-Sera solo una semana, volveré una vez arregle las cosas con mi familia- Derek intentaba en vano calmar a la bestia, esta solo guardo silencio.
-Solo vámonos Derek- insistía Jonathan al otro lado de la reja.
-Si- Estaba a punto de irse cuando la bestia lo detuvo tomando su brazo.
-Ten esto- La bestia le entrego una de las rosas del jardín. –Llévala como un regalo, esta rosa te recordara que debes volver a casa, con nosotros- Derek la tomo y se abalanzó sobre él para abrazarlo con fuerza, Eidan correspondió su abrazo, Jonathan miro aquella escena confundido.
-¡Derek vamos!- Volvió a gritar Jonathan, Derek soltó a la bestia y fue a la puerta la cual se abrió cuando estaba frente a ella. Jonathan lo recibió con un fuerte abrazo, lo estrujo lo más fuerte que podía, Derek se sorprendió, su hermano jamás lo había abrazado así antes.
-Te extrañe mucho hermano, temía lo peor, todos estarán tan felices cuando llegues a casa- Lo tomo de la mano y se lo llevo de allí rápido, Derek volteo a ver a Eidan, este le miraba desde la reja que se cerró lentamente.
Caminaron por el bosque de forma rápida, Jonathan creía que la bestia los perseguiría.
-¿Estás bien? ¿Esa cosa te hizo daño?- El rubio vio a su hermano de pies a cabeza. -¿Qué paso con tu ropa? ¿Comiste bien? ¿No te duele nada? Estas caminando algo extraño.
-Tranquilo, estoy muy bien, nadie me hizo daño ¿Si?- Jonathan no estaba tan convencido de eso.
-Como sea, mamá te revisara cuando volvamos, estará tan contenta.
-No lo sé, tal vez se enojen conmigo por irme.
-Claro que no, Derek nadie te culpa de nada- Jonathan tomo a su hermano de los hombros y lo miro a los ojos. –Nosotros tuvimos la culpa, entendimos a la perfección porque te fuiste de casa, pero… lo que si no entendíamos era por qué no aparecías.
-Lo siento, debí dar señales de vida, pero me olvide del mundo fuera del castillo- Derek volteo atrás cuando dijo esto.
-Tranquilo, has pasado por mucho, lo que importa es que volviste- Jonathan le sonrió cariñosamente, Derek jamás lo vio así de preocupado por el, en cierta forma le gustaba.
Después de caminar un rato llegaron a la casa, ambos tomaron aire y entraron encontrándose su madre en la sala. En eso su madre vio entrar a Derek, la mujer quedo pasmada, se levanto del soba y se llevo ambas manos a la boca, abrió grandes sus ojos. -¿Derek? Hijo…- Corrió a abrazarlo estallando en llanto. –Derek, mi Derek, por fin has vuelto, por fin…- Derek seguía sorprendido, tantas muestras de afecto no eran normales en su familia.
-Tranquila mamá, lo siento, se que los asuste mucho.
-No, yo lo siento, debí defenderte, soy tu madre tengo la obligación de hacerlo, debí de ser la primera en aceptarte- Derek estaba feliz, nunca antes su madre le hablo así, ella siempre lloraba por que la decepcionaba, por primera vez lo hacía de felicidad por verlo. -¿Hijo que traes puesto? ¿Dónde estabas? ¿Y esa rosa?
-Es una larga historia, dime, ¿Dónde está mi padre?
-En su habitación, debes verlo, no ha dicho palabra alguna desde que te fuiste- Todos subieron a la habitación pero solo Derek entro, debía hablar con su padre en privado.
Entro a la habitación despacio, tenía miedo, podía creer que su madre y que hasta su hermano estuviesen felices de verlo, pero de su padre eso le parecía imposible, temía que le gritase que se fuera de allí o que era un desconsiderado por desaparecer sin dejar rastro. Se armo de valor y fue directo a él, su padre abrió lento los ojos pero cuando lo vio se sentó en la cama de inmediato.
-Hola- Dijo tímidamente el castaño. –Se que dije que no volvería pero… yo… lo siento, no debí…- Estaba en blanco, su padre aun no le decía nada, lo miraba como a un espejismo, como si no creyese que estaba allí. –Volví porque supe que estás enfermo por mi culpa, los preocupe a todos.
-No…no es tu culpa- Dijo el hombre con una voz débil. –Ese día dije muchas cosas, cosas horribles, te obligue a escapar- Derek se quedo callado, no sabía que responder a eso. –Tu profesor me dijo muchas cosas después de que te fuiste, me dijo que debería de estar orgulloso de que fueses un chico educado y estudioso, de que no estabas metido en peleas o drogas, que eras responsable y que a pesar de lo mucho que sufrías jamás hablaste mal de nosotros. Me di cuenta que solo miraba lo que creía que estaba mal en ti, y pensé en que tan malo podía ser que a mi hijo le gustasen los chicos, tarde mucho tiempo pensando, por más que pude no podía encontrar algo realmente malo como para rechazarte. Así que, termine aceptando que seas gay.
En ese momento los ojos de Derek ya estaban goteando, sus labios temblaban y también sus manos, no tenía idea de que responder a todo eso, era justo lo que siempre deseo escuchar y sin embargo no podía responderle nada. Su padre hizo un esfuerzo y se levanta para abrazarlo, Derek le correspondió tomándolo con fuerza, parecía un niño pequeño que después de haber estado perdido encontraba a su padre.
Su familia que había observado tras la puerta entro y abrazo a Derek también, después de años de ser una familia rota que carecía de amor, hoy podían sentir todos aquella cálida atmosfera a su alrededor, aquella sensación de unión, de formar parte de algo, de ser una verdadera familia.
Todos estaban cansados, así que no hablaron ni de donde había estado ni de cómo lo encontró Jonathan. Derek fue a su habitación para cambiarse y dormir, entro al cuarto, todo estaba tal cual la había dejado, nada estaba fuera de su lugar. Dejo la rosa en la cómoda y fue a su armario, sacó una vieja camisa y un pantalón de pijama. Comenzó a desvestirse, justo se quito la camisa cuando Jonathan entro y vio en su espalda la cantidad de rasguños y mordidas en ella. Cerró la puerta tras él y fue asía su hermano.
-¿Eh? ¿Jonathan que te…Ahh?
Lo arrojo a la cama y lo desvistió viendo sus piernas, tenía las cicatrices de las mordidas que le dio la bestia, en el cuello y el pecho tenia chupetones marcados con fuerza, no creía lo que veía, miro a su hermano a los ojos pidiendo una explicación.
-¿Qué significa todo esto? Dijiste que estabas bien, que no estabas herido, pero mira esto, estas todo marcado, esa cosa te hizo esto ¿Verdad?- Derek estaba rojo de la vergüenza, se quito a Jonathan de encima y comenzó a vestirse en silencio. -¡Dime algo!
-¿Qué puedo decir? esto… solo paso, eran accidentes, no los hizo con el propósito de herirme en serio.
-¿Herirte en serio? ¿A caso lo defiendes? ¿Qué tienes síndrome de Estocolmo? Despierta, el te secuestro, te tenía en ese obscuro lugar y te torturaba.
-¡NO ES VERDAD!- Grito Derek. –El no me torturaba, él solo, se enojaba a veces… no lo hacía con mala intención, solo le gustaba morder.
-¿Le gustaba?- Derek se dio cuenta que hablo de más cuando Jonathan pregunto aquello. -¿Quieres decir que tú te dejabas mordisquear por esa cosa?
-No, es decir, no es lo que tu…- Jonathan se acerco a él y reviso sus brazos, lo rodeo y observo atentamente. – ¡Hey! No me mires así, es incomodo- Luego recordó que en el bosque a Derek le costaba caminar, apretó fuerte sus caderas. – ¡Ahh! Tonto, eso due…
-Derek… ¿Te acostaste con esa cosa?- Sintió como el mundo entero le caía encima ¿Cómo responder a aquello? Era muy incomodo. –No quise darme cuenta, pero cuando te encontré parecías no querer volver, abrazabas a esa cosa como si fuese algo preciado para ti. ¿Te enamoraste de la bestia?- Definitivamente el mundo estaba sobre la espalda del castaño.
-Yo… mira no es tan fácil como eso, estuve allí mucho tiempo, tuve tiempo para conocerle, no es malo, solo algo gruñón, en verdad es muy bueno conmigo, y no estábamos solos, también hay niños allí, me encariñe con todos ellos, es por eso que se me hacia difícil volver.
-No fue lo que pregunte, pregunte si amas a esa bestia- Derek solo agacho la mirada. -¿Te acostase con él?
-Si- Dijo en un tono casi inaudible, Jonathan suspiro y se tiro a la cama.
-Entiendo que seas gay, lo acepto, pero ¿Con esa cosa? Es decir, es una bestia, o incluso algo peor, puede tener forma humana pero sus poderes y esos cuernos ¿A caso no te dicen nada?
-Sé que es extraño, pero… hombre ni siquiera sé que decirte.
-Pues yo si- Dijo Jonathan al tiempo que se levanto y lo miro fijo. –No te criticare por ello, tampoco le diré a mis padre, pero créeme, no dejare que esa cosa te manipule de nuevo, estuviste mucho tiempo allí metido, es normal que te encariñaras con él pero no es sano, así que daré todo para que no vuelvas.
-Espera, debo volver, lo prometí ¿Recuerdas?
-No, tú recuerda lo que acabo de decir, no dejare que vuelvan a secuestrarte, cuenta con ello.