-Oni-chan Gon aun no vuelve...-
Hace un par de horas que los hermanos ya habían cenado y ahora estaban acostados esperando que vuelva el moreno. Cada vez que la pelinegra preguntaba por el más joven, el albino le respondía que volvería pronto, pero ahora incluso él estaba dudando de eso.
Será que se metió en problemas...
-Gon realmente es un caso extraño- dijo con aire ausente la ojiazul –Crees qué sea un alfa cero?- pregunto mirando a su hermano.
-Es demasiado torpe y bruto, probablemente es Alfa b- dijo negando con la cabeza –Además los cero se caracterizan por ser hermosos y tu amigo es todo lo contrario a eso- agrego moviendo la mano.
-Mouuu Gon es alguien atractivo- infló las mejillas.
-Tsk...-
El albino se estaba sintiendo ansioso, no iba a reconocer que era porque no llegará el moreno, él estaba así por lo preocupada que estaba su hermana.
-Ya vengo...- Dijo sin mirarla mientras salía de la habitación.
La morena no digo nada, ya sabía lo orgulloso y taimado que era su oni-chan, pero secretamente le agradeció con una sonrisa.
El albino recorría sin prisa los pasillos de la hostal con las manos en los bolsillos, reviso la cafetería, el comedor, la recepción e incluso el mini bar que se encontraba al otro lado de las habitaciones ¿Será que el moreno había salido? Tal vez estando afuera se metió en problemas. Alluka le había comentado como el pelinegro la salvo de 4 tipos ¿qué tal si ya no eran 4 y ahora eran más? Y si ese tonto estaba herido...
Alarmado comenzó a correr en dirección a la salida sin importarle si alguien lo miraba extraño, ese idiota, una y otra vez se recordaba que esto lo estaba haciendo por su hermana. Se detuvo de golpe al pasar cerca de una de las ventanas, afuera la luna iluminaba todo, podía ver claramente la sombra de la hostal y como en el techo había alguien. Giro sobre sus talones y como si su vida dependiera de ello corrió hacía la azotea, ya se vengaría de ese mocoso por haberlo preocupado y hacerle pensar un montón de cosas.
Quería abrir la puerta de golpe, tal vez si tenía suerte asustaría lo suficiente al moreno y caería, hizo una mueca al imaginar al pelinegro cayendo del techo. Con cautela abrió la puerta sin hacer ruido.
El moreno se encontraba sentado con las piernas colgando del techo, en otras circunstancias probablemente lo regañaría por temerario, pero ahora su mente estaba en blanco. La luna brillaba tanto que proyectaba sombras en el rostro del más joven y lo único que podía ver era su perfil iluminado, su cabello nuevamente estaba revuelto por el viento y los mechones se mecían de forma relajada. Se lamio los labios de forma subconsciente y si respiración se aceleró, una alarma comenzó a sonar en su cabeza, despertándolo de su ensueño, se mordió el labio molesto consigo mismo ¡Bien! Reconocería que el moreno se veía distinto, pero todos los créditos se los llevaba la luna y el viento, bajo ninguna circunstancia el reconocería que el moreno se veía bien.
De forma exasperada avanzo hacía el más bajo, este aun sin despertar por completo de su trance, volteo su rostro en dirección al ruido. Nuevamente el corazón del albino se acelero, la mirada del moreno era tan distinta ahora, había decisión, tristeza y algo que no podía identificar, hasta el color era distinto. Pese a que duro solo un segundo fue suficiente para hacer la que su cara se sonrojara furiosamente.
-Killua! Valla no te escuche llegar- el moreno ahora le sonreía al albino ajeno a lo que acababa de provocar.
-I-idiota! Baja de ahí para que pueda regañarte como corresponde- dijo tratando de recuperar la compostura.
Una risita cantarina lleno el ambiente mientras el más bajo se acercaba al albino.
-Killua me estaba buscando?- pregunto de forma inocente, ladeando la cabeza.
-Tenías preocupada a mi hermana...-
Desvió la mirada sin negar o afirmar nada. Puso una mano en el hombro del moreno pero la quito en seguida.
-Demonios Gon estas congelado- Le regaño.
-Je ahora que lo mencionas tengo un poco de frio- respondió cohibido abrazándose a si mismo buscando en vano calentar su cuerpo.
-Así nunca entraras en calor-
Él no tenía porque hacer nada, pero aun así envolvió con sus brazos los hombros del pelinegro, notando por primera vez desde que lo conoció lo realmente pequeño y frágil que parecía. Estúpido, estúpido Killua, ¿qué estás haciendo? Es otro alfa, es el tipo que te quiere robar a tu hermana, es Gon, no debes pensar que es pequeño, frágil y lindo...
Tiempo fuera! Dijo lindo!?
La mente del más alto era un revoltijo y lo único que quería hacer era alejarse del objeto de sus tormentos, más no pudo hacer nada al sentir como el más bajo se aferraba a su polera.
-Por favor...- susurro –abrázame un poco más...-
Continuara...