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Satisfacción. por Ares

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Notas del capitulo:

bueno vengo con otro capitulo del fic hay algunas palabras en quenya cual quier duda comentarios 

 

Aran nya---mi rey 

 

--Que noche tan más fresca…

 

El rubio sonrió y suspiro, camino hasta la salita de su casa para dirigirse a su habitación. Cuando entro su amigo llorando a mares, le abrazo y no dijo nada. Le dejo llorar durante un buen rato.

 

Sabia que algo malo había pasado y sabía que el causante de aquellas lagrimas era Oropher. Sintió una enorme pena en su corazón pero a pesar de ello, acariciaba pausadamente el cabello oscuro de su compañero. Ecthelion nunca había llorado antes, el único que le había hecho llorar era Oropher.

 

--¡No me ama!, ¡Cirdan y Gil Galad le engatusaron! ¡No es justo!....

 

--Calma..dime que paso.

 

Glorfindel le llevo hasta el sillón y le acomodo con sumo cuidado, se sentó junto a él. Ecthelion tomo el pañuelo que le extendía el rubio, el paño tenía un aroma floral reconfortante.

 

--Gil Galad me dijo que podíamos irnos, si Oropher así lo deseaba. Estaba por irme con él, pero Oropher se encapricho queriéndose llevar al cervatillo con él. Le dije que no era lo mejor para el animalito ¡Y después empezó a gritarme! ¡Y a decirme que nunca lo he amado!...

 

Glorfindel acaricio la espalda de su amigo, lo envolvió en su abrazo para consolarle. Después le dejo, Ecthelion volvió a limpiarse con aquel pañuelo de flores bordadas con hilos de plata.

 

--Y eso no es lo peor, el rey Turgon nos estaba espiando… Y sabes lo que significa...

 

Glorfindel sintió un vuelco en su alma, el rey había sido muy claro. Le expulsarían de Gondolin. Glorfindel se puso de pie. Tenía ganas de gritarle a Ecthelion por lo que había hecho, por haber caído en el juego de Gil Galad. Pero guardo todos esos sentimientos. Se paró frente al ventanal y de pronto esa noche hermosa se volvió la noche más infernal de su vida.

 

--Iré a ver ahora mismo al rey Turgon

 

Ecthelion no dijo nada, noto la seriedad y la molestia de aquella voz. Su amigo iba a abogar por él.

 

--Quiero que te quedes aquí, no quiero que te muevas de este lugar. Te quedo claro si te vas por tu cuenta, jamás te lo perdonare. Espera a que regrese.

 

--Está bien…te voy a esperar aquí.

 

Glorfindel salió de la casa, Ecthelion escucho claramente el portazo. Sus lágrimas volvieron a escurrir por sus mejillas. No sabía de qué manera pagarle ese amor tan grande a Glorfindel. Pensó que tal vez debía darle una oportunidad, pero sabía que por ahora no le era posible. Sabía que sus sentimientos le arrastrarían hacia Oropher de nuevo. Y no quería lastimar más a su amigo. Después pensó que lo mejor era no volver a mencionar nada acerca del sindar. Y pensó que había cometido otro error al haber ido a desahogarse con él, se sintió el ser más cruel y vil de toda arda. Pues ya no era ajeno a lo que sentía el rubio por él.

 

Glorfindel salió corriendo de la casa, se alejó lo suficiente y maldijo a Ecthelion por su estupidez, pateo un muro y después siguió su camino ya más calmado. Rog de Bar-en-Damba, le vio hacer su berrinche y le pregunto que si todo estaba en orden y este contesto que sí que todo estaba bien. Que solo estaba algo molesto.

 

--Te peleaste con Ecthelion ¿no es verdad?...

 

El rubio salto un mojin de molestia por haber sido pillado. Rog comenzó a reír y le dio unas palmaditas en la espalada al rubio.

 

--Deberías ignorarlo a veces. Ya sabes cómo es, te preocupas de más por él y eso te hace daño a ti.

 

Glorfindel bajo la mirada, sabía que aquello era verdad. Pero tampoco iba decirle que todo eso lo hacía por "amor" un amor que no era correspondido del todo.

 

Se despidió de Rog y llego unos minutos más tarde a la casa del rey, le dijo a Fanyarë que era el ministro, que deseaba hablar con su señor. Para fortuna de él. Turgon estaba firmado unos papeles y había estado platicando con Cirdan sobre el viaje de su sobrino y su esposo a falas.

 

--Aran nya, Glorfindel de Bar-en-Lothglor quiere hablar con usted. Dice que es un poco urgente. Turgon no levanto la vista de sus papeles e hizo pasar al capitan Bar-en-Lothglor

--Aran nya ...

 

--Dime que es lo que se te ofrece...Glorfindel.

 

--Es sobre Ecthelion mi señor.

 

--¿Ahora que hizo el capitan Ecthelion?

 

--Mi señor es un buen soldado, le pido no le expulse de Gondolin. Usted sabe que es de sus mejores capitanes.

 

--Tú también lo eres Glorfindel. Y no comprendo, porque me pides que no lo expulse. Si aún no me has dicho lo que ha hecho...

 

--¿Aran nya?

 

--Mira Glorfindel, si es por lo de Oropher. Gil Galad es el culpable de todo. Y Ecthelion nada ha hecho, esta perdonado por mi sobrino. Por ende también por mi así que no hay delito.

 

Turgon escruto al rubio, que solo se limitó a inclinarse. Para después ir hacia la puerta.

 

--Espera...

 

Glorfindel se giró sobre sus talones y clavo sus ojos verdes en su rey.

 

--La relación que ustedes dos tengan, no me incumbe del todo. Pero si te exijo que te esmeres en hacer que Ecthelion se olvide de Oropher ¿Entendiste?

 

--Si, aran nya.

 

Glorfindel sintió un poco de molestia, por aquellas palabras. Pero le agrado que el rey le animara en su relación. Y sobre todo que Ecthelion no sería expulsado.

 

--Ya puedes marcharte.

 

--Diola lle aran nya.

 

--No me des a mí las gracias, dáselas al príncipe Gil Galad.

 

El rubio regreso más tranquilo, volvió a ver la luna y se sintió aliviado. Al llegar vio a su amigo completamente dormido en el sofá. Sonrió levemente y le llevo hasta la cama, acomodo a Ecthelion y después jalo las cobijas para taparle. El rubio se desnudó para ponerse su camisa de dormir. Tomo su diario y se puso a escribir un rato. Cuando la luna se posó sobre la ventana de la habitación, dejo de escribir y se acostó a dormir. Soplo la vela, después volteo a ver a Ecthelion en la penumbra acaricio su cara suavemente, el capitán de la fuente se removió levemente. El joven elfo de risos dorados sonrió y después le dio un beso en los labios, apenas si rozo aquella boca.

 

---------------

 

De vez en cuando se escabullía para verlo pasear a lo lejos en compañía de Cirdan pero llevaba varios meses sin verlo. Hasta que un día se animó a preguntarle al capitán Duilin de Bar-en Duilin por el príncipe Gil Galad. El capitán le había dicho que tenía más de cuatro mes de haber se marchado de Gondolin con su familia.

 

Ectelion pregunto si sabía a dónde se habían ido, pero desgraciadamente el capitán Duilin no pudo decirle a donde. El rey Turgon había tomado sus precauciones, les prohibió a sus capitanes decirle el destino del príncipe Gil Galad a Ecthelion de Bar-en-Eithel.

Glorfindel había estado practicando todo el día, regreso a su casa fatigado y con deseos de descansar. Vio a Ecthelion recargado en la pared con el semblante demasiado sereno. Sabía que cuando este se ponía así, era porque tramaba algo. Y seguramente ese algo tenía que ver con el sindar. Lo cual le molesto en lo más profundo.

 

--No tengo tiempo para tus cosas, deseo descansar.

 

Antes de que el elfo de risos dorados pudiera cerrar la puerta. Ecthelion metió el pie, el rubio puso los ojos en blanco. No dijo nada más y le dejo entrar, Glorfindel escucho como se cerró la puerta y los pasos de Ecthelion detrás de él.

 

Por primera vez, le importo un comino. porque está ahí el pelinegro, quien no había dicho ni una sola palabra hasta el momento. Se quitó la ropa de entrenamiento y la arrojo en el suelo, Ecthelion aprecio su cuerpo desnudo, parado des de la puerta de la habitación. Paseo su mirada de arriba abajo. El elfo tenía todo en su lugar. Y sabía que eso se debía a los fuertes entrenamientos, sus muslos eran esbeltos y fuertes. Al igual que sus brazos, su abdomen. Y sus pectorales estaban bien marcados, era casi perfecto para él. Sintió un ligero dolor en la entrepierna, cuando su mirada se detuvo en los genitales de su amigo, cubiertos por un bello rubio más oscuro.

 

 

Glorfindel sintió aquella mirada sobre de él. Paso desnudo al lado de Ecthelion y sintió como los ojos de su amigo se clavaban como dos dagas en su espalda, se metió en la tina y dejo que el agua le reconfortara un poco.

 

Ecthelion se limitó a verlo bañarse, cuando el rubio termino y salió de la tina. Le volvió a seguir con la mirada, Glorfindel estaba empezando a desesperarse de esa aptitud. Paso envuelto con una manta en su cintura, Ecthelion le dejo entrar en la habitación y cerró la puerta detrás de él.

 

--¿Qué quieres?

 

Ecthelion no respondió, solo jalo aquella manta que cubría la intimidad de su amigo. Glorfindel se sorprendió al ser asaltado con un beso desenfrenado, el rubio no aguanto y beso aquella boca. El pelinegro se tumbó en la cama con él. Ecthelion lamio las gotas que aun escurrían de los hombros del rubio. Glorfindel abrió las piernas y dejo a Ecthelion acomodarse sobre de él. Pero capitán de la fuente se levantó estrepitosa mente y obligo al rubio a ponerse en cuatro puntos, Glorfindel sintió la lengua tibia del pelinegro pasearse hábilmente por sus testículos y su pene para al final subir hasta su ano.

 

Después de aquella estimulación Ecthelion introdujo sus dedos uno a uno. Escucho a Glorfindel soltar unos gemidos ahogados. Y vio como sus manos rasguñaban las sabanas. Por fin dejo salir su miembro, alcanzo una de las manos del rubio y le hizo que le masturbara un poco. Glorfindel deseaba cambiar de posición ya que le era algo incómodo realizar aquella tarea excitante, pero el pelinegro no le dejo cambiar la posición. Se separó y obligo al rubio a hundir la cara en el colchón. Entonces el ano quedo completamente desprotegido, Ecthelion paseo su pene por el área deslizando de arriba abajo Glorfindel se éxito aún más, hasta que Ecthelion introdujo de un solo empujón su hinchado y erecto pene. Glorfindel sintió que lo partían en dos y quiso ponerse en cuatro puntos, pero Ecthelion se lo impidió, se acomodó sobre su espalada para poder embestirle y pellizcar sus tetillas y masturbarle mientras le embestía cadenciosamente.

 

El rubio sintió los besos en su cuello, la excitación había subido aún más de tono. Le dolía la forma en que era penetrado, pero a la vez era placentera. Cuando Glorfindel exploto en la mano de Ecthelion este le libero y entonces meneo las caderas con fuerza. Glorfindel grito de dolor y placer, por el poco tiento de su compañero. Ecthelion llego al éxtasis y se corrió dentro del rubio.

 

Glorfindel escucho la voz jadeante de su amigo, había escuchado los gruñidos de este. Pero no había dicho nada más. Se incorporó sobre la cama y le vio sentado en una silla descansando.

 

Ecthelion leyó la molestia del rubio en sus ojos, por lo que se acomodó sus ropas y salió de la habitación dejando aún más exasperado y confundido a Glorfindel. Quien apenas y podía moverse, debido a la forma en que le habían penetrado. Vio como de sus muslos escurría la semilla de Ecthelion mezclada con su sangre. Salió de la habitación pero el ya no estaba. Se había marchado.

 

El pelinegro llego a su casa, vomito en el baño. Empezó a llorar espasmódicamente ¿cómo se había atrevido a tomarle de esa forma tan seca y cruel? ¿Cómo se había atrevido a desahogarse de esa manera tan ruin? "por qué le había castigado de aquella forma" ¡Por qué no simplemente le había gritado que era un mal amigo! por no haberle dicho que Oropher se había ido, ¿Por qué no simplemente no le había dicho traidor?

 

¿Cómo se había atrevido a pagarle de aquella manera tan cruel? después de que él había ido aquella noche a hablar con el rey para pedirle su perdón. ¿Y cómo había llegado hasta esa forma de venganza tan asquerosa? Después de que a pesar de haberle confesado su amor él, seguía escuchando sus lamentaciones y su dolor por haber sido rechazado por Oropher.

 

Vio el tambo de agua y se echó un balde de agua con todo y sus ropas, después se dejó caer en suelo, recargado contra la pared. Arrojo el balde que choco con la pared de bellos mosaicos azulados y plateados como espejos brillantes. Y dejo que las lágrimas escurrieran por sus mejillas.

 

--------------

 

Glorfindel había ido como tres veces a casa de Ecthelion, pero no lo había encontrado. Siempre estaba en su puesto de vigilancia y ese lugar no era el más idóneo para hablar sobre lo que había pasado aquel día.

 

Todos habían notado el distanciamiento de ambos. Ya le habían preguntado al rubio si había algún problema, pero Glorfindel se limitó a decir que el solo quería su espacio. Y que todo estaba bien entre los dos. Que no había pleito que perseguir.

 

Ecthelion le vio venir a la puerta, los soldados a su cargo se desentendieron y fingieron ser las paredes de aquel lugar.

 

--¿Por qué me rehúyes?

 

--¿Rehuirte? No sé de qué hablas

 

--Más tarde deseo verte, iré a buscarte a tu casa ¡Y más vales que estés!

 

--¿Para qué? No Tenemos nada de qué hablar.

 

Glorfindel se frenó, se giró sobre sus talones y encaro al capitán de la fuente. Le dio un puñetazo que le tiro en el piso. Los soldados se iban a acercar, pero Ecthelion les dijo que se mantuvieran a raya.

 

--¡Ya deja tu aptitud infantil! ¡Ecthelion! ¡Si he hecho algo que te molesta! ¡Dímelo!

 

Ectelion se sentó en el piso, se limpió la sangre que escurría de su comisura. Después suspiro, se puso de pie y se limpió el polvo. Frente a aquellos imperiosos y furiosos ojos verdes.

 

--Tú sabes lo que hiciste, no sé porque me dices eso. Si siempre lo has sabido.

 

 

Glorfindel cambio su expresión de enojo, por una de confusión. Ya que no había entendido ni una sola palabra de lo que el pelinegro le decía.

 

--Es por...!Está bien! ¡No te molestare más! ¡Si es lo que tú quieres! ¡Que así sea entonces!

 

El rubio se dio media vuelta, Rog de Bar-en-Damba se dio cuenta del pleito pero sabía que eso iba más allá de un pleito de amigos. Cuando Glorfindel desapareció golpeo a Ecthelion en la cabeza con la palma de su mano, el pelinegro volteo molesto a verle.

 

--¡Oye! ¡Eso duele! ¡Qué demonios te pasa!

 

--Más bien, esa pregunta deberías hacerte la tú mismo. ¡Por qué no es justo que te portes de esa forma con él! ¡Y lo sabes perfectamente bien!

 

--¡No es asunto tuyo!

 

--¡Oh! ¡Sí! no lo es. Pero no me parece que después de haber visto a esa flor en el jardín, de haber admirado su belleza. Y de haber saboreado su polen, ¡La arranques y la tires! ¡Después de haberle despetalado! en un simple ¡me quiere no me quiere!

 

Ectelion bajo la mirada molesto, sabía que era verdad. se había portado muy mal con el rubio.

 

--¡No sé qué problema tengan tú y el! ¡Pero más te vale ir y pedirle una disculpa ¡Ahora mismo! sino olvídate de su amistad para siempre. Yo cuidare aquí por ti. ¡Anda vete ahora! ¡Antes de que te obligue a ir!

 

 

Ecthelion soltó una risita nerviosa y después se encamino a Bar-en-Lothglor

 

--¡Idiota! ¡Eres un idiota! ¡Ah pero eso te pasa por fijarte en quien no debías! ¡Por dejarlo entrar en tu vida! ¡CON LA ESTÚPIDA ESPERANZA DE HACERLE CAMBIAR!

 

--¡Entonces por qué! ¡POR QUÉ DEMONIOS TE ACOSTASTE CONMIGO AQUELLA NOCHE! ¡POR QUÉ VOLVISTE ACOSTARTE CONMIGO DE NUEVO AQUEL DÍA! ¡POR QUE!

 

El rubio se dejó caer  en el suelo, después comenzó a golpearlo con sus manos, estas empezaban a sangrarle. Hasta que alguien le detuvo.

 

--¡DEJA DE HACER ESO! ¡Que no vez que te lastimas!... ¡Amin hiraetha! ¡Amin hiraetha! ¡Por ser tan estúpido!. ¡Por ser un elfo de lo peor! ¡Glor! ¡Tú no te mereces esto! Eres tan dulce… No merezco tu amor.

 

--¡No! Ecthelion! ¡No! ¡Déjame decidir eso a mí! ¡Deja me decidir a mi si eres merecedor o no! ¡No me importa que me llames como a él cuándo...

 

Ecthelion le tapó la boca con un beso, un beso suave y pausado. Le abrazo con todas sus fuerzas. Y le dijo en voz baja, que no. Que él no merecía esa clase de trato.

 

--Dame una oportunidad, déjame empezar de cero contigo. Déjame amarte como mereces.

 

Glorfindel se aferró al pelinegro y lloro a mares, ahora los papeles se habían invertido. Ecthelion se dio cuenta de que debía darle una oportunidad a esa flor y sobretodo darse una oportunidad a él, Mismo. Pero en lo más profundo de su alma deseo poder volver a ver Oropher a su luciérnaga.

Notas finales:

bueno ahora si ya pueden empezar a odiar al pobre ecthelion sera que se aferrara a oropher? espero sus comentarios nos estamos leyendo pronto. 


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