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¿Esto es amor verdadero? (En proceso de edición) por Princesa de los Saiyajin

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Un nuovo amico?

Perché lei è piccola… e lui molto, molto grande

 

 

—¿Cuándo quieres que me mude a tu habitación?—preguntó el menor. Ambos recién habían terminado su sesión de amor y ahora se encontraban abrazados, estaban recostados en el sofá.

     —Supongo que esta tarde para mí está bien…—dijo con una sonrisa. Posteriormente, posó sus labios en su frente, dándole un dulce y cálido beso.

     —De acuerdo… ¿Crees que a tu hermana le moleste?—preguntó de repente.

     —No, después de todo ustedes son amigos…—dijo, bostezó y abrazó al menor—. Jamás dormí con un oso de peluche, pero no me molestará dormir abrazado a ti—le susurró en el oído, el menor sonrió.

     —No me compares con un oso de felpa ni nada, esas cosas son adorables, yo no—respondió con un tono de molestia, pero en el fondo sentía gran satisfacción al tener así a la persona que amaba.

     —Sí lo eres, quieras o no…—dijo y soltó una risilla—. Te amo, Antonio…

 

***

 

—¿Cómo que se mudará aquí?—preguntó la pelinegra viendo a su hermano mayor abrazando a su pareja, mientras el castaño únicamente miraba hacia un lado con un ligero sonrojo en sus mejillas.

     —Sí. Dormirá conmigo… Después te cuento la razón por la cual tomé esta decisión—sentenció el más alto.

     —¿Acaso olvidaste a cierta persona que también vive aquí?—mencionó.

     —No, no lo he olvidado… Pero en realidad casi nunca está aquí, y las escrituras de la casa están a nuestro nombre, así lo puso mamá en su testamento así que técnicamente podemos hacer lo que queramos… Incluso echarlo de aquí—dijo. Ella desvió la mirada al lado contrario.

     —Está bien, es tu decisión… Sólo… trátalo con cuidado, eres demasiado bruto, puedes lastimarlo—caminó hacia la puerta principal, recibiendo una mirada de indignación por parte del pelinegro.

     —¿Qué? ¿Cómo que “bruto”?—dijo enojado. Ella abrió la puerta.

     —Volveré en la noche…—salió y cerró. El mayor sólo se quedó viendo con el ceño fruncido.

     —Sabes que le gusta molestarte, no te lo tomes tan a pecho—dijo y lo abrazó por atrás, apoyando su cabeza contra su espalda.

     —¿Te lastimé?—preguntó. El menor no contestó, no entendía a qué se refería—. Ya sabes, cuando lo “hicimos”… ¿te hice daño?—preguntó. El más bajo se sonrojó.

     —No, en realidad no…—dijo avergonzado.

     —¿Sabes? Las cobijas están limpias… —se giró y lo abrazó por la cintura—. Ensuciémoslas un poco—susurró sensualmente.

     —Realmente no recuerdo cuándo te volviste así de pervertido—dijo y lo tomó de la mano. Ambos se encaminaron a la habitación del mayor y, al llegar, el menor cerró con seguro, arrojó su mochila con algunas de sus pertenencias a un costado y lo empujó, provocando que cayera sobre el colchón.

     —Antonio… ¿q-qué haces?—preguntó nervioso al ver que el castaño se posaba sobre él.

     —No sé, tú dime—dijo en tono juguetón.

     —¿Seguro que quieres hacerlo? Digo, ya lo hicimos ayer, esta mañana… y yo sólo jugaba…

     —¿Eso es un “no”?—preguntó. El más alto invirtió las posiciones, ahora era el menor que estaba abajo.

     —Supongo que es un “dame tiempo para cerrar las cortinas”—dijo con voz ronca en su oído. Se acercó a la ventana y tapó muy bien el vidrio, luego se dirigió a la cama, para besarlo con fogosidad.

    

***

 

—Hola—saludó un pelirrojo a una pelinegra que estaba sentada a un lado de la fuente viendo su celular.

     —Ah, eres tú—dijo con desinterés al notar quién era—. ¿Qué es lo que quieres?

     —¿Por qué me tratas así? No es como si te fuera a hacer algo…—dijo. La tonalidad que usó fue tal que casi parecía sincero.

     —Pues cuando peleas a media noche con alguien, no esperas un trato amable por parte de él—dijo con indiferencia. Él se sentó a su lado.

     —Lo siento, pequeña. Era sólo por la pandilla, no personal…

     —¿Pequeña? Sí, claro, tú muy gigantón—dijo molesta, ¿por qué fijarse en su baja estatura?

     —Perdón… ¿Cómo era? Ah, cierto—se acercó a su oído para susurrarle sensualmente—: princesa…

     —¿Qué quieres?—dijo separándose.

     —Sólo hablar contigo de algo… Es sobre ese sujeto, creo que era tu tutor, padre… no sé quién era exactamente o qué parentesco tiene contigo… Quería decirte que ayer hablé con él y… bueno, me pidió que le consiguiera un poco de droga, más bien que le dijera con quién podía obtenerla… No sé qué le pedirá, así que ten cuidado con todo lo que te dé. Creo que irá con él a otra ciudad a buscarlo, pero no sé por cuánto tiempo—dijo.

     —Y me dices esto porque…

     —No sé, creo que me pareces linda—dijo y ella sonrió de medio lado.

     —Y este es el momento en el cual debería tirarte en la fuente…—se puso de pie y caminó en dirección contraria a donde estaba él.

     —Oye, vamos… Seamos amigos…

     —No.

     —Anda, ¿sí?—pidió.

     —No.

     —Pero…

     —Oye, consíguete una vida y déjame en paz—dijo ya desesperándose.

     —Alice, ¿verdad? Oye, sé que te gustan los videojuegos. Vayamos a un arcade…—dijo—. Yo invito.

     —¿Tienes dinero por lo menos?—dijo girándose hacia él. Vio cómo sacaba muchas monedas de su bolsillo y luego le mostraba el contenido de su cartera.

     —Entonces… ¿qué dices?

     —El último en llegar paga la comida—dijo y empezó a correr. Él la siguió.

     —¡Eso no es justo!—dijo corriendo tras ella.

 

***

 

Ha pasado un mes desde aquello.

     En cuanto a Mike, no había hecho acto de presencia en todo ese tiempo, aunque, en lugar de preocuparlos, sólo aliviaba a los jóvenes, quienes disfrutaban de su estancia a solas con muestras de amor.

     Alex comenzó a comportarse de mejor manera, ahora era más detallista con su novio, si al principio fue una competencia personal contra el prospecto de novio que aparentaba ser el ex de Antonio, ahora lo hacía por gusto. Empezó a notar que el menor se sonrojaba más fácil de lo que creía, y que además, luego de muchos de los detalles que le daba, se ponía un poco más meloso que de costumbre, le encantaba recibir cariños por parte de él.

     En cuanto a Alice, accedió a pasar tiempo con su nuevo amigo, con quien pasaba la mayor parte de su tiempo libre, ignorando a Logan y a Steve casi por completo.

     Un mes… En ese tiempo las emociones cambian drásticamente en una persona…

 

***

 

—¿O sea que no te molesta que nos haya cambiado?—decía por milésima vez a su amigo. El más bajo ya estaba cansado de escuchar sus constantes quejas.

     —Ya, está bien que estás perdidamente enamorado de ella, pero cierra la boca—dijo. Pasó su mano por su rostro con frustración.

     Ambos caminaban por un parque, atravesando la vereda. Se dirigían a la casa del más bajo, su intención era llegar ahí y jugar videojuegos por toda la tarde y noche.

     —Pero ella no puede tener otro mejor ami…go…—la imagen que vio lo hizo paralizarse. A lo lejos, una pelinegra besaba a un pelirrojo con cariño. El más bajo dirigió su mirada hacia donde veía el de cabello azabache. Y entonces lo comprendió.

     —Cálmate…—pidió. El más alto sólo golpeó un poste con enojo.

     —¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡Se está besando con alguien que es mayor de edad! ¡Es una niña de trece años!—dijo alterado.

     —¿Y? Esto no te incumbe a ti… No puedes imponerle nada…

     —Yo no, pero Alex sí…—comenzó a caminar. El menor lo siguió.

     —¡Aigh! ¿Enserio vas a ir a decirle sólo porque estás celoso?

     —¿Celoso? ¿De qué? ¿De que la persona que me gusta desde hace un año se esté besando con alguien que acaba de conocer y que además tiene cabeza de pájaro loco? ¡¿Por qué debería?!—dijo con ironía. El menor bufó molesto.

     —Es su vida, déjala…

     —La dejaría si fuera alguien de su edad, no alguien que es ya un adulto…

     —Pero…

     —¿Y si sólo quiere aprovecharse de ella?—preguntó parando en seco. El más bajo ahora comprendió su verdadera preocupación—. ¿Y si Alex le da la confianza para dejarlos solos en su casa como a nosotros nos la dio… e intenta algo más?

     —De acuerdo… tienes razón… Debemos decirle de su relación con ese asaltacunas—dijo. Ambos siguieron caminando. Estaban a unos metros de llegar—. Estás consciente de que cuando ella se entere nos va a odiar, ¿verdad?—se aseguró.

     —Sí… pero si no le decimos, es Alex quien nos odiará, y nos torturará si algo le llega a pasar…—abrió la puerta principal y entro sin siquiera pedir permiso alguno.

     Ambos jóvenes dirigieron su vista hacia la sala, y pudieron ver al de cabellera azabache en el sillón, sin camisa, sobre el chico castaño (al que conocían como “Antonio” gracias a que su amiga les había platicado acerca de él), besándose apasionadamente mientras el mayor recorría toda la extensión del cuerpo del menor con sus manos.

     —¡¿Alex!?—gritaron ambos al unísono, provocando que la pareja se separara rápidamente.

     —¡Puedo explicarlo!

Notas finales:

Típico: Los amigos más cercanos son los que siempre se enteran al interrumpir en el mejor momento XD

Vaya, a Loggie le robaron la novia. Pero buee... Steve también está soltero (?) ¿Debería haber algo entre ellos?


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