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Satisfacción. por Ares

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Notas del capitulo:

hola aca les dejo un capi mas de el fic 

pocas palabras en sindarin por que es la lengua que habla oropher 

 

perdon=goheno nin.

bueno sin mas les dejo el capitulo.

Ambos llegaron al campamento, pero cada uno por su parte. Gil Galad espero a Glorfindel, sabía que el elfo tenía rato siguiéndole. El príncipe noldor era muy astuto. Ecthelion estaba observado los movimientos de los orocos, vio a Oropher amarrado a un árbol. Sus cabellos estaban alborotados y sus ropas estaban algo desgarradas y sucias.

 

Un orco levanto la barbilla de Oropher, quien le miro lleno de furia. El orco se burló de esa mirada y le dio una bofetada, para rematar con un golpe en el estómago con el pomo de su espada. Los otros orcos se echaron a reír al ver toser al elfo. Ecthelion estaba listo para atacar, pero Gil Galad lo jalo de sus ropas y lo tumbo de bruces y Glorfindel tapo su boca en el acto.

 

Los orcos voltearon la vista hacia donde estaban, pero Gil Galad arrojo una piedra en otra dirección los wargos fueron averiguar. Y para fortuna de ellos un ave nocturna desplego sus alas, Gil Galad les obligo a arrastrarse lejos del campamento y una vez lejos, se ocultaron detrás de unas rocas.

 

--Eres un...

 

Gil Galad ignoro por completo a Ecthelion. Le dijo a ambos elfos que había diez orcos y cinco wargos, pero que debían ver que el campamento estuviera aislado. Glorfindel acento y propuso investigar y volver antes de que la luna se ocultara pues debían aprovechar la luz de esta. El principe noldor estuvo de acuerdo y a Ecthelion no le quedó otra que aceptar.

 

A Oropher le dolía la mandíbula, la sangre había dejado de escurrir por la comisura de sus labios. Los orcos se acercaron y rajaron sus ropas con cuchillos. Y se sorprendieron de la blancura de aquella piel, uno de ellos llevaba una tiza caliente para torturarle.

 

--¡Vamos a marcarte! ¡Como propiedad de Angband!

 

Oropher permaneció en silencio, no dijo nada. Uno de los orcos se le acerco y paso su lengua por su pectoral desnudo. El orco le vio lascivamente, sus grotescas manos se deslizaron sobre sus caderas blancas y después se pasearon sobre sus nalgas.

 

Oropher apretó los ojos, trato de controlarse lo mejor que pudo. Sabía que estaba por ser violado por segunda vez. Y sabía que ellos no serían tan amables como Gil Galad. Cuando el nombre del noldor ocupo sus pensamientos, una lágrima escurrió por su mejilla. Aquel elfo de pelo oscuro. Imponente había accedido a sus peticiones. Deseo que él estuviera ahí para protegerlo. Pero sabía que nunca volvería a verlo.

 

Glorfindel y Ecthelion habían sido los primeros en llegar al punto de reunión el rubio no dijo nada, trato de concentrarse en la misión y en las ordenes de su señor Turgon.

 

--Gracias por venir.

 

El rubio solo se limitó a sonreír.

 

--Glor, perdóname yo…no quiero lastimarte.

 

--Ecthelion no es el momento para hablar de esas cosas, hay que rescatar al príncipe Oropher.

 

El pelinegro bajo la mirada, aquellas palabras le habían recordado su triste realidad. Y la razón por la que Gil Galad estaba en aquel lugar, entonces sintió una enorme angustia ¿Acaso Gil Galad se habia enamorado de Oropher? ¿O su señor Turgon le había obligado a venir a buscarle? El rubio noto la tristeza en los ojos de su amigo sabía que había sido demasiado tajante en su respuesta.

 

--¿Y bien?

 

Ambos elfos salieron de su ensimismamiento y voltearon a ver al príncipe noldor. Le dijeron que no habían encontrado nada, Ecthelion vio la expresión seria de Gil Galad, inmutable. Entonces el elfo con aquella auriga que parecía tan pesada les dijo que debían actuar de inmediato. El principe noldor echó a andar. Seguido de Glorfindel y de un preocupado y enojado Ecthelion.

 

El orco paso su sucia lengua por los labios de Oropher, quien los apretó para que esa asquerosa criatura no le penetrara, el pobre elfo se quedó paralizado. Cuando la mano áspera casi como la roca toco su intimidad, Oropher abrió los ojos de golpe y vio con terror aquellos ojos oscuros y sintió un asco enorme al ver aquella lengua pasarle por las tetillas y otra paseando por su cuello, ya que se había percatado de que eran dos quien le manoseaban. Uno, paso uno de sus gruesos dedos cerca de su cavidad, Oropher respingo asustado. El orco le arranco los pantalones de un tirón y dejo su entrepierna libre, el orco se deleitó con aquel cuerpo lechoso. Y dulce deseaba violarle una y otra vez.

 

--¡Quiero escucharte! ¡Chillar!

 

--No...

 

Oropher apenas había podido articular palabra. El orco aprovecho su descuido y se apodero de aquellos labios pequeños y dulces, su lengua invadió aquella pequeña boca. El sindar sintió que se le venía un vómito, la boca de esa criatura tenía sabor a putrefacción. El beso se hizo aún más ácido y asqueroso, sintió un fluido llenarle la boca. Su mirada vidriosa a penas y le había permitido ver a unos elfos pelear y matar a aquellos orcos. Y el que había estado besándole yacía muerto a sus pies con una daga clavada en la parte baja de la espalda.

 

Ecthelion se ocupó de un wargo que le impedía llegar a Oropher, Gil Galad seguía lidiando con otros tres orcos más. Y Glorfindel estaba poniendo fin a otro orco y a otro wargo.

 

--¡Tranquilo! ¡Todo va estar bien! ¡Ya estoy aquí!

 

Oropher sintió sus manos libres, Ecthelion le abrazo protectoramente mientras el rubio seguía llorando. Gil Galad mato al último orco y después sacudió su auriga. Y camino hacia donde estaba Ecthelion y el sindar. Glorfindel que estaba desenterrando su espada, del cuerpo inerte del wargo. Los observo, ahora empezaba su verdadero trabajo.

 

--¿Como esta?

 

Oropher escucho aquella voz pasiva y firme, aquella voz protectora. Limpio sus ojos y trato de controlar su llanto. Él había venido por él. Se separó lentamente de Ecthelion. Gil Galad le observo desnudo y se quitó su túnica y tapo con ella a Oropher quien le abrazo desesperadamente.

 

--¡Ya no quiero estar aquí! ¡Sácame de aquí!

 

Gil Galad le abrazo, le envolvió en las ropas y le cargo. Ecthelion le miro con recelo y Glorfindel se acercó tranquilamente.

 

--Trae los caballos, no podemos confiarnos. Tal vez haya por ahí algún otro oroco.

 

--Si, mi señor.

 

Gil Galad volteo a ver al comandante de la casa de la fuente.

 

--Por ahora, no. Más tarde, cuando el este bien y lleguemos a Gondolin. Tú y yo vamos a arreglarnos de una buena vez.

 

--Me parece perfecto.

 

 

Lo cuido día y noche, sus comidas y sus actividades diplomáticas las llevaba en absoluto silencio en la habitación, cuando habían llegado a Gondolin el había hecho que los sanadores le revisaran exhaustivamente los resultados eran favorables, solo le habían manoseado. Cada que recordaba aquello, golpeaba la pared con furia ¡Como había permitido que tocaran así a ese pequeño capullo!

 

Pero ya se las arreglaría con Ecthelion, hasta cierto punto. Él había sido el culpable por separase de la comitiva. Y la otra parte había sido suya, por haberles dejado hablar, envés de haber tomado a Oropher de la mano y arrástrale al campamento.

 

Oropher abrió sus ojos, observo el techo y supo que no estaba en su habitación se incorporó y alzo la mirada, él estaba ahí sentado frente a un escritorio escribiendo furiosamente. Hasta que estornudo.

 

El noldor Dejo la pluma en el tintero y se levantó del escritorio. Para acercarse a la enorme cama, tomo asiento en la orilla. Y observo al sindar con detenimiento a pesar de todo era tan hermoso, ahora que le miraba ya más tranquilo y sin tantas presiones se daba cuenta de la belleza de Oropher. Su boca como un durazno jugoso, su nariz afilada y bien formada hacia juego con el color de sus ojos azul claro casi gris y su rubio cabello que se parecían a los rayos del sol.

 

Oropher se cohibió al ser escrutado por aquellos ojos azul profundo, esos zafiros se pasaban de arriba abajo hasta que se detuvieron en su rostro, se miraron fijamente durante unos instantes. Después Oropher observo al noldor, era de cabello oscuro y piel cremosa y eso se debía a su exposición al sol. Pues en el pectoral noto que la piel se hacía más clara. Pero con ese ligero tinte no era tan pálido como él. El joven sindar se fijó en aquellas facciones no eran tan finas como las suyas pero tampoco eran grotescas solo le daban ese toque varonil e imponente.

 

Gil Galad poso su mano, en la suave mejilla del sindar que ya no estaba hinchada por la tortura, de aquellos orcos. Oropher se percató de aquella mirada angustiada.

 

--Estoy bien.

 

--Goheno nin. No debí dejarte. Debí llevarte conmigo.

 

Oropher quiso bajar la mirada, pero entonces brinco de la cama y tomo a un sorprendido Gil Galad, por los hombros.

 

--¿Dónde está Celeb?

 

El noldor abrazo a Oropher. Y este tomo esto, como señal de que su pequeño había muerto. Por lo que comenzó a llorar.

 

--¡No! ¡Porque!

 

--¡Espera! ¡No llores! ¡Él está bien! ¡No llores! ¿Quieres verlo?

 

Oropher paro de llorar y se quedó observando a noldor.

 

--Entonces ¿Porque?

 

Gil Galad le observo y después volvió a tomarle entre sus brazos.

 

--¡Eres tan noble! ¡Que eres capaz de dar tu vida por ese pequeño!

 

El sindar escucho aquella voz trémula. Pero Gil Galad no derramo ni una sola lagrima. Después se separó de Oropher, para darle un beso en la frente. Y seguir con sus labores. Le dijo al rubio que durmiera un poco más ya que más tarde irían a cenar con el rey.

 

--Gil Galad...

 

--Sí.

 

--Aun debo....

 

--Aun debes ¿Qué?

 

Oropher se puso rojo de vergüenza, pero al mismo tiempo se sentía angustiado y triste. No deseaba hacer aquello por el momento.

 

--Aun…debo acostarme contigo.

 

Gil Galad escucho esa voz temblorosa y llena de preocupación, la verdad era que sí que debían seguir acostándose. Pero el noldor le había dicho a su tío Turgon que dejara descansar a su esposo, por unos días. Y que después exigiría que cumpliera además quería arreglarse primero con Ecthelion. Y dejarle bien claro que Oropher era suyo.

 

--No, por ahora debes recuperarte.

 

Oropher escucho esa voz firme y pausada. Observo a Gil Galad de espaldas.

 

--Pero yo ... Es que…No te amo....

 

Gil Galad puso los ojos en blanco, Oropher era algo anticuado y bobo a veces. Aunque pensó en Ecthelion, entonces los celos se hicieron presentes en el. Recordó cuando él estaba llorando en los brazos de su rival.

 

--¡Y supongo que a tu amante Ecthelion si!

 

Oropher escucho aquella voz molesta y un escalofrió, le recorrió la columna. Entonces, vio los ojos de Gil Galad. Llenos de furia.

 

--No...Yo....

 

El sindar quiso salir corriendo de la cama, pero el noldor le atrapo. Y lo puso contra el colchón de plumas.

 

--¡No Gil Galad! ¡Por favor!....!Yo te juro! ¡Que él no es mi amante!...

--¡No hables más!

 

Regaño el noldor después beso a Oropher y dejo caer todo el peso de su cuerpo sobre el rubio, el sindar se quedó petrificado.

 

--No quiero obligarte a nada...Ya no más...pero quiero que en estos días, de descanso. Me dejes conocerte, quiero que tus labios me correspondan, quiero que dejes de tenerme miedo y asco. Oropher no dijo nada solo atino a abrazar al noldor que estaba sobre de él.

 

Pasaron tres días y Gil Galad se presentó en Bar-en-Eithel, la luna se alzaba en el firmamento e iluminaba los jardines, de los alrededores vio el reflejo de esta en el agua de aquella enorme fuente. minuciosamente labrada era una obra hermosa y perfecta. Escucho los pasos de alguien se dio vuelta y distinguió a Ecthelion.

 

--Buenas noches Principe.

 

A pesar de su rivalidad, Ecthelion saludo a Gil Galad con respeto, solo por su señor Turgon. Gil Galad dejo las formalidades de lado y comenzó a hablar.

 

--Bien, ¡Quiero que te quede algo muy claro! ¡Y quiero que te lo metas en esa cabeza tuya! ¡Oropher es mío! ¡Y de nadie más!

 

--Es decir, ¿Que es como de tu propiedad? ¡Un objeto! ¿Eso es Oropher para ti? Pues ¡No Gil Galad! ¡Oropher jamás será tuyo! ¡Él debe estar con quien ama! ¡Y él me ama a mí! ¡No! ¡A ti!

 

--No seas infantil Ecthelion, el ya no te ama. Es más ni apetece estar contigo. ¡Lo engañaste! ¡O por lo menos eso es lo que me dijo!...! Y eso es algo que a mí no me va ni me viene! Aquí el asunto, es. ¡Que dejes en paz a mi esposo! ¡No te quiero ver cerca de, el!

 

--¿Y qué harás para impedirlo? ¿Me vas a matar? ¿O me acusaras con el rey Turgon?

 

--Turukano no tienen injerencia en esto, es asunto tuyo y mío. Si sigues molestando a mi esposo te retare a duelo.

 

--¡Ya te he dicho que Oropher no es un objeto! ¡Que decida el que es lo que quiere!

 

Gil Galad observo a Ecthelion, entonces recordó que después de un mes se marcharían a falas a vivir.

 

--Bien, si quieres que él decida, está bien. Pero si me elige a mi, espero que sepas ser buen perdedor.

 

Ecthelion se quedó sorprendido, arqueo una ceja y observo al príncipe noldor inmutable. Seguía con la misma expresión seria.

 

--¿Y cuándo le darás permiso de hablar conmigo?

 

Gil Galad observo las estrellas, esa noche era hermosa. Después vio la luna. Para que su mirada se posara en aquella expresión incrédula.

 

--En una semana, Oropher aún está recuperándose de ese horrible episodio

 

--Y si Oropher me elige a mi ¿Que harás?

 

--Dejare que ambos se marchen de Gondolin. Te veré aquí con él, en una semana solo los tres.

 

Ecthelion acento y vio alejarse a aquel principie extraño y orgulloso.

Notas finales:

bueno ya saben que siempre son bien recibidos sus comentarios nos estamos leyendo pronto 


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