ignoro los intentos de Yugi para zafarse de él, al contrario con suma destreza logro tomar ambas manos y someterlo, a ver si así se calmaba.
-Yugi tranquilízate, cálmate para poder soltarte- decía Yami mientras lo apegaba a su cuerpo.
-No quiero escucharte más, déjame – decía Yugi mientras trataba de zafarse del agarre pero al ser más fuerte no lograba nada.
-Ya te dije, te calmas y te suelto- decía Yami ya perdiendo la poca paciencia que tenía.
-Que no lo entiendes, suéltame, no te quiero cerca, te odio Yami -
Esas dos palabras fueron suficientes para que Yami soltase a Yugi, las sintió como una apuñalada, directo a su corazón. Había puesto su atención y preocupación para que le pagaran de tal manera, él había puesto sus ilusiones en aquel chico, grave error el suyo al haberlo hecho.
-Si así lo quieres, lárgate no me sirves en esta casa, enano insolente – dijo con furia a la vez que cerraba su puerta de un solo portazo.
-Bien preferiría dormir en la calle que vivir cerca de un alcohólico y de un violador-
Yugi se dirigió a la planta baja mas no se percató que Abel le había estado observando, este se había escondido en una esquina, lo había escuchado todo y antes de que Yugi se marchase no desaprovecharía en darle una despedida.
Al llegar a su habitación fue directo a donde tenía sus cosas y empaco lo esencial. Eleonor que se hallaba por ahí vio a Yugi y este parecía bastante alterado.
-¿Acaso te paso algo? ¿Por qué estás tan alterado?-
-Me voy de aquí, te agradezco todo lo que hiciste pero ya no tengo ninguna responsabilidad aquí. Yami me despidió y yo prefiero estar lo más lejos posible de el -
-Pero que dices Yugi, primero cálmate, estas alterado y eso no te deja pensar con claridad, ¿Qué sucedió ahí dentro?-
Yugi se detuvo y respiro profundo, le haría caso a Eleonor y se calmaría para poder explicarle del porqué de su ida.
-¿Y sabes que fue lo peor? Él se atrevió a besarme y lo peor es que me gusto-
-¿Eso tiene algo de malo?- dijo con sumo interés mientras lo veía.
-Claro que sí, yo estoy comprometido Eleonor, no puedo andar besándome con otros hombres, a Yami le gusto el me lo dijo esto es terrible-
-Ya entiendo pequeño, el joven Yami te gusta y temes enamorarte de el-
Yugi asintió con suma tristeza en su rostro, quería a Yami pero no podía hacerle tal cosa a su amado Atem.
-Tranquilo Yugi, en este momento no debes perder la razón, déjame hablar con el joven Yami, tratare de convencerlo y que cambie de opinión- dijo aquella mujer con su habitual voz de calma.
Eleonor salió de la habitación, fue directo con aquel irresponsable, le haría ver los errores que está cometiendo.
Yugi mantenía su mirada distante ya que en su mente se repetía aquel momento, Yami acariciando su mejilla, su toque era cálido y a ese pensamiento se sumó el del roce de sus labios, se sonrojaría cada vez que pensase en ello.
Abel sigilosamente entro a la habitación, cual león asechaba a Yugi, aprovechando que este estaba de espaldas. Lo agarro con fuerza por detrás, la reacción de Yugi fue inmediata mas no lo suficiente ya que Abel le había tapado la boca para que no gritase, ni alertase a nadie.
-Ya te extrañaba lindura- decía con su voz bastante excitada por la situación.
Yugi trataba con todas sus fuerzas el alejarse de ser tan repulsivo, tenía que salir de esa situación no podía pasar por ese infierno de nuevo. Abel al darse cuenta de que Yugi no se ponía dócil le dio un golpe en la cabeza, dejándole inconsciente al ínstate, este lo toma y se lo lleva.
Rebeca se hallaba jugando con su pelota en los jardines, esperaba ver a Yugi pasar por ahí para que este jugase con ella, al sentir los pasos de alguien acercarse fue a ocultarse, ella reconocía los pasos de Abel y este era malo con ella, vio a Yugi ser llevado y de inmediato se escabullo. Tenía que decírselo a su madre o al joven Yami, presentía que algo malo le pasaría a Yugi.
Continuara….