Tea le sonreía bobamente a Atem lo cual este noto y le causo algo de incomodidad más mantenía aquel porte de caballero para obtener el agrado de Yugi, aquel pequeño cerca de él le hacía olvidarse de todo.
-¿Tea no quieres tomar asiento de una buena vez?- de inmediato la castaña reacciono ante su perdido actuar y tomo asiento a lado de su madre –Joven Atem como le decía….uh? ¿De que estábamos hablando? – Yugi y Atem compartieron una pequeña risa ante lo ocurrido.
-Descuide condesa pero cambiando de tema mi padre realizara una fiesta para mi madre, ya que por su constante trabajo no pudo celebrarlo como debía. Sera una gran celebración por lo cual me ha dicho que los invitase sería un honor nos acompañasen-
La condesa recibió la invitación encantada mientras que Tea y Yugi estaban fascinados con la idea pero ambos sintieron nervios , les inquietaba una idea, Tea no entendía del porqué de sus nervios pero quito eso de su cabeza tenía una nueva visita a la tienda en busca de ropa. Yugi quedo en un estado taciturno mientras en sus pensamientos le decían la un y mil formas y todas terminaban de la misma manera en la que los padres de Atem le desaprobaban.
Una vez con la afirmación de la condesa para con la invitación, Atem decidió que era momento de retirarse se despidió de las dos damas, Yugi esperaba el mismo trato más con él fue distinto recibió un cálido beso en su mejilla provocándole un profundo sonrojo causando las pequeñas risas de la condesa y de su hermana.
-Con su permiso- salió de la enorme casa dirigiéndose a su carruaje y marchándose.
Yugi había salido de su estado pensativo al sentir el cálido gesto aunque se había sentido agradable, le había gustado pero era contradictorio -¿Te ocurre algo Hijo? Debería alegrarte la noticia- la preocupación era evidente en su voz era su pequeño y le preocupaba.
-Es solo que me da miedo no agradarle a los padres de Atem- al decirlo la condesa pudo sentir la tristeza en su voz ¿Tan importante era la aprobación de los padres de un amigo?
-Eres un buen chico querido- al decirlo acaricio sus mejillas de forma maternal –No es eso lo que me preocupa es solo que…-
-No deberías preocuparte por el que dirán hermano-
La condesa abrazo a su pequeño para transmitirle calma y seguridad –Cariño no tienes que avergonzarte por lo que eres, se como siempre, se tú mismo y les agradaras tu tranquilo cariño solo ten el valor para presentarte tal como eres-
-Ya sepárense porque nos queda mucho por hacer, madre quiero ir de compras no tengo que ponerme -
-Pero hija acabamos de ir -
-No es suficiente madre olvide comprar un vestido- Yugi le miro de manera desaprobatoria al escucharle hablar de ese modo - Tea acabas de comprar uno además de que tienes muchos vestidos que son bastante lindos-
Pasaron unos cuantos días hasta que por fin llego el día de la fiesta. La condesa se encontraba en su cuarto poniéndose unos aretes además de unos collares muy finos que había comprado. Tea se acomodaba el vestido azul turquesa que había comprado, ese vestido hacia resaltar su cintura en especial su escote. Yugi había escogido un vestido de color rosa con bordados negros y para cubrir su parte de arriba se compró un pequeño mantón de piel.
-Condesa el carruaje las espera- al escuchar el aviso de su sirviente la condesa le agradeció y pidió que sus hijas fueran avisadas, al escuchar el llamado tanto Tea como Yugi se apresuraron en terminar de arreglarse.
-Vámonos que no me gusta llegar tarde – Tea y Yugi subieron al coche, la condesa dio la orden de partir y fueron rumbo a la gran fiesta.
Tardaron alrededor de 20 minutos en llegar a su destino, Yugi miro por la ventana y diviso la gran mansión en la que vivía Atem.
El conductor les avisó de que habían llegado deteniendo el coche mientras un sirviente se encargaba de ayudar a que bajen la condesa y sus dos hijas. El camino a la mansión fue a través de un extenso jardín, Yugi y Tea quedaron maravillados de ver las hermosas flores aunque quedaron fascinados cuando vieron la entrada de la casa, estaba hecha de mármol y sus detalles eran resaltantes, detallados y con una finura que denotaba la posición social en la que se encontraban. La puerta se abrió para que pasasen los invitados y la servidumbre que se encargaba de ello los recibía con un: bienvenidos.
Apenas llegaron al salón principal la condesa fue a platicar con una duquesa, a la cual no había visto en mucho tiempo. Yugi y Tea se quedaron sin la compañía de su madre, en ese instante apareció el padre de Atem anunciando que el banquete iba a dar comienzo. Todos se encaminaron al gran comedor, Yugi y Tea como los grandes hermanos que eran se sentaron juntos además no conocían a las demás personas, por lo tanto se sentían más cómodos juntos pero cuando Tea se giró para hablar con su hermano el había desaparecido.
Yugi había sido llevado por el brazo no se había ni sentado y era jalado a algún lugar no alcanzo a reaccionar por la impresión, se calmó un poco al darse cuenta de quien lo había llevado.
-Hola es un alivio verme – al decirlo esbozo aquella encantadora sonrisa que dejaba a Yugi embobado.
-¿En qué lugar estamos?- Atem sonrió ante la cara de exaltación de Yugi –Estamos en mi alcoba- al escucharlo Yugi se puso bastante tenso -¿Para que me has traído aquí?-
Atem miro de una manera traviesa a Yugi, sus manos pasaron directo a su cintura mientras se atrevió a darle un beso, el primer beso de ambos por lo cual fue de una corta duración. Yugi se quedó quieto al sentirlo y aun después de separarse no podía procesarlo estaba bastante sorprendido y sus mejillas tenían un tono rojizo. Atem se enterneció al ver el dulce rostro de Yugi, lo había probado una vez y le había fascinado el sabor de sus labios, volvió a besarlo mientras guio sus pasos hasta dejarlo sobre su cama y ahí continuar con aquellos besos exploratorios.
Yugi estaba bastante sorprendido no sabía que hacer o decir -¿Por qué haces esto?- Atem lo miro como si aquella pregunta le hiciera gracia - Si no lo notaste tú me gustas- Yugi estaba bastante sonrojado
–No es correcto Atem yo soy….-
Atem beso con delicadeza la comisura de sus labios – Se de tu secreto y eso no me impide amarte tú me gustas –
Yugi lo miro de forma cariñosa mientras Atem continuo con delicados besos, primero en sus mejillas pasando así por la comisura de sus labios para finalmente llegar a esos suaves y rojos labios. Atem disfrutaba de ese pequeño, sus manos no pudieron quedarse quietas acariciaban su espalda mientras lo acomodaba bajo el. Para Yugi era tan nuevas esas sensaciones se dejaba llevar por ese acto tan lleno de cariño que le demostraba su noble caballero, los besos contrarios nublaban su juicio y apenas podía pensar, Atem rosaba su cuerpo con el de su pequeño mientras una de sus manos paso por uno de los costados de Yugi y se coló bajo aquel vestido para sentir la suave piel del muslo derecho de su amado ya no se podía detener y solo quería apartar toda prenda que le impedía sentir su piel.
-Atem detente por favor esto no está bien, yo te quiero pero no es correcto- su voz sonaba algo quebrada, la razón era por aquellos besos y caricias pero él sabía que no era apropiado en verdad amaba a Atem pero no podía entregarse a él a la primera provocación, además de que ellos no eran novios, toda su enseñanza le decía que eso no estaba bien y debía frenarle.
-Lo siento Yugi me deje llevar – se retiró de encima de Yugi sentándose sobre la cama –Yugi quiero ser tu novio de manera oficial hacérselo saber a mis padres quiero que sepan que te quiero Yugi –
Yugi se levantó de la cama se acomodó el vestido y su cabello, no quería que nadie sospechara de su reciente estado, Atem lo abrazo por detrás mientras beso su mejilla a la vez que tomo su mano de manera cariñosa guiándole a la salida para ir de regreso a la fiesta. Tea vio como ambos aparecían, un nudo se le empezó a estrujar las entrañas, se sentía enojada al verlos aunque no era el hecho de solo verlos era el hecho de verlos juntos y tomados de las manos lo que le causaba que se sintiera de tal modo.
Continuara….